martes, 2 de mayo de 2017

Szelíd teremtés: A Frankenstein-terv - 2010


Director: Kornél Mundruczó

Para que conste, acabo de ver el primer episodio (o el episodio piloto) de "American Gods", la nueva serie de Starz, una de las pocas buenas cadenas televisivas que van quedando en Estados Unidos, basada en la novela homónima de Neil Gaiman. Diré que me pareció entretenido y moderadamente interesante, más por lo intrigante que es el trabajo que el protagonista deberá hacer para el tal señor Wednesday (¿un asesino a sueldo interdimensional de deidades?) que por ese excesivo despliegue de trucos visuales y demás, aunque me ha gustado la escena del bar y la primera secuencia de los vikingos. No quedé loco, pero la seguiré viendo para cachar si algo realmente bueno sale de eso. Ahora bien, hablemos de "Tender Son: The Frankenstein Project", del húngaro Kornél Mundruczó. A propósito de Hungría, aprendí que la é se pronuncia como una /i/ y que las eses se pronuncian como un /ch/ o /sh/ a menos que se acompañen de una zeta, en cuyo caso el sonido es como una ese, pero para qué engañarnos, el húngaro es mucho, mucho más complejo que eso. ¿O me equivoco?


Kornél Mundruczó se pone frente a la cámara y actúa de director de cine y teatro que busca a su próximo personaje, tortuoso proceso que lleva más de dos años y que debe quedar resuelto en dos semanas, según le avisan. Kornél Mundruczó no se interpreta a sí mismo, aclaro, pero seguramente se inspira, al menos en lo que tiene que ver a la trama del casting, en sus propias vivencias como cineasta y relativamente reconocida figura pública. También se inspira en la novela de Mary Shelley, que no he leído (francamente no he leído ni mierda: señalar que no he leído algo es redundante), así que me perdonarán si no entiendo mucho algunos de los giros o detalles argumentales que el director saca a pito de nada, aunque puede que deban considerarse dos cosas: primero, que "Tender Son" sólo se inspira en la novela de Mary Shelley, inspira en un sentido libre y no fiel, no al pie de la letra, y segundo, muy relacionado a lo anterior, que Mundruczó no se inspira tanto en la historia como en la simbología detrás, en el significado de la historia de Mary Shelley. En cualquier caso eso lo tendrá que evaluar alguien que haya leído la novela y que se anime a ver esta fallida e incomprensible película.
Al inicio es interesante, digamos los primeros treinta minutos, partiendo con este director que busca desesperadamente a su protagonista en un vetusto y cuasi abandonado edificio de departamentos, lugar en donde lleva a cabo el casting, también el hogar en donde viven una señora y su marido, la hija de éste y otra chica salida de algún lugar pero que es considerada familia. De repente aparece un peculiar muchacho que parece tener los rasgos que busca el director, ¿pero a qué costo?, dado que el muchacho es un tanto inestable e impredecible y no parece tener límites morales. Así, la película parecía apuntar a un relato de cine sobre una maldita y problemática película cuyo proceso se enmaraña con la crisis de una familia húngara, sin embargo el casting es un dato totalmente inútil y ya ni siquiera puede presumir de ser algún tipo de detonante dramático, pues si se pensaba que el casting era el mecanismo para atraer a este extraño muchacho, poco después se nos dice en un par de ocasiones que el mismo chico de todas formas iba a llegar a tamaña edificación. En fin, una vez desgastada la trama del casting, la película se diluye y aletarga rápidamente, transformándose en un cansino y pomposo ejercicio intelectual en donde de la nada, es decir de manera prácticamente azarosa, inverosímil e ilógica, surgen lazos sanguíneos y, también de la nada, se van sucediendo asesinatos y muertes y accidentes que no conducen a ningún lugar. Desde luego el muchacho, me imagino que la reimaginación del Monstruo de Frankenstein, es el culpable de todo ello. Y bueno, la película se sume en el sopor, la inacción y la desidia. No esperen sesudas reflexiones o visiones, discursos, etc.: lo único que Mundruczó nos ofrece es contemplar los vacuos tiempos muertos interrumpidos con algún asesinato ocasional, y así durante más de una hora hasta el impresentable final. Es una lástima, pues el inicio era interesante e incluso prometedor, sin embargo al director le dio por ponerse trascendental o lo que sea, supongo que estará orgulloso de sí mismo el desgraciado.
"Tender Son": Un incontestable e inenarrable desperdicio.

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