Director: Paul Schrader
Desde hace más tiempo del que puedo admitir he tenido entre ojo y ojo al cine de Paul Schrader (quien viene a Chile para el festival SANFIC, a propósito de "Dog Eat Dog", en donde se le hará una pequeña retrospectiva), sin decidirme por completo. ¿Por qué? Vaya uno a saber... El caso es que por fin me he decidido (gracias a este genial video), así que estos serán unos días dedicados exclusivamente a este interesante director, algo que no hacía hace bastante tiempo. Veremos cuánto tiempo aguanto antes de que me entren otros impulsos, pero estoy seguro de que lo pasaremos bien. Mortalmente bien.
Paul Schrader comenzaba su carrera como director (luego de haber escrito "The Yakuza", "Taxi Driver", "Obsession" y "Rolling Thunder") en 1978 con "Blue Collar", película ambientada en Detroit y en las fábricas de autos que en su momento tanto brillo significaron para la ciudad. Blue Collar es un término referido a los trabajadores que desempeñan tareas manuales y que se encuentran en lo más bajo de la pirámide de estas grandes compañías, y tres de ellos son los protagonistas de esta feroz crítica al sistema, aunque si me piden algo más específico, acá les va la premisa argumental: tres colegas encargados del ensamblaje de autos, buenos amigos fuera del trabajo, se ven empujados al abismo y a la violencia cuando las injusticias laborales y sociales comienzan a ser más y más insoportables. De esta forma, ¿cómo se puede salir de las deudas?, ¿cómo se puede proveer de frenillos a la hija y bienestar a la familia? ¿Mediante el sindicato?, ¿mediante los grandes jefes y los peces gordos?, ¿mediante los canales apropiados, el conducto regular? Con su opera prima, Schrader no sólo nos muestra la difícil vida del trabajador sino que también la virtualmente invencible corrupción política de los estamentos sociales, desnudando la verdadera naturaleza de la vil maquinaria que, no digo nada nuevo acá, sólo se preocupa por su propio funcionamiento, sobre todo cuando tres ilusos "don nadie" busquen hacerle pelea y darle una cucharada de su propia medicina. El retrato que Schrader hace de la sociedad no es nada amable ni optimista, de hecho, es bastante desalentador, pues lo que vemos no es la victoria del hombre común sino que el triunfo del lado oscuro y malvado del sistema, ese que pone a las personas a sus pies, que las devora por completo y sin escrúpulo alguno. Es el supuesto sueño americano hecho añicos, es la lección que estas personas que se rompen el cuello durante casi toda su vida deberían aprender sin chistar. Es la realidad, la cruel y cruda realidad. Schrader nos narra esta oscura y pesimista fábula con su estilo propio y personal, un estilo que obedece a la naturaleza inherente del film en cuestión, un estilo que salta de un "género" a otro con una fluidez asombrosa, un estilo cuya puesta en escena se basa fundamentalmente en las pulsiones humanas... Nada más observen "Blue Collar", que tiene elementos del relato criminal (incluso heist) y también del drama social, pero sin ser ninguno de los dos, aunque sea los dos (y más todavía) a la vez. Narrativamente hablando, la esencia del film no la hallarán necesariamente en rígidas concepciones de género y relato, pues a Schrader le interesa sobremanera la oscura y ambigua naturaleza humana caída en desgracia. Oh, casi lo olvidaba: en el fondo lo que quería decir es que no deberían esperar una previsible estructura argumental ni tampoco un ritmo más o menos rápido, de acción o thriller. Pero no se preocupen, pues la imagen de Schrader tiene ese particular tempo suyo, esa atmósfera de desazón y cierta fe ciega, esa pausada intensidad y brutalidad que hacen que cada minuto valga la pena por completo. Es el cine potente y tremebundo, pero también humilde, de Paul Schrader, damas y caballeros.
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