jueves, 10 de diciembre de 2015

Okayo no Kakugo - 1939


Director: Yasujiro Shimazu

  Antes de ponerme a escribir esta entrada me entero de que "The Leftovers" obtiene tercera temporada, lo que me alegra un montón, aún cuando será la última entrega de esta maravillosa historia. A propósito, ¿vieron que fue ignorada por completo en esa basura de mierda de los globitos de oro? No es de extrañar en todo caso, y ya ven que "Fargo" está nominada incluso cuando todavía no termina, pero qué se le va a hace con estos fenómenos de masas... (Unas cuantas nominaciones merecidas no elevan la pobre calidad general, ¿y qué es eso de dividir entre comedia y drama? Estos tipos no quieren quedar mal con nadie). En fin, hoy hablaremos de una película del buen Yasujiro Shimazu que es muy buena y muy encantadora, y por momentos deliciosamente hipnotizante.


  Okayo es una chica que trabaja como ayudante para una maestra del arte de danzar, siendo éste su gran prospecto de vida (tal parece que quienes enseñan danza se aseguran la vida), aunque cuando Okayo conoce a un responsable y guapo sujeto, sus prioridades se moverán más hacia el ámbito sentimental.


  Pues claro, la chica se enamora del sujeto y quiere saber si el amor es correspondido. Y es una historia bastante trágica pero realista, pues ya saben, la vida no es necesariamente como uno quiere/desea/sueña (como dice Lana del Rey: "and I know / that love is mean / and love hurts..."): a veces hay que aceptar que lo deseado nunca ocurrirá, y que la habitación, en vez de recibir la llegada del príncipe azul, se mantendrá fría y vacía. El director, no obstante, nunca cae en un tratamiento meloso y cursi de la imagen ni del argumento, por el contrario, se apoya en ese realismo sustancial para que la acción transcurra y fluya como algo cotidiano, totalmente natural, como una historia sacada de cualquier rincón del mundo, no como algo especial sino como algo que pasa todos los días, ¿o creen que un enamoramiento hace de este mundo algo más bonito y excepcional? El visionado me traía a la mente, por alguna razón, la frase "espíritu festivo", supongo que producto de la libertad que exuda cada fotograma, como una alegría por contar historias, por más dramáticas que sean, por más "amores imposibles" que sean. A decir verdad no hallo mucho que decir, así que lo reduciré todo a lugares más o menos comunes: los personajes son tremendos y están muy bien construidos e interpretados (la protagonista está de lujo), aunque por ningún momento abandonan la sencillez para expresarse y para ser, lo mismo que con un relato sustentando más en la emoción y los sentimientos de la chica que en lógicas argumentales estrictas y delimitadas. Una historia de inseguridades, deseos, realidades, prioridades, etc., que se manifiestan a flor de piel. A lo largo de los 56 minutos de metraje no pude dejar de sentirme cautivado por esta pequeña pero intemporal historia de amor, complementada con unos bailes francamente fascinantes y unos bellísimos pero desoladores simbolismos. A un "profesor" le gustaba usar la frase "la poética de lo... (raruno, sublime, horrible, escatológico, lo que sea)", la tenía como una puta muletilla de mierda (en serio, de cada película se refería sobre su poética de la repetición), pero ahora se me hizo muy coherente la etiqueta de <<poética de lo cotidiano>>, aunque se me ocurrió a mí y ahora (procuro nunca retener nada de lo que un docente intenta meterme por el culo).
  Y eso, muy linda película "Okayo no Kakugo", que vendría significando algo así como "La preparación de Okayo". No tarden demasiado en verla, de lo contrario se olvidarán de que existe. Si la quieren ver y no la encuentran en ningún lado, ya saben que la solución es la filmoteca hawkmenblues, la isla del tesoro cinéfilo.

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