Ha pasado ya una semana desde la muerte de nuestra querida Burbuja.
Este blog ha estado de luto durante dicho período, pero hemos de continuar, pues así es la vida.
Tampoco es que tenga mucho que decir hoy día, si bien es probable que terminemos alargándonos un poco, igual que siempre. En realidad no es tan malo alargarse, mi único reproche es que después da flojera corregir los posibles errores de redacción y ortografía. En todo caso no he estado corrigiendo las entradas antes de publicarlas, a fin de cuentas somos un blog de variedades y ese tipo de blogs no requieren mucha exigencia que digamos.
En cuanto a mí, qué puedo decir. He estado yendo a mis clases de bartender; me quedan cuatro clases, más otra que sería la de las evaluaciones. Aunque no he cumplido mis objetivos con la disciplina que yo quería, he aprendido harto, aprehendido hartas recetas (también otras fuera de la lista esencial que nos dieron, lo cual no es la gran hazaña que digamos pues un bartender debe saber gran cantidad de cocktails), aprendido harto de la parte teórica de los alcoholes y destilados, me he acomodado con los instrumentos de trabajo, ensayado y practicado en casa las técnicas y todo lo demás. Hasta he pensado en mi estilo personal, o mejor dicho el look, para trabajar. No planeo cortarme el pelo, así que puedo: tomármelo en una cola de caballo, con lo que no me veo mal aunque una cola de caballo es algo un poco aburrido; puedo usar una bandana, un pañuelo, un lazo o un cintillo para llevar mi pelo hacia atrás con algo más de estilo, de hecho el otro día mi hermana me regaló una bandana y tampoco me veo mal, pero puede parecer informal dependiendo de donde quiera encontrar trabajo, mientras que la cola de caballo, bien hecha, puede lucir hasta elegante; por último, una gorra o jockey, definición de informal y casual, y si bien pienso que no se me vería mal, me arriesgo a parecerme mucho al aburrido arrogante de MoistCr1tikal. De todas formas planeo, eventualmente, comprar de todo eso e ir variando, a fin de cuentas el bartender debe ser la viva imagen del movimiento y el dinamismo, es decir aplicar variaciones a la propia imagen sin perder la esencia de uno.
Desde luego que también surgen dudas y todo eso, de si lo haré bien o no, lo típico. En esos casos da lo mismo convencerse de una cosa o la otra, al fin y al cabo todo puede suceder, todo puede ir increíblemente bien o irse absolutamente a la mierda, en cualquier caso uno simplemente debe saber aguantar lo uno o lo otro y continuar, continuar, porque la vida es así. Por lo demás he estado viendo varios videos de bartenders trabajando, bartenders en acción, como los de Mr. Tolmach, y aunque puedan parecer intensos por momentos, a mí me relajan, no en un sentido irresponsable o arrogante, más bien porque ver cómo sería ser bartender en una situación real me calma al, lamento reiterarme, ver las cosas como son en vez de imaginarme situaciones que, fiel a mi mente atormentadora, pueden ser particularmente dificultosas. Claro que es obvio que el trabajo nunca será color de rosa. Lo bueno es que ya puedo ver que será un trabajo que podré disfrutar, porque, leyendo y aprendiendo, me ha nacido una genuina fascinación por este oficio, por cada aspecto: el teórico, el práctico, la creación de cócteles, la elaboración de alcoholes... Aunque haya reglas y regulaciones, es fascinante que, virtualmente, las posibilidades sean infinitas y que no salgan tragos iguales los unos a los otros.
Y así como me imagino cómo es que será trabajar, me voy imaginando qué haré con el dinero, si me alcanzará para tal o cual cosa... Puede que, con el tiempo, me alcance para arrendar un departamento decente, pero eso no será para nada pronto, principalmente por responsabilidad: todavía tenemos dos perros en la casa, una de ellas la Bellota, hermana (no biológica) de la Burbuja, que ahora se quedó sola y yo no la dejaré más sola aún cambiándome de lugar, lo que además complicaría su horario de comidas, paseos, etc. Teniendo en cuenta que ese es el principal motivo, tampoco me cambiaría pronto porque durante los primeros meses prefiero usar mi dinero de la manera menos seria posible, es decir despilfarrar como loco y disfrutar despreocupadamente (pero con responsabilidad, je, je): comprarme libros y cómics a lo bestia; comprar los discos duros para películas, música, libros, cómics; además de los otros objetivos esenciales y ociosos como la bencina, la piscina, alimentación e higiene personal, como el placer, la cámara de fotos análoga, la consola de videojuegos con los respectivos videojuegos... Cuando llegue el momento de cambiarme de lugar, espero haber despilfarrado todo lo que podía despilfarrar y así, ya satisfecho, concentrarme en organizar mi dinero como un adulto que vive solo, debiendo destinar parte de su sueldo en el arriendo, el agua, el gas, la luz, el internet, todo eso, sin perder por ello la posibilidad de seguir comprando libros y buscando placer, pero ya con más calma.
A propósito, en esos sitios de "citas" he puesto avisos y, para mi sorpresa, he obtenido dos respuestas que parecían serias aunque, a día de hoy, en nada concreto han quedado. No desespero, después de todo no tengo dinero para pagar por un motel, pero siempre uno queda con esa espina: ¿por qué de repente ya no dicen nada?, ¿serán reales o eran bromistas? ¿Habría salido algo bueno de ahí, de qué me he perdido? A pesar de estas dos interacciones que de momento están estancadas, esto me da esperanzas de encontrar a futuro ese tipo de relaciones, amistades con ventaja o con beneficios, porque miren, yo adoro a Hitomi Tanaka, es mi diosa personal y además es una verdadera diosa en general, no encontrarán a otra como ella (a otra con su belleza, con su entrega), pero necesito a alguien de carne y hueso, alguien de verdad para disfrutar, el deseo me carcome, me tortura, me quema por dentro y por fuera, claro que en todo momento hay que mantener la compostura y no evidenciar cuán desesperado me encuentro, ja, ja. Una de las dos creo que es mayor, no me dijo la edad pero está separada y tiene un hijo, además por su vocabulario dudo que sea una veinteañera; con ella la comunicación ha sido lentísima, ya veremos que pasa, pero suena decidida al menos aunque poco proactiva. La otra es más joven, de hecho me mandó fotos de inmediato, yo le mandé y le gusté (a menos que haya mentido), dijo que está en una relación, y miren, si con esta no pasa nada no importa, es mejor evitar complicaciones y dramas, pero si la cosa llega a algo tampoco me negaré. Y quién sabe, a lo mejor obtengo más respuestas. ¿No sería genial tener varias amigas con beneficios?
Por último, quería hablar o reflexionar sobre algo más serio en lo que he estado pensando últimamente. Yo no creo mucho (por no decir nada) en rituales como los que se hacen en Año Nuevo. Es más, tampoco me gusta el Año Nuevo como festividad; me parece algo falso, una celebración sin razón de ser. Como sea, se supone que en el año nuevo uno debe abrazarse primero con tu familia, idealmente con tu familia del sexo opuesto, es decir, siempre me he abrazado primero con mi madre, luego mi padre y luego mi hermana. Eso es para la buena suerte y el éxito. Que yo sepa, no he tenido buena suerte, buena fortuna ni mucho menos éxito. Ya me ven ustedes: tengo casi 28 y soy un perdedor, un doble fracasado con sus sueños rotos, que vive con sus padres y que tampoco puede hacer las cosas que le gustan, como ver películas, entre otras lindezas que llevarían a cualquiera al suicidio, aunque yo estoy tan acostumbrado que los escupos y burlas de la vida me resbalan casi sin dejar daños. Pero pienso y reflexiono, más aún luego de la muerte de la Burbuja, que vivió quince años y que, sustos aparte, llevó una vida plena y admirable, tranquila diría yo, sin enfermedades ni accidentes ni nada grave, sólo su vejez que pudimos tratar bien con pastillas e inhaladores, y luego la agonía, que esa es inevitable, pero es que sin contar ese último día, cualquiera que la hubiera visto antes, obviando su notoria vejez, pensaría que estaba de lo más sana gracias a su vitalidad, a su animosa personalidad. Y por eso sé que ella fue afortunada y que yo también lo soy. Pienso en la Bellota y la vez que casi se muere, pero que se salvó gracias a una cirugía a tiempo, y que ella es afortunada y que yo lo soy por verla viva todavía. Claro que pienso en otros perros que hemos tenido y con los que hubo menos fortuna, ahí la balanza me pone bruscamente los pies en la tierra. Pero también pienso en todas las veces en que las cosas pudieron ir horriblemente mal, pero que por alguna razón no fueron a mal, hasta salieron bien. Y es que quizás el éxito no sea hacerse millonario ni esas cosas, ya saben. ¿Tendrán que ver estos malditos rituales de Año Nuevo? Porque claro, año a año hacemos esos abrazos y para mí nada se solucionaba: seguía estando obligado a ir a una carrera de mierda que me estaba arruinando mis sueños, y esa carrera misma seguía siendo el mismo mierdero donde sólo se beneficiaban los mismos lameculos de siempre. Y yo seguía siendo el bufón de todos lados, en mi casa y en mis círculos de "amistades" el deporte favorito era burlarse de mí, etc. Y luego mi segunda oportunidad en el cine y la puta pandemia y la crisis institucional y financiera de la escuela, que terminaron por sepultar mis sueños... Si los rituales tienen que ver entonces quizás no funcionan mucho que digamos ¿cierto? ¿O sí, tomando en cuenta lo que dije un poco más arriba? Digo todo esto porque, según nuestro profesor, en las fiestas de fin de año se puede elegir solamente una festividad para descansar, o Navidad o Año Nuevo, y si tengo trabajo y puedo elegir, yo preferiría trabajar en Año Nuevo: no sólo es probable que haya más trabajo y más propinas ese día, es que también me evito la farsa esa de los rituales y de los abrazos, y aunque no crea mucho en esas supersticiones, tengo curiosidad por ver cómo será mi vida luego de un Año Nuevo en donde, por fin, no deba abrazar ni a mi madre ni a mi padre ni a mi hermana.
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