lunes, 15 de julio de 2019

Saute ma Ville - 1968


Directora: Chantal Akerman


"Saute ma Ville", el primer corto de Chantal Akerman y, por ende, la obra con que empezó su filmografía, es un ejercicio tan desenfadado como desconcertante y desquiciado, entre frenético y nervioso, como perdido y desesperado al borde del abismo pero con una sonrisa en el rostro, entre pausado y observacional, también como al borde del abismo, pero con una quietud destructora y una sonrisa incómoda y cruel. Puede que el corto sea una broma, un juego casi inocente, una idea construida a base de impulsos, puede que sea lo contrario: una temprana y feroz y dura declaración de intenciones, cimentada en una glacial crítica a la sociedad. Yo me inclino por ambas posibilidades. "Saute ma Ville" comienza, ya de forma vertiginosa, con la protagonista, interpretada por la propia Chantal Akerman, que llega a su casa y recoge las cartas y se pone a cocinar y a limpiar y a hacer cosas, muchas cosas, y no bien, sino mal, como a propósito mal, para molestar y provocar a los circunspectos y a los recatados, pero tampoco hace nada, se queda sentada, parece cercada por el aburrimiento, en realidad parece cercada por todo y esa demencia es una forma de buscar la libertad, quién sabe, casi todo el corto transcurre en la cocina, y poco a poco, de cabeza como estamos en este particular descenso a la locura, en realidad parece que nuestro destino es estrellarnos con una destrucción total. La verdad es que "Saute ma Ville" tiene las cosas tan claras y firmes, en su visión y en su ejecución, que no parece algo hecho por una joven de dieciocho años, pero así es, es lo primero que hizo Chantal Akerman, desde el inicio llamando la atención y dejando en claro el lugar que poco a poco se iría merecidamente labrando. El pequeño caos en la vida y en la mente.
Sensacional.

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