jueves, 19 de enero de 2017

El crimen de Oribe - 1950


Directores: Leopoldo Torre Nilsson & Leopoldo Torres Ríos

"El crimen de Oribe" es la primera película que padre e hijo dirigieron juntos, seguida de "El hijo del crack", luego de la cual Torre Nilsson comienza a dirigir en solitario y a forjar una filmografía francamente interesante y atractiva. "El crimen de Oribe" es un excelente primer paso; por su parte, concordemos en que "El hijo del crack" fue un desliz que no vale la pena recordar mucho. Oh, bueno, vayamos al grano.


Un periodista conduce por la carretera a través de una profunda oscuridad y el auto se avería. Un médico lo ayuda, al menos, a encontrar refugio en un hotel, en el cual deberá compartir habitación con Oribe, un poeta en busca de inspiración. Pero antes de llegar al hotel, el periodista se encuentra con una misteriosa casa en medio del bosque en la que ocurren situaciones bastante extrañas e insólitas, por así decirlo, razón por la cual, seducido por el halo de incertidumbre que le rodea, decide investigar un poco qué demonios sucede ahí dentro y averiguar el porqué de las conocidas excentricidades del danés que vive ahí con sus hijas. Pero Oribe comparte la misma malsana fascinación por aquella casa y sus habitantes, y esto puede que no traiga nada bueno a futuro...
"El crimen de Oribe" es una excelente película por múltiples razones. La primera de ellas es la agilidad y personalidad de la escritura del guión a cargo de Torre Nilsson (sobre la adaptación hecha por Arturo Cerretani de El perjurio de la nieve, de Adolfo Bioy Casares), quien con tan sólo un par de trazos es capaz de construir personajes tan complejos como llamativos, por no mencionar los impecables diálogos, envueltos en esta singular intriga. La segunda razón es la completa falta de truculencias, con una narración directa al grano que pone énfasis tanto en el suspenso y el denso clima de extrañeza como en la psicología de los personajes, peculiares pero muy bien escritos e interpretados, lo cual nos evita una historia plana, efectista y con gratuitos e inverosímiles giros argumentales; a fin de cuentas todo fluye en "El crimen de Oribe" pues a partir de los elementos dispuestos al inicio, las acciones de los personajes y sus respectivas consecuencias son un fiel reflejo de la ambivalente naturaleza humana. La tercera razón es el sensacional uso de la locura, de lo surreal, de la sinrazón y cómo éstas características dotan al relato de credibilidad y potencia dramática, siendo las únicas capaces de explicar los extraños sucesos, paradójicamente, de darles sentido. Es en realidad un estudio de personajes, de la psicología, de la moral, de lo inasible de éstos, o si no pongan atención a la ilusoria personalidad de Oribe, por mencionar al personaje del título del film. La cuarta razón es que todo lo anterior es narrado mediante una deliciosa y estimulante mezcla de géneros que van desde el cine negro hasta retazos de ciencia ficción y fantasía, de romance y policial, sin por ello comprometer ni un ápice de coherencia interna o de solidez narrativa y estética. La quinta razón es que siempre es fenomenal cuando se consiguen sutiles y humildes reflexiones (nada de aspavientos y grandilocuencias intelectuales) sobre el ser humano y la naturaleza de la realidad en que vivimos a partir de un argumento cuanto menos delirante, y no es poca cosa demostrar plena seguridad en qué historia cuentas y cómo la cuentas cuando ésta es poco convencional. El riesgo y la audacia demostrada en esta película es admirable. Gran film "El crimen de Oribe". No se lo pierdan.
De paso, por alguna razón que se me escapa, les recomiendo los cómics de Carlos Trillo (aquellos dibujados por Domingo Mandrafina y Jordi Bernet son espectaculares, sobre todo "Cosecha verde" -posteriormente retitulada como "La gran patraña"-). Oh, en fin, creo que me esperan grandes placeres con el buen Leopoldo Torre Nilsson. Ahora, a descansar.

2 comentarios:

  1. Joder, la de películas que reseñas de una manera tan genial y yo ni las conozco. ¿Cómo es posible? Rescatas filmes desde la mismísima memoria (o desmemoria del cine) amigo mío. Y eso que aquí mencionas al gran Adolfo Bioy Casares, uno de mis escritores favoritos. Se habla menos de él y más de Borges, cuando quizá Bioy sea mejor escritor. Aquí veo una imagen de unas manos jugando al póker, y no veas lo bien que queda una buena partida de póker en el cine. No las voy a mencionar todas porque sería excesivo, pero ahí tenemos, por ejemplo, a Paul Newman enfrentándose dentro de un vagón de tren al temible capo Robert Shaw en El golpe, o a Steve McQueen jugando con sus ojos azules contra el grandísimo Edward G. Robinson donde le dice: "Mientras yo viva tú seguirás siendo un segundón", o esa gran partida dentro del barco fluvial que navega por el Misisipi en Maverick con Mel Gibson, que tiene el poder mágico de hacer volar una carta a cámara lenta, o ese glamour de partida en Casino Royale con James Bond y ese tipo que desprende lágrimas de cocodrilo, el gran Mads Mikkelsen.

    Un abrazo, amigo.

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    Respuestas
    1. Lo bueno es que casi toda la filmografía de Leopoldo Torre Nilsson se encuentra en youtube, yo estoy determinado a verla lo más entera que pueda.
      Tengo un muy vago y lejano recuerdo de la lectura de La invención de Morel, y lo leería de nuevo si no fuera porque ese libro fue prestado y nunca regresado. De Borges he leído El Aleph. También estoy determinado a leer la obra de estos escritores, pero eso tomará más tiempo, ja, ja, en tanto toma tiempo conseguir dinero. En cualquier caso, la película que se viene ahora es de un cuento de Borges, coincidencias de la vida (bueno, quizás no tanto, a fin de cuentas me da la impresión de que todos se conocían).
      El póker tiene un gran atractivo cinematográfico, sin duda lo demuestran aquellas escenas descritas. Yo lo jugaría, pero ya se ha demostrado mi mala suerte en el juego, así que mejor me voy a dedicar al amor.
      Abrazos.

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