Directora: Maya Deren
Tal como en la semana pasada, en el que comenté dos corto/mediometrajes en un mismo día, hoy fue un programa doble dedicado a Maya Deren y dos obras que me habían sido imposibles de encontrar hasta que la vasta internet se apiadó de mí y pude obtener acceso a una férrea e impenitente muestra de inconmensurable generosidad (todos los créditos en el post anterior). "The very eye of night" es otra de esas fascinantes piezas fílmicas que demuestran lo comprometida que estaba Deren con su cine y con el arte en general, y vaya que da gusto ver a autores de esta categoría, llenos de personalidad y actitud, sin dejarse amedrentar por nada, por el contrario, dejándose llevar por los propios intereses e inquietudes artísticas: sin duda, una gran fuente de inspiración.
Como se ve en la primera secuencia de capturas, "The very eye of night" es una experiencia absorbente que nos captura y transporta a un espacio-tiempo indefinido en el que Deren se permite cruzar y experimentar con los límites del encuadre, miren ustedes, en el mismo encuadre: el espacio eterno por antonomasia, algo que Deren ya había venido desarrollando en su filmografía: las cosas no terminan en las líneas que demarcan la imagen, sino que existen más allá de dichas restricciones, y la cámara no puede atrapar el espacio-tiempo en tan acotado margen.
Como ya lo he dicho en otras ocasiones sobre la obra de Deren, no quiero ponerme a teorizar o interpretar exageradamente sus intenciones conceptuales o simbólicas, especialmente en esta obra carente de toda lógica argumental (en su primera etapa fuente y motor de símbolos): salta a la vista que el cine, para Deren, es una experiencia en primera persona en la que cada elemento del lenguaje cinematográfico, más que relatar algo, busca crear un mundo y generar una sensación, más aún, viajar dentro de sus propios terrenos a través de la danza, el movimiento, la vista, el tacto... Aparte de los temas que ya he repetido tanto en las entradas de Deren, y que cada vez más prescinden de una trama para expresarse libremente en su totalidad, me gustaría mencionar el interés de la cineasta ucraniana (rusa al nacer) por el cuerpo humano y su tremenda ambigüedad, tan grácil como grotesco, fuente de excitación y ensoñación como de miedos y pesadillas. El resto se los dejo a ustedes...
De todas formas, "The very eye of night" no es algo que se pueda definir ni explicar en palabras; como muchos directores, respecto de sus obras y lo que significan, es mejor dejar que el filme hable por sí mismo. En este caso, el afán experimental y explorador de Deren queda grabado a fuego en cada fotograma, y así recordaremos su obra.
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