jueves, 23 de noviembre de 2017

Logan Lucky - 2017


Director: Steven Soderbergh

Hoy volví a mi casa en la nueva línea 6 del metro, y una de sus gracias es que los trenes nuevos son automáticos, es decir que no están conducidos por nadie, y ahora, en donde solía estar la cabina de conducción, hay una especie de "mirador" por el que se puede ver el camino de manera frontal. La cosa es que fui de inmediato para allá, sólo que ya había alguien, pero me dije "qué demonios", así que me puse al lado de él y debo decir que me hacía gracia porque parecía como si ambos estuviéramos compartiendo un momento de introspección juntos, diciéndonos muchas cosas sin hablar una sola palabra, mirando al futuro o qué sé yo. Admito que ni me fijé en el camino por pensar en estas cosas mientras me aguantaba la risa. En fin, ¿qué tenemos acá? ¡"Logan Lucky", así es! ¡Lo logramos! Y lo mejor es que este fue un visionado tranquilo, sin interrupciones, un visionado ideal. Ideal para una gran película, por lo demás. Me siento realmente contento por ello. Vamos, brinden conmigo.


Soderbergh vuelve de su "retiro" nada más y nada menos que con un heist en toda regla, un heist de tomo y lomo, sólo que un heist ejecutado por rednecks que no tienen nada de tontos, que tienen mucho de humanos y que viven bajo el pesado estigma de la marginalidad y el estereotipo, aunque este aspecto de la película, no obstante se aprecia con brutal honestidad en cada imagen (las camionetas viejas y polvorientas; las caravanas y los acentos marcados; el fuerte apego al hogar -el que, para ellos, llega a ser algo incluso abstracto y simbólico: las montañas, los ríos, los bosques y las carreteras-; el valor de la sangre y la familia, de las relaciones que valen la pena; el menosprecio de los más "educados", la diferencia aparentemente insalvable con aquellos que llevan una vida de "provecho"), mantiene su fuerza en un nivel subyacente, no como palabra sino como sentimiento, porque el relato como tal está narrado por el heist: el gran robo que Channing Tatum, el mayor del malogrado clan Logan (compuesto también por Adam Driver, el hermano que dice que los Logan tienen una maldición, y Riley Keough, prometedora actriz que se está posicionado con fuerza en el panorama cinematográfico estadounidense, y no es para menos considerando su filmografía), planea llevar a cabo en un gran autódromo justo el día en que se corre la carrera NASCAR más importante del año. Para ello se deben seguir todos los pasos del heist: reclutar gente de fiar, trazar el plan, ejecutarlo, bajar el perfil, etc., todo narrado con las tensas complicaciones de siempre, con un saludable sentido del humor y con un ágil sentido del ritmo, amén del brillante guión de Rebecca Blunt (el primero que ha escrito, y de hecho se discute si ella es real o no; algunos dicen que es un seudónimo, pero el mismo Soderbergh ha dicho que Rebecca Blunt existe... ahora, que la gente no le crea es otra cosa) y de la amena puesta en escena del director, que no por amena resulta menos entrañable y poderosa. Del guión, a parte de destacar la impecable narración del heist (que además viene con sorpresas), sobresalen con luz propia los atractivos y adorables personajes que componen este mundillo criminal redneck, personajes de carne y hueso (los Logan, prácticamente) que tan sólo con una mirada dan cuenta de esa vida de derrotas y carencias (suplidas con afecto e integridad, también valentía) por la que nadie manifiesta el menor interés. "Logan Lucky" es un heist con sensibilidad social, pero sin palabrerías ni recursos discursivos baratos. Es una historia, una gran historia con aún más grande trasfondo emocional.
Además de los Logan mencionados también vemos a un genial Daniel Craig interpretando a un sujeto, ubicado en las antípodas de James Bond, llamado Joe Bang (ni hablar de los otros hermanos Bang, Fish y Sam); vemos brevemente a Katherine Waterston, otra actriz que está subiendo en la industria; y hasta Katie Holmes y Hillary Swank se dejan ver por ahí, lo cual siempre es un agrado, por supuesto.
"Logan Lucky" es como la gran "Hell or High Water", sólo que menos elegíaca, menos discursiva (en un sentido verbal), más entretenida y ligera, pero igual de honesta, transparente y profundamente humana. La escena en que la hija de Channing Tatum canta Take Me Home, Country Road es de lo más bello y conmovedor que he visto en el último tiempo. Y además disfruté tanto su visionado que olvidé por completo todo lo que tengo que hacer para la puta universidad de mierda, lo cual agradezco de todo corazón.
Queridas amigas y amigos míos, no se pierdan esta maravillosa película. Disfrútenla y sean felices.

...se acaba la película y volvemos a la vida....

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