Director: Lewis Allen
Luego de un día sin entrada (muy a mi pesar, claro está), ausencia que en teoría se debió a la obligación de estudiar (aunque, triste decirlo, me pasé dos horas viendo videos en YouTube de unos sujetos que se hacen llamar "Impractical Jokers", y que me sacaban incontenibles carcajadas; pero eso no les interesa de verdad, jojo), es hora del relajo, de hacer lo que a uno de verdad le gusta, esto es, primero, escuchar a Lana del Rey, y segundo, ver alguna película más o menos al azar. El resultado es "Chicago Deadline", que llega a ustedes gracias a una generosa persona que reprodujo el film en su VHS y luego grabó lo que el televisor proyectaba. Y, les digo, eso me parece genial, le da un toque, una sensación, un no sé qué. Eso sí, la calidad fílmica de la película es otra cosa distinta...
Ed Adams es un confiado y triunfador periodista que tiene golpes de suerte como encontrarse con una escena del crimen (una forma de decir en este caso) antes que la policía y cualquier otro, lo que le otorga ventajas al momento de solucionar el misterio. ¿Y por qué quiere hacer tal cosa? Pues una gran historia es un gran artículo.
Al igual que en "Chicago Confidential", la cinta de Lewis Allen (mañana comentaremos su opera prima, miren ustedes) ocurre en Chicago, y al igual que "Scandal Sheet", "Chicago Deadline" trata sobre el mundo del periodismo ligado al mundo del crimen, y cómo sus destinos se entrecruzan amenazando sus respectivos valores morales y éticos. Eso sí, a diferencia de la excelente película de Phil Karlson, la de Allen no se concentra tanto en el morbo como motor narrativo sino en cierta vanidad disfrazada de curiosidad y un ambiguo o difuso sentido de la justicia. Ed Adams, protagonista de esta historia, que llega a un hotelucho a buscar a una mujer desaparecida, se encuentra con el cadáver de una bella dama víctima de una hemorragia producto de tuberculosis. ¿Hay crimen? No señor, no lo hay; simplemente una persona que se muere de causas naturales, la mano de dios
"Chicago Deadline" es una película que se desinfla poco a poco, pero de manera bastante acusada. El inicio es francamente atractivo, con un misterio en apariencia inexistente pero que no tarda en adquirir solidez y cuerpo, generando un auténtico aura de desconcierto y curiosidad. La cantidad de flancos que abre la incisiva investigación de Ed Adams es impresionante, tanto como la capacidad del guión y el director de dotar a cada elemento de su propia entidad, ambigua y poco confiable, pero tan culpable e inocente como el anterior o el que sigue. Dicho de una manera menos exagerada y efusiva: el director sabe sostener la narración. Por desgracia, a medida que las responsabilidades comienzan a aclararse y el misterio toma el rumbo de la resolución y los actos causales, la película pierde fuerza e intensidad, pero sobre todo interés, especialmente porque nos damos cuenta de que todo es muy inocuo: la muerte de la dama fue por obra de la naturaleza, y todas las historias que rodean su muerte en realidad carecen de peso narrativo, pues no aportan al "misterio" de su muerte sino al misterio de... ¿por qué murió, por qué acabó en un hotel de mala muerte? Hasta da la impresión de que la dama dejar de ser importante en detrimento de unos hombres malos superficiales y sin personalidad, con conflictos trillados y poco construidos. Súmese a ello que la trama se vuelve un tanto confusa para su propio bien, y entonces obtenemos un enredo de propósitos y directrices en lo concerniente al relato. Por lo demás, se le intenta dar una dimensión trágica y romántica a la muerte de la dama, con un protagonista que se enamora de ella (o de la idea de ella) y que quiere descubrir todo entramado para hacerle justicia a su honor en vez de para disminuir el crimen en la ciudad. En realidad no sé de qué trata esta película, ni qué nos quiere decir; la verdad de las cosas es que su relato poco a poco se desinfla y debilita, lo que también acaba por socavar la labor de un relativamente efectivo Lewis Allen que, por desgracia (de ahí lo relativo de su desempeño), no le confiere de esa sensual oscuridad y maldad a la imagen. Todo acaba siendo muy ni fu ni fa. Probablemente le faltó la mala leche de "Scandal Sheet", pues además el cruce entre periodismo y crimen, con los temas de la ética y todo eso, queda bastante blandito.
"Chicago Deadline" no es una película para verla de nuevo, claro que no. Al menos los actores principales (Alan Ladd como Ed Adams, Donna Reed como la dama muerta -a propósito, también aparece en la de Karlson-) aportan personalidad y entidad al conjunto, sobre todo ella, aunque lamentablemente ésto no acaba por ser suficiente. Tampoco es para dramatizar, vamos.
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