martes, 22 de abril de 2014

Meanwhile - 2011


Director: Hal Hartley

  Hasta la fecha, Hartley ha hecho doce películas, de las cuales, incluyendo este post, he comentado once. La de hoy es, sin embargo, la número doce de su filmografía ¿Dónde está la once? Simplemente no está -comentada en este blog-. Decidí saltarme Fay Grim -el nombre de la película once- porque no he podido encontrar una versión decente -me he encontrado con audio desincronizado, volumen inaudible, subtítulos en sueco pegados a la imagen...-, así que para evitar sufrimientos que contaminen al visionado del filme y no quedarme estancado en esta retrospectiva que está llegando casi a su fin, les comento sobre Meanwhile, un filme sencillo y entrañable, con un Hartley que, conservando su particular visión del universo, está mucho más alegre y optimista. Y el resultado también llama a la satisfacción, porque este es una muy buena cinta, potenciada por su sencillez.


  El argumento de Meanwhile es extremadamente sencillo, e incluso voy a simplificarlo aún más, para no darles detalles importantes dentro del curso de los acontecimientos. DJ Mendel interpreta a Joe, un polifacético sujeto que, durante poco más de un día, pasea por Manhattan haciendo trámites y cosas que le surgen en el camino, mientras de vez en cuando conversa con neoyorkinos haciendo y preocupándose de sus propios asuntos, tal como él. En el fondo, vemos la vida de un sujeto cualquiera, pero al menos muy simpático y buena gente.


  En este breve filme de 58 minutos Hartley nuevamente deleita con sus planteamientos, aunque en este caso estén presentes de una manera bastante amable, sin esa crueldad y extremo pesimismo vistos en su filmografía anterior. Quizás sea el paso de los años, pero Meanwhile nos revela a un Hartley más apaciguado y relajado, disminuyendo la intensidad de sus críticas hacia el resto de la humanidad.
  Una de las cosas que vemos es la mecánica celeste en la que se mueven sus personajes, cosa que queda clarísima al ver que Joe, en sus distintos viajes dentro de Manhattan, se encuentra constantemente con distintas personas, cada una de ellas generando mayor o menor grado de interés en nuestro protagonista. Hay gente que viene y que va, que se ven varios minutos o escasos segundos, pero que tienen su momento, ya que mucha gente está conectada aunque no lo sepa. El que se reencuentren o no depende únicamente de esta mecánica, que actúa por voluntad propia y totalmente independiente.
  Otro de las inquietudes de Hartley es ese entorno indiferente y cruel con el individuo, que no necesariamente es Joe -quien igualmente tiene que hacer frente a las varias situaciones desafortunadas que se le cruzan-, sino también varias de las personas que aparecen en pantalla. Vemos gente que no tiene lo que quiere y/o necesita, otros que están haciendo algo totalmente mal, frustraciones y fracasos, etc. La ciudad, el mundo, o el universo no va a corriente con las personas. Es más un enfrentamiento en el cual aceptar la derrota no es de fracasados, o al menos eso me quedaba de las cintas anteriores. Ahora el humano parece vencedor, pero en fin...
  Pero, como Hartley está más calmado, en Meanwhile tales cuestiones se nos presentan de manera más digerible. Las cosas malas y desfavorables tienen menos cabida que las buenas acciones. No estamos ante una historia donde la lección sea -burdamente simplificada- "la mierda sucede"; en este filme, más bien la lección es "la mierda se puede superar... sin graves contratiempos". La verdad no sé si Hartley tuvo depresión o algo así mientras hizo No Such Thing o The Girl from Monday, que son las más oscuras, pero igualmente me sorprende ver que el tono sea mucho más ligero que la media de sus otros filmes.
  Que conste, en este filme sí hay dardos en contra de la sociedad, ya que sus personajes son seres afectados por esta y su grandilocuencia que tiende al egoísmo, la violencia, el desorden y finalmente la destrucción. La burocracia, los trámites y procesos inútiles, la gran importancia que se le da al dinero o a tener un trabajo estable son cosas que reciben el ácido de Hartley, pero en este caso vemos personas que son víctimas de todo lo anterior, no que son parte de ella. Puede que hayan mejores personas que otras -eso depende de cada uno, en todo caso-, pero no son seres tan impíos y desconsiderados como los secundarios y antagonistas de antes. La descripción de la ciudad lo confirma: ella es la que nos afecta y decae, y no nosotros a ella. Son los grandes monumentos e instituciones las culpables.
  En otras palabras, concluyo que Hartley sigue cuestionando y no creyendo nada de nada en los valores sociales que lo/nos rigen, pero mira con más indulgencia a quienes viven en esta sanguinaria máquina. Ahora cree mucho más en el individuo.


  Con respecto a todo lo anterior, me gusta como está hecha la película, con la misma modestia audiovisual que la manera en que están planteadas las preguntas que Hartley siempre se hace. Me gusta cómo está ordenada la película, en una sencilla procesión de acontecimientos y personas que solucionan cosas, piensan en sus vidas, o no hacen absolutamente nada. Junto con todo ello, nuestro Joe tiene que cumplir dos grandes objetivos, objetivos que para el final del filme están cumplidos. Y aunque el final se presente como algo sorpresivo, de golpe, las palabras pronunciadas por Joe antes de irnos a negro para ver los títulos terminan por confirmar que Hartley está feliz. Por cierto, muy buen final -cosa que ya no me sorprende de él, un genio en este aspecto-. A grandes rasgos, el argumento es lo más efectivo posible; cumple lo que promete, y al final uno queda contento.
  Además, los diálogos -igual de poéticos y filosóficos- y el guión me parecen estupendos, a pesar de que no llegan a brillar como en los filmes previos. La banda sonora, a cargo del mismo Hartley -las hace prácticamente todas- también me parece estupenda; alegre en ocasiones, inquietante en otras. Lo cierto es que la atmósfera del filme juega con eso de que estamos ante una historia sin grandes pretensiones ni grandilocuencias, como la vida normal de alguien común y corriente, aunque a veces meta un poco de incertidumbre y misterio, de si eso -algo no tan grave ni doloroso, pero algo al fin y al cabo- puede llegar a pasar. Las cosas que suceden no son grandes acontecimientos, pero son lo suficientemente potentes como para mantenernos atentos. El clima generado es ameno, y es agradable ver qué es lo que sigue. Vale la pena destacar que, aunque este filme está filmado en digital, visualmente se aleja de la estética utilizada en The Book of Life, The Girl from Monday, y Fay Grim -vi como cinco minutos antes de darme cuenta que estaba todo desincronizado, pero al menos noté la estética-: no veremos -salvo un par- planos holandeses, ni imágenes borrosas, o ralentizadas o aceleradas o congeladas, ni ningún otro tipo de alteración o deformación. Cuando digo que las cosas son simplicidad absoluta es porque realmente lo son. No obstante, algunas composiciones me parecen una delicia, cosa que tampoco me extraña a estas alturas. Modesto y todo, Hartley sabe usar bien el lenguaje visual.


  En otros pequeños ero interesantes aspectos, llama la atención que Hartley mezcle la realidad -SU realidad- con la ficción que nos está contando. Por ejemplo, actúa su esposa Miho, y cuando le preguntan cosas relativas a su marido, no se esconde que ella está casada con un tal Hal Hartley; también se nota aquello en que Possible Films, la productora de Hartley, sirva como locación y lugar de trabajo de Joe; además, vemos posters de Fay Grim por ahí. Dudo que haya sido al azar, porque es probable que Joe sea una especie de Hartley, es decir, un sujeto con muchas ideas y talentos -musicales, de escritura, como cineasta-, pero que es poco conocido y reconocido, y de seguro se las tiene que arreglar con sus cuantas dificultades. Para reafirmar lo anterior, Hartley tuvo que recurrir a Kickstarter para financiar este filme ¿Se preguntan qué es Kickstarter? Es esa página web en donde muchas personas con muchas ideas pero poco dinero suben sus ideas -pitchs- para así convencer a otros a que donen dinero para llevar a cabo dichas ideas -Spike Lee está usando esto-. Sé que es difícil ser un autor como Hartley en estos días, tan único como poco rentable, y al menos gracias a dicha web, podremos ver más de él, ya que, además de Meanwhile, también logró recaudar suficiente dinero para hacer "Ned Rifle", su filme número trece y tercera parte de la trilogía comenzada con Henry Fool y continuada con Fay Grim.

  En fin, filme sencillo y minimalista, pero no por ello menos Hartley. La estética sigue siendo cuidada, el argumento igual, y sus ideas siguen presentes. En los próximos días intentaré encontrar una versión decente de Fay Grim, pero por mientras les voy a subir mis apreciaciones de los tres largos de Lucrecia Martel, que tuve que ver para algo de la universidad. Espero terminar pronto con esta retrospectiva, y que Hartley haga muchas más películas, que ya con toda seguridad puedo decirles que es uno de mis cineastas favoritos de todo el universo -si es que no es el más-. Un gustazo ver un filme tan entrañable como este, aunque haya que acotar que no es el más brillante de él. Su modestia argumental y audiovisual son geniales, pero no elevan su calidad inherente. Pero que disfruté un montón con Meanwhile no lo voy a negar, y espero que ustedes también lo hagan.

 Nuevamente, les recomiendo otro filme de Hartley a ojos cerrados.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por tus palabras y por el ofrecimiento!
      No será necesario, eso sí, pues ya tengo "Fay Grim" y en muy buena calidad, además. Lo que me recuerda que debo verla de una vez por todas (y continuar luego con "Ned Rifle").
      Saludos.

      Borrar

Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...