martes, 12 de marzo de 2019

Izmena - 2012


Director: Kirill Serebrennikov


Ya desde su poderoso arranque "Izmena" nos sume en un estado de vértigo y confusión. Una mujer, una cardióloga, le da una noticia a un hombre, paciente como cualquier otro que llega a examinarse seguramente por prevención. Esa noticia lo derrumba y ese paciente no es cualquier hombre, en todo caso. La noticia no tiene nada que ver con el corazón, no al menos en un sentido médico: ese hombre es engañado por su esposa. La doctora se lo dice porque ella misma es engañada por su esposo, y sus respectivos cónyuges son esos amantes adúlteros.
Confirmado el golpe, atravesado el corazón por la daga del desengaño, los engañados quedan a la deriva, flotando en el vacío, en mitad de un abismo de tal forma que no saben si están cayendo o si están ascendiendo, sin embargo todo se mueve y desorienta a su alrededor, de lejos o de cerca, llegando o yéndose para siempre, no se sabe, y he ahí el pilar fundamental de esta película, la idea de lo circular, que somos tan víctimas como victimarios, que somos traidores a la vez que traicionados, que hacemos daño al mismo tiempo que otros nos dañan y lastiman y hieren. No obstante el puñado de variados personajes, ¿acaso los amantes no son siempre los mismos, da lo mismo quiénes encarnen el drama de turno?
Kirill Serebrennikov, que el año pasado estuvo compitiendo por la Palma de Oro en Cannes con "Leto", destaca como un interesante director, de pulso firme y sólida propuesta visual, sustentada en el conocimiento y aplicación de varios recursos fílmicos que varían dependiendo de la situación (manteniendo el vértigo que subyace durante el metraje entero), por ejemplo las elipsis, de mayor o menor envergadura temporal, pero siempre con la intención de la extrañeza y la desorientación o desubicación: no se sabe cuánto tiempo ha pasado o si salimos de un lugar, pero la cosa sigue y que no te devore el ritmo. O los movimientos de cámara, escenas cercanas al plano secuencia, la cámara en mano, a veces inestable a veces pulcra y precisa, siempre certera en cualquier caso. Y en cualquier caso, siempre es un gusto ver una película (más o menos reciente, claro está) cuyo director, lo haga bien o no, demuestre saber algo de cine y de su rico lenguaje, sus múltiples herramientas, al menos que sepa qué está haciendo, que haya una intención y una idea detrás de una imagen, de una serie de imágenes en secuencia (he vuelto a aburrirme de las malditas series y su producción en cadena, con simios amaestrados por "directores"). No digo que "Izmena" sea una maravilla en este sentido ni Serebrennikov un genio, pero tiene una atmósfera notable e imágenes potentes, y una visión detrás.
Con todo, no sé cuál es la palabra, pero hay algo en "Izmena" que no termina de convencerme, de atraparme, de hipnotizarme, de rematarme. Quizás sea trillado pero a lo mejor le falta un poco de emoción o de sencillez o de diafanidad; entiendo la idea, el concepto, el asunto de la pasión y la muerte, pero es poca la empatía que sentí y por momentos la ejecución formal me pareció demasiado fría y cerebral para el carácter trágico y hasta fatalista de los personajes. Tampoco me queda claro si la película es un estudio psicológico de personajes, un oscuro drama romántico, un tratado sobre la naturaleza de las relaciones interpersonales o afectivas o una simple aunque apasionada historia de amor, con poco de simple eso sí... Pero, habiendo soltado tanto la sin hueso, ¿acaso importa mi impresión?
No deja de ser "Izmena" una propuesta interesante y recomendable, primero porque se plantea preguntas que no son fáciles de responder y que pareciera que cada vez se formulan menos en estos tiempos de eslogans (¿o esloganes?), como si fuera malo cuestionar la base moral del individuo en su cotidianidad, y, segundo, porque busca responderlas sin emplear para ello el camino fácil y previendo que quizás la respuesta no sea la más optimista, dado que nadie sale bien parado cuando se invade el agujero negro del alma. Y eso es mucho mejor que ver a dos "actores" cantar en los Oscars...

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