miércoles, 17 de agosto de 2016

Light Sleeper - 1992


Director: Paul Schrader

La verdad es que no sé cómo es posible que haya vuelto a escribir estas entradas después de las 22, siendo que hace un par de semanas estaba listo más o menos a las 15. Estoy seguro que la puta universidad tiene que ver en algo, ojalá pueda quemarla hasta los cimientos, al menos en sueños. Mientras intento luchar contra este desorden y volver a mi querida rutina previa, vamos con "Light Sleeper", de Paul Schrader.


Por dios que me ha encantado esta película. Ya hemos dicho que Paul Schrader trabaja cuidadosamente con el contraste de los elementos narratológicos, con los claroscuros como eje central del relato. Al respecto, "Light Sleeper" no es la excepción; al contrario, creo que potencia más que nunca dicha ambivalencia, quizás por eso me ha gustado tanto. Hay algo sumamente conmovedor y poderoso en esta película, un permanente halo de melancolía y esperanza, una sobrecogedora fragilidad alineada con una fuerza interna feroz, un rayo de luz al final de un túnel profundamente oscuro. La trama entera consiste en Willem Dafoe (tremendo papel, tremenda interpretación) transitando ese túnel, atravesando esa lúgubre y brumosa densidad existencial, luchando contra aquello que intenta detenerlo o, peor, hacerlo retroceder: es un campo de batalla, el túnel es tanto su propio ser como la basura que lo rodea. Willem Dafoe es un traficante/vendedor de drogas, ex adicto, que se pasa la mayor parte del tiempo recorriendo la ciudad haciendo entregas para su jefa, Susan Sarandon (también tremenda... Paul Schrader es un brillante director de actores). Con un futuro incierto por delante, Willem Dafoe se topa con su ex novia, ex adicta también, que, al igual que el protagonista, intenta sobrevivir lo mejor que puede en la gran urbe de New York, retratada como una jungla gris, sucia y pestilente (me parece interesante que, usualmente, New York sea mostrada de esa forma. Schrader no mostró el lado feo de L.A. en "American Gigolo", quizás porque es una ciudad preciosa por fuera pero podrida por dentro) aunque también afectuosa, cándida, optimista. Claroscuros por doquier. Así, con las dudas de Dafoe encima suyo y la aparición de su ex, sumado a su trabajo como dealer, Schrader profundiza dolorosamente en lo que tanto hemos venido diciendo estos días (la naturaleza humana: uno es su propio enemigo...) a través de una trama desarrollada y construida con una sutileza narrativa directamente proporcional a su contundencia dramática. De verdad, Schrader aúna en una sola entidad tantos elementos supuestamente contradictorios que es sorprendente e impactante, su talento es fenomenal y, ciertamente, sus visionados son memorables. Para la presente ocasión, eso sí, el director ha decidido apostar por una estructura in crescendo, es decir, la mierda se va acumulando y acumulando hasta que no quepa más, momento en que se necesita la limpieza final, la catarsis, la liberación, el paso definitivo que nos saca del túnel.
Si tuviese que traer a colación referencias, podría decir que "Light Sleeper" es como la cara más tierna (pero no por ello inofensiva, cursi, melosa, débil, etc.) de "Taxi Driver" (dirigida por Martin Scorsese, eso lo sabemos, pero escrita por nuestro Schrader), en el sentido de que tenemos a un solitario vagando por la ciudad, sumido en el sinsentido de su vida, hasta que decide tomar el destino en sus manos. También podemos relacionarla con "American Gigolo" (la escena final, ejem...), con eso de ver el lado humano y vulnerable de profesiones u ocupaciones marcadas por la lejanía, la amoralidad y la violencia (pero vamos, ésos son prejuicios). E incluso se me vino a la mente "Hyena", sólo que debido a motivos más narrativos que sustanciales: la estructura in crescendo que va enlazando sin descanso alguno (aunque saben que Schrader tiene un particular sentido del tempo visual, un ritmo muy especial) escenas asfixiantes a rabiar (como la del departamento de lujo... y lo que sigue).
En fin, "Light Sleeper" es una película magnífica, con una psicología compleja y rabiosa al igual que sus desbordantes sentimientos. Por lo demás, impecable ejecución de Paul Schrader, preocupado sobre todo de lo sensorial, lo introspectivo como motor narrativo; aunque la trama, el entramado argumental, demuestren una precisión brutal y desgarradora (el componente trágico es demasiado potente), insisto en que el desarrollo de conflictos y personajes obedece al ámbito de la pulsión: los hechos que vemos ocurren no por mandatos forzados del guión sino que porque tanto los personajes como el paisaje urbano y los sentimientos están tan bien descritos y construidos, la atmósfera de desazón es de tal calidad, que los hechos fluyen con absoluta naturalidad. Gran película, magnífica película. Un grande Schrader.

2 comentarios:

  1. Grande película. Has llegado al punto clave. A ver qué pasa de ahora en adelante. jiji

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    Respuestas
    1. Ya no me quedan tantas pelis de él :/, pero ¿comenzará a decaer su filmografía? Yo creo que no, pero veremos...

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...