jueves, 28 de mayo de 2020

Les Rendez-vous d'Anna - 1978


Directora: Chantal Akerman


Qué mundo, qué tiempos. Ni este maldito virus puede contra las injusticias, contra la rabia. Supongo que vieron ese horrible video en donde un policía hijo de puta asesinó a un hombre negro, que lo ahorcó hasta la muerte, que puso su rodilla en el cuello de un hombre desarmado e indefenso, por casi diez minutos, hasta que esta persona, que no dejó de pedir ayuda, que no dejó de pedir por su vida, dejó de respirar. Un asesinato a sangre fría, cometido frente a una cámara, frente a decenas de miradas impotentes y horrorizadas, cometido por un tipo, impasible ante los gritos de ayuda y de advertencia, gritos que advertían de una vida que se iba, y que se fue, bajo la maldita rodilla de este monstruo que sabía perfectamente lo que hacía, y que no le importó, porque esa es la verdad que brutalmente expone ese video: no le importó al policía asesinar fríamente a un hombre negro. No le importó. No le importó no le importó no le importó. Las palabras no pueden reflejar la maldad detrás de tal indiferencia. Y hay coronavirus y aún así miles salen a protestar, y qué puedo decir, comparto la rabia, esa gente no puede contenerse, ni allá ni acá ni en ningún maldito lado, ni este maldito virus puede borrar la ira y las protestas, aunque todo sea confuso porque qué es peor, salir cuando hay una pandemia, o no salir y dejar que todo siga igual, no lo sé y qué importa que no lo sepa, qué importa mi confusión si de todas formas yo no estoy en la línea de fuego, yo no debo salir para sobrevivir, para comer algo, puedo quedarme en casa, en fin, no sé qué decir, que se queme todo, las protestas deben ser así. Malditos policías, maldito sea todo (especialmente los que dicen que, por ejemplo, en europa sólo protestan los fines de semana o que en Estados Unidos protestan de forma civilizada; no hay forma de cambiar las protestas, ya sabemos que en todos lados se queman edificios y rompen vidrios y, sobre todo, que en todos lados serán los policías los que pagarán todo el mal sufrido durante décadas).

Tenía ganas de ver "Les Rendez-vous d'Anna", por continuar un poco con la filmografía de Chantal Akerman (aunque se sepa que hacerlo sea difícil, por la dificultad para acceder a ciertos títulos, así que de ahora en adelante no seguiremos un orden muy estricto), y porque, aunque no sabía nada a priori, de todas formas algo me atraía de esta película, quizás el título, algo tiene esa palabra, rendez-vous, que me gusta, me evoca algo, como un clima o una sensación.
No es una película sencilla, pero eso no debería ser ninguna sorpresa. Hasta el momento, el cine de Akerman que hemos visto se caracteriza por no seguir narrativas o narraciones convencionales, por ser anticlimáticas, eminentemente atmosféricas, buscando construir una realidad, la realidad de personajes no exactamente solitarios, sino que aislados o marginados, marginalizados. Y este concepto puede ser complicado, pues suele entenderse esa palabra como sinónimo de pobreza. Puede que lo sea, no he revisado el diccionario, pero, si bien esa acepción me parece correcta, también pienso que marginal tiene otra connotación puede que más inasible. ¿Acaso la protagonista de "Jeanne Dielman" no está marginada, aunque no sea pobre ni nada similar?, ¿no es ella esa mujer marginada de la actividad social, confinada a cumplir una labor que la invisibiliza, que la reduce a madre y a puta? La protagonista de "Les rendez-vous d'Anna" es una directora de cine y la película consiste en ver los distintos encuentros que ella tiene con extraños, amantes, familia, amistades, etc., en distintas ciudades europeas. No hay una trama como tal, no hay una estructura dramática como tal, lo que Akerman construye y narra y transmite y expresa es otra cosa, en primera instancia la soledad, una soledad tristísima y bastante compleja, no es fácil trazar la soledad en la que vive la protagonista, cuya vida y cuyas relaciones interpersonales están reducidas prácticamente a encuentros azarosos, como si todos fuesen extraños, como si ya no pudiera conectar con nadie, aunque no falten las personas que se abran con ella, que le confíen su intimidad a una mujer no sabemos si ensimismada, o si temerosa o desinteresada de las relaciones humanas. Es una verdad que poco a poco, implacablemente, vamos constatando, mientras seguimos los viajes y encuentros de esta protagonista, que es como una fantasma atrapada en trenes y estaciones, que no tiene hogar, que no está en ninguna parte, siempre en tránsito, siempre en el vacío. Akerman filma los trenes y los paisajes como pocos saben hacerlo (entre ellos, Mariano Llinás... ¿Han visto "La Flor"? Está online, ya les avisé una vez), no sólo construye personajes solitarios y alienados, también captura un estado de cosas, una soledad como endémica, la protagonista visita ciudades de tres o cuatro países y todos parecen sufrir los mismos males, hay crisis, todo es gris, deprimente, vacío...
Puede que no sea lo más placentero de ver, menos en estos tiempos tan aciagos, pero ciertamente es una película extraordinaria, deliciosa en su escritura y puesta en escena, con gran trabajo de actores (aunque no lo parezca), y gran trabajo en la creación de imágenes y, por tanto, de una atmósfera tan gélida como extrañamente atractiva y envolvente, si bien todo concluye con un desolador y devastador final, para nada cálido, pero de una brutalidad coherente con el viaje al que nos sometió Chantal Akerman durante poco más de dos horas.

2 comentarios:

  1. Esta pelicula es muy recomendable, sobretodo en la situacion actual.
    De casualidad me cruce con este blog y me alegra mucho que siga relativamente activo.

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    1. Las grandes películas son así, pueden conectar con uno cuando sea.
      Gracias por el comentario, por la visita y las buenas palabras. Ahora todo esto me ha jodido bastante la cotidianidad y mis horarios (y energías) para ver películas, pero este blog no está, ni mucho menos, abandonado. Al menos hay su buena cantidad de pelis comentadas, para seguir visitando por acá ji, ji, ji...
      Saludos!

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