martes, 9 de septiembre de 2014

The Leftovers - Temporada 1


Creadores: Damon Lindelof & Tom Perrotta

  Por fin, otra serie más de HBO que ha terminado. Lo gracioso es que, en el adelanto del episodio 9 de hace dos semanas, el narrador decía, a modo de broma -porque la semana siguiente no iban a transmitir nada-, que "la próxima semana no sabrás qué sucedió". Pues bueno, el final llegó y, tal como esperaba con todas mis ganas, lo entendí todo -no literalmente, es sólo una expresión-. Entendí por qué, a grandes rasgos, las cosas que sucedieron efectivamente sucedieron: lo pude sentir y comprender. Puede que gran parte de los episodios medios de la temporada hayan sido irregulares e impasibles, pero los últimos tres episodios fueron fenomenales, particularmente el final que fue una maravilla. Sí, la primera temporada es (ir)regular, pero comienza y termina poderosamente. "The Leftovers" no es una serie que se olvide fácilmente: debo decir que ha causado una gran impresión en mí.


  Un día, un 14 de octubre, el 2% de la población mundial desaparece inexplicablemente, dejando a las personas que permanecieron completamente desorientadas, por decir lo menos. A punto de cumplirse los tres años de "la partida", como le llamaron -"the departure", en inglés-, vemos cómo las personas de un pueblo llamado Mapleton se han ido acostumbrando a la desaparición de sus seres queridos, aún sin saber qué lo causó. Entre adolescentes alienados, múltiples sectas, personas temerosas y devotas de dios, y mucha gente más, veremos qué se cuece, porque claramente algo está pasando... algo tiene y debe estar pasando, ¿cierto? ¡¿CIERTO?!
  Nuestro protagonista, Kevin Garvey -y su familia, afectada de una manera probablemente más cruel y desgarradora, un tipo distinto de lejanía y separación, una ausencia de mayor magnitud-, será uno de los tantos que tratarán de asimilarlo todo.


  En los días y semanas e incluso meses previos al estreno de la serie, estreno que se retrasó -lo que generó dudas en quién-sabe-quien-, los creadores de la serie se encargaban de dejar claro que "The Leftovers" no es sobre el misterio de la desaparición de ese porcentaje de gente -que suena poco pero que en cifras es tremendo-, mejor dicho, el porqué ocurrió no es lo central, lo importante, lo que se debe descubrir y aclarar. Claro, un suceso así no ocurre todos los días y, como suele pensar la gente, todo tiene una explicación lógica: en algún lugar tienen que estar los desaparecidos, en algún momento tienen que aparecer, algún día tiene que llegar una respuesta, ¿no? Eso decían, y muchos no creían ni una palabra, pues no es que a Lindelof le tengan mucha confianza y simpatía -el final de "Lost", de la que no he visto nada aún, decepcionó increíblemente, según constan los registros de las redes sociales, y para qué decir la impresión que dejó su labor como guionista de "Prometheus", de Ridley Scott-. Pero era lo que decían, y había que creerles: no trata sobre el misterio ni habrán respuestas, sólo es el duelo, la cruel aceptación de algo inexplicable. Ok, perfecto, la temporada tiene mucho de duelo, de personas rotas en mayor o menor medida, pero también tiene mucho de misterio y elementos extraños que hacen pensar que realmente algo sobrenatural está pasando, algo místico... y es ahí donde radica el principal problema de "The Leftovers", en su dicotomía que con el correr de los episodios se hacía cada vez más molesta, generando también en mí una dicotomía, porque no sabía cómo sentirme con respecto a toda la historia que se me/nos está contando. Por un lado tenemos el duelo o la adaptación a esta nueva vida, este nuevo mundo que vio desaparecer a gran cantidad de su población, aspecto de la serie que me resultaba fascinante: la ambigüedad moral y la angustia abrumadora de los personajes es poderosa. Pero por el otro lado tenemos todos estos nuevos misterios, personajes mesiánicos, acontecimientos sin explicación -en menor escala, desde luego- y simbolismos varios que adornaban cada episodio; y tengo que ser honesto: para mí, todo esto no le hace muy bien a la serie: tanta cosa rara como que no se sostiene, es tanto el suceso extraño que uno no sabe qué realmente se nos está contando, qué importa más en esta serie llamada "The Leftovers", si los personajes o los misterios menores -ramificaciones de aquella ruptura que es "la desaparición"-.
  Entonces, a lo largo de los diez episodios, uno se sentía como una pelota de tenis: de aquí para allá y de allá para acá: personas, personas, misterios, misterios, y nada realmente aconteciendo, solo trivialidades de importancia inflada. La temporada no era sólida. Sin duda, esta dicotomía, esta dualidad le hacía un flaco favor... es más, en ocasiones hacía tambalear el conjunto. Pero por suerte hay un par de aspectos que salvan la función, uno de ellos jugando un rol fundamental dado que es lo único constante en toda la serie: la atmósfera. Sin eso, "The Leftovers" no habría aguantado diez episodios, se habría desmoronado por completo.


  Inquietud. La atmósfera de la serie es, cuanto menos, de inquietud. Esa constante sensación de que algo está sucediendo, esa sensación de mal augurio, de que algo muy malo va a pasar, incluso peor que ver personas desapareciendo así de la nada. Pero antes de adentrarme en esto, quiero profundizar en algo que me parece todavía más importante, y que en cierta forma también es atmósfera: la descripción del mundo en el que la trama se desenvuelve, del mundo en que nuestros personajes viven.
  Este mundo que nos presentan, para mí, no puede sentirse más real: degradado, devastado, desolado, decadente, amoral, en caída libre, en una espiral de autodestrucción social, dominado por un caos latente y un desorden liberador. En "The Leftovers" se respira un pesimismo honesto que funciona como espejo de nuestro mundo: estamos completamente perdidos como humanidad; se describe con doloroso detalle el lento proceso hacia lo primitivo, lo que realmente es cada individuo por sobre esa sociedad enmascarada llena de ilusiones ontológicas. Es como si "la desaparición" haya sido lo que comenzó a revelarlo todo, lo que hizo que los humanos restantes comenzaran a ver su verdadera cara, lo que realmente son: salvajes e impíos por naturaleza, entre otros dudosos adjetivos más. La conversación que tiene Jill Garvey con los gemelos me parece fenomenal y reveladora: los perros que vieron cómo personas desaparecían se volvieron locos, primitivos, y los humanos están viviendo lo mismo, sólo que de manera más lenta. Y además tenemos a los Culpables Remanentes, la secta que reside en Mapleton, cuya filosofía de vida no sé por qué está considerada por los demás como una basura: ellos son los recuerdos vivientes de lo que la gente común y corriente quiere olvidar tan desesperadamente: que no son nada, que la humanidad misma es nada; un día ya no estás. Todos tienen derecho al duelo y al dolor, pero la verdad no deja de ser verdad porque alguien dice que somos especiales.
  El mundo, la sociedad, la humanidad que describe "The Leftovers" me parece hermosa y real; no se puede decir que es mentira. Y con esta sociedad descrita, inevitablemente se me vienen a la mente las palabras de Hal Hartley: "Bajo la superficie de nuestras vidas yace un apenas imaginable horror que amenaza con irrumpir en cualquier momento; el humano siempre está a punto de convertirse en un animal roto y confuso, rasgando la superficie de la tierra en busca de cualquier señal de vida".


  Ahora bien, volvamos a la atmósfera -como si lo anterior no fuera suficiente para el cuerpo y mente humano-: inquietud. Gran mérito se lo lleva el estupendo, fenomenal, magnífico episodio piloto, que logra instalar poderosamente un aire profético que logra sustentar esa atmósfera de mal augurio constante. Para empezar, el piloto funciona en torno al tercer aniversario de "la desaparición" y su inminente llegada: todo hace presagiar que algo malo comenzará a desencadenarse en la ceremonia, pues tenemos a los Culpables Remanentes, a los jóvenes alienados y autodestructivos, y principalmente, tenemos a Holy Wayne, un personaje que no me gustó porque es parte de esos caprichos "misteriosos" de los creadores que no funcionan más que para mover un par de personajes por aquí por allá: el personaje no tiene misterio propio, sólo es una herramienta que con los episodios se nota forzada, pero a la que le concedo que sus fines argumentales funcionaron, pero más por los personajes con que se encontró que por sí mismo; como sea, Holy Wayne decía a Tommy Garvey lo siguiente: "el período de gracia se ha acabado". Si alguien dice eso a falta de un día del aniversario de "la desaparición", entonces más vale que te lo creas.
  Quiero aclarar, de todas formas, que los elementos forzada y caprichosamente misteriosos no contribuyen realmente a esa inquietante e intrigante atmósfera; lo que la fortalece continuamente es el mundo descrito y la profundidad y ambigüedad de los personajes. Uno se deja llevar por ese aire profético y la inquietud no porque haya un ciervo dando vueltas o porque los perros estén locos -aunque sea genial ese mito urbano de por qué se volvieron locos- o por otros simbolismos, sino porque uno ve a estos personajes tan rotos y destruidos que es inevitable pensar que van a explotar de maneras horribles y violentas. Y esto me parece un tremendo acierto, que los personajes creen la atmósfera y no tal o cual acontecimiento; el mundo no es lo que es porque caiga un meteorito o se desvanezcan millones de personas, el mundo es como es porque las personas, la humanidad lo tiene así: respiramos el aire que producimos; uno siente miedo porque el personaje tiene miedo, no necesariamente porque esté oscuro o suene el típico sonido-para-darte-miedo -aunque todo puede funcionar-. En otras palabras, podemos ponernos perfectamente en el lugar de los personajes, y sentir el abandono emocional que viven, que palpitan a cada momento. No es el misterio, es el abrumador poder de la pulsión el que nos mantiene alerta, esperando lo peor.


  Admito que puede que a "The Leftovers" haya que tenerle paciencia, pues luego del magistral episodio piloto, tal como dije antes, la cosa comienza a perderse y enredarse con elementos que no aportan mucho realmente, ni a la historia ni a la atmósfera. Dejan residuos y postas que luego se toman, sí, pero se nota que están para eso, lo que en varias ocasiones restan fluidez. Todos los episodios que van del segundo al sexto -podría incluir al séptimo, pero me parece que ese está por sobre los demás mencionados- son impasibles y no sucede nada. El inicio del quinto es terrible, lo sé, hace tiempo que no veía tal nivel de violencia, tan cruda y explícita, pero eso no evita que el resto sea regular. La impresión de pasar del piloto a los que le siguen puede pegar fuerte y decepcionar bastante. Incluso yo me sentía un poco estafado, pero la atmósfera me tenía enganchado, incluso aunque la trama pareciera ir a ningún lado. Pero luego llega el octavo episodio que está de lujo, especialmente por ese diálogo final que me parece conmovedor y tremendo. El noveno también funciona correctamente, pero ese aceptable nivel se ve incrementado por la secuencia final que, de nuevo, es gigantesca y deja claro el porqué los personajes están tan angustiados y rotos. Y ya ni decir el décimo y final, (casi) tan magnífico como el piloto. Éste sí que fue un final malditamente genial, un final que la serie merecía, más importante: un final que te dejara completamente encantado con la temporada entera. Claro, tuvimos caídas como toda la trama de Holy Wayne y sus seguidoras asiáticas, o los episodios centrados en el padre y Nora Durst, pero los demás personajes, especialmente Kevin Garvey y su hija Jill, valían la pena. El final le hace justicia a la premisa tan interesante de la que parte "The Leftovers", la fortalece.

  HBO ya renovó esta serie por una segunda temporada, y yo no puedo estar más feliz, es algo que me alegra mucho. Y, volviendo al primerísimo primer párrafo de esta entrada, naturalmente que no entendí todos los simbolismos y los acontecimientos extraños -y desde luego que no sé por qué desapareció tanta gente; aunque sí tengo una teoría para el ciervo-, y por qué se esforzaban tanto en jugar con la realidad, pero sí entendí todo lo demás: los personajes, sus sentimientos, sus pulsiones, sus acciones, sus vidas. Entendí de qué va la serie, entendí lo que quiere decir: la vida continúa. Y aunque el enfoque de los creadores es un poco más optimista de lo que se sugería al inicio -ciertamente más optimista de la manera en que yo lo habría afrontado, y claramente más teológico, religioso-, lo cierto es que finalmente es verdad lo que señalaban antes del estreno: no importa por qué se fueron ni a dónde se fueron. "The Leftovers" sí trata sobre el duelo de estas personas, la aceptación del dolor y de la cruda realidad. Quizás demasiado aderezada con toques misteriosos y extraños y raros que no venían del todo al caso, pero que termina funcionando y encantando porque se enfoca en lo realmente importante: los personajes, profundos y complejos, rotos y desesperados.
  Pues ya saben, el mundo sigue, la humanidad tristemente también, y la realidad no se puede reparar, tan sólo aceptar.
  Ahora hay que comenzar con la última temporada de "Boarwalk Empire", otra imprescindible de HBO que llega a su fin, y mañana 9 de Septiembre comienza la también última temporada de "Sons of Anarchy". Ay dios, ay dios, creo que no tendré fuerzas para soportar dos finales que de seguro me destruirán el corazón. Pero la vida sigue... que nadie diga que "The Leftovers" no es un reflejo, un retrato de la vida hoy en día.

Lluvia de capturas

2 comentarios:

  1. Pero Y, ¿los qué desaparecieron? El misterio regresa en The Leftovers 2 , aunque para ser sinceros espero le bajen de intensidad a ese misterio, es un serie agradable que tiene todo para destacar sin embargo creo que ya se pasaron pues no todos la entiende y definitivamente no todos lo entienden. Esta serie es precisamente un plato que se debe deleitar, que te lleva a reflexionar sobre las respuestas del ser humano a la pérdida. Parece casi inevitable pensar que la historia pudiera estar relacionada con los atentados en Estados Unidos del 11-S, por la multitud de vidas que desaparecieron, sin más respuesta y repentinamente. Habrá que esperar qué tal estará su regreso.

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    1. La primera temporada empieza genial, luego decae y sus últimos episodios también son fenomenales, definitivamente le tengo fe a esta segunda temporada. Con respecto al misterio, sostengo como tú, que la desaparición funciona mucho mejor como algo que envuelve la cotidianidad de los personajes, de la pérdida y el dolor, esa atmósfera de desolación y desarraigo, más que un dispositivo narrativo de tramas, aunque hay que decir que la incógnita le agrega algo de sabor. Espero que la segunda temporada sea más contundente y regular, pues es una serie que me ha gustado mucho.
      Saludos y gracias por pasarte y comentar.

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