domingo, 3 de septiembre de 2017

The Big Steal - 1949


Director: Don Siegel

Pero qué día más excepcional el de hoy. No me van a creer, pero de repente suena el timbre de mi casa, salgo a ver quién es y, miren ustedes, me encuentro con que quien me está llamando es nada más y nada menos que mi hombre, mi compipa, mi amigo, mi pana, mi yunta Xzibit, ¡que me vino a enchular la máquina! Ya saben: ♫You have to pimp my riiiiiiiiide♫. ¿Qué pasa, esta historia llegó con diez años de retraso? Bah, qué importa. Lo cierto es que los cabros de GAS, sabiendo que me gusta el cine, en resumen, como pensaron que soy un fanático impenitente de la saga "Transformers" hicieron que mi auto, al apretarse un botón, ¡se transformara en un cine privado con personalidad propia! Increíble, viejo. Ojalá no me roben el auto... Oh, y hablando de robos, hablemos un poco de "The Big Steal", la tercera película de Don Siegel. Perdón... la imaginación medio que me falla hoy día, no se me ocurre el porqué.


Tremendo ni que enredo en el que se meten Robert Mitchum y Jane Greer, quienes se vuelven a encontrar luego de "Out of the Past", esa obra maestra de Jacques Tourneur. Ella interpreta a una mujer tras la pista de su prometido, un sinvergüenza que se le escapó con dos mil dólares, mientras que él interpreta a un sujeto, perseguido por un oficial del ejército estadounidense, en la búsqueda del mismo sinvergüenza, un ladrón por cuyo último robo es culpado nuestro buen amigo Mitchum, ante lo cual, para limpiar su honra, deberá encontrar el botín y al culpable para entregarlo a las autoridades. El asunto, ciertamente, es ligeramente más complicado de lo que suena. Y además también entran en escena dos oficiales mexicanos, porque todo el asunto ocurre en suelo mexicano, de lo más jocosos (pero bastante efectivos).
Supongo que no me voy a extender demasiado. "The Big Steal" es una película precisa y concisa que, a partir de su pequeño puñado de personajes, ofrece un ágil y fluido relato (de poco más de setenta minutos) que consta de alianzas, traiciones, mentiras, secretos, persecuciones a alta velocidad, giros argumentales, tiroteos, cuya gracia radica no tanto en el desarrollo de personajes (todos de motivaciones sencillas: encontrar esto, esconder esto otro, defender el honor, nada complejo; lo psicológico y lo emocional no entra en la ecuación) o en la exacta verosimilitud de los hechos (si nos ponemos estrictos, algunas acciones resultan un tanto cuestionables o difíciles de creer a la primera) como en la chispeante y vibrante personalidad que exuda el fotograma y el filme en su totalidad, amén de sus atractivos personajes, negro pero también blanco sentido del humor y ocurrentes diálogos (me gusta uno que recita el oficial mexicano, feliz de poder practicar su inglés aunque se vea desbordado por ciertas expresiones idiomáticas de los gringos, para lo cual dice: "strange language, but very colorful". A mí me gustó la frase, no sé ustedes).
Digamos que "The Big Steal" es un entretenido y efectivo ejercicio de estilo que se vale de los códigos del noir para construir un relato de alianzas, traiciones, mentiras... bueno, ya saben el resto. Disfrútenlo, que no se hallan propuestas así de coherentes y desenfadadas todos los días (o sea, si sabes buscar puedes ver sólo lo bueno todos los días).

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