Director: Tim Robbins
El plan era comentar "Dead Man Walking", la segunda película dirigida por el actor Tim Robbins, junto con "Dead Man's Shoes" y "Dead Man" (como seguramente se dieron cuenta al entrar al blog, se dijeron "oh, ¿y esta no llega un poco a destiempo?"), conformando la trilogía de los Dead Man (o Dead Men, si nos ponemos rigurosos). La comentamos hoy. La comentamos.
Sean Penn está condenado a muerte por el asesinato de un muchacho y una muchacha, la segunda violada antes de morir, aunque su cómplice fue condenado a cadena perpetua, y eso que Penn afirma que el cómplice fue el culpable de todo, de la violación y el doble homicidio, que él sólo estaba asustado, drogado y paralizado, incapaz de hacer algo. El caso es que quiere apelar a su condena a muerte, nadie lo ayuda, envía una carta a Susan Sarandon, una monja que trabaja con niños negros en situaciones de riesgo, quien decide prestarle esa ayuda, implicándose cada vez más en el asunto. Este es sólo el inicio y es irrelevante si al final Sean Penn recibe la inyección letal (porque la fecha de su ejecución ya ha sido fijada) o si se le perdona la vida, que de todas formas pasaría entre rejas hasta el final de sus días. Lo importante de una película como "Dead Man Walking" es su capacidad para reflexionar e invitar al espectador a reflexionar, y aunque tenga un marcado carácter anti pena de muerte (tema siempre controvertido en Estados Unidos), la verdad es que a partir de la condena y ejecución de este criminal Robbins, que además de director escribe el guión, adaptado del libro homónimo de la monja (la interpretada por Sarandon en la ficción), construye un excelente y profundo entramado que no sólo se aboca a lo político de la cuestión, sino también a lo social (qué sector tiene más altas tasas de criminalidad y por qué; si la pena de muerte puede combatir dichas tasas de criminalidad o si es una solución efectiva), a lo humano (se habla de racismo, clasismo, etc.), y varias cosas más, para qué ponernos a listar todo. Abarca desde el criminal y la monja a los padres de los jóvenes asesinados, a los abogados, a los guardias y así, variando las posiciones que se tienen sobre tal o cual cosa, profundizando en las miradas y personalidades de estas personas salpicadas por esto tan terrible. Y claro, plantea preguntas difíciles de responder, como si alguien acusado y condenado de actos horribles merece un trato compasivo a pesar de su deleznable actuar, ¿debe la monja ayudar y guiar espiritualmente a un asesino, a un violador?, ¿por qué no mejor dedica esa energía a los niños que aún pueden salvarse de las garras del crimen y la violencia? ¿Existe el perdón? Quizás lo más devastador o triste de esta película es que en ella no parece asomarse el mal, no al menos como se entiende usualmente en tanto ente oscuro y demoníaco, pero sí vemos un montón de personajes sumidos o rodeados de sentimientos más humanos, más reales, como el odio o la rabia, y que el daño cometido no se puede explicar en esos términos, del Bien o del Mal, de esa forma dejando huérfanos de significado y sentido a las víctimas y a los victimarios. Lo difícil que es tomar responsabilidad. Lo casi imposible que parece el entendimiento entre las personas, condenadas todas a divergir. Lo liberador que puede ser, no obstante, tomar responsabilidad y alcanzar un entendimiento, que quizás sea algo más grande y poderoso que el perdón y el olvido y el odio. Quién sabe.
En fin, más allá de las lecturas, "Dead Man Walking" es una película excelentemente escrita y dirigida, de manera extraña pero ciertamente serena, de fuerte carga emocional aunque sin caer jamás en manipulaciones, amén de su gran construcción de personajes, de carne y hueso, que guían al espectador en este mapa de sueños y dolores, y de las magistrales interpretaciones de Sean Penn y, sobre todo, Susan Sarandon, además del resto del reparto, por supuesto. Gran película, no se la pierdan por nada del mundo.
Sean Penn está condenado a muerte por el asesinato de un muchacho y una muchacha, la segunda violada antes de morir, aunque su cómplice fue condenado a cadena perpetua, y eso que Penn afirma que el cómplice fue el culpable de todo, de la violación y el doble homicidio, que él sólo estaba asustado, drogado y paralizado, incapaz de hacer algo. El caso es que quiere apelar a su condena a muerte, nadie lo ayuda, envía una carta a Susan Sarandon, una monja que trabaja con niños negros en situaciones de riesgo, quien decide prestarle esa ayuda, implicándose cada vez más en el asunto. Este es sólo el inicio y es irrelevante si al final Sean Penn recibe la inyección letal (porque la fecha de su ejecución ya ha sido fijada) o si se le perdona la vida, que de todas formas pasaría entre rejas hasta el final de sus días. Lo importante de una película como "Dead Man Walking" es su capacidad para reflexionar e invitar al espectador a reflexionar, y aunque tenga un marcado carácter anti pena de muerte (tema siempre controvertido en Estados Unidos), la verdad es que a partir de la condena y ejecución de este criminal Robbins, que además de director escribe el guión, adaptado del libro homónimo de la monja (la interpretada por Sarandon en la ficción), construye un excelente y profundo entramado que no sólo se aboca a lo político de la cuestión, sino también a lo social (qué sector tiene más altas tasas de criminalidad y por qué; si la pena de muerte puede combatir dichas tasas de criminalidad o si es una solución efectiva), a lo humano (se habla de racismo, clasismo, etc.), y varias cosas más, para qué ponernos a listar todo. Abarca desde el criminal y la monja a los padres de los jóvenes asesinados, a los abogados, a los guardias y así, variando las posiciones que se tienen sobre tal o cual cosa, profundizando en las miradas y personalidades de estas personas salpicadas por esto tan terrible. Y claro, plantea preguntas difíciles de responder, como si alguien acusado y condenado de actos horribles merece un trato compasivo a pesar de su deleznable actuar, ¿debe la monja ayudar y guiar espiritualmente a un asesino, a un violador?, ¿por qué no mejor dedica esa energía a los niños que aún pueden salvarse de las garras del crimen y la violencia? ¿Existe el perdón? Quizás lo más devastador o triste de esta película es que en ella no parece asomarse el mal, no al menos como se entiende usualmente en tanto ente oscuro y demoníaco, pero sí vemos un montón de personajes sumidos o rodeados de sentimientos más humanos, más reales, como el odio o la rabia, y que el daño cometido no se puede explicar en esos términos, del Bien o del Mal, de esa forma dejando huérfanos de significado y sentido a las víctimas y a los victimarios. Lo difícil que es tomar responsabilidad. Lo casi imposible que parece el entendimiento entre las personas, condenadas todas a divergir. Lo liberador que puede ser, no obstante, tomar responsabilidad y alcanzar un entendimiento, que quizás sea algo más grande y poderoso que el perdón y el olvido y el odio. Quién sabe.
En fin, más allá de las lecturas, "Dead Man Walking" es una película excelentemente escrita y dirigida, de manera extraña pero ciertamente serena, de fuerte carga emocional aunque sin caer jamás en manipulaciones, amén de su gran construcción de personajes, de carne y hueso, que guían al espectador en este mapa de sueños y dolores, y de las magistrales interpretaciones de Sean Penn y, sobre todo, Susan Sarandon, además del resto del reparto, por supuesto. Gran película, no se la pierdan por nada del mundo.
La he visto hace tiempo y coincido con la reseña.
ResponderBorrarSiempre es tema complicado y delicado posicionarse "desde" los malhechores, muchos creen que son apologías o qué sé yo. Es bueno que se hagan estas películas, abiertas de vocación.
BorrarSaludos.