Director: Marcelo Ferrari
Se me ocurrió una idea para hacer dinero fácil: secuestrar a alguno de estos jugadores de fútbol por el que los clubes más poderosos del orbe pagan una inverosímil cantidad de millones de dólares y exigir, como pago para devolver al jugador, no lo sé, 75 millones (obviamente te debes adelantar a la transacción, así las cajas del club comprador/rescatador no estarán vacías al momento de ejecutar el plan), aunque depende de a quién secuestres. ¿Buena idea o buena idea? La dejo ahí, por si alguien quiere llevarla acabo. Si lo hacen, recuerden: la idea no la sacaron de mí, ¿ok? Dejando el fútbol de lado, volvemos a comentar las películas chilenas que no alcanzamos a comentar a principio de año. Ahora es el turno de "Bombal", segundo largometraje de Marcelo Ferrari, cuya opera prima fue "Sub Terra", adaptación de la novela homónima del gran Baldomero Lillo, y que acá también se inspira, por decirlo así, en la literatura: como el título indica, la película se trata sobre María Luisa Bombal, escritora chilena que se codeó con grandes figuras literarias del panorama iberoamericano y que fue ella misma reconocida por trazar complejos personajes femeninos, por describir la intensidad con que ellas perciben y se relacionan con su entorno, por adentrarse en sus mundos interiores y darles voz, otorgarles riqueza emocional y psicológica.
Interesante discusión la que suscita un relato cinematográfico basado, inspirado y/o directamente extraído de la vida de algún famoso artista. La pregunta fundamental es si el director debe replicar, en su puesta en escena, las características y rasgos distintivos de la obra artística del retratado. Por ejemplo, una película de determinado pintor ¿debe tener encuadres en donde se aprecien la técnica, los colores, las formas más distintivas de sus pinturas? ¿Debe, en lugar de ello, simplemente abordar la vida del pintor a través del género que más le plazca, sea una comedia, un thriller o un drama psicológico? Bueno, también se pueden llevar a cabo ambas posibilidades, y ninguna de las dos es, en sí misma, una decisión acertada o errónea; después de todo, la calidad de una película depende de muchos factores. (Todo esto estaba mejor redactado y planteado en mi cabeza, pero, con suerte, me pude hacer entender lo suficiente... espero). Así las cosas, ¿debe, una película inspirada en la vida de María Luisa Bombal, replicar la atmósfera sugerente, fantasmagórica y surreal, onírica, de relatos como La última niebla, El árbol o Las islas nuevas? No es descabellado pensar que las historias de Bombal beben de las propias experiencias y sensaciones que la autora ha vivido y sentido.
En cualquier caso, estas son preguntas que me hacía antes de ponerme a ver "Bombal". Pero, respondiendo la última que formulé: No. Y no es un reproche, por favor. Marcelo Ferrari se concentra en otro rasgo de la literatura de Bombal, interpretada por Blanca Lewin, acaso más importante y esencial: la experiencia subjetiva de las mujeres. La puesta en escena de Ferrari se erige como una experiencia introspectiva centrada en expresar y transmitir la intensidad y la feroz honestidad con que Bombal, amante apasionada y obsesiva, percibía y se relacionaba consigo misma, con el mundo, con la naturaleza, con su entorno, con unos ideales y principios establecidos con los que siempre se mantuvo en conflicto. De esta forma, la propuesta formal de este cándido a la vez que amargo retrato de la autora de La amortajada se construye fundamentalmente a través de una fotografía lúgubre y sensorial (además de sensacional, con rima y todo), casi pictórica, de límpidas luces y profundas sombras, de pulcros y sucios claroscuros, sustentada casi exclusivamente en el uso de primeros planos, y una sobria (pero sublime) banda sonora, centradas en construir a una figura de personalidad tan grácil y delicada como avasalladora y suicida, con las emociones a flor de piel, con las pulsaciones a mil, agobiada por las presiones externas y su inestabilidad inherente, aprisionada por sus propios deseos incumplidos y por el vacío que los demás van dejando en su cuerpo, en su espíritu, ya a punto de caer en una espiral de locura y decadencia. Y ojo, que el par de escenas oníricas/surreales están en perfecta armonía con lo recién dicho, pues, más que obedecer a un uso meramente de estilo, estas secuencias de ensoñación/alucinación reflejan cuán abismal es la distancia que separa el mundo en el que a Bombal le gustaría estar del mundo en que debe vivir. No encontrarán incoherencias, no señor: la propuesta de Ferrari se defiende sola.
¿Y de qué trata la película, así para ser exacto? "Bombal" se centra en la no recíproca relación que la escritora mantuvo con un sujeto llamado Eulogio, amante fugaz e indiferente del que Bombal se enamoró con locura y por el cual está dispuesta a perderlo todo. Si bien los hechos son fidedignos (según Wikipedia), la reconstrucción argumental se permite ciertas licencias. Como sea, me ha encantado esta película, no sólo por estar excelentemente escrita y dirigida (más allá de un par de diálogos melosos y algo artificiosos), sino que también, sobre todo, por la transparencia y solemnidad con que captura la mirada única de Bombal y la transforma en imagen cinematográfica, como si ella misma se convirtiera en imagen, como si la imagen fuera ella...
P.D.: La pueden encontrar en Youtube, pero que sea secreto para que no la bajen...
Interesante discusión la que suscita un relato cinematográfico basado, inspirado y/o directamente extraído de la vida de algún famoso artista. La pregunta fundamental es si el director debe replicar, en su puesta en escena, las características y rasgos distintivos de la obra artística del retratado. Por ejemplo, una película de determinado pintor ¿debe tener encuadres en donde se aprecien la técnica, los colores, las formas más distintivas de sus pinturas? ¿Debe, en lugar de ello, simplemente abordar la vida del pintor a través del género que más le plazca, sea una comedia, un thriller o un drama psicológico? Bueno, también se pueden llevar a cabo ambas posibilidades, y ninguna de las dos es, en sí misma, una decisión acertada o errónea; después de todo, la calidad de una película depende de muchos factores. (Todo esto estaba mejor redactado y planteado en mi cabeza, pero, con suerte, me pude hacer entender lo suficiente... espero). Así las cosas, ¿debe, una película inspirada en la vida de María Luisa Bombal, replicar la atmósfera sugerente, fantasmagórica y surreal, onírica, de relatos como La última niebla, El árbol o Las islas nuevas? No es descabellado pensar que las historias de Bombal beben de las propias experiencias y sensaciones que la autora ha vivido y sentido.
En cualquier caso, estas son preguntas que me hacía antes de ponerme a ver "Bombal". Pero, respondiendo la última que formulé: No. Y no es un reproche, por favor. Marcelo Ferrari se concentra en otro rasgo de la literatura de Bombal, interpretada por Blanca Lewin, acaso más importante y esencial: la experiencia subjetiva de las mujeres. La puesta en escena de Ferrari se erige como una experiencia introspectiva centrada en expresar y transmitir la intensidad y la feroz honestidad con que Bombal, amante apasionada y obsesiva, percibía y se relacionaba consigo misma, con el mundo, con la naturaleza, con su entorno, con unos ideales y principios establecidos con los que siempre se mantuvo en conflicto. De esta forma, la propuesta formal de este cándido a la vez que amargo retrato de la autora de La amortajada se construye fundamentalmente a través de una fotografía lúgubre y sensorial (además de sensacional, con rima y todo), casi pictórica, de límpidas luces y profundas sombras, de pulcros y sucios claroscuros, sustentada casi exclusivamente en el uso de primeros planos, y una sobria (pero sublime) banda sonora, centradas en construir a una figura de personalidad tan grácil y delicada como avasalladora y suicida, con las emociones a flor de piel, con las pulsaciones a mil, agobiada por las presiones externas y su inestabilidad inherente, aprisionada por sus propios deseos incumplidos y por el vacío que los demás van dejando en su cuerpo, en su espíritu, ya a punto de caer en una espiral de locura y decadencia. Y ojo, que el par de escenas oníricas/surreales están en perfecta armonía con lo recién dicho, pues, más que obedecer a un uso meramente de estilo, estas secuencias de ensoñación/alucinación reflejan cuán abismal es la distancia que separa el mundo en el que a Bombal le gustaría estar del mundo en que debe vivir. No encontrarán incoherencias, no señor: la propuesta de Ferrari se defiende sola.
¿Y de qué trata la película, así para ser exacto? "Bombal" se centra en la no recíproca relación que la escritora mantuvo con un sujeto llamado Eulogio, amante fugaz e indiferente del que Bombal se enamoró con locura y por el cual está dispuesta a perderlo todo. Si bien los hechos son fidedignos (según Wikipedia), la reconstrucción argumental se permite ciertas licencias. Como sea, me ha encantado esta película, no sólo por estar excelentemente escrita y dirigida (más allá de un par de diálogos melosos y algo artificiosos), sino que también, sobre todo, por la transparencia y solemnidad con que captura la mirada única de Bombal y la transforma en imagen cinematográfica, como si ella misma se convirtiera en imagen, como si la imagen fuera ella...
P.D.: La pueden encontrar en Youtube, pero que sea secreto para que no la bajen...
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