Creadores: Robert Kirkman & Dave Erickson
Hagamos una pequeña pausa en esto de atar cabos sueltos y hablemos de la primera parte de la tercera temporada de "Fear the Walking Dead", que consta de ocho episodios. Siempre me ha gustado esta serie, pero pienso que esta temporada es un paso en falso, un retroceso en la calidad mostrada en las dos primeras, pero qué se le puede hacer, estas cosas pasan.
Las dos primeras temporadas de "Fear the Walking Dead" destacaban por su impecable y sólido tratamiento de la violencia y de la cruda atmósfera que surge del despertar de los muertos, ese ambiente tenso pero calmo a la vez, explosivo a la par que contenido, que tiene tanto de suspense formal y psicológico como de acción manejada a fuego lento pero contundente. Sí señor, muchos adjetivos. A partir de lo anterior, lo mejor que ofrecía esta serie comandada por el co-creador Dave Erickson era la concisión del relato, limitándose a un puñado de interesantes personajes sometidos a las tribulaciones de un espacio en particular, creando conflictos de creciente intensidad en donde la interacción de los personajes en disputa se vuelve poco a poco, pero con firmeza y seguridad, insostenible. Cómo no recordar positivamente los primeros episodios de la segunda temporada, situados en un yate en medio del mar y acechado por un enemigo invisible pero de presencia inminente, o la llegada al hotel y los intentos por hacerlo habitable (y los zombis cayendo de los balcones... para ponerse de pie de nuevo y continuar su no-vida errante).
Por desgracia, en esta tercera temporada todo esto se desecha por una acción fugaz y superficial, en donde sólo importa el intercambio de balas y de amenazas en detrimento del certero tratamiento de la tensión y de la psiquis de los personajes (aunque no se hayan vuelto planos, antes cada personaje, sobre todo Nick, Madison y Alicia, ofrecían perspectivas diferentes al asunto de los zombis y de los humanos siendo monstruos, además aportando variados datos y hallazgos). Por lo demás, si bien al inicio se pueden encontrar varias, parece que a los distintos directores ya no les importa la construcción de imágenes inquietantes, viscerales y con un cierto toque de lirismo. Y qué decir de la ambigüedad moral, que acá se reduce a un enfrentamiento políticamente correcto; por si fuera poco, por alguna razón, los mismos personajes que decían que lo que importaba antes del apocalipsis zombie ya no tiene lugar ahora que todo se fue al demonio, dejan ese nihilismo de cuarta a un lado para esgrimir argumentos sacados de los influyentes que dictan tendencia en las redes sociales, lo cual es una contradicción escandalosa (pero como no incomoda ni interpela a nadie, entonces pasa colada).
¿Y de qué trata esta primera parte de la temporada? La familia Clark ahora llega a un rancho puramente "americano", con principios que enorgullecerían a los adherentes de Trump, comandado por un viejo racista y machista llamado Jeremiah Otto, quien intenta camuflar su vena discriminatoria bajo una fachada de maestro del sentido común o de la sensatez del buen superviviente. El viejo tiene dos hijos, el sádico y el niño bueno. Los Clark se llevan mal con todos ellos (bueno, quizás no con el niño bonito), pero de igual forma entablan una extraña amistad con ellos e intentan proteger el rancho de un indio supremacista que dice que esas tierras son ancestrales y le pertenecen a su tribu. Como ven, puros lugares comunes: un aliado incómodo que plantea la problemática de qué tanto uno está dispuesto a hacer la vista gorda con tal de sobrevivir; el enemigo de la causa "noble" que es el típico fanático que sustenta matanzas con dogmas religiosos y de raza (el líder indio menciona una profecía que dice que sólo ellos deben sobrevivir... bonito, ¿no?). Súmenle a ello una forzada atracción sexual entre la hija Clark y el niño bonito (ella siempre fue un personaje ajeno a esta clase de giros pueriles), y bueno... Por un momento lucía prometedor el desarrollo argumental dentro del rancho, con los Clark adquiriendo más y más influencia dentro de los que lideran el lugar (el enemigo es circunstancial e intercambiable, francamente no importa, a todas luces era un comodín narrativo... además, sólo le dieron una motivación "políticamente correcta" para así darse cuenta de la imbecilidad de los rancheros, porque si creaban, no sé, otro Negan, entonces para qué pensar si los Otto son malos, ¿cierto?), incluso otorgando matices al viejo Jeremiah y su hijo torturador, todo lo cual, si lo analizamos bien, es bastante inverosímil, incluso bajo la premisa de "con tal de sobrevivir hay que aceptar la ayuda de quién sea". Oh, y las tramas de Strand (el negro) y Daniel (el salvadoreño con un pasado oscuro y violento) son un verdadero desperdicio; la del segundo intenta emular las experiencias catárticas de "The Leftovers", pero claramente no le sale. Y cómo se nota que Cliff Curtis no tenía tiempo para trabajar en esto, ahora que James Cameron lo secuestró para sus secuelas de "Avatar". Y... y... ¿por qué no se detienen un poco y se concentran en lo bueno, en vez de perpetrar la enésima "película" de acción zombi?
Como sea, un temporada apenas regular y toda una decepción en comparación con las dos primeras. Dave Erickson deja de ser el showrunner y dudo que la cosa vaya a mejorar a partir de... esperen, ¿deja de ser el showrunner a partir de esta mitad o a partir de la cuarta temporada? En cualquier caso, no me muestro muy optimista. Y recuerden: no olviden lavarse los dientes.
Las dos primeras temporadas de "Fear the Walking Dead" destacaban por su impecable y sólido tratamiento de la violencia y de la cruda atmósfera que surge del despertar de los muertos, ese ambiente tenso pero calmo a la vez, explosivo a la par que contenido, que tiene tanto de suspense formal y psicológico como de acción manejada a fuego lento pero contundente. Sí señor, muchos adjetivos. A partir de lo anterior, lo mejor que ofrecía esta serie comandada por el co-creador Dave Erickson era la concisión del relato, limitándose a un puñado de interesantes personajes sometidos a las tribulaciones de un espacio en particular, creando conflictos de creciente intensidad en donde la interacción de los personajes en disputa se vuelve poco a poco, pero con firmeza y seguridad, insostenible. Cómo no recordar positivamente los primeros episodios de la segunda temporada, situados en un yate en medio del mar y acechado por un enemigo invisible pero de presencia inminente, o la llegada al hotel y los intentos por hacerlo habitable (y los zombis cayendo de los balcones... para ponerse de pie de nuevo y continuar su no-vida errante).
Por desgracia, en esta tercera temporada todo esto se desecha por una acción fugaz y superficial, en donde sólo importa el intercambio de balas y de amenazas en detrimento del certero tratamiento de la tensión y de la psiquis de los personajes (aunque no se hayan vuelto planos, antes cada personaje, sobre todo Nick, Madison y Alicia, ofrecían perspectivas diferentes al asunto de los zombis y de los humanos siendo monstruos, además aportando variados datos y hallazgos). Por lo demás, si bien al inicio se pueden encontrar varias, parece que a los distintos directores ya no les importa la construcción de imágenes inquietantes, viscerales y con un cierto toque de lirismo. Y qué decir de la ambigüedad moral, que acá se reduce a un enfrentamiento políticamente correcto; por si fuera poco, por alguna razón, los mismos personajes que decían que lo que importaba antes del apocalipsis zombie ya no tiene lugar ahora que todo se fue al demonio, dejan ese nihilismo de cuarta a un lado para esgrimir argumentos sacados de los influyentes que dictan tendencia en las redes sociales, lo cual es una contradicción escandalosa (pero como no incomoda ni interpela a nadie, entonces pasa colada).
¿Y de qué trata esta primera parte de la temporada? La familia Clark ahora llega a un rancho puramente "americano", con principios que enorgullecerían a los adherentes de Trump, comandado por un viejo racista y machista llamado Jeremiah Otto, quien intenta camuflar su vena discriminatoria bajo una fachada de maestro del sentido común o de la sensatez del buen superviviente. El viejo tiene dos hijos, el sádico y el niño bueno. Los Clark se llevan mal con todos ellos (bueno, quizás no con el niño bonito), pero de igual forma entablan una extraña amistad con ellos e intentan proteger el rancho de un indio supremacista que dice que esas tierras son ancestrales y le pertenecen a su tribu. Como ven, puros lugares comunes: un aliado incómodo que plantea la problemática de qué tanto uno está dispuesto a hacer la vista gorda con tal de sobrevivir; el enemigo de la causa "noble" que es el típico fanático que sustenta matanzas con dogmas religiosos y de raza (el líder indio menciona una profecía que dice que sólo ellos deben sobrevivir... bonito, ¿no?). Súmenle a ello una forzada atracción sexual entre la hija Clark y el niño bonito (ella siempre fue un personaje ajeno a esta clase de giros pueriles), y bueno... Por un momento lucía prometedor el desarrollo argumental dentro del rancho, con los Clark adquiriendo más y más influencia dentro de los que lideran el lugar (el enemigo es circunstancial e intercambiable, francamente no importa, a todas luces era un comodín narrativo... además, sólo le dieron una motivación "políticamente correcta" para así darse cuenta de la imbecilidad de los rancheros, porque si creaban, no sé, otro Negan, entonces para qué pensar si los Otto son malos, ¿cierto?), incluso otorgando matices al viejo Jeremiah y su hijo torturador, todo lo cual, si lo analizamos bien, es bastante inverosímil, incluso bajo la premisa de "con tal de sobrevivir hay que aceptar la ayuda de quién sea". Oh, y las tramas de Strand (el negro) y Daniel (el salvadoreño con un pasado oscuro y violento) son un verdadero desperdicio; la del segundo intenta emular las experiencias catárticas de "The Leftovers", pero claramente no le sale. Y cómo se nota que Cliff Curtis no tenía tiempo para trabajar en esto, ahora que James Cameron lo secuestró para sus secuelas de "Avatar". Y... y... ¿por qué no se detienen un poco y se concentran en lo bueno, en vez de perpetrar la enésima "película" de acción zombi?
Como sea, un temporada apenas regular y toda una decepción en comparación con las dos primeras. Dave Erickson deja de ser el showrunner y dudo que la cosa vaya a mejorar a partir de... esperen, ¿deja de ser el showrunner a partir de esta mitad o a partir de la cuarta temporada? En cualquier caso, no me muestro muy optimista. Y recuerden: no olviden lavarse los dientes.
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