sábado, 22 de junio de 2019

Naissance des Pieuvres - 2007


Directora: Céline Sciamma


"Portrait de la jeune fille en feu" es la cuarta película de Céline Sciamma, la cual estuvo compitiendo por la Palma de Oro. A propósito, ¿no les parece de risa que el presidente de un jurado compuesto por nombres como Pawel Pawlikowski, Yorgos Lanthimos, Kelly Reichardt, Alice Rohrwacher, Elle Fanning, Robin Campillo, el gran Enki Bilal y Maimouna N'Diaye (confieso que a ella no la conocía), sea alguien tan soso como Alejandro González? En fin, en fin...
El asunto es que me dieron ganas de ver las películas de Sciamma, esta vez haremos la cosa en orden y, para más remate, la haremos de inicio a fin, es decir, completamente. Por lo tanto, hablemos de su opera prima, "Naissance des Pieuvres".
"Water Lilies" (el título en inglés, más corto y sencillo de escribir) es una pequeña obra maestra, una película grandiosa, un film magnífico. Expresa y retrata, con intensa y dolorosa y apasionada honestidad, una etapa de la vida, única, que no se vuelve a vivir nunca más, al menos no de esa forma tan auténtica, cuando prácticamente nada más existe o importa salvo ese maldito primer amor, ese incomparable primer amor. Filmado con una belleza y una sensibilidad abrumadoras (preciosa cinematografía, preciosa banda sonora de Para One, en la línea de Tindersticks en el cine de Claire Denis), "Water Lilies" nos cuenta la historia, principalmente, de una muchachita, aburrida y sin mucho que hacer (literalmente no se nos dice ni muestra nada de su vida, como su familia o su colegio o cosas por el estilo, lo cual es una decisión tan arriesgada como valiente y, en el presente caso, efectiva), que se enamora de la capitana del equipo de nado sincronizado del pueblo, interpretada por una Adèle Haenel magnética y devoradora (la cámara está enamorada de ella, la cámara la desea vorazmente), y de ahí el torrente, imparable y apabullante, de emociones: las decepciones, los acercamientos, las miradas, los juegos, la rabia, la tristeza, los nervios, los temblores, la desorientación... todo, maldita sea, todo. Despertar sexual, despertar vital. Una película que mezcla a la perfección ingenuidad y erotismo. Una de esas películas que te tienen con la piel de gallina durante todo lo que dura el santo metraje. Una película cuyas imágenes se te quedan grabadas en la retina. Una de esas películas inolvidables.
Magistral. Si pueden, véanla ahora mismo.

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