Ha parado de llover pero el frío de estos días de invierno es capaz de asesinar cruel y lentamente a una persona, a un gato callejero, a un perro abandonado, además yo, que con los años me he vuelto más sensible, veo con perplejidad y resignación cómo se han debilitado ciertas características de mi cuerpo que yo tenía en alta estima, como tener alta resistencia a un frío que no me causaba ningún efecto (siempre me iban a ver con una polera mientras los demás se abrigan con polerones, bufandas, etc.), no como ahora, tristemente. Me pregunto si voy a envejecer bien o mi cuerpo se convertirá, implacablemente, en una masa patética y lamentable. Espero que no, en todo caso; espero que mi nuevo y decidido giro a una vida más sana y activa (que debería afianzarse en mi cotidianidad una vez encuentre trabajo... cuando pueda) me libere de futuros sufrimientos corporales. Tengo optimismo en ello.
Hoy será una entrada corta porque es necesario y porque tampoco puede meter todas las cosas insulsas que se me ocurren en entradas más, ejem, "sustanciales" (que en estos momentos es hablar de cómics). ¿No les causa gracia que todos los que ven películas se crean cinéfilos? Son personas que con suerte ven cine estadounidense, o las tendencias que los diarios digitales recomiendan para ver en los servicios de streaming, o peor, franquicias de superhéroes o sagas espaciales. No negaremos que de entre las producciones mainstream o comerciales salgan muchas películas buenas, a veces muy buenas, pero hoy hablamos de espectadores más bien accidentales y pasivos, que por el sólo hecho de ver una que otra película usan ese término que antes podía significar algo, pero que hoy en día no es más que una impostura, incluso una parodia. He escuchado varias veces cosas como "sí, soy muy cinéfilo: me he visto todas las películas de Marvel", o "a mí me encanta el cine, he visto toda la saga de 'Star Wars'", y uno queda sin palabras y con ganas de decirles "no, a tí no te gusta el cine ni eres cinéfilo: simplemente eres un fanático al que le gustan las franquicias". Pero mejor no decir nada, las respuestas serían aún peores. La gente es muy insegura. Cuando ven que hay personas que en verdad aman el cine y en verdad se dedican a ver toda clase de películas de todos los tiempos y lugares posibles, que no ven el cine como una evasión sino como un arte complejo y de múltiples y profundas posibilidades, que saben apreciar realmente una película más allá de los lugares comunes, estos falsos cinéfilos se quedan pasmados y paralizados por su propia rigidez mental. Y de ahí comienzan a desdeñar el cine de autor, o a decir que el cine es puro entretenimiento, o que ellos no se creen superiores intelectualmente (interesante que siempre saquen eso cuando enfrentan un punto de vista más informado y más inteligente en materia cinematográfica: ¿desde cuándo dar una opinión es creerse superior?), o que seguro que uno se la pasa viendo películas vietnamitas de cuatro horas y en blanco y negro en donde solamente hablan y "no pasa nada", entre otras falacias de dudoso gusto. Pero es que así son las cosas de la masividad: todo acaba por banalizarse.
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