lunes, 8 de agosto de 2016

Hardcore - 1979


Director: Paul Schrader

En la universidad debo escribir un ensayo de tres hojas sobre un género cinematográfico y por suerte alcancé a reservarme el cine de gángsters de los años treinta, y digo por suerte porque ya lo tengo todo en mi cabeza, ya tengo cinco películas ideales para llenar tres miserables hojas: "Little Caesar", "Public Enemy", "Scarface", "The Roaring Twenties" y "Angels with dirty faces"; ésta última no es de gángsters propiamente tal, pero servirá de todas formas. Y dije por suerte (además de lo anterior) porque ya las vi hace rato y no necesito verlas de nuevo, aunque no estaría nada de mal repetírmelas alguna vez. En fin, eso es lo bueno de ver películas por propia voluntad y no obligado por la puta universidad. Y, en serio, si te gusta tanto el cine, ¿por qué mierda esperas a que unos profesores te digan qué ver, en vez de darte el trabajo de buscar? Hay un profesor que se declara admirador de los hermanos Coen pero que no conoce "A serious man"... y también está esta otra docente que dice admirar a Hal Hartley pero que cree que el genial director tiene sólo cuatro películas... Pero bueno, estamos en los agradables tiempos en que la ignorancia de algunos es tan válida como el conocimiento de otros, y parece que basta con hacer un par de peliculitas para ganarse el grado de "profesor", aunque no es que vaya a hablar de ello ahora; y tampoco es que tenga mucho apoyo, después de todo, yo no soy profesor... Me imagino que si Rob Cohen llega a hacer clases entonces esta gente, ¡sploosh!, se moja los pantalones...



"Hardcore" es el segundo largometraje de Paul Schrader, cineasta caracterizado por escribir y dirigir historias sobre personas atormentadas que deben enfrentarse a los cimientos de su propia moral interpelada, incluso a los de su propia vida, para no dejarse consumir por la oscuridad inherente del mundo que los rodea, para poder vivir con un mínimo de paz y bienestar. La vida es un campo de batalla, ésa es la consigna. Bajo esta premisa, "Hardcore" nos presenta la historia de un señor que vive en una comunidad creyente (no sé qué son específicamente), dueño de una empresa que hace muebles y más, cuya hija desaparece en un viaje para conocer al Señor, sólo para encontrarla protagonizando una cinta porno que será su única pista para encontrarla de verdad, para rescatarla de ese calvario que debe estar pasando. Si en "Blue Collar" los protagonistas debían enfrentarse al lado oscuro del sistema (y, a la postre, también al de sus ideales tan férreos como vulnerables), en "Hardcore" el protagonista debe enfrentarse a sus propios demonios con tal de encontrar a su hija, con tal de adentrarse en los bajos fondos de una ciudad que no conoce e infiltrarse en todo un mundo (el negocio del sexo: prostitutas, bailarinas, cine porno, snuff, etc.) que se le muestra perverso, sórdido, turbio. En definitiva, un brutal descenso a los infiernos que avanza con la potencia de un martillo, amén de una puesta en escena firme y feroz y de un descorazonador guión escrito con una certeza apabullante, sin mencionar la tremenda interpretación de ese actorazo que es George C. Scott (cuya opera prima, "Rage", ya está comentada por acá), quien logra expresar convincentemente la furia y el dolor de su personaje. De esta forma, con una atmósfera cargada de desazón e ira y mediante la estructura de un thriller (el thriller setentero, un thriller violento y contundente que no se amilana ante nada y que siempre suele regirse por sus propios principios, o si no miren la citada "Rage", "Prime Cut", "Dirty Harry", "The Getaway" o "The Driver", entre otras inapelables muestras de que esos años no eran la pussy generation, como diría el gran Clint Eastwood), una vez que todo está podrido, Schrader nos noquea con su interesante sentido del relato y la narración y con cada imagen teñida de neones, desnudos y agujeros malolientes, rebosante de ese tempo tan deslumbrante. Por lo demás, no me gustaría irme sin antes mencionar algo sumamente importante: puede que el de Schrader sea un cine violento y sin concesiones, algo sucio incluso, pero lo que más impacta y afecta no es necesariamente el explícito y crudo retrato o tratamiento que hace de las personas y lugares que pueblan sus historias ni mucho menos sus explícitas escenas, sino que la desoladora transparencia con que nos muestra la desesperación e indefensión de la inocencia a punto de perderse, el abismal contraste entre lo bueno y lo que no lo es. Lo digo porque me ha conmovido especialmente el personaje de Dick Sargent (cuñado de George C. Scott, si recuerdo bien), otro creyente que hace todo lo posible por ayudar a su amigo aunque sin recurrir a los métodos del furibundo padre, que no es retratado con sorna o menosprecio por parte de Schrader, más bien con humana comprensión.
"Hardcore" es una gran y contundente película. Dura y nada condescendiente, para que queden avisados. ¿O creen que el cine es para imaginarse un mundo color de rosa? Si quieren eso, les recomiendo uno de esos masajes con final feliz...

2 comentarios:

  1. No la he visto, pero el protagonista y el autor son una invitación clara a hacerlo.
    Saludos.

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    1. Y una invitación que no defraudará en lo absoluto. Increíble que Schrader tenga que pasar penurias como las de "Dying of the light", pero seguro que "Dog eat dog" será genial.
      Saludos.

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