Director: Bobcat Goldthwait
Ésta película sí que es una buena alternativa para pasar un domingo aburrido, aunque no se engañen, entretenida y todo (y muy malas pulgas, como debe ser), le falta mucho para ser la genialidad que pretendía, pero mientras tenga algo de voz... Oh, a propósito, protagoniza Joel Murray, un actor que ha hecho carrera principalmente en televisión dando vida a simpáticos y memorables secundarios, tal como el borrachín Freddy Rumsen de "Mad Men", el sujeto que molestaba a Alan en "Two and a half men" y el otro día lo vi como el amigo destructor de Hal en la maravillosa "Malcolm in the Middle", entre otros roles. Además, la chica que lo acompaña en su masacre moral, Tara Lynne Barr, es la misma que hace pocos días nos dejaba buenas impresiones en el primer corto de Rose McGowan, "Dawn". Demás está decir que a ambos actores les sobra actitud (vean el instagram de la chica) y que le dan a la película una tierna pero directa personalidad, pero, ¿con eso basta?
Frank es lo que muchos llamarían un fracasado: su ex-esposa vive ahora con un policía, su hija no quiere saber nada de él, sus vecinos se ríen de él, maneja un auto feo, tiene un trabajo mediocre, y además el tipo es un amargado que se queja de todo. Cuando la gris rutina cambia para peor, entonces el hombre explotará...
Admito que "God Bless America" me sorprendió gratamente, aún cuando no había mucho espacio para las sorpresas. Si ven el trailer, pensarán (o no) que la cosa va de dos personas que de inmediato se aburren de la sociedad gringa, toman un par de armas y comienzan a matar sin ton ni son hasta el final. Puede que sea más o menos así, pero el resultado final es mucho menos gratuito de lo que a mí me parecía, de hecho, tomando en cuenta que como conjunto la cinta es más que aceptable y entretenida, la primera parte está ejecutada de manera bastante notable para lo que cabría esperar. Quizá no haya gran uso del lenguaje ni nada por el estilo, lo cual es lamentable (pudo haber potenciado aún más lo sustancial), pero la escritura en ese segmento extrañamente aunaba, sin resultar impostado ni nada similar, la feroz mala leche de Gaspar Noé con una visualidad light muy propia de un director que es más hablador que creador de imágenes; no me quejo (no demasiado), pues en toda la introducción en que el protagonista lleva a cabo sus misántropos monólogos (para sí o para el resto) hay una construcción discursiva coherente y fluida (y argumentalmente muy fiable: aprovechan de crear una mitología propia que permanentemente le inyecta motivos morales al relato, además de conformar, desde las sombras, un arco bastante redondo y bien planeado) que desemboca naturalmente (todo lo natural que resulta ser decidir dar comienzo a una matanza masiva) en lo que todos esperábamos genéricamente. Luego la cosa se vuelve lo que todos esperábamos, pero el relato se sostiene porque, además de no perder el hilo conductor y/o el soporte discursivo (es decir, no matar a todos los gringos por ser estúpidos, sino matar a los propagadores de la estupidez), la dinámica que se da entre Joel Murray y Tara Lynne Barr es fresca y genera muchas simpatías; es una lástima cuando intentan darle un toque romántico al asunto, pero aún así la relación entre ambos se entiende y aguanta luego de que lo cursi ha dejado su empalagosa huella. Así, de inicio a fin el relato fluye y nos entretiene, aunque el final no me lo he tragado mucho que digamos; ése sí que parece forzado, innecesariamente grandilocuente o "redentor" (con dilatado y moralista discurso de por medio). No deja de ser una furiosa cachetada a la hipocresía mainstream gringa, pero vamos, siempre he dicho que en una película manda el relato (como un ente orgánico, de vida propia) y no los enunciados discursivos, pero se sabe que algunos hacen textos en vez de cine. A propósito, incluso cuando considero que la gran mayoría de dichos diálogos son divertidos, crueles y hasta con algunos puntos bastante lógicos y válidos, no me gusta cuando los personajes recitan de memoria extensas exposiciones musicales, sociales, etc., en que supuestamente no se deja títere con cabeza. Ok, ok, son textos graciosos, pero viejo, ¿está hablando el guionista o el personaje, dicha explosión de retórica se justifica narrativamente o el guionista lo pone bajo el irrisorio lema de "a la mierda, la película trata sobre mandar a la mierda las cosas: todo vale, ahora me puedo desahogar contra los imbéciles que gustan de cosas que a mi no"? Si hasta la chica, que me caía muy bien (esa cara de depravada que pone a veces...), de repente dice "matemos a las personas que (...) utilizan expresiones como 'en tu cara'", y yo acá pensando, "mierda, definitivamente no le mostraré mi blog". Y déjenme decirles que pensé bastante cómo llamar a este blog, pero no me desanimo, acá seguimos resistiendo, como dice el mago Valdivia, con respeto. A todo esto del respeto, ¿no les parece que el ánimo por imponer un discurso determinado (por más "intelectualmente correcto" que sea, y esto lo dicen los realizadores y no yo) atenta contra la libertad? No lo sé, francamente me da lo mismo, igual tengo derecho a preguntar estupideces, ¿no?
Así que... "God Bless America" es entretenida y los hará pasar un buen rato. Tiene un interesante primer tramo y luego se vuelve un desbocado aunque normalito (tampoco es que vaya a escandalizar las personas de hoy en día, vamos) viaje por la "america" más estúpida e insufrible y llena de basura. No nos va a cambiar la vida ni hacernos más inteligentes ni irónicos, pero cumple lo suyo relativamente bien.
Frank es lo que muchos llamarían un fracasado: su ex-esposa vive ahora con un policía, su hija no quiere saber nada de él, sus vecinos se ríen de él, maneja un auto feo, tiene un trabajo mediocre, y además el tipo es un amargado que se queja de todo. Cuando la gris rutina cambia para peor, entonces el hombre explotará...
Admito que "God Bless America" me sorprendió gratamente, aún cuando no había mucho espacio para las sorpresas. Si ven el trailer, pensarán (o no) que la cosa va de dos personas que de inmediato se aburren de la sociedad gringa, toman un par de armas y comienzan a matar sin ton ni son hasta el final. Puede que sea más o menos así, pero el resultado final es mucho menos gratuito de lo que a mí me parecía, de hecho, tomando en cuenta que como conjunto la cinta es más que aceptable y entretenida, la primera parte está ejecutada de manera bastante notable para lo que cabría esperar. Quizá no haya gran uso del lenguaje ni nada por el estilo, lo cual es lamentable (pudo haber potenciado aún más lo sustancial), pero la escritura en ese segmento extrañamente aunaba, sin resultar impostado ni nada similar, la feroz mala leche de Gaspar Noé con una visualidad light muy propia de un director que es más hablador que creador de imágenes; no me quejo (no demasiado), pues en toda la introducción en que el protagonista lleva a cabo sus misántropos monólogos (para sí o para el resto) hay una construcción discursiva coherente y fluida (y argumentalmente muy fiable: aprovechan de crear una mitología propia que permanentemente le inyecta motivos morales al relato, además de conformar, desde las sombras, un arco bastante redondo y bien planeado) que desemboca naturalmente (todo lo natural que resulta ser decidir dar comienzo a una matanza masiva) en lo que todos esperábamos genéricamente. Luego la cosa se vuelve lo que todos esperábamos, pero el relato se sostiene porque, además de no perder el hilo conductor y/o el soporte discursivo (es decir, no matar a todos los gringos por ser estúpidos, sino matar a los propagadores de la estupidez), la dinámica que se da entre Joel Murray y Tara Lynne Barr es fresca y genera muchas simpatías; es una lástima cuando intentan darle un toque romántico al asunto, pero aún así la relación entre ambos se entiende y aguanta luego de que lo cursi ha dejado su empalagosa huella. Así, de inicio a fin el relato fluye y nos entretiene, aunque el final no me lo he tragado mucho que digamos; ése sí que parece forzado, innecesariamente grandilocuente o "redentor" (con dilatado y moralista discurso de por medio). No deja de ser una furiosa cachetada a la hipocresía mainstream gringa, pero vamos, siempre he dicho que en una película manda el relato (como un ente orgánico, de vida propia) y no los enunciados discursivos, pero se sabe que algunos hacen textos en vez de cine. A propósito, incluso cuando considero que la gran mayoría de dichos diálogos son divertidos, crueles y hasta con algunos puntos bastante lógicos y válidos, no me gusta cuando los personajes recitan de memoria extensas exposiciones musicales, sociales, etc., en que supuestamente no se deja títere con cabeza. Ok, ok, son textos graciosos, pero viejo, ¿está hablando el guionista o el personaje, dicha explosión de retórica se justifica narrativamente o el guionista lo pone bajo el irrisorio lema de "a la mierda, la película trata sobre mandar a la mierda las cosas: todo vale, ahora me puedo desahogar contra los imbéciles que gustan de cosas que a mi no"? Si hasta la chica, que me caía muy bien (esa cara de depravada que pone a veces...), de repente dice "matemos a las personas que (...) utilizan expresiones como 'en tu cara'", y yo acá pensando, "mierda, definitivamente no le mostraré mi blog". Y déjenme decirles que pensé bastante cómo llamar a este blog, pero no me desanimo, acá seguimos resistiendo, como dice el mago Valdivia, con respeto. A todo esto del respeto, ¿no les parece que el ánimo por imponer un discurso determinado (por más "intelectualmente correcto" que sea, y esto lo dicen los realizadores y no yo) atenta contra la libertad? No lo sé, francamente me da lo mismo, igual tengo derecho a preguntar estupideces, ¿no?
Así que... "God Bless America" es entretenida y los hará pasar un buen rato. Tiene un interesante primer tramo y luego se vuelve un desbocado aunque normalito (tampoco es que vaya a escandalizar las personas de hoy en día, vamos) viaje por la "america" más estúpida e insufrible y llena de basura. No nos va a cambiar la vida ni hacernos más inteligentes ni irónicos, pero cumple lo suyo relativamente bien.
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