sábado, 9 de junio de 2018

HANA-BI - 1997


Director: Takeshi Kitano

"Hana-bi" es la segunda película que Kitano dirigió y estrenó luego de su bullado accidente en moto. También es una de sus películas más reconocidas y aclamadas. Y con razón. Llueve ahora, lloverá mañana y dicen que el lunes va a nevar. Y yo me fabriqué una bonita libreta de notas. Hay que comenzar a aprovechar el invierno, las lluvias, los fríos y el silencio, la quietud generalizada que todo eso genera.


Siempre me ha costado encasillar las películas que Kitano dirigió en los noventa, especialmente los títulos comentados estos días, porque decir que son cine de gángsters/yakuzas o thriller criminales-policiales no sería del todo exacto, para nada exacto, y tales etiquetas abarcarían apenas un porcentaje no mayoritario. Dicha cuestión se hace aún más evidente en el caso de "Hana-bi", que, sí, tiene pistolas y disparos y violencia y muertes, tiene policías y criminales, desarrolla arcos argumentales en donde los policías hacen su trabajo (seguirle la pista a los sospechosos) y los yakuzas el suyo (seguirle la pista a quienes no quieren obedecer sus abusivas y usureras reglas). Y todo esto está muy bien escrito, muy bien estructurado y desarrollado, confluyendo con total naturalidad, sin mencionar la siempre contundente puesta en escena de Kitano, cuya estética se ha vuelto perfectamente reconocible. Pero, por sobre todo, "Hana-bi" es un sentido drama sobre la pérdida, el vacío, el luto; sobre cómo sobreponerse a las desgracias, y seguramente me estoy quedando corto o estoy reduciendo a lugar común el potente y profundo despliegue emocional y poético de la obra de Kitano. Lo cierto, lo concreto, es que la película nos cuenta la historia de un policía que vaya que lo ha pasado mal: su hija murió, la esposa tiene una enfermedad terminal, su mejor amigo policía fue herido y ahora está en una silla de ruedas, otro colega fue muerto en el mismo incidente y más encima, tiempo después, deberá pedirle dinero a los yakuza para pagar los gastos médicos de la esposa. Pero el de Kitano no es un drama común y corriente que, por ejemplo, sigue la desgraciada cotidianidad del protagonista; antes al contrario, fiel a su intención intimista e introspectiva, el relato de "Hana-bi" es un fluir de recuerdos e imágenes, una suerte de cuadro cinematográfico que Kitano pinta minuto a minuto, compuesto por estos personajes que, después de tocar fondo, deben reinventarse, sobreponerse, mejorar... Así, por ejemplo, el expolicía ahora en silla de ruedas se dedica a pintar cuadros de estilo, en su mayoría, puntilista (y naíf, como mi amigo admirador de Kitano señaló alguna vez en una buena presentación); esto no deja de ser importante, dado que el mismo Kitano, luego de su accidente, comenzó a pintar, y de hecho los numerosos cuadros que vamos viendo durante el metraje son de su autoría. Y bueno, también está el protagonista con su esposa enferma, con la que comenzará unas tiernas vacaciones finales y definitivas a donde llegarán, motivados por los acontecimientos de la trama (que no es necesario develar), tanto policías como ladrones. Y aunque hay violencia y balas y sangre, también hay belleza, contemplación, humanidad, felicidad... Pero lo cierto es que también hay muerte y Kitano nuevamente, a través de esa potente poética suya, nos hace ver que Muerte y Belleza van inevitablemente unidas.

2 comentarios:

  1. Pelicunonón. Pocas veces he visto un uso tan magistral de la elipsis. Aunque no me llegara a gustar el resto de su filmografía (que espero no sea el caso), con esta me bastaría hasta el día en que me vuelva viejo amargado y solitario al que solo le queda su colección de películas.
    Por cierto, aprovecho para mencionarte que dejé un comentario en la entrada de 'The Thing', jeje.
    ¡Saludos!

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    1. Gracias por el aviso, ja, ja,
      ¡Ah!, aunque así sea, una colección de buenas películas siempre endulzará la vida y traerá alegría a quienes gocen y amen este bello arte. Y como los corazones viejos tienden más a la melancolía, supongo que los futuros visionados serán cada vez más emocionantes.
      "Hana-bi" es un prodigio narrativo. Ese fluir de imágenes, de sentimientos apenas necesitando un argumento...
      ¡Saludos!

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...