Creadores: Damon Lindelof & Tom Perrotta
En este par de semanas van a caer comentarios de varias segundas temporadas, y ustedes piensan, ahora mismo, que el segundo ciclo de "Fargo" es de lo mejor que pueden encontrar en la tele... Apuesto a que no han visto ni la primera ni la segunda temporada de "The Leftovers", una serie que (comprensiblemente) despierta pasiones positivas y negativas, pero que ha mejorado un montón de una temporada a otra, no tanto en su sustancia, que sigue siendo igual o más potente y honesta, como en su desarrollo argumental, mucho más pulido y cuidado. ¿El resultado? La segunda temporada de "The Leftovers" es una maravillosa y humana obra maestra, tan llena de sentimientos que es imposible no sentirse embargado ni emocionado; de hecho, su episodio final, particularmente la última escena, es de lo más hermoso que he visto en la tele en mucho tiempo. Qué diablos: estamos ante lo mejor del año, fácil dentro del top 5, y eso que aún quedan los dos últimos episodios de "The Knick" (otra puta genialidad asegurada). ¿"Fargo"? Meh... me paso por el culo esa serie de mierda... (ya, no es mala, pero no es todo lo grandiosa que claman los twitteritos) ¡Viva "The Leftovers"!
Kevin Garvey y su hija Margareth, su nueva esposa Nora y el bebé que adoptaron, llegan a la ciudad de Jarden, más conocida como Miracle, y que parece ser la solución a todos los problemas que tuvieron que enfrentar en la primera temporada, pues el lugar es el único en toda la tierra en donde no hubo desaparecidos. Pero, por desgracia, las cosas no son tan fáciles, y la sombra de La Ascensión tampoco es sencilla de aceptar...
1.- El nuevo opening de "The Leftovers" es decidor en varios aspectos, todos constituyendo sendas diferencias con el previo. Primero, la presencia de una letra y, más importante, lo que significa, lo que quiere decir; me quedo particularmente con la frase final: "Let the mystery be..." ¿Puede ser más claro? "The Leftovers" no es una serie que busque resolver un enigma ni nada por el estilo, más bien busca escudriñar y profundizar en la psiquis y los sentimientos humanos, en el alma si cabe, en cómo reaccionamos ante determinados acontecimientos. De ahí que la secuencia de títulos no tenga ese aire teológico o religioso ni extremadamente solemne que tenía el primero y se centre en lo terrenal, con esas bellas y evocadoras fotografías de personas acompañadas por figuras vacías, en clara alusión al cómo vivir, día a día, sintiendo la presencia de una ausencia. A propósito, esa ausencia puede ser por obra de La Ascensión o por una muerte o desaparición cualquiera... ¿hay alguna diferencia? No, el dolor va a estar presente igual, o ni siquiera...
2.- La primera temporada de "The Leftovers" es en sí misma un arco muy bien cerrado, aunque no del todo bien construido a lo largo de sus diez episodios, si bien no es en eso en lo que me voy a detener ahora mismo. A lo que iba es a que, siendo la 1T un arco a grandes rasgos concluido y que pudo haber marcado un potente final de serie, ¿desde qué perspectiva iba a abordarse esta 2T? Y no me refiero necesariamente a lo argumental como a lo sustancial, porque en temas de argumento en realidad se puede inventar cualquier cosa. Si la 1T trataba sobre el duelo de personas rotas y dolidas que al final vivían una catarsis liberadora, que encontraban cierta paz y, más importante, aceptación, ¿de qué iba a tratar, en el fondo, esta 2T? Para mí hubiera sido un gran desafío encontrar un nuevo enfoque, pero acá se solucionó de manera notable, mejor aún, sin perder la verosimilitud ni lo convincente: la 2T es el post-duelo, el qué pasa después de que lo peor ya ha sucedido, cuando el estado de las cosas ya ha sido aceptado; lo más fascinante (que viene a ser algo malo para los personajes) es que ese post-duelo, con aceptación y todo, presenta el mismo vacío doliente: el mismo vacío pre-Ascensión, el mismo vacío de la Ascensión, el mismo vacío que siempre encontraremos sin importar las circunstancias. ¿Saben por qué? Porque así es la vida: injusta, violenta, caótica. Esta 2T nos muestra a personajes nuevamente alterados por acontecimientos que escapan a su entendimiento pero que son golpeados en niveles más profundos y personales. Eso sí, no piensen que "The Leftovers" es pesimista; quizá sea algo nihilista, pero lo que señalan es que la aceptación es liberación y posible felicidad. Depende de nosotros, simplemente.
3.- Habiendo dejado claro que "The Leftovers" es una serie que se interesa más por lo estados emocionales y mentales (y sociales) de sus personajes, debo decir que en esta temporada el argumento está de lujo, mucho mejor construido y sustentado que en la primera, donde la narración era francamente irregular aunque, al fin y al cabo, de todas formas acababa por engancharnos y lanzarnos al torrente de emociones que tanto le caracteriza (de hecho, luego de un piloto increíble, sólo los episodios que van del segundo al cuarto o quinto son semi-mediocres, de ahí al final la serie se vuelve magnífica, también con otro precioso final). En la presente, la trama le inyecta fuerza y potencia dramática a la reflexión humana, no intenta sobreponérsele con misterios vanos e inútiles. Más importante que un venado alado, los mesías raros o simbologías aleatorias, es una honesta y diáfana conversación, una mirada impoluta, una acción única o un sueño hecho realidad; lo que importa es el interior y su relación con las fuerzas externas, no las fuerzas externas por sí solas. En la T1 extrañamente se intentaba responder, pero ahora no, y eso le sienta tan bien...
Dicho esto, tampoco piensen que por buen guión me refiero a un argumento que funciona como reloj, en el que todas sus piezas caen con precisión en sus puestos predeterminados; no señor, acá la cosa es natural, no es un guión de Martin McDonagh. La temporada, dicho de buena forma, es un maldito caos de personajes y estilos narrativos, y repito, eso le sienta tan bien... Comenzando con un valiente primero episodio (que se inicia con una bella parábola) en donde nuestros protagonistas son poco menos que secundarios, continuando con la ya conocida fragmentación de personajes (con episodios tan descorazonadores como el de Matt Jamison... qué tipo más sufrido), arriesgados pero espectaculares saltos al vacío como el magistral episodio del hotel..., poco a poco se va conformando un entramado mucho más cuidado de lo que su aparente desorden da a entender, aunque el no perder esa inquietante locura lo hace todo muy delicioso. El hilo conductor parte de una nueva desaparición de tres chicas, desaparición que ocurre en el pueblo en donde nadie desapareció en aquel lejano 14 de octubre. ¿Fue una simple desaparición como cualquier otra (un secuestro, un asesinato encubierto, una huida, lo que sea) o fue una ascensión? Dicho misterio, más que estructurar el argumento en torno a las posibles respuestas, lo hace estableciendo relaciones y conflictos inherentemente humanos. Finalmente igual tendremos respuestas, pero los guionistas se enfocaron en que el drama provenga de los conflictos interpersonales y existenciales.
A todo esto, qué pesado el antagonista (no en lógica de villano de turno), el típico fascista disfrazado de progre sólo porque piensa diferente a como se hacía hace dos o tres siglos atrás. Y no es que defienda el pensamiento imperante de entonces, por favor, no seamos tan básicos como el antagonista, que como todo listillo arrogante, incapaz de comprender lo que está fuera de su escéptica zona de confort, se niega a aceptar lo complejo del todo en que vivimos (que bueno que haya aprendido la lección, por tonto). Y ojo, para que no se sientan ofendidos, "The Leftovers" igual le tira sus duros palos al cristianismo y a la fe tan o más hermética que lo anterior.
4.- Me gusta mucho la discusión filosófica (o lo que sea) que propone "The Leftovers" a través de numerosos mecanismos. Están los Culpables Remanentes, aquellos sujetos que visten de blanco, que no hablan (se comunican con libretas) y que fuman empedernidamente, y cuyo lema es "no desperdicies tu aliento", o mi preferido personal (voy a parafrasear, no recuerdo la sentencia exactamente), "somos los recuerdos vivientes". Su tema era recordar, no olvidar. ¿Qué cosa? La respuesta quizá tenga relación con un pensamiento que varios personajes, especialmente de Jarden, comparten: "no fuimos perdonados". ¿Quiénes son los perdonados, los que ascendieron o los que se quedaron en la tierra?, ¿fue una bendición ser "elegido" para irse al cielo o fue una bendición quedarse vivo acá, no morir? Vaya uno a saber, la gente se inventa cualquier cosa, pero, ¿a qué iba? Nah, no voy a predicar, los hechos hablan por sí solos, que cada uno dialogue como quiera con el aura de "The Leftovers".
5.- La secuencia de capturas que sigue están sacadas directamente de la última escena del episodio final de temporada (para llorar, al menos a mí se me cayeron su buen par de lágrimas), lo que las convierte en spoilers, para que luego no se quejen. A propósito, una pequeña confesión: si hay algo que odio tanto o más que a los ciclistas es a los nazis de spoilers, personas que con han visto ni mierda pero que igual se las arreglan para saber exactamente cuál es la gran revelación de todas las películas (como si todas las tuvieran).
6.- Para terminar siendo positivos y buena gente, "The Leftovers" es una serie sencilla, honesta y muy humana, y que, pienso yo, los hará sentir mejor, los hará sentir felices. Yo me sentí así con el último episodio, pues lo que la serie nos dice es justamente eso, que se puede ser feliz sin importar qué, y que podemos vivir sin violencia ni odio, incluso si el mundo está rodeado de mierda. ¿Por qué? Porque así siempre ha sido, así es y así será. Al final nos quedamos con unas pocas cosas que, claro que sí, hacen la diferencia para mejor. El protagonista, Kevin Garvey, así lo aprende en todo su viaje y así lo entiende en el plano final. Una maravilla, una temporada brutal y memorable. Ojalá haya tercera temporada.
2.- La primera temporada de "The Leftovers" es en sí misma un arco muy bien cerrado, aunque no del todo bien construido a lo largo de sus diez episodios, si bien no es en eso en lo que me voy a detener ahora mismo. A lo que iba es a que, siendo la 1T un arco a grandes rasgos concluido y que pudo haber marcado un potente final de serie, ¿desde qué perspectiva iba a abordarse esta 2T? Y no me refiero necesariamente a lo argumental como a lo sustancial, porque en temas de argumento en realidad se puede inventar cualquier cosa. Si la 1T trataba sobre el duelo de personas rotas y dolidas que al final vivían una catarsis liberadora, que encontraban cierta paz y, más importante, aceptación, ¿de qué iba a tratar, en el fondo, esta 2T? Para mí hubiera sido un gran desafío encontrar un nuevo enfoque, pero acá se solucionó de manera notable, mejor aún, sin perder la verosimilitud ni lo convincente: la 2T es el post-duelo, el qué pasa después de que lo peor ya ha sucedido, cuando el estado de las cosas ya ha sido aceptado; lo más fascinante (que viene a ser algo malo para los personajes) es que ese post-duelo, con aceptación y todo, presenta el mismo vacío doliente: el mismo vacío pre-Ascensión, el mismo vacío de la Ascensión, el mismo vacío que siempre encontraremos sin importar las circunstancias. ¿Saben por qué? Porque así es la vida: injusta, violenta, caótica. Esta 2T nos muestra a personajes nuevamente alterados por acontecimientos que escapan a su entendimiento pero que son golpeados en niveles más profundos y personales. Eso sí, no piensen que "The Leftovers" es pesimista; quizá sea algo nihilista, pero lo que señalan es que la aceptación es liberación y posible felicidad. Depende de nosotros, simplemente.
3.- Habiendo dejado claro que "The Leftovers" es una serie que se interesa más por lo estados emocionales y mentales (y sociales) de sus personajes, debo decir que en esta temporada el argumento está de lujo, mucho mejor construido y sustentado que en la primera, donde la narración era francamente irregular aunque, al fin y al cabo, de todas formas acababa por engancharnos y lanzarnos al torrente de emociones que tanto le caracteriza (de hecho, luego de un piloto increíble, sólo los episodios que van del segundo al cuarto o quinto son semi-mediocres, de ahí al final la serie se vuelve magnífica, también con otro precioso final). En la presente, la trama le inyecta fuerza y potencia dramática a la reflexión humana, no intenta sobreponérsele con misterios vanos e inútiles. Más importante que un venado alado, los mesías raros o simbologías aleatorias, es una honesta y diáfana conversación, una mirada impoluta, una acción única o un sueño hecho realidad; lo que importa es el interior y su relación con las fuerzas externas, no las fuerzas externas por sí solas. En la T1 extrañamente se intentaba responder, pero ahora no, y eso le sienta tan bien...
Dicho esto, tampoco piensen que por buen guión me refiero a un argumento que funciona como reloj, en el que todas sus piezas caen con precisión en sus puestos predeterminados; no señor, acá la cosa es natural, no es un guión de Martin McDonagh. La temporada, dicho de buena forma, es un maldito caos de personajes y estilos narrativos, y repito, eso le sienta tan bien... Comenzando con un valiente primero episodio (que se inicia con una bella parábola) en donde nuestros protagonistas son poco menos que secundarios, continuando con la ya conocida fragmentación de personajes (con episodios tan descorazonadores como el de Matt Jamison... qué tipo más sufrido), arriesgados pero espectaculares saltos al vacío como el magistral episodio del hotel..., poco a poco se va conformando un entramado mucho más cuidado de lo que su aparente desorden da a entender, aunque el no perder esa inquietante locura lo hace todo muy delicioso. El hilo conductor parte de una nueva desaparición de tres chicas, desaparición que ocurre en el pueblo en donde nadie desapareció en aquel lejano 14 de octubre. ¿Fue una simple desaparición como cualquier otra (un secuestro, un asesinato encubierto, una huida, lo que sea) o fue una ascensión? Dicho misterio, más que estructurar el argumento en torno a las posibles respuestas, lo hace estableciendo relaciones y conflictos inherentemente humanos. Finalmente igual tendremos respuestas, pero los guionistas se enfocaron en que el drama provenga de los conflictos interpersonales y existenciales.
A todo esto, qué pesado el antagonista (no en lógica de villano de turno), el típico fascista disfrazado de progre sólo porque piensa diferente a como se hacía hace dos o tres siglos atrás. Y no es que defienda el pensamiento imperante de entonces, por favor, no seamos tan básicos como el antagonista, que como todo listillo arrogante, incapaz de comprender lo que está fuera de su escéptica zona de confort, se niega a aceptar lo complejo del todo en que vivimos (que bueno que haya aprendido la lección, por tonto). Y ojo, para que no se sientan ofendidos, "The Leftovers" igual le tira sus duros palos al cristianismo y a la fe tan o más hermética que lo anterior.
4.- Me gusta mucho la discusión filosófica (o lo que sea) que propone "The Leftovers" a través de numerosos mecanismos. Están los Culpables Remanentes, aquellos sujetos que visten de blanco, que no hablan (se comunican con libretas) y que fuman empedernidamente, y cuyo lema es "no desperdicies tu aliento", o mi preferido personal (voy a parafrasear, no recuerdo la sentencia exactamente), "somos los recuerdos vivientes". Su tema era recordar, no olvidar. ¿Qué cosa? La respuesta quizá tenga relación con un pensamiento que varios personajes, especialmente de Jarden, comparten: "no fuimos perdonados". ¿Quiénes son los perdonados, los que ascendieron o los que se quedaron en la tierra?, ¿fue una bendición ser "elegido" para irse al cielo o fue una bendición quedarse vivo acá, no morir? Vaya uno a saber, la gente se inventa cualquier cosa, pero, ¿a qué iba? Nah, no voy a predicar, los hechos hablan por sí solos, que cada uno dialogue como quiera con el aura de "The Leftovers".
5.- La secuencia de capturas que sigue están sacadas directamente de la última escena del episodio final de temporada (para llorar, al menos a mí se me cayeron su buen par de lágrimas), lo que las convierte en spoilers, para que luego no se quejen. A propósito, una pequeña confesión: si hay algo que odio tanto o más que a los ciclistas es a los nazis de spoilers, personas que con han visto ni mierda pero que igual se las arreglan para saber exactamente cuál es la gran revelación de todas las películas (como si todas las tuvieran).
6.- Para terminar siendo positivos y buena gente, "The Leftovers" es una serie sencilla, honesta y muy humana, y que, pienso yo, los hará sentir mejor, los hará sentir felices. Yo me sentí así con el último episodio, pues lo que la serie nos dice es justamente eso, que se puede ser feliz sin importar qué, y que podemos vivir sin violencia ni odio, incluso si el mundo está rodeado de mierda. ¿Por qué? Porque así siempre ha sido, así es y así será. Al final nos quedamos con unas pocas cosas que, claro que sí, hacen la diferencia para mejor. El protagonista, Kevin Garvey, así lo aprende en todo su viaje y así lo entiende en el plano final. Una maravilla, una temporada brutal y memorable. Ojalá haya tercera temporada.
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