miércoles, 22 de noviembre de 2017

Behind the Candelabra - 2013


Director: Steven Soderbergh

Antes de que Steven Soderbergh se "retirara" del cine por cuatro cortos años (entre medio aprovechó de dirigir, todas toditas, las dos temporadas de "The Knick", además de ejercer como director de fotografía en un par de películas producidas/dirigidas por amigos) hizo una película para HBO titulada "Behind the Candelabra", con Matt Damon y Michael Douglas. Último peldaño antes de llegar a "Logan Lucky", que si todo sale bien, comentaremos mañana. No cantemos victoria todavía...


"Behind the Candelabra" es un entretenido y correcto biopic sobre Liberace contado desde la perspectiva de uno de sus amantes-juguetes, un tal Scott Thorson (hijo de Thor... ¿o no?), tranquilo sujeto que vivía en un rancho de California y que soñaba con ser veterinario, hasta que un buen día conoce en persona, en carne y hueso, al mismísimo Liberace, quien se enamora perdidamente de él y viceversa, iniciando una idílica pero también tormentosa, grotesca y tóxica relación. Ahora que dije esto último me fijo que la película no logra integrar totalmente, de manera orgánica y natural, ambos relatos: el de la relación tormentosa y el del biopic, que como casi todo biopic, retrata una época crucial en la vida del famoso de turno (los días finales, o en este caso, los años finales; otros se fijan en los inicios, el momento decisivo y determinante; a veces sólo vemos un simple repaso del auge y caída, la historia de inicio a fin).
El retrato de Liberace no va mucho más allá del innegablemente talentoso músico con sobredimensionado ego cuya personalidad debe alimentarse vorazmente de todo cuanto lo rodea; de sus excentricidades y uno que otro momento de honestidad, humanidad, fragilidad; y apenas menciona el hecho de que, para mantener su prestigio, Liberace mantenía una fachada heterosexual para un público que seguramente se espantaría con su estilo de vida, tema sobre el cual se pudo haber metido fuertemente el dedo en la llaga aunque sólo queda como graciosilla anécdota. Por el final la cámara enfoca un periódico encabezado con la muerte de Rock Hudson, como saben, la primera gran celebridad que hizo público que tenía sida; esto apenas parece un guiño, un tímido intento de contextualizar la época más allá de la reconstrucción ambiental, considerando que, en el relato, poco rato después es el mismo Liberace quien muere por complicaciones causadas por el sida, aunque sus cercanos intenten convencer al mundo que al pianista se lo llevó un cruel cáncer. Así las cosas, no estamos ante un biopic que aproveche de desmenuzar, sumergirse en las tripas de la tumultuosa época que cobijó al retratado, tampoco se fija en sus circunstancias morales y socio-culturales, en estudiar su personalidad y quizás su psicología, su filosofía de vida. Lo que sí vemos, vuelvo al inicio, es la tormentosa relación que mantiene con Scott Thorson: una relación que comienza maravillosamente pero que se desgasta con los años. Esta parte del relato está mejor lograda, sobre todo gracias a las interpretaciones de Michael Douglas y Matt Damon, quienes construyen de manera convincente unos personajes más complejos de lo que aparentan: el de Douglas es un Liberace ególatra, sí, pero un ególatra algo ingenuo y harto soñador, un ególatra cuya sed materialista en realidad es la red con que pretende atrapar afecto y comprensión, encerrándolo a él en un círculo vicioso de desgaste y explotación. El de Matt Damon es un personaje perdido que necesita perderse para, eventualmente, encontrar la verdadera directriz de su vida. A parte de las interpretaciones, es imposible quedar indiferente antes los altos y bajos de esta relación: a veces es encantadora, en ocasiones es grotesca y desquiciada, decididamente extraña, etc.: te mantiene atento y, con todo, resulta muy creíble y real la dinámica entre ambos. Pero hasta casi da lo mismo que el millonario sea Liberace o el seducido Thorson: pudieron haber sido personajes ficticios y la mecánica narrativa quedaba igual, puesto que el pilar central de la película es, dicho de manera muy apresurada, el amor imposible, el amor trágico. ¿Basado en hechos reales? ¡Qué bonito decorado resulta tal frase!
¿Lo mejor? La primera vez que Matt Damon ve actuar en vivo a Liberace. Sensacional escena. Y, por supuesto, la escena final, cuando Matt Damon ve actuar a Liberace por última vez. Bellísima escena.
Con todo, "Behind the Candelabra" es un biopic correctito y poco más. Muy superficial, diría yo. Suavecito, incluso inocuo. Pero entretiene lo justo durante sus dos horas de metraje. ¿Estaría cansado Soderbergh?

...menos de dos semanas y por fin me libraré de la puta universidad de mierda...

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