Director: Douglas Sirk
Creo que pude haber encabezado esta entrada con una mejor captura, pero, sin que esto signifique que las otras no me gusten, no me encontré con la captura que debe encabezar el post. Siempre es una dificultad. A veces, sin embargo, es de una facilidad pasmosa. "Imitation of life" es la sexta película del repaso fassbinderiano a Douglas Sirk, por ende la última parada de este viaje y, de paso, también la última película de Sirk, que haría un par de cortometrajes en los setenta, uno de ellos con el buen Fassbinder, de quien se hizo muy amigo en esos años. "Imitation of life" es una obra maestra, una despedida francamente sensacional, un cine con mayúsculas. Y es que luego de los deliciosos créditos iniciales, ¿cómo era posible que lo que siguiera no fuera incluso mejor?
Lana Turner es una aspirante a actriz que no lo pasa muy bien que digamos: vive a duras penas en un pequeño departamento de New York sola junto a su hija, dado que es viuda. Pero un día en la playa, cuando conoce a Juanita Moore y su hija y a un fotógrafo interpretado por John Gavin, su vida comenzará a cambiar. ¿Para mejor? Ya veremos.
Lana Turner es una aspirante a actriz que no lo pasa muy bien que digamos: vive a duras penas en un pequeño departamento de New York sola junto a su hija, dado que es viuda. Pero un día en la playa, cuando conoce a Juanita Moore y su hija y a un fotógrafo interpretado por John Gavin, su vida comenzará a cambiar. ¿Para mejor? Ya veremos.
"Imitation of life" es una gran película en el más amplio sentido de la palabra: sin perder el norte ni ramificarse vanamente, abarca una inmensa cantidad de terreno. Fassbinder dice que "es una película sobre la vida y la muerte. Y sobre Norteamérica". (Estados Unidos, claro). Lo genial, lo estimulante del relato es que poco a poco comienza a expandirse sin perder jamás su núcleo central, su esencia, la que vendría siendo una suerte de "tragedia americana", algo muy amplio pero a la vez íntimo, humano. Con una acotada historia de dos mujeres que buscan estabilidad en compañía de sus hijas, Sirk nos sumerge en la realidad del país, o al menos en una versión simbólica de la misma. Si al inicio pareciera ser que nos encontramos ante una historia protagonizada exclusivamente por Lana Turner y cómo debe enfrentar sus sueños con sus amores (o, la autenticidad de los afectos versus la prosperidad material), no tardamos en darnos cuenta que el relato se libera de toda atadura argumental (cuyo entramado está muy bien construido, por lo demás, y que destaca por la sutileza con que trata sus tramas más reconocibles) para desarrollar un personal e íntimo retrato social y moral del sueño americano, la sociedad, etc. Y es que "Imitation of life" no es un simple e inocuo enredo amoroso (nunca es simple e inocuo con el bueno de Sirk, nunca es meramente algo "amoroso" en tanto pura seducción: para Sirk el amor es mucho más complejo), si desde el mismo inicio demuestra su vena desgarradora, tratando temas como el color de la piel, el cual no está necesariamente enfocado al racismo (aunque hay personajes racistas y momentos profundamente indignantes producto de ello) como al pragmatismo bien observado por Fassbinder: si la hija de Juanita Moore, la amiga negra de Lana Turner (hecho que no supone diferencia alguna para ella y su hija), quiere renegar de su madre negra y fingir tener ascendencia blanca (ella misma es "casi blanca" de piel) no es primordialmente por desagrado al color como porque siendo blanca, aparentemente, su vida sería más sencilla. La vida de Lana Turner no es sencilla, pero es distinta y sus dramas también apuntan a temas distintos (y sorprende, aunque no lo digo como reproche, el "limitado" rol de Gavin). En fin, tampoco es la idea comentar cada aspecto tratado por la película, ya verán ustedes mismos la estupenda ejecución cinematográfica de Sirk a su ya mencionado tratamiento moral, que comienza del gran conflicto humano, de su gran pasión: el amor. Goethe decía que las grandes pasiones son enfermedades incurables, que lo que podría curarlas las hace verdaderamente peligrosas. Ciertamente, una imitación a la vida cuando se intenta vivir sin aquello que le da sentido: el amor a la madre, a un hombre, a la hija, al teatro o al arte, etc... y los males que se interponen... Y Sirk, un excelente director de actores que logra que el reparto viva en carne propia las desavenencias de sus personajes, termina por conformar un conjunto al cual es imposible resistirse y que es tan encantador como desolador, y si no me creen esperen a la secuencia final, la cual los dejará con una congoja tremenda. Qué manera de decir adiós Sirk, con un final hermoso, emocionante, pero por sobre todo, tal como quería Juanita Moore (que murió el primero de enero del 2014, hace casi nada de tiempo), glorioso. Sin duda alguna: Glorioso.
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