Director: Francois Ozon
¡Y volvemos con el bueno de Ozon! ¿Dónde lo dejamos? En "Angel", que, por supuesto, es la que viene después de "Le temps qui reste". Sí señor, nosotros no cruzamos el calendario, más bien el calendario nos cruza a nosotros (ésta última parte, después de la coma, puede tener multitud de interpretaciones). Esperen, ¿de qué estoy hablando? Hablemos de "Angel", por Dios santo. A todo esto, siempre he querido decir lo siguiente: ¿recuerdan "Gotas de agua sobre piedras calientes"? Pues bien, la actriz que no es Ludivine Sagnier, es decir, Anna Thomson, ha aparecido también en "True Romance" y "El cuervo". Si les cuesta imaginar quién es, he de ilustrarlo para ustedes: ésta imagen es ella en el filme de Ozon, esta otra es ella en el de Alex Proyas (la madre drogadicta de la niña amiga de Brandon Lee) y ésta, es ella en la de Tony Scott (es la prostituta del inicio, la que no se interesa en Christian Slater), y también apareció en "Unforgiven", de Clint Eastwood. Hace bastante tiempo que su actividad frente a las cámaras ha decrecido, pero que no se diga que no tuvo roles interesantes. ¿Notaron el cambio, a todo esto? Esa fue mi mayor sorpresa, he de admitirlo.
Dato interesante del día: la autora del libro en el que se basa esta película se llama Elizabeth Taylor, al igual que ustedes ya-saben-quién.
"Angel" es una simpática y encantadora película progresivamente trágica y amarga sobre Angel, una soñadora y apasionada muchacha, tan dulce como atrevida e insolente, un tanto déspota incluso pero innegablemente adorable, amante de la escritura, que sólo piensa en ser leída y admirada y llevar una luminosa vida llena de colores, casi como salida de un cuento de hadas o, mejor dicho, de una novela romántica con final feliz. De esta forma, el empeño y las ganas que la muchacha pone sobre la mesa, sumado a su ingente imaginación y talento, la conducirán por un camino lleno de amores y amistades y auges, pero también de decepciones, tristezas y caídas. El tema central, en todo caso, gira en torno al carácter iluso de la protagonista, cuya ingenuidad, mezclada con cierta dosis de clasismo y materialismo, la obliga a colisionar permanentemente con la realidad, que difiere de la historia que se ha escrito y se sigue escribiendo para sí misma: plena pero vacía, apacible pero tormentosa, satisfactoria pero insuficiente. En cualquier caso, aunque Ozon no rehuye una visión crítica tanto hacia lo iluso de su existencia (los humildes orígenes transformados en leyenda, la omisión de sombras biográficas o los abismos personales) como a lo excesivo y falso de su estilo de vida (suntuosas mansiones, animales exóticos, etc.: ya saben, aparentar clase y elegancia), el director está de lado de la protagonista, narrando la historia junto a ella, comprendiéndola, entendiéndola, compadeciéndola... y admirándola, por qué no. No obstante, que no se piense que Ozon cae en una realización melosa, cursi y azucarada; es deliberada y decididamente kitsch y romántica, sí, pero, por lo mismo, del todo coherente y verosímil dado el punto de vista desde el que se narra y dirige: su estilo recargado no resulta empalagoso ni repelente, antes al contrario, es atractivo y encantador.
Podríamos decir que es la película más inocente y casta de Ozon, pero aunque en la ocasión no sea tan punzante, mordaz y complejo como es usual en él, no deja de lado su aguda visión de las relaciones humanas y, por supuesto, del lado oscuro del individuo, además del ya explorado terreno de la creación como arma de doble filo.
Oh, y cómo no dejarse atrapar por el histriónico encanto de Romola Garai, que está sensacional. También aparece Michael Fassbender (prototipo de galán brusco y hosco pero hermoso y amoroso a su manera... ¿Lo han visto en "Jane Eyre", de Cary Fukunaga? Ahí está aún mejor, ¡y qué película más bella, gente querida!) y Charlotte Rampling, quienes no necesitan presentación, el siempre agradable de ver Sam Neill, y ojo, que Lucy Russell (de discreta carrera), que interpreta a la hermana de Fassbender, hizo de femme fatale en "Following", la opera prima de Nolan.
En fin, muy buena película es "Angel". Recomendadísima.
Dato interesante del día: la autora del libro en el que se basa esta película se llama Elizabeth Taylor, al igual que ustedes ya-saben-quién.
"Angel" es una simpática y encantadora película progresivamente trágica y amarga sobre Angel, una soñadora y apasionada muchacha, tan dulce como atrevida e insolente, un tanto déspota incluso pero innegablemente adorable, amante de la escritura, que sólo piensa en ser leída y admirada y llevar una luminosa vida llena de colores, casi como salida de un cuento de hadas o, mejor dicho, de una novela romántica con final feliz. De esta forma, el empeño y las ganas que la muchacha pone sobre la mesa, sumado a su ingente imaginación y talento, la conducirán por un camino lleno de amores y amistades y auges, pero también de decepciones, tristezas y caídas. El tema central, en todo caso, gira en torno al carácter iluso de la protagonista, cuya ingenuidad, mezclada con cierta dosis de clasismo y materialismo, la obliga a colisionar permanentemente con la realidad, que difiere de la historia que se ha escrito y se sigue escribiendo para sí misma: plena pero vacía, apacible pero tormentosa, satisfactoria pero insuficiente. En cualquier caso, aunque Ozon no rehuye una visión crítica tanto hacia lo iluso de su existencia (los humildes orígenes transformados en leyenda, la omisión de sombras biográficas o los abismos personales) como a lo excesivo y falso de su estilo de vida (suntuosas mansiones, animales exóticos, etc.: ya saben, aparentar clase y elegancia), el director está de lado de la protagonista, narrando la historia junto a ella, comprendiéndola, entendiéndola, compadeciéndola... y admirándola, por qué no. No obstante, que no se piense que Ozon cae en una realización melosa, cursi y azucarada; es deliberada y decididamente kitsch y romántica, sí, pero, por lo mismo, del todo coherente y verosímil dado el punto de vista desde el que se narra y dirige: su estilo recargado no resulta empalagoso ni repelente, antes al contrario, es atractivo y encantador.
Podríamos decir que es la película más inocente y casta de Ozon, pero aunque en la ocasión no sea tan punzante, mordaz y complejo como es usual en él, no deja de lado su aguda visión de las relaciones humanas y, por supuesto, del lado oscuro del individuo, además del ya explorado terreno de la creación como arma de doble filo.
Oh, y cómo no dejarse atrapar por el histriónico encanto de Romola Garai, que está sensacional. También aparece Michael Fassbender (prototipo de galán brusco y hosco pero hermoso y amoroso a su manera... ¿Lo han visto en "Jane Eyre", de Cary Fukunaga? Ahí está aún mejor, ¡y qué película más bella, gente querida!) y Charlotte Rampling, quienes no necesitan presentación, el siempre agradable de ver Sam Neill, y ojo, que Lucy Russell (de discreta carrera), que interpreta a la hermana de Fassbender, hizo de femme fatale en "Following", la opera prima de Nolan.
En fin, muy buena película es "Angel". Recomendadísima.
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