lunes, 27 de mayo de 2019

The Little Stranger - 2018


Director: Lenny Abrahamson


El otro día me preguntaba, y puede que ustedes también (ya saben que a veces los pensamientos y las dudas entre personas lejanas, geográficamente hablando, suelen entrar en extrañas sincronías), qué ha sido de Lenny Abrahamson, el director de "Room", aquella película tan (merecidamente) aclamada hace unos pocos años, y cuyo mayor logro para la posteridad fue la consolidación de Brie Larson como estrella de primera línea (o sea, no soy experto en celebridades, pero luego de eso su carrera ha ascendido meteóricamente). Pues bien, tres años pasaron para que Abrahamson estrenara película nueva, "The Little Stranger", adaptación de una novela de la escritora Sarah Waters (Park Chan-wook adaptó una de sus novelas hace dos años: "La doncella"), que pasó sin pena ni gloria, yo diría con más pena que gloria, pena no tanto por el recibimiento (más bien escueto, más bien escaso, más bien exiguo, más bien inexistente) como por sus resultados. Y no es que "The Little Stranger" sea mala, es que es anodina, intrascendente, inofensiva, mortecina, impostada: su elegancia no es tal, es rigidez formal (aunque haya imágenes sugerentes y una apreciable cinematografía); su ritmo pausado no es tal, es soporífera e inocua narrativa; su (pretendida pero no lograda)  atmósfera no es tal, es dubitativa puesta en escena (aunque tenga escenas bien resueltas, por supuesto); su inquietante tono no es tal, es dispersión dramática. Es decir, es una película indecisa, o quizás haya una palabra mejor. Su reparto, aparte de Domhnall Gleeson y Charlotte Rampling (que son buenos actores, pero ahora se les ve falto de interés, como en piloto automático, solvente dado el oficio que tienen, sobre todo la segunda que, cuando tiene papeles tan sosos como estos, aplican técnicas de mejores roles), está formado por rostros que se esfuerzan por escalar en la escala alimenticia pero que parecen destinados a cierta segunda línea, como son Ruth Wilson y Will Poulter, que son como esos caballos que genuinamente se esfuerzan por llegar a la meta primero que todos, pero que, ya en tierra derecha, se agotan y son superados por caballos más pacientes, inteligentes y, usualmente, talentosos. Y bueno, tenemos el argumento: Gleeson es un doctor, de clase baja o media baja (ya nadie sabe los límites de las clases, tanto que empresarios millonarios tienen la desfachatez de declararse orgullosos ciudadanos de clase media), que llega a una decadente mansión, otrora gloriosa fuente de acontecimientos sociales de la aristocracia, a revisar a la mucama del lugar. En la mansión viven la matriarca, Rampling, la hija, Ruth Wilson y el hijo mayor, Poulter, militar herido en batalla (con quemaduras y una cojera) que administra los bienes familiares. El doctor poco a poco se inmiscuye en los negocios de la familia, o en la familia misma, atestiguando la decadencia de ésta, aparentemente maldita por algo que la familia atribuye al plano sobrenatural (el doctor, desde luego, piensa que todo eso son pamplinas). De repente entra en juego lo sobrenatural, explicado por algunos flashbacks del doctor, quien, resulta, visitó la mansión cuando era un niño, guardando valiosos recuerdos para él, recuerdos que convenientemente guardan la respuesta a todo esto. El caso es que el pobre doctor se queda sin pan ni pedazo, y no sé si es por los espíritus o porque la familia misma ya está arruinada o qué sé yo.
En cualquier caso, poco más que añadir: "The Little Stranger" es una película que se ve y se deja ir. Supone una pequeña decepción, porque me gustó la labor de Abrahamson en su anterior película.

2 comentarios:

  1. Es cierto, yo también le perdí la pista a este señor después de LA HABITACIÓN, que no me entusiasmó tanto como a casi todo el mundo. Aunque, bueno, usted sabe cómo soy yo, así que voy a ver ésta inmediatamente, que ya me ha picado la curiosidad...

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    Respuestas
    1. Curiosamente no se habló tanto de él por aquel entonces como por sus dos protagonistas, ni siquiera recuerdo si lo nominaron como mejor director.
      Faltaba más, je, je, las películas son seductoras, para qué negarse al embrujo.
      Saludos.

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