Director: Nikos Nikolaidis
ULTRAV
Me interesaba y entusiasmaba bastante ver "Singapore Sling", la película que el griego Nikos Nikolaidis estrenó el año noventa y que causó bastante controversia en su paso por festivales y salas de cine, y aunque sí es bastante loca, a mí me ha parecido bastante inofensiva y más me preocupan aquellos que se escandalizan con esta pueril y superflua propuesta que mezcla, esto es lo interesante, una premisa y atmósfera propias del cine negro (haciendo referencia directa, incluso incluyéndola como activo agente narrativo, al clásico de Otto Preminger, "Laura", banda sonora y todo) con elementos tan diversos como el exploitation sexual y una comedia negra que linda con el (falso) documental, y cuya historia es la siguiente: en una opulenta casona viven dos mujeres, madre e hija, que son unas mujeres de lo más perversas y viciosas, y que para el inicio del film las vemos enterrar al chófer en el jardín de la casa, mientras no muy lejos un malherido detective llamado Singapore Sling cuenta (el actor no habla en todo el metraje, su "voz" es la narración en off que de vez en cuando redunda lo que vemos en la imagen) el porqué investiga a tan peculiares madre e hija: porque aparentemente ahí fue vista por última vez Laura, una mujer de la que se enamoró, mucho tiempo ha, y cuyo fatal destino pretende dilucidar. La madre y la hija, por su parte, al ver al detective husmeando por ahí, lo secuestran y para sonsacarle sus motivos para husmear, lo torturan de muchas maneras, mientras se crea un insustancial, confuso y bastante inútil juego de dominación, sexo y cuanta lindeza más, intrascendente como digo porque al cabo de un rato nos damos cuenta que a la película le da un poco lo mismo el argumento y que su única intención es saciarnos con su grotesco espectáculo de escenas escatológicas, incestuosas y bien lubricadas, incluso con cuchillos reemplazando penes, y no nos quejamos del contenido, asquerosillo y divertido, pero es que tampoco nos vamos a impresionar con una muchacha que se masturba con un kiwi, un detective que electrocuta a la muchacha, el detective siendo orinado y vomitado en la cara (lo cual no es tan terrible como suena, eh, menos si lo está montando una muchacha que está como loca por los objetos fálicos, sobre todo si son naturales y orgánicos) o un almuerzo en donde la gracia es masticar y escupir la comida en vez de ingerirla y digerirla (y evacuarla) como la gente corriente, si mientras todo esto intenta disfrazar el hecho de que la trama no tiene ni pies ni cabeza, y que las acciones de los personajes y los personajes mismos no actúan con mucha lógica ni coherencia ni verosimilitud (ni siquiera para los estándares con que se nos presentan). Uno nunca va entendiendo la relación, cambiante y febril, de este peculiar trío, y las casi dos horas dilatan demasiado una trama que no daba para más de ochenta minutos, incluso menos.
Lo que sí, el blanco y negro resulta muy atractivo (excelente cinematografía, por cierto), la puesta en escena de Nikos Nikolaidis no escasea en buen gusto y elegancia (formalmente hablando, claro), el sentido del humor es saludablemente grosero, la película goza de un también saludable desenfado para pasarse por el forro el respeto a las buenas costumbres, las actrices que interpretan a la madre y a la hija están fabulosas (la madre, curiosamente, interpreta a la madre de la retorcida familia de "Canino", de Yorgos Lanthimos, quien seguramente debió haber alucinado con el presente filme, mal que mal es de su mismo país), y Nikos Nikolaidis parece ser un director más que competente, y qué más decir, "Singapore Sling" es una película irregular, pero divierte lo suyo, asquea lo suyo (yo nunca he podido aguantar ver gente vomitar o escupir comida) y aunque sus riesgos son bastante inocuos, son riesgos a fin de cuentas y nunca está demás apreciarlo. Pero sí, como propuesta fílmica, más allá de sus penetraciones con cuchillo e incestos varios y tortura sexual, "Singapore Sling" es bastante blandita.
Lo que sí, el blanco y negro resulta muy atractivo (excelente cinematografía, por cierto), la puesta en escena de Nikos Nikolaidis no escasea en buen gusto y elegancia (formalmente hablando, claro), el sentido del humor es saludablemente grosero, la película goza de un también saludable desenfado para pasarse por el forro el respeto a las buenas costumbres, las actrices que interpretan a la madre y a la hija están fabulosas (la madre, curiosamente, interpreta a la madre de la retorcida familia de "Canino", de Yorgos Lanthimos, quien seguramente debió haber alucinado con el presente filme, mal que mal es de su mismo país), y Nikos Nikolaidis parece ser un director más que competente, y qué más decir, "Singapore Sling" es una película irregular, pero divierte lo suyo, asquea lo suyo (yo nunca he podido aguantar ver gente vomitar o escupir comida) y aunque sus riesgos son bastante inocuos, son riesgos a fin de cuentas y nunca está demás apreciarlo. Pero sí, como propuesta fílmica, más allá de sus penetraciones con cuchillo e incestos varios y tortura sexual, "Singapore Sling" es bastante blandita.
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