Director: Pedro Almodóvar
Una amiga me ha dicho que vaya a ver "Dolor y gloria", lo último de Pedro Almodóvar, y yo he ido, por supuesto. Es la primera película que veo de Almodóvar, cuán loco es eso, ¿ah?
No hay mucho que decir, me ha gustado, encantado y conmovido esta película, que acaso no sea una maravilla cinematográfica, lo sé, pero tiene una honestidad que dota de profunda emoción a cada imagen y cada momento, cada actuación, cada palabra. Ignoro cuán autobiográfica es, pero es un claro ejercicio introspectivo, personal y cinematográfico, y vuelvo a lo de la honestidad, porque pudiendo caer en el típico ombliguismo (más propio de generaciones jóvenes, autorreferentes incluso cuando cuentan historias ajenas... y contar historias es un decir), "Dolor y gloria" invoca sentimientos y pensamientos que, imagino, toda persona experimenta en algún momento de su vida, es más bien una invitación a compartir, aunque sea en silencio, aunque sea en secreto: todos tenemos nuestros dolores y nuestras glorias.
La premisa, en todo caso, es la siguiente: un famoso director de cine español (o director español de cine), interpretado por Antonio Banderas, que no hace películas hace mucho tiempo, lo que lo tiene más muerto incluso que sus dolencias físicas y psicológicas, comienza a rememorar episodios de su niñez, los cuales, sumados a otros acontecimientos (como reencuentros con gente especial), lo llevan a encontrar una nueva vitalidad en su existencia, hasta entonces gris y resquebrajada. "Dolor y gloria" es una película serena, entrañable, con sentido del humor, que explora varias cosas que tampoco es necesario ponerse a listar, habla de cosas personales, íntimas, en cierta forma se podría argumentar que las remembranzas, representadas o no en escena, también contienen algo de social y político, cómo era la vida en ciertos pueblos medio siglo atrás, cómo era la vida loca en una ciudad febril y atractivamente letal, etc. Es la nostalgia y la melancolía que te llevan adelante, de eso se trata esta película, del buen veneno que corre por las venas. Como decía Goethe: "Las grandes pasiones, son enfermedades incurables".
Sí señor, muy bella, muy bonita película. Y verla en un cine ha sido una experiencia magnífica.
No hay mucho que decir, me ha gustado, encantado y conmovido esta película, que acaso no sea una maravilla cinematográfica, lo sé, pero tiene una honestidad que dota de profunda emoción a cada imagen y cada momento, cada actuación, cada palabra. Ignoro cuán autobiográfica es, pero es un claro ejercicio introspectivo, personal y cinematográfico, y vuelvo a lo de la honestidad, porque pudiendo caer en el típico ombliguismo (más propio de generaciones jóvenes, autorreferentes incluso cuando cuentan historias ajenas... y contar historias es un decir), "Dolor y gloria" invoca sentimientos y pensamientos que, imagino, toda persona experimenta en algún momento de su vida, es más bien una invitación a compartir, aunque sea en silencio, aunque sea en secreto: todos tenemos nuestros dolores y nuestras glorias.
La premisa, en todo caso, es la siguiente: un famoso director de cine español (o director español de cine), interpretado por Antonio Banderas, que no hace películas hace mucho tiempo, lo que lo tiene más muerto incluso que sus dolencias físicas y psicológicas, comienza a rememorar episodios de su niñez, los cuales, sumados a otros acontecimientos (como reencuentros con gente especial), lo llevan a encontrar una nueva vitalidad en su existencia, hasta entonces gris y resquebrajada. "Dolor y gloria" es una película serena, entrañable, con sentido del humor, que explora varias cosas que tampoco es necesario ponerse a listar, habla de cosas personales, íntimas, en cierta forma se podría argumentar que las remembranzas, representadas o no en escena, también contienen algo de social y político, cómo era la vida en ciertos pueblos medio siglo atrás, cómo era la vida loca en una ciudad febril y atractivamente letal, etc. Es la nostalgia y la melancolía que te llevan adelante, de eso se trata esta película, del buen veneno que corre por las venas. Como decía Goethe: "Las grandes pasiones, son enfermedades incurables".
Sí señor, muy bella, muy bonita película. Y verla en un cine ha sido una experiencia magnífica.
a mi me pasó algo parecido, mi "crítica" transcurre en el plano sentimental, eso me provocó la película... saludos...
ResponderBorrarhttps://ceaa.blogspot.com/2019/06/sobre-dolor-y-gloria-de-almodovar.html
Estoy de acuerdo, debe ser esa honestidad, o esa sencillez con que refleja sus recuerdos o sentimientos, que hacen que causen tanta empatía, más allá de si tiene o no excelencia cinematográfica.
BorrarEn cualquier caso, una muy buena película.