Director: Aki Kaurismäki
"Peterloo", la nueva película de Mike Leigh, también dura dos horas y media. No insinúo nada...
Lo nuevo de Cuarón, los Coen y Jennifer Kent duran dos horas y cuarto. Lo nuevo del director de "La vida de los otros" dura poco más de tres horas. No quiero decir nada en especial...
Me ha gustado "El hombre sin pasado". Menos que "Nubes pasajeras", pero igual me ha parecido una película de gran humanidad y calidez humana, valga la redundancia, no sin momentos duros, desoladores y agrios, aunque todo con un tono, no obstante crítico y punzante en términos de observación social y política, más bien amable y conmovedor. Se nos cuenta la historia de un hombre cuyo nombre no alcanzamos a conocer porque unos delincuentes lo golpean para robarle sus cosas, despertando sin recuerdo alguno sobre su persona, sobre su pasado. El caso es que el hombre no tiene tiempo para averiguar quién es, o mejor dicho quién fue; lo único que sabe es que es un hombre sin dinero, sin hogar y solo en la ciudad. Y lo que busca, en lugar de su perdida identidad, es algún modo de sobrevivir a la miseria y la pobreza. Así, se encuentra con distintos personajes que deben sortear las mismas dificultades y él mismo sufre las trabas del sistema, que lo ignora cuando se trata de ayudarlo (pero no cuando se trata de encarcelarlo). De nuevo con personajes de carne y hueso, imperfectos pero auténticos en dicha imperfección, Kaurismäki parte de su premisa argumental no para desarrollar un relato que busque "solucionar" el problema inicial (ya dijimos que la urgencia del protagonista no es encontrarse a sí mismo, sino que mantenerse vivo entre la mugre y la escasez), sino que para mostrarnos los vacíos de la sociedad, sus brechas, sus fallas, sus injusticias, sus problemas reales sin solución aparente, a través de una diáfana observación y retrato de la realidad en estratos menos favorecidos que parte de este protagonista que, con la memoria, también perdió acaso sus prejuicios, sus resentimientos, sus mezquindades. Cómo se comportan las autoridades con la gente que no tiene nada o tiene muy poco. Cómo éstos se las arreglan para no perder la esperanza, que es algo que no deja de brillar en esta historia.
Una película bonita, sencilla y de profunda calidez humana, que de nuevo termina con un precioso y memorable final, y que también cuenta con la actuación de Kati Outinen, aunque el apartado romántico no me parece, en todo caso, lo más interesante de esta película. Sin embargo es una adición que no estorba y que permite disfrutar, de nuevo, de esa gran actriz que es Outinen (eso sí, su personaje sí que ofrece más matices y reflexiones que su romance con el hombre sin memoria). Y ya ni hablar de las presentaciones musicales, que son verdaderas delicias (en especial la que cierra el film: canción magnética, envolvente, sugerente e hipnótica).
En cualquier caso, una película que vale la pena ver y disfrutar, con calma y a corazón abierto. Kaurismäki demostrando la pequeña grandeza de su cine.
Lo nuevo de Cuarón, los Coen y Jennifer Kent duran dos horas y cuarto. Lo nuevo del director de "La vida de los otros" dura poco más de tres horas. No quiero decir nada en especial...
Me ha gustado "El hombre sin pasado". Menos que "Nubes pasajeras", pero igual me ha parecido una película de gran humanidad y calidez humana, valga la redundancia, no sin momentos duros, desoladores y agrios, aunque todo con un tono, no obstante crítico y punzante en términos de observación social y política, más bien amable y conmovedor. Se nos cuenta la historia de un hombre cuyo nombre no alcanzamos a conocer porque unos delincuentes lo golpean para robarle sus cosas, despertando sin recuerdo alguno sobre su persona, sobre su pasado. El caso es que el hombre no tiene tiempo para averiguar quién es, o mejor dicho quién fue; lo único que sabe es que es un hombre sin dinero, sin hogar y solo en la ciudad. Y lo que busca, en lugar de su perdida identidad, es algún modo de sobrevivir a la miseria y la pobreza. Así, se encuentra con distintos personajes que deben sortear las mismas dificultades y él mismo sufre las trabas del sistema, que lo ignora cuando se trata de ayudarlo (pero no cuando se trata de encarcelarlo). De nuevo con personajes de carne y hueso, imperfectos pero auténticos en dicha imperfección, Kaurismäki parte de su premisa argumental no para desarrollar un relato que busque "solucionar" el problema inicial (ya dijimos que la urgencia del protagonista no es encontrarse a sí mismo, sino que mantenerse vivo entre la mugre y la escasez), sino que para mostrarnos los vacíos de la sociedad, sus brechas, sus fallas, sus injusticias, sus problemas reales sin solución aparente, a través de una diáfana observación y retrato de la realidad en estratos menos favorecidos que parte de este protagonista que, con la memoria, también perdió acaso sus prejuicios, sus resentimientos, sus mezquindades. Cómo se comportan las autoridades con la gente que no tiene nada o tiene muy poco. Cómo éstos se las arreglan para no perder la esperanza, que es algo que no deja de brillar en esta historia.
Una película bonita, sencilla y de profunda calidez humana, que de nuevo termina con un precioso y memorable final, y que también cuenta con la actuación de Kati Outinen, aunque el apartado romántico no me parece, en todo caso, lo más interesante de esta película. Sin embargo es una adición que no estorba y que permite disfrutar, de nuevo, de esa gran actriz que es Outinen (eso sí, su personaje sí que ofrece más matices y reflexiones que su romance con el hombre sin memoria). Y ya ni hablar de las presentaciones musicales, que son verdaderas delicias (en especial la que cierra el film: canción magnética, envolvente, sugerente e hipnótica).
En cualquier caso, una película que vale la pena ver y disfrutar, con calma y a corazón abierto. Kaurismäki demostrando la pequeña grandeza de su cine.
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