Director: Martin Campbell
Pensaba que esta película iba a ser buena o medianamente entretenida, pero no le encontré ni puta gracia, a decir verdad. Digo, si quieren ver algo poco exigente en un opaco domingo, "Edge of Darkness" podría ser una buena alternativa en apariencia, pero ya les digo que mejor vean otra cosa, de lo contrario perderán su tiempo angustiosamente (digo angustia porque eso genera perder tu tiempo de esta forma, no porque la película tuviera una atmósfera tan potente que nos provoque, justamente, angustia). ¿Este tipo dirigió "Casino Royale"? Es que como dicen que es la mejor James Bond del milenio...
Mel Gibson es un policía que recibe la visita de su hija, y lo que debería haber sido un buen par de días en familia acaba siendo una angustiosa búsqueda de los asesinos de la hija, porque, si olvidé decirlo, no pasan ni diez minutos y unos enmascarados le dan un escopetazo a la hija en presencia del pobre loco Mel. Una venganza, claro está, se cierne sobre los responsables.
La muerte de la hija es la pieza central de una enrevesada conspiración que involucra grandes empresas privadas que trabajan para el gobierno de los Estados Unidos pero que se disfrazan de otro tipo de empresas más amables para con la ciudadanía y el medio ambiente. Les advierto que en esta entrada no me mediré con las revelaciones, pues como digo, mejor se ahorran esta película, y si la ven, pues descubrir los pormenores de la conspiración no es algo muy atractivo que digamos; lo único que "mantiene la narración" vendría siendo ver a Mel Gibson haciendo preguntas y peleando con cuanto sujeto se le aparezca por delante, lástima que en esta ocasión el director haya decidido suprimir el lado cómico y encantador del loco Mel para que el resultado general sea gris y sin sentido del humor, demasiado serio y apocado para su propio bien. Lo único interesante, más que el desarrollo de la conspiración o cómo las piezas van encajando muy lentamente, es el enunciado que engloba: los tipos malos son una empresa que, debajo de una apariencia de empresa que hace estudios de energía sustentable, se dedica a fabricar armas para el gobierno gringo, sólo que armas fabricadas con materiales extranjeros para que luzcan como armas extranjeras, específicamente yihadistas, para que, digamos, en un ataque masivo, más tarde las autoridades encuentren, como aguja en un pajar, las armas utilizadas en dichos ataques en conjunto con documentos personales de los atacantes, como las fotos familiares que se tomaron en sus vacaciones o cosas por el estilo, y luego continuar con el mismo circo... Mi mamá, a propósito de las grandilocuentes películas de acción, suele decir que es una lástima a la vez que absurdo que en las persecuciones y tiroteos tengan que morir (sin que veamos dichas muertes en pantallas) tantos civiles que no tienen nada que ver en los asuntos de los poderosos, pero, ficción o realidad, así es la cosa, y creemos que tomando bandos podemos enfrentar mejor la situación... En fin, si el enunciado es interesante por su vigencia, el resto, descontando al loco Mel, no tiene nada de interesante ni bien hecho, a excepción, quizá, de unos puntuales hechos de brutalidad (como disparos, disparos sobre todo, disparos). "Edge of Darkness" es un thriller del montón, insípido y sin mucho sentido que digamos. O sea, al inicio, recién cuando la muerte de la hija es lo más grave, el departamento de policía, en un gran ejercicio de brillantez, cree que el disparo iba dirigido a Mel Gibson y no la hija (¡!), y comienzan a investigar al padre para ver posibles enemigos; por su parte, es Mel Gibson quien se da cuenta de que la hija siempre fue el blanco y comienza a investigar su pasado, y de ahí llegamos a lo que ya sabemos (oh, y Danny Huston da más miedo en "Magic City"; acá su maldad da risa), pero viejo... ¿investigar al padre y no a la persona asesinada? Hay que cagarse... Esta película habría sido buena si la hubiese escrito alguien con la habilidad de George V. Higgins para armar potentes tramas criminales corales, y dirigido por alguien con fuerza como Andrew Dominik (aprovecho de recomendar "Killing them softly" y "The friends of Eddie Coyle"), pero ya fue...
Mel Gibson es un policía que recibe la visita de su hija, y lo que debería haber sido un buen par de días en familia acaba siendo una angustiosa búsqueda de los asesinos de la hija, porque, si olvidé decirlo, no pasan ni diez minutos y unos enmascarados le dan un escopetazo a la hija en presencia del pobre loco Mel. Una venganza, claro está, se cierne sobre los responsables.
La muerte de la hija es la pieza central de una enrevesada conspiración que involucra grandes empresas privadas que trabajan para el gobierno de los Estados Unidos pero que se disfrazan de otro tipo de empresas más amables para con la ciudadanía y el medio ambiente. Les advierto que en esta entrada no me mediré con las revelaciones, pues como digo, mejor se ahorran esta película, y si la ven, pues descubrir los pormenores de la conspiración no es algo muy atractivo que digamos; lo único que "mantiene la narración" vendría siendo ver a Mel Gibson haciendo preguntas y peleando con cuanto sujeto se le aparezca por delante, lástima que en esta ocasión el director haya decidido suprimir el lado cómico y encantador del loco Mel para que el resultado general sea gris y sin sentido del humor, demasiado serio y apocado para su propio bien. Lo único interesante, más que el desarrollo de la conspiración o cómo las piezas van encajando muy lentamente, es el enunciado que engloba: los tipos malos son una empresa que, debajo de una apariencia de empresa que hace estudios de energía sustentable, se dedica a fabricar armas para el gobierno gringo, sólo que armas fabricadas con materiales extranjeros para que luzcan como armas extranjeras, específicamente yihadistas, para que, digamos, en un ataque masivo, más tarde las autoridades encuentren, como aguja en un pajar, las armas utilizadas en dichos ataques en conjunto con documentos personales de los atacantes, como las fotos familiares que se tomaron en sus vacaciones o cosas por el estilo, y luego continuar con el mismo circo... Mi mamá, a propósito de las grandilocuentes películas de acción, suele decir que es una lástima a la vez que absurdo que en las persecuciones y tiroteos tengan que morir (sin que veamos dichas muertes en pantallas) tantos civiles que no tienen nada que ver en los asuntos de los poderosos, pero, ficción o realidad, así es la cosa, y creemos que tomando bandos podemos enfrentar mejor la situación... En fin, si el enunciado es interesante por su vigencia, el resto, descontando al loco Mel, no tiene nada de interesante ni bien hecho, a excepción, quizá, de unos puntuales hechos de brutalidad (como disparos, disparos sobre todo, disparos). "Edge of Darkness" es un thriller del montón, insípido y sin mucho sentido que digamos. O sea, al inicio, recién cuando la muerte de la hija es lo más grave, el departamento de policía, en un gran ejercicio de brillantez, cree que el disparo iba dirigido a Mel Gibson y no la hija (¡!), y comienzan a investigar al padre para ver posibles enemigos; por su parte, es Mel Gibson quien se da cuenta de que la hija siempre fue el blanco y comienza a investigar su pasado, y de ahí llegamos a lo que ya sabemos (oh, y Danny Huston da más miedo en "Magic City"; acá su maldad da risa), pero viejo... ¿investigar al padre y no a la persona asesinada? Hay que cagarse... Esta película habría sido buena si la hubiese escrito alguien con la habilidad de George V. Higgins para armar potentes tramas criminales corales, y dirigido por alguien con fuerza como Andrew Dominik (aprovecho de recomendar "Killing them softly" y "The friends of Eddie Coyle"), pero ya fue...
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