Director: Brad Furman
Es fin de semana y mi cuerpo lo sabe, es decir, lo único que queda por hacer es descansar y ver buenas películas, leer buenos cómics, recordar buenos polvos. Pero en este blog se habla de películas así que vayamos al grano: hace dos o tres semanas comentaba "The Infiltrator", la última película de Brad Furman a la fecha, la cual vi sólo porque en realidad estaba interesado en "The Lincoln Lawyer", aunque a día de hoy no entiendo la lógica en ello. En cualquier caso, a diferencia de "The Infiltrator", la que ahora les comento sí es una buena película y sí vale la pena de ver, además actúa el buen Matthew McConaughey.
No les voy a mentir: "The Lincoln Lawyer" no ha inventado nada (para que no piensen que mis recatados elogios señalan que estamos ante una película visionaria), pero su refrescante resultado proviene de un entramado argumental sólido y bien narrado, utilizando herramientas narrativas y mecanismos dramáticos ya conocidos, claro que sí, pero enfocándose por sobre todo en el interesante y peliagudo dilema moral que asola a su protagonista, un brillante abogado que se pasea en su Lincoln mientras hace de las suyas por la ciudad. Es un abogado que por lo general tiene por clientes a personas consideradas, por lo bajo, escoria, usualmente culpables de los delitos que les caen encima, pero un buen día llega un niño rico acusado de golpear a una mujer, sólo que él afirma que todo fue una trampa para sacarle dinero en una posterior demanda. Así, el abogado se hace cargo y lo defenderá. No es necesario desvelar más de la trama, cuyo principal exponente radica no necesariamente las incógnitas que rodean el caso como en lo que sugiere y significa, moralmente hablando, que haya un agujero en la verdad. Una incógnita que determinará la culpabilidad o inocencia de un hombre; una incógnita que determinará la veracidad en el testimonio de una mujer; una incógnita que determinará un montón de aspectos decisivos y definitivos en un montón de personajes sometidos a la mirada escrutadora y al cuestionamiento constante; una incógnita que demostrará la fortaleza o la vulnerabilidad de la Ley. "The Lincoln Lawyer" no sólo nos sumerge en la ambigüedad moral de los individuos involucrados, sino que también en aquella que se esconde en las sombrías y laberínticas cloacas del sistema de justicia estadounidense, en apariencia un minucioso armazón bien protegido de rufianes y mentirosos que, en realidad, no es más que otro instrumento en el bolsillo de los corruptos, si bien de vez en cuando aparece un paladín con más recursos que otros, en especial en lo relativo al conocimiento. Desde luego, estén seguros que, con la cantidad de criminales de poca monta y gente medianamente influyente que el protagonista conoce, la trama se irá construyendo como un gran thriller coral, cual enorme telaraña se tratase. En palabras más simples, el relato sigue está regla: dos conflictos en apariencia no relacionados entre sí acabarán formando un sólo gran conflicto, y no olviden a los secundarios... como ven, uno de esos guiones redondos en donde cada pieza encaja a la perfección. Lo mejor de la película es ver a Matthew McConaughey elaborar y planificar intrincados planes aprovechándose tanto de criminales, de civiles comunes y corrientes y de la justicia: todo se puede manipular, vaya que sí, pero en buenas manos puede que la verdadera justicia sí acabe prevaleciendo. No obstante, lo frágil del sistema se desnuda sin apelaciones.
Sí señor, "The Lincoln Lawyer" es muy interesante, además cuenta con un amplio reparto de simpáticas caras conocidas como la de Marisa Tomei, Michael Paré, Shea Whigham, William H. Macy, etc. Un agrado, en definitiva.
Sí señor, "The Lincoln Lawyer" es muy interesante, además cuenta con un amplio reparto de simpáticas caras conocidas como la de Marisa Tomei, Michael Paré, Shea Whigham, William H. Macy, etc. Un agrado, en definitiva.
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