jueves, 18 de agosto de 2016

Orange is the new black - Temporada 4


Creadora: Jenji Kohan

Ni siquiera soy un gran fanático de esta serie y, ya ven, he visto todas las temporadas suyas que han salido... En fin, los miércoles y los jueves son días muy ingratos porque nunca puedo ver películas (de nuevo: ¡gracias, puta universidad!), pero por suerte me estaba guardando este comodín para no dejar el día que sea sin post. Pero qué listo soy, ¿eh?


La tercera temporada fue un despropósito de inicio a fin, pero al menos su final prometía cosas interesantes para esta cuarta temporada, sobre todo en dos aspectos que, juntos, habrían hecho maravillas. Lo primero es el negocio de la ropa interior de Piper, un negocio que le reportaba bastantes beneficios y que parecía erigirla como la nueva ama y señora de la prisión; lo segundo es la llegada de un montón de presas provenientes de cárceles de máxima seguridad, tipas que fueron apresadas por asesinar, violar, etc., es decir, chicas malas de verdad que, de seguro, no mirarán con buenos ojos que una blanquita flaca domine el negocio. Además el trailer prometía guerra, guerra de verdad. Lo que obtuvimos es francamente decepcionante: la llegada de las presas de máxima seguridad solamente significan una molestia espacial, por el hacinamiento, provocando quejas de que los baños están llenos y esas cosas; sólo un grupo pequeño, las nuevas latinas, se interesaron en el negocio de Piper, y ésta parecía más una niña en una juguetería que una mafiosa implacable. Así, el primer tramo de la temporada, el cual consta de los primeros seis episodios, se desarrolla como siempre, es decir, con tramas simpaticonas (quién caga en la ducha, la que ronca mucho, el débil feudo entre la negra que se hizo judía contra una musulmana, la presencia de la famosa), flashbacks cursis y poco convincentes (forzados a más no poder) y el timorato conflicto entre Piper y las nuevas latinas. Podría decir que al inicio destaca medianamente el rollo de Alex Vause con la loca, la vieja y Red sobre el guardia malo, aunque se extraña un tratamiento moral y psicológico acorde a las circunstancias: más que la seriedad que una situación así amerita, la trama de esas mujeres es como si un niño chico escondiera de los padres el jarrón que rompió, de hecho creo que el niño asustado me pondría más nervioso, causaría más tensión y agobio. Como sea, recién en los episodios quinto y sexto parece que el conflicto Piper-neolatinas escalará y se volverá una guerra, pero por desgracia esas escenas "fuertes" y/o "impactantes" son un porcentaje de lo que pudieron haber logrado, y la cosa deja de avanzar: conflicto muerto. En los episodios restantes este conflicto no se utiliza y se aparca a un lado: el sueño de Piper murió, y el mío de ver una trama más o menos como la de la segunda temporada (la mejor en mi opinión) también.
El segundo tramo, más breve (entre el séptimo y el décimo episodio), ofrece lo mismo: flashbacks de relleno, aunque sus tramas, lo concedo, comienzan a dejar de lado el toque ligero, somero y pueril. Recuerdo que en el diario leí un artículo, a propósito del pronto estreno de la presente temporada, que hablaba sobre las bondades de esta serie. Le llegaba el turno de hablar a las actrices, y cada una decía, sin cambiar prácticamente una coma, que OITNB es la única serie que presenta al grupo más numeroso y variopinto de mujeres de la televisión, lo cual es cierto, después de todo lo mejor de esta serie plana y vendehumo son sus personajes, pero vamos, ¿qué gracia tiene contar con un amplio repertorio de personajes femeninos si no profundizas realmente en sus personalidades? Yo diría que el único personaje realmente complejo es el de Sophia, la transexual, que las ve color de hormiga en este temporada (otra trama prometedora resuelta a la rápida); el resto, con sus altos y bajos, son rostros maleables y usados a conveniencia, aunque tienen carisma y, a estas alturas, sus actrices se notan de lo más cómodas en sus roles, lo cual se nota y agradece.
La cosa se pone buena en el tramo final, del décimo al último episodio. En este intenso período es cuando por fin se aprovecha realmente a los personajes, es cuando la serie profundiza en el lado humano y oscuro de estas mujeres apresadas, en lo difícil que es estar en una cárcel más allá de comodidades perdidas (ahora se centran en algo peor: la dignidad perdida), y lo mejor es que ésto se hace de la mano de una trama sólida y potente que también aprovecha otro elemento prometedor: los nuevos guardias, entre ellos un maníaco repugnante que es el autor de al menos tres escenas dolorosas y perturbadoras. Así, al menos vemos otra guerra: guardias versus presas. El final-final me ha parecido exagerado (la desinformación es un arma peligrosa, después de todo), pero el arco que nos lleva a ello está de lujo. ¿Qué espero de la quinta temporada? No lo sé. Honestamente, no me importa, con tal de que sigan el rumbo tomado en estos últimos episodios.

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