sábado, 9 de julio de 2016

Dazed and Confused - 1993


Director: Richard Linklater

Dijimos que serían un par de días con Linklater y en eso estamos, pero antes de continuar, una aclaración: por par de días me refiero a tres días, no a dos o siete. Ayer fue la primera, hoy es la segunda, y mañana es la tercera. La de ayer ya saben cual fue, la de hoy la tienen acá presente, y los reto a adivinar cuál será la de mañana, y si piensan que este mini-concurso es puro azar (como la maldita y esquiva lotería), les digo de inmediato que en realidad no es tan difícil, dadas las evidencias y circunstancias. Si adivinan, el premio no es gran cosa, de hecho no es nada tangible; pero, si aún están interesados, se ganarán mi complicidad, y de ahí en adelante les aseguro que la vida será un caudal de risas y anécdotas y candor humano, pero sin llegar a ser un payaso ruidoso e irritante, por favor. En fin, entremos en materia...



¿Por qué no vi esta película antes? Continuamente me pregunto por qué me demoro tanto en ver tantas películas, aunque ésa es una reflexión para otro momento, supongo. Como sea, "Dazed and Confused", tercer largometraje del insaciable e inclasificable Richard Linklater, es, podríamos decir, una película sobre adolescentes, o al menos adolescentes entrando en la adultez, preparándose para comenzar otra etapa de sus vidas, despidiéndose de lo que conocen y lo que los ha acompañado durante tantos años. La película transcurre a lo largo y ancho del último día de escuela, un momento crucial en la vida de estos personajes, así que ya se pueden imaginar la energía que se siente en el aire. O quizás no. Digo, si se imaginaban que el tono de film sería algo medio melancólico y tristón y puerilmente "filosófico" entonces están más que equivocados. "Dazed and Confused" es pura fiesta, es puro relajo y puro goce, es dejarse llevar por el momento y ver a dónde te llevan los deseos y cualquier instinto que te recorra la piel, cual descarga eléctrica. Entre medio, claro, hay espacio para conversaciones sobre el futuro, sobre las preocupaciones e inseguridades (por si piensan que el metraje será un recital de sucesos y diálogos vacíos), pero despreocúpense: las filosofadas baratas no las encontrarán acá. Además también hay conversaciones sobre el presente y sobre el pasado, y a veces sobre temas sin mayor significado para vaya uno a saber quién o quiénes. De todas formas, el contenido de verdad no lo encontrarán en densas líneas de diálogos o súper-dramas escolares sino en lo que subyace a absolutamente todo eso, lo que otorga vida a la imagen y a los personajes y a sus experiencias y sin lo cual, en efecto, sucesos y conversaciones serían del todo vacuos. Por lo demás, un contenido imposible de encerrar en oraciones presuntuosas y escenas ampulosas, dado lo indomable y fiero del mismo. Insisto: "Dazed and Confused" es libertad pura, no sólo porque muestre a jóvenes fiesteros y despreocupados, sino porque, debajo de todo el bailoteo y la impecable música y el atractivo y arrollador estilo con que Linklater dirige, se esconde, con la misma sutileza de "Slacker", el ansia de autonomía y subversión y todo eso, el ansia de descubrir y conocer e ir más allá, incluso si hablamos de cosas "superficiales" (¿se puede considerar superficial querer tirar de lo lindo non-stop?): a fin de cuentas, el ansia de estar y sentirse vivos. Entonces, "Dazed and Confused" no es sólo una película sobre adolescentes saliendo o entrando o haciendo lo que les da la gana mientras puedan disfrutarlo, es el recuerdo (nunca mejor dicho) de un estilo de vida, de pensamientos, sentimientos, etc. Algunos (muchos) se sumarán a la cantinela de que Linklater no es más que ejercicios de nostalgia (tendrá algo de ello en primera instancia, claro, pero el director, fiel a su exquisita sensibilidad, siempre construye lazos y paisajes y retratos que van más allá de la mera apariencia), pero revivir viejos días no es situarse en determinado escenario sino empaparse en esa persona que alguna vez se fue y que quizás nunca debió dejar de ser tal, qué sé yo. No es "oh, qué cool, la disco es igual a la de mi infancia", es "¿por qué no mejor retomo los viejos anhelos y esas cosas?". O eso creo yo, la verdad es que no he leído entrevistas de Linklater, pero me consta que lo suyo no es revivir decorados, sino pulsiones y emociones intemporales, o que deberían serlo. En cualquier caso, si ven "Dazed and Confused" lo pasarán chachi y de puta madre, además hay personajes y escenas memorables, ¡todo para que esa memoria se mantenga fresca y viva y nunca se pierda!


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