viernes, 1 de septiembre de 2017

The Verdict - 1946


Director: Don Siegel

Momentáneamente dejamos de lado la filmografía de Abel Ferrara y vamos a ir con parte de la de Don Siegel, de quien sólo he visto, hace largo tiempo ya (años, diría yo), "La fuga de Alcatraz" y "Harry el sucio". ¿Con cuál vamos a comenzar? Con su excelente opera prima, por supuesto: "The Verdict", la cual, acabo de ver, fue recibida con bastante tibieza en aquel entonces. Allá ellos... y yo pregunto: si aquellos críticos se creen tan listos ¿entonces por qué se murieron?


He disfrutado de lo lindo con esta película de poco más de ochenta minutos. Es una entretenida película de misterio en donde Sydney Greenstreet (actor que nació el mismo día que yo, que sólo actuó en la década de los cuarenta y que acá vimos haciéndole la vida imposible a Joan Crawford en "Flamingo Road") interpreta a un superintendente de Scotland Yard al que le llega la información de que el hombre que acaba de morir en la horca gracias a él es inocente, hecho que no sólo daña la imagen de la policía y le cuesta el puesto, sino que también, de manera breve pero decidora, lo lleva a ser atormentado por la culpa. El asunto es que dicha revelación reabre el caso mal resuelto y no tarda en ocurrir otro asesinato, ¡así que chicoteen los caracoles que si no el asesino seguirá haciendo de las suyas!
A ver, por dónde empezar... El misterio es fascinante y promete sorprender hasta el final. ¿Por qué es fascinante? En parte porque el entramado argumental está bien nutrido de interesantes personajes, todos sin excepción rodeados de cierta nebulosa, y además cuenta con múltiples aristas que logran, con creces, mantener el interés gracias a las variadas posibilidades que se suscitan de ellas: uno nunca sabe realmente cuál es la verdad, cuál es la solución: ¡siempre hay un pero que nos mantiene en ascuas! Sin embargo, lo mejor corre por cuenta de Don Siegel, cuya puesta en escena y/o ejecución formal aprovecha y potencia el sólido guión, creando un perpetuo estado de ambigüedad, no tan sólo moral sino que también respecto a la sensación de incertidumbre, y manejando hábilmente un suspenso que por momentos resulta imperceptible (siempre latente) pero silenciosamente efectivo. 
Aparte, el personaje de Peter Lorre me resulta tan encantador y atractivo como inquietante y sospechoso; Lorre dota a su personaje de una ambivalente sensualidad (y no sólo por su exquisita manera de hablar) que va muy en línea con la atmósfera propuesta por Siegel.
En fin... Don Siegel desde ya se muestra como un hábil narrador seguro de sí mismo, un narrador concreto, certero, preciso, al grano y al hueso. Un director duro, aunque acá no lo parezca a simple vista, y de grandes facultades expresivas y dramáticas. (Vean el paneo que va captando las reacciones de los involucrados cuando se dicta una sentencia a muerte. Brillante).
"The Verdict" no es sólo entretenida: es también una gran película. Disfrútenla, vamos.

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