domingo, 25 de julio de 2021

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¿Cuáles son los deportes que más les interesan o llaman la atención de los juegos olímpicos? Debo decir que en temas de deportes no sé mucho, al menos no mucho (por no decir nada) ni de la parte técnica ni de la artística, y aunque quizás debería inclinarme por ver la natación, debo decir que me gustan esas disciplinas múltiples (o como se digan), all around parece, en donde vemos el salto, las anillas, el suelo... Además imaginen la fuerza y resistencia de esos atletas, debiendo hacer esas seis disciplinas en tan corto lapso (¿una hora demora todo eso?). En todo caso, como digo, no sé muy bien qué deportes hay y sólo me quedo mirando los que pillo en la tele, y eso fue en los últimos días que estaba solo, por lo que me iba a la habitación de mi madre a ver la tele, ahora ya no porque yo no tengo tele en mi habitación, sólo este computador.

El último año que vimos algo de Jeff Nichols fue el 2016, cuando estrenó, de hecho, dos películas: "Loving" y "Midnight Special". La segunda era su primera película de estudio; la primera era una producción más bien independiente, característica propia de él. Ninguna de las dos, aparte de ser buenas películas ("Loving", eso sí, bastante superior, muy bella, hermosa, poética, aunque "Midnight Special" tiene su encanto y, aunque no he vuelto a verla, pienso que es una película incomprendida), cumplió los objetivos que podrían esperarse: "Loving", bien recibida por la crítica, no recibió nominaciones; y "Midnight Special", sin ser un rotundo fracaso, no fue un éxito de taquilla y no recaudó/recuperó su presupuesto. Es decir, aunque Nichols es un director de innegable y gran talento cinematográfico, ese no fue su año en términos mediáticos. Luego de eso se han oído cosas que luego han quedado en silencio, por ejemplo que iba a escribir y dirigir un remake de "Alien Nation" (una película que comentamos por acá y de la que, quizás, David Ayer se "inspiró" bastante para su fallida y horrenda "Bright"), si bien por ahí dijeron que al parecer los mandamases del estudio quieren convertirla en una serie, pero quién sabe. El caso es que, al menos, ahora tenemos tres noticias concretas: Nichols escribirá y dirigirá un spin-off de "A Quiet Place", que se espera para el 2022; trabajará o trabajó con Adam Driver en una película sobre el Che Guevara (o relacionado con el Che Guevara), que se espera para éste o el otro año; y que, aparentemente, su relación con Paramount (los de "A Quiet Place") es tan buena que firmó un contrato para escribir y dirigir una película de ciencia ficción que esperan estrenar el 2023. Ojalá veamos más de este director.

Muy bien, ahora hablemos del tema de hoy, otro cómic: "Orwell", escrito por Pierre Christin, el creador de Valerian, y dibujado por Sebastian Verdier (con aportes gráficos de invitados de la talla de, entre otros, Enki Bilal, quien ha trabajado antes con Christin).


De este cómic no hay mucho que decir. Todos conocemos a Orwell, aunque quizás no todos hayamos leído sus novelas, entre ellas la célebre "1984". Pero sí se pueden conocer detalles varios: su compromiso e integridad política, que peleó junto a los republicanos en la Guerra Civil Española, etc. Esta novela gráfica actúa como una biografía de Orwell, y supongo que cumple, ofrece un retrato solvente y fidedigno de su vida. El problema es que es un repaso superficial o instrumental; si bien nos cuenta los momentos claves de su vida, los cuales van perfilando y esculpiendo el pensamiento de Orwell, el autor poco profundiza en el Orwell humano, en el Orwell de carne y hueso. Es algo que sucede mucho en los biopic de grandes y reconocidas figuras: retratan el mito, el ícono, ignorando que detrás había una persona. Así, acá vemos al Orwell joven que descubría las desigualdades, al Orwell algo menos joven que pasaba temporadas en los barrios bajos, al Orwell que se fue a combatir a Españal, el Orwell inglés que disfrutaba del té y los pasteles y las flores, el Orwell apasionado de la escritura y de la lectura... La narración de vez en cuando actúa a modo de ensayo, nos muestra y señala sus gustos y disgustos, su compromiso político hacia los más desfavorecidos por la clase política y económica, contrastado con cierto conservadurismo o tradicionalismo costumbrista inglés (así lo entendí al menos), pero no dejan de ser simples datos arrojados al lector para ir rellenado el mapa del Orwell que pasó a la posteridad. Es indudable que uno se identifica con el protagonista, con su pasión por la literatura y su pasión por la acción política, con su idealismo y con sus sueños, pero esta identificación no es profunda ni rotunda, es somera como el retrato que ofrece Christin. Poco más puedo añadir sin repetirme; si han visto películas sobre tal político o científico o deportista o artista que debió enfrentar dificultades o cosas por el estilo, sabrán a lo que me refiero cuando hablo de este retrato complaciente hacia el ícono y no al humano, no como sucede en "Mr. Turner" o "Las hermanas Bronte" (esta última de André Techiné, comentada por acá), que no narran los grandes momentos o el camino a el momento mítico que los convirtió en figuras eternas, sino que narran el día a día de la vida de esas personas, con un tono terrenal, a veces realista, sin ese tufillo mesiánico tan Hollywoodense.
La novela gráfica no está mal, en todo caso, y la lectura no tiene desperdicio por la calidad gráfica, en primer lugar, y porque, de todas formas, quienes no sepan mucho de Orwell podrán conocer más de él, aunque sea por encima, aunque sea como un artículo de Wikipedia ilustrado.
No vendría mal una novela gráfica sobre Jack London, ¿cierto?

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