Director: Rian Johnson
Porque era necesario un respiro, hoy nos tomaremos un descanso de la obra de Patricio Guzmán para comentar "Knives Out", lo último de Rian Johnson, director de "Brick" y "Looper".
La película es un murder mystery, seguramente inspirado en una gran cantidad de célebres novelas de detectives, como las de Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, pasando por otros autores que por acá conocemos sólo de oídas. O sea, se nos cuenta la siguiente historia: en su estudio aparece muerto un prolífico y multimillonario escritor de novelas de detectives, y aunque el caso está por cerrarse como suicidio, ciertos detalles apestan a gato encerrado y todo se desmadra cuando entra en juego la herencia del finado, muy codiciada por su familia. Quien resolverá el entuerto es el detective interpretado por Daniel Craig, un actor de aspecto bastante serio pero que tiene una innegable vena cómica a la que se le saca gran provecho. La protagonista es, eso sí, una grandiosa Ana de Armas, que es la enfermera del occiso, la persona que más compartió con él durante sus últimos tiempos, y para ciertas personas, sospechosa. En fin, no vale la pena ir diciendo más cosas del argumento. Lo cierto es que "Knives Out" está magníficamente escrita y desarrollada, con un ritmo y una precisión narrativa notable, un reparto de lujo (Toni Collette no me gustó en esta ocasión en todo caso, y Chris Evans por ser el Capitán Estados Unidos se cree un actor de importancia), un misterio que te atrapa a pesar de su aparente simplicidad, un sólido equilibrio entre drama y comedia, amén de un sentido del humor bastante festivo por parte de Johnson (con deliciosas y curiosamente pertinentes referencias a la cultura pop), quien, por lo demás, también esboza una feroz crítica social (como imagino lo hacen los autores clásicos del género), que de fondo siempre será una crítica humana, a partir de esta acaudalada familia que parece más interesada en los bienes materiales de su padre que en los afectos y los lazos, familia de inútiles y parásitos defendidos en sus mitos (como que se hicieron a sí mismos... pero con el préstamo monetario del padre, claro. ¿Existirá la meritocracia, o es un cuento de hadas que los millonarios les contaban a sus hijos al explicarle cómo encargarse de sus empresas?), y que también refleja al estadounidense blanco, cultural y socialmente autocomplaciente, pero igualmente arrogante e hipócrita. Después de todo, basta ver cómo tratan a Ana de Armas: con el típico cariño condescendiente con que los ricos tratan a sus "nanas", pero la lejanía de clase y de "estirpe" siempre latente (y bueno, Ana de Armas es la enfermera extranjera y nadie sabe de dónde es: en la familia dicen que es ecuatoriana, uruguaya, brasileña..., ¿cómo es que no dijeron que era mexicana? A propósito, ¡ni siquiera la nominaron en los premios importantes!). Una película más que redonda, en resumen: no deja títere con cabeza y goza de innegable calidad narrativa.
A fin de cuentas, magnífica película y también reconfortante película, por dos cosas sobre todo: porque siempre es bueno ver una gran película (perdón la redundancia) y, segundo, porque es bueno también ver que la gente buena es recompensada. Además, demuestra lo excelente cineasta que es Rian Johnson, escribiendo y dirigiendo, injustamente denostado por los fanáticos de "Star Wars" (y traicionado por un actor que salió diciendo "not my Luke"), tristes y cochinos consumidores de chatarra pop, que de cine bien poco saben. Reconfortante, sí señor, vean y disfruten esta película, pues así es como se hacen las películas.
(Por cierto, en el Pepe Cuenca Invitational, el torneo que precede al organizado por Magnus Carlsen, hoy día Peter Svidler le ganó a Vidit -yo quería lo contrario- y Duda le ganó a Harikrishna, que era lo que yo quería. A seguir atentos, eh).
La película es un murder mystery, seguramente inspirado en una gran cantidad de célebres novelas de detectives, como las de Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, pasando por otros autores que por acá conocemos sólo de oídas. O sea, se nos cuenta la siguiente historia: en su estudio aparece muerto un prolífico y multimillonario escritor de novelas de detectives, y aunque el caso está por cerrarse como suicidio, ciertos detalles apestan a gato encerrado y todo se desmadra cuando entra en juego la herencia del finado, muy codiciada por su familia. Quien resolverá el entuerto es el detective interpretado por Daniel Craig, un actor de aspecto bastante serio pero que tiene una innegable vena cómica a la que se le saca gran provecho. La protagonista es, eso sí, una grandiosa Ana de Armas, que es la enfermera del occiso, la persona que más compartió con él durante sus últimos tiempos, y para ciertas personas, sospechosa. En fin, no vale la pena ir diciendo más cosas del argumento. Lo cierto es que "Knives Out" está magníficamente escrita y desarrollada, con un ritmo y una precisión narrativa notable, un reparto de lujo (Toni Collette no me gustó en esta ocasión en todo caso, y Chris Evans por ser el Capitán Estados Unidos se cree un actor de importancia), un misterio que te atrapa a pesar de su aparente simplicidad, un sólido equilibrio entre drama y comedia, amén de un sentido del humor bastante festivo por parte de Johnson (con deliciosas y curiosamente pertinentes referencias a la cultura pop), quien, por lo demás, también esboza una feroz crítica social (como imagino lo hacen los autores clásicos del género), que de fondo siempre será una crítica humana, a partir de esta acaudalada familia que parece más interesada en los bienes materiales de su padre que en los afectos y los lazos, familia de inútiles y parásitos defendidos en sus mitos (como que se hicieron a sí mismos... pero con el préstamo monetario del padre, claro. ¿Existirá la meritocracia, o es un cuento de hadas que los millonarios les contaban a sus hijos al explicarle cómo encargarse de sus empresas?), y que también refleja al estadounidense blanco, cultural y socialmente autocomplaciente, pero igualmente arrogante e hipócrita. Después de todo, basta ver cómo tratan a Ana de Armas: con el típico cariño condescendiente con que los ricos tratan a sus "nanas", pero la lejanía de clase y de "estirpe" siempre latente (y bueno, Ana de Armas es la enfermera extranjera y nadie sabe de dónde es: en la familia dicen que es ecuatoriana, uruguaya, brasileña..., ¿cómo es que no dijeron que era mexicana? A propósito, ¡ni siquiera la nominaron en los premios importantes!). Una película más que redonda, en resumen: no deja títere con cabeza y goza de innegable calidad narrativa.
A fin de cuentas, magnífica película y también reconfortante película, por dos cosas sobre todo: porque siempre es bueno ver una gran película (perdón la redundancia) y, segundo, porque es bueno también ver que la gente buena es recompensada. Además, demuestra lo excelente cineasta que es Rian Johnson, escribiendo y dirigiendo, injustamente denostado por los fanáticos de "Star Wars" (y traicionado por un actor que salió diciendo "not my Luke"), tristes y cochinos consumidores de chatarra pop, que de cine bien poco saben. Reconfortante, sí señor, vean y disfruten esta película, pues así es como se hacen las películas.
(Por cierto, en el Pepe Cuenca Invitational, el torneo que precede al organizado por Magnus Carlsen, hoy día Peter Svidler le ganó a Vidit -yo quería lo contrario- y Duda le ganó a Harikrishna, que era lo que yo quería. A seguir atentos, eh).
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