jueves, 29 de octubre de 2020

16

 

Pues bien, no he leído nada de H. P. Lovecraft, aunque por ahí hay un par de Obras Completas que, aunque caras, lucen bastante apetecibles. Debo cuidar el dinero que me queda en todo caso, por si acaso, por ahora. Los excesos ya llegarán. Los excesos ya llegarán para recompensarme. ¿Salió ya el Play Station 5? ¿O sería mejor comprar la nueva X-Box, se llame como se llame? Me compraría el Cyberpunk 2077, lo he dicho en un par de ocasiones. Y jugaría el Red Dead Redemption 2 (incluso el 1) y el The Last of Us 2, del que no he visto ningún gameplay en ningún lado, teniendo la esperanza de que algún día pueda jugarlo y experimentar en carne propia la propuesta argumental de dicha segunda entrega. Y supongo que jugaría los otros juegos de generaciones pasadas de la Play Station, como todos los de Rockstar, ya sea L. A. Noire, o los GTA de nuevo, qué más da. ¿Sería ridículo comprar una webcam y un micrófono y equipo de streaming para hacer streaming y que llegue gente a donarme todo su dinero? Ja, ja, seguramente. Me pregunto cuál será la forma más rentable para vivir bajo la ley del mínimo esfuerzo, considerando que es muy probable que no pueda hacer lo que soñaba con hacer desde mi infancia, es decir hacer que las ideas cobren vida. A menos que ocurra un milagro. Y supongo que estoy tan desganado y desmotivado que aunque ocurriera el milagro, ocuparía ese milagro (es decir, mucho dinero: mucho dinero de una lotería extranjera, específicamente gringa) para dejarme tragar por los excesos, los deliciosos excesos.

En todo caso hablaba de Lovecraft al inicio porque llego con ese enorme vacío a la lectura de tres cómics de Alan Moore: The Courtyard, Necronomicon y Providence. Desde luego, se me escapan el 100% de las referencias estrictamente argumentales y mucho más de la mitología de Lovecraft, así que me sumergí en esos cómics sólo para disfrutar de una historia bien contada. De Alan Moore leí Promethea, hace mucho tiempo eso sí, pero les aseguro que es una genialidad, una verdadera genialidad en muchos sentidos. No he leído From Hell pero quizás eso sea lo próximo. Y creo que ya hemos hablado un poco de Watchmen y The Killing Joke en otros lados (¿qué otros lados?). Como sea, de esos tres títulos inspirados en el universo y mitología de Lovecraft, supongo que sólo me centraré en otros aspectos, si bien tampoco vamos a hacer un super análisis o lo que sea, de hecho será bastante simple.

The Courtyard quizás sea el cómic que más me gustó de los tres, no necesariamente por su escasa extensión como por lo intenso y concentrado de su propuesta, además de revestirse de un toque de relato policial. El asunto va de un agente especial del FBI que se dedica a investigar casos que van más allá del entendimiento, en otras palabras sobrenaturales (supuestamente). Eso lo lleva a un barrio de mala muerte a seguir la pista de un vendedor de drogas, de una droga nueva que está causando sensación, y que quizás tenga que ver con unos grotescos y brutales asesinatos que comparten el mismo modus operandi, aunque los autores varían, sin que éstos se conozcan ni nada por el estilo, entonces ¿de dónde demonios viene la coincidencia? Como sea, lo interesante y lo que me gusta es eso, que es un relato policial que plantea muy bien su caso, pero que lo plantea no para resolverlo de una forma convencional (porque de que se resuelve, en estricto rigor sí), más bien plantea el caso para introducirnos en este universo, para meternos de lleno en una experiencia diferente y llamativa, porque la noche del agente del FBI que investiga la famosa droga es, ejem, alucinante. Es a la vez como un ensayo sobre el lenguaje y la realidad, las percepciones, todo eso. Además la propuesta visual es sumamente interesante, pues son sólo dos viñetas, largas y rectangulares (de manera vertical), por página. Y no sé qué más decir. Desde luego los que sepan de Lovecraft encontrarán referencias y todo eso, yo identifiqué al tal Johnny Carcosa, pero eso de Carcosa lo inventó otro escritor parece. Como sea, ya sabrán ustedes.


Neonomicon es más bien una convencional secuela de The Courtyard, que sigue más o menos donde el primer cómic lo dejó, aunque con otros agentes del FBI. Acá ya se habla de Lovecraft propiamente tal, con la protagonista planteando la teoría de que los crímenes tienen que ver con Lovecraft o que la obra de Lovecraft guarda la verdad de esos crímenes. En cualquier caso, en este título también se deja de lado la ambigüedad del primero y se nos señala que todo eso de los monstruos es real y no una alucinación inducida por las drogas, lo cual para mí resulta algo menos interesante. Hay mucha sangre y mucho sexo, a veces juntos y revueltos, lo cual no es ni bueno ni malo, pero es lo que es y es mi deber (el deber es el deber) decirlo. Y el final es más o menos delirante, pero qué le vamos a hacer.


Providence es el más ambicioso y extenso, lo cual, por supuesto, no quiere decir nada de mi parte: decir que algo es extenso o corto no supone una medida de valor o de calidad, lo aclaro porque a veces la gente anda muy a la defensiva. Providence la protagoniza un periodista que quiere ser escritor, así que deja su labor como periodista para investigar cosas para escribir una novela. Decide investigar todo lo que esté relacionado con un manuscrito que, al parecer, hace que la gente se vuelva loca, manuscrito que, por cierto, inspiró a Ambrose Bierce y Robert W. Chambers (el periodista es seguidor y admirador de dichos escritores y de la literatura gótica y "de terror", aunque no sé si entonces existía tal etiqueta). Providence consiste en el viaje de este periodista-que-quiere-ser-escritor por pueblos y ciudades, investigando el folclor local de muchas localidades, entre otras cosas, cosas monstruosas y mágicas y oscuras que existen de manera subterránea, cosas que la sociedad no ve pero que existen, eso es lo que busca, eso es lo que quizás encuentre. Loveraft aparece como personaje y, por supuesto, juega un rol clave, en tanto Providence es tanto precuela como secuela de The Courtyard y Neonomicon. Es una propuesta muy interesante, sin duda, especialmente para los admiradores de Lovecraft, que sentirán gran gozo al zambullirse en el universo lovecraftiano que Alan Moore ha recreado con lujo de detalles, en ese universo, esa realidad que Lovecraft supo, más que crear, plasmar en sus escritos (según la tesis del cómic). Son doce números muy entretenidos de leer, aunque le achacaría cierta dispersión, quizás en los formatos, sobre todo el del diario del protagonista, que poco a poco se hace menos necesario, pues al principio era un compendio de conocimientos que encontraba aquí y allá, pero que luego se convierte en una cansina repetición de lo que ya vimos, pero en sus propias palabras, lo que es lo mismo básicamente. Y a quienes quieran quedarse a vivir en el universo de Lovecraft, seguramente se sentirán a gusto con sus números finales, muy locos pero muy divertidos. En términos cinematográficos, aunque por momentos es explícito en varios aspectos, Providence tiene un aire, un sabor, un tratamiento o visualidad que evoca a lo clásico (a mí al menos), de lo más exquisito y elegante. En  todo caso Alan Moore siempre es así: socarrón pero riguroso.


Nosotros, por ahora, por supuesto, seguimos adelante. Ahora me voy a dormir. Dulces sueños para mí.

martes, 27 de octubre de 2020

15

 

Bueno, me pillaron: ayer no escribí nada sobre el triunfo, el gran triunfo (paliza más bien; boleta, goleada) del Apruebo. Tampoco es que haya mucho que decir, habiéndose dicho todo en todos lados: por supuesto, no es este un país polarizado: la gran mayoría quiere lo mismo; los que no lo quieren son los privilegiados, los de clase alta, es cosa de ver que las tres comunas de Santiago en donde ganó el Rechazo son aquellas en donde más se concentra la riqueza y el poder económico y político (y comunicacional). Pero ya lo sabíamos, que la población en general, endeudada por los cuatro costados, deudas que sepultan sus derechos básicos, está en manos de unos cuantos señores feudales que se apoderaron no sólo de las riquezas y los medios de producción, sino que de la política en sí misma. Esta humillante y vergonzosa derrota ha tenido toda clase de análisis, verdaderamente delirantes de parte de los derrotados, tan delirantes que no vale la pena reproducirlos. No votó tanta gente como se pensaba en un inicio, pero votó más gente que en las presidenciales más recientes y de hecho votó más gente que en cualquiera otra contienda electoral desde que el voto es voluntario e incluso desde los 90 o algo así, y eso que estamos en pandemia, con un virus aún no controlado por las ineptas y estúpidas e imbéciles autoridades que nos gobiernan. A propósito, al final a los vocales de mesa no se les hizo ningún examen, a pesar de que el ministro de salud dijo que le parecía buena idea. Véanlo bien: una parte externa le dice al ministro que los vocales de mesa debería examinarse luego del plebiscito; como el ministro no tiene iniciativa ni nada que se le parezca, dice "mmmm, sí, es buena idea, ya veremos"; y como el ministro es todo lo que dije, es decir un inútil de mierda que es incapaz de seguir los protocolos sanitarios instaurados por su propio ministerio, luego no hace nada de nada, sólo sentarse a responder las preguntas pauteadas que le hacen los periodistas cada dos o tres días, todo mientras se niega a colaborar con la Justicia. Por lo tanto, mi madre y mi hermana, ambas vocales de mesa (mi hermana fue presidenta de mesa incluso, debiendo leer los votos en voz alta y todo eso), no se examinaron. Eso sí, como mi madre tuvo que volver a trabajar presencialmente a su colegio, la semana pasada le hicieron un examen (creo que van cada dos semanas) y salió negativo, por lo que no sería equivocado inferir que el resto de la familia tampoco estamos contagiados. Por mi parte, sigo sin hacer nada productivo, y por productivo no me refiero a algo que beneficie a los grandes capitales ni a los empresarios fascistas, sino a mí mismo, es decir no he leído ni mucho menos visto películas (eso está completamente descartado, por desgracia), aunque he leído cómics. Y matado el tiempo jugando y viendo jugar Among Us. Tampoco me he ganado ningún raspe. Y he seguido repartiendo cosas para llevarme un dinerillo al bolsillo, el que no dura mucho porque me compro libros. En qué otra cosa debería gastar mi dinero, ¿ah? Fuera de todo, supongo que estoy contento. Aunque la vida siempre podría ser mejor.

Por último, rápidamente comentaré un cómic que leí hace bastante tiempo y que no me gustó nada, de hecho me pareció una basura. Me refiero a American Vampire, escrito por Scott Snyder y con dibujos de Rafael Albuquerque. El arte de American Vampire es notable, de eso no diremos nada malo. Pero la historia escrita por Scott Snyder apesta. La idea base, el concepto, es interesante: como los humanos, los vampiros evolucionan y, por ende, se ramifican: hay distintas especies de vampiros, los que resisten mejor la luz del sol que otros, los que parecen humanos y los que parecen gárgolas, los que pueden volar y los que no, etc. Cada especie hace lo que le da la gana, algunos son solitarios y qué tanto. El asunto es que en torno a esto se gesta una seguidilla de clichés y lugares comunes aún más predecibles y encasillados que una historia de Ed Brubaker, que en un inicio puede parecer llamativo, pero que pronto se deja ver como lo plano e inocuo que es. Por lo demás, Snyder aprovecha la inmortalidad de los vampiros para visitar y presentar sus respetos (es decir, siguiendo a rajatablas los códigos que los teóricos dictaron tiempo después de que los verdadero directores moldearan, casi sin querer, las características de dichos géneros) al noir, al relato en el Hollywood clásico, al western, a la historia de espías, en fin... Hay una guerra entre vampiros y entre vampiros y humanos; hay una organización secreta que combate vampiros, una mujer se convierte en vampiro y se enamora de un cazador de vampiros... Como siempre digo, si terminé de leer todo esto es porque no me gusta dejar las cosas a medias y porque soy un maldito ingenuo que cree en las historias y que espera lo mejor de ellas, en el peor de los casos, que mejoren un poquito. No es el caso con American Vampire, que tuvo dos ciclos y en teoría debería traer más en camino, aunque desde el 2015 que no se ha publicado nada nuevo. Tanto mejor. Y si publicaran algo, tengo mejores cosas que hacer. Cosas más productivas, ejem...

Mañana comentaré algo mejor.

domingo, 25 de octubre de 2020

14

 

Bueno, a propósito de Among Us, ayer olvidé mencionar dos cosas: primero, que he aprovechado de hacer jugadas al estilo CORPSE cuando me toca ser Impostor, son sensacionales, realmente sensacionales, especialmente cuando uno apaga las luces y luego se mete en una habitación para matar a alguien enfrente de todos, aunque claro, ellos no pueden verte. Le hice esa jugada dos veces a la misma jugadora, al final la votaban fuera porque no le creyeron la misma historia dos veces. Y a propósito de CORPSE, debo decir que me alegra todo el apoyo y la buena onda que ha recibido; ya dije que se hizo conocido sobre todo gracias a aparecer en los vidos de PewDiePie, por lo que su popularidad se ha disparado y se ha puesto a jugar con otras personalidades de internet (como Rae y Poki, mis preferidas junto al hombre de la voz profunda y el rostro misterioso), y al respecto CORPSE siempre anda diciendo que se siente feliz por todo esto, feliz por la buena onda y feliz por conocer y jugar con gente tan simpática, con amigas y amigos.

Yo también he jugado y me ha ido mejor encontrando buena gente. No me fue tan bien siendo Impostor, aunque es contradictorio: dos veces fui Impostor; la segunda vez no recuerdo el resultado, seguramente no gané (gente inteligente y moderada y sensata en el grupo); en la primera me atraparon al primer asesinato cometido por mí, pero echaron a otro tipo por alguna razón, pero como dijeron "si no es este es Yamcha (o sea, yo, Jimmy Yummy)", al otro round maté a alguien al azar tan pronto como pude, y ahí sí que me votaron fuera. Sin embargo ganamos, porque mi compañero impostor triunfó sobre los demás. Lo mismo digo las veces en que fui Crewmate, porque tuvimos victorias memorables, siendo buenos detectives (y a veces, los otros impostores fueron descuidados), y también derrotas, como todo en la vida. Sigo recibiendo invitaciones a unirme a los discords de las personas con las que juego, y sigo haciendo buenas migas con las chicas que juegan Among Us. A Tay Tay, Empress y Uma, ayer se sumó Muriel, la inocente Muriel, que no sólo me dio su discord sino que también me dijo que la buscara en instagram. Lamentablemente no tengo instagram y la pobre se entristeció cuando lo supo, pero le prometí que la contactaría de alguna forma. Ya que lo prometí, debería hacerlo, pero no sé cómo funciona instagram ni discord. Demonios, ya veremos. Capaz que yo también esté ganando amigas y amigos a través de Among Us, el improbable salvador del 2020 para los perdedores ociosos como yo.

Eso es lo que iba a decir ayer, pero ayer no escribí ninguna cosa. Me puse a ver jugar a Poki y Rae, por supuesto, qué más. Hoy corresponde hablar de otra cosa. Vengo recién llegando de acompañar a mi abuelo a votar y de yo mismo votar, en otro lugar de votación (me demoré menos de cinco minutos, pero antes había ido en la mañana y estaba llenísimo, por lo que me devolví, de hecho mientras iba en esa primera fallida ocasión, se puso a lloviznar y pensé "demonios, yo que vengo sin paraguas", pero fue eso y nada más y luego me devolví y ahora voté y me siento contento). Es el plebiscito, claro, para cambiar (o no, a menos que estemos mal del alma) la constitución del tirano narcotraficante y sus amigos los empresarios fascistas. Tengo fe y esperanza, y el día está lindo, mucha, mucha gente está votando, de hecho los chilenos y las chilenas en el extranjero ya han votado y ya se sabe que en Nueva Zelanda, Australia, Corea del Sur, Japón y China, en donde hay mesas cerradas, el Apruebo ha ganado con más del 80% de votos a favor (es natural que afuera se note más lo desigual que es este país). Espero que sea similar acá dentro de esta franja de tierra. Supongo que mañana hablaremos de ello, un poco, nada más para decir la felicidad o la tristeza que siento, dependiendo del resultado. Por ahora, me siento contento.

Contento, claro que sí.

viernes, 23 de octubre de 2020

13

 

He jugado más Among Us y, a su vez, he tenido algo más de fortuna, pues me he encontrado con interesantes grupos de personas, aunque no he podido jugar tanto con estas personas. Sin embargo han habido buenos juegos. He ganado partidas como Impostor, también las he perdido, pero siempre juegos serios, bien pensados, y por ende también divertidos, no como en otras ocasiones cuando uno se encuentra con imbéciles que hacen las cosas a tontas y a locas. También he ganado y perdido como Crewmate, de hecho hubo una victoria memorable. Todo partió cuando quedaban siete vivos y una muerte en particular generaba polémica: un amarillo versus un café que se culpaban mutuamente de un asesinato. Como éramos siete no votamos porque existe esa regla no escrita de "we skip on seven", así que continuamos con el siguiente round, en el cual, por esas cosas del azar, terminé andando con un morado y con el amarillo en disputa. Estuvimos los tres juntos y juntos fuimos a la sala de electricidad a arreglar la luz, pues los impostores la habían apagado. Llegamos a la sala y habían dos muertos. Reportamos. Curiosamente, el café dijo que era un doble asesinato, es decir cuando los impostores asesinan juntos, e intentó echarle la culpa al amarillo. Yo y el morado defendíamos al amarillo, porque era imposible que haya cometido uno de los dos asesinatos, por lo que era obvio que en el round anterior, el de la polémica, no era el asesino sino que el café. Había gente que defendía al café, y un par de indecisos. Votamos y tanto el amarillo como el café quedaban empatados a dos, por lo que ninguno fue expulsado. Esto claramente significaba que íbamos a perder, pues éramos cinco y a los impostores les bastaba sólo con un asesinato más para ganar. No sé qué pasó pero los impostores no mataron a nadie y yo alcancé a pulsar el botón de emergencia. Comencé con un enérgico "what are you doing!", para explicarles mejor el porqué el café era el puto asesino, y por fin lo expulsamos. Quedamos cuatro. Nadie moría, pero era obvio que el asesino intentaba separarnos y toda la cosa. Al final concluimos que el cyan era el otro asesino, pues con el morado y el amarillo confiábamos mutuamente y era obvio que, en los votos anteriores (el del empate y el del desempate: cuando fue a dos, el morado había dejado en blanco, cuando fue tres dos en contra del café, el morado se decidió a apoyarnos: era obvio que el cyan seguía intentando cuadrarse con el café), el cyan se había echado al agua. Lo expulsamos y ganamos. Fue una buena partida, una buena victoria. Dos lobbies me han invitado a unirme a sus discords, lo cual me parece bien. Aún no he hecho nada, ni siquiera tengo discord, pero quizás lo haga, el único asunto es que tendría que hablar y dudo que mi capacidad de hablar inglés sea medianamente decente (en el juego la cosa es escrita, como un chat, pero con discord de por medio se hace más fácil presentar pruebas y toda la cosa). Pero quizás lo haga, uno no siempre se encuentra con personas divertidas que, además, se tomen el juego en serio.

He llegado a la conclusión de que debo escribir estas entradas durante el día. Siempre me digo que lo haré en la noche antes de dormir, pero a esa hora es cuando Poki, Rae, CORPSE y la pandilla se juntan a jugar, y prefiero verlos a ellos que cualquier otra cosa. Ayer fue divertidísimo, y dejé de verlo justo antes de que a Poki le diera uno de esos ataques de risa memorables, me habría ido a dormir feliz, ja, ja. Por otra parte, debo volver a leer, supongo que debo hacerme un horario que no sea de noche, aunque de noche está más fresco. Además durante el día siempre tengo sueño y justo en la noche, cuando debo dormir, es cuando el sueño se me va (aunque tampoco es que tenga un subidón de energía). Ya veremos.

En todo caso (y al final me relajé y estoy escribiendo ya entre las 20 y las 21: Rae y Poli y CORPSE no juegan hoy) quería hablar, así rápidamente, de Fraction, un cómic de Shintaro Kago, o como le dicen, maestro del ero guro, que en palabras simples, es una mezcla de gore con erotismo, ya sea en términos puramente visuales, ya sea en términos argumentales o ya sea en ambos casos y en todos los casos posibles. Fraction cuenta dos historias paralelas que, como es de esperar, llegan a unirse en un punto más adelante: primero, un muchacho que trabaja en un restaurante y sus compañeras de trabajo se interesan en el caso de un asesino en serie que descuartiza a sus víctimas, tanto se interesan que no saben que se están metiendo en la boca del lobo. La otra historia corresponde al mismo Shintaro Kago en una crisis creativa, pues ya no sabe qué hacer, quiere que lo dejen de encasillar en eso de "maestro del ero guro", quiere reinventarse y crear algo nuevo e inesperado, por lo que comienza a pensar en historias posibles y, sobre todo, reflexionar en torno al lenguaje del cómic. Y ya no puedo revelar mucho más, salvo decir lo siguiente o el siguiente par de cosas: visualmente Shintaro Kago es un maestro, en efecto. Pero lo mejor de esta obra es ese componente de meta-reflexión sobre los límites y posibilidades del lenguaje del cómic. Si alguna vez pensaron que escribir o dibujar un cómic era hacer cuadros y llenarlos con edificios o personajes, van a tener que pensar un poquito más: Kago me abrió los ojos en muchos aspectos, el tipo realmente domina el lenguaje del cómic, y todo parte de la siguiente base: a diferencia del cine, el cómic no es imagen en movimiento, sin embargo, sus dibujos, que en estricto rigor son imágenes móviles, dan una ilusión diferente de movimiento. Por ejemplo, si vemos una fotografía de un tipo con la boca abierta y los brazos abiertos, pensamos que seguramente está exponiendo algo que lo apasiona porque la fotografía fue capturada en un instante de esa disertación; en cambio, la misma imagen en el cómic nos produce la misma sensación, que un personaje está hablando de algo que le apasiona, sin embargo, ¿por qué pensamos eso, si sabemos que esa imagen se dibujó de la nada y que no fue extraída de la realidad? No sé si me explico bien, pero a veces, en el cómic, la imagen de una persona con la boca abierta y los brazos abiertos no necesariamente significa que está diciendo algo o que se está moviendo, pero Shintaro Kago ya les hará ver los alcances de esa ilusión de la manera en que él sabe hacerlo. Lo mismo corre para los cuadros de diálogo. ¿De dónde vienen? ¿De la boca del personaje que habla? ¿Seguros, seguras? Ahí lo dejo. Lean Fraction, les encantará y sorprenderá.

Y antes de irme, supongo que no hace mal hablar un poco de Shintaro Kago en general, pues en su momento aproveché de leer varios de sus cómics. Para empezar, no soy de vomitar ni nada por el estilo en lo que se refiere a libros, cómics o películas. Pero leyendo algunas obras de Shintaro Kago he sentido verdaderas ganas de vomitar. Muchas de sus imágenes son verdaderamente repugnantes (en el buen sentido, supongo, je, je). Muchas de sus historias son excusas para, en cierta forma, las dos cosas que hace en Fraction: fraccionar el cuerpo humano a gusto, metiendo erotismo y sexo de por medio, y reflexionando o experimentando con los límites y posibilidades del lenguaje del cómic, de las dos o tres o más dimensiones de una viñeta. No miren a huevo a Shintaro Kago por destacar por sus imágenes grotescas y sexualmente explícitas, pues su propuesta comiquera es más compleja de lo que aparenta, y realmente te hace pensar y apreciar mucho más este arte a veces tan denostado, pero que, y esto es algo que no necesita decirse entre quienes saben, alcanza cotas de calidad y belleza artística más veces de las que cualquiera podría imaginar. Yo pienso que los cómics de Enki Bilal son auténticas obras maestras del arte en general, canalizado a través del cómic, pero supongo que eso es otra cosa. Por mientras, vayan a leer a Shintaro Kago, y por si son impresionables, háganlo con el estómago vacío.

miércoles, 21 de octubre de 2020

12

 

En algún momento, pasados los años, ya eran cosa común que algunas personas bromearan con que editarían y publicarían hasta la lista de supermercados de Bolaño, pero no lo comparto porque sus libros póstumos me gustan y me parecen muy buenos, en algunos casos excelentes.

Para empezar, parece obvio que nadie considera realmente a 2666 como una novela póstuma, aunque al parecer Bolaño no alcanzó a terminarla, pero como se publicó no mucho después de su muerte y por su magnitud, da la impresión de que fuera una novela plena, plena así como "publicada por alguien que sigue vivo". Al menos esa es mi impresión, y de todas formas, de todo lo que se puede decir de semejante obra, monstruosa obra (pero monstruosa en un sentido de genialidad difícil de medir), no hay mucho que decir en cuanto a reparos. Es una novela fascinante por donde se le mire, por la parte que se quiera. Por la parte de los críticos, o por la parte de Amalfitano, o por la parte de Fate, o por la parte de los crímenes, o por la parte de Archimboldi, ese escritor misterioso y enigmático.

Pero antes de continuar, debo decir que pensé que nunca leería a Bolaño, por la sencilla razón de que no tenía dinero. El año pasado, sin embargo, un amigo me prestó Los detectives salvajes y luego 2666, y como para entonces ya me había inscrito hace rato en la sección de préstamo a domicilio de la Biblioteca Nacional, luego me fui pidiendo todos los libros de Bolaño que tuvieran, así me los leí todos a excepción de Putas asesinas y Nocturno de Chile, y claro, su poesía. Todo esto me hizo recordar a un compañero de la puta universidad de mierda, un tipo presuntuoso pero sumamente inseguro y con complejo de inferioridad, que siempre quería andar impresionando por algo, y que le gustaba andar con un libro de cuentos completos de Bolaño para todos lados, libro que sacaba a pito de nada y que dejaba por ahí, así como para que alguien lo mirara y, no lo sé, le preguntara algo al respecto, que es precisamente lo que solía suceder. Dudo que haya leído más de cien páginas, pero aunque lo haya hecho lo presuntuoso no se lo quita nadie, mucho menos lo inseguro. Lo más risible era que decía "voy a dejar mi libro ahí", y ni siquiera era su libro... Pero en fin, mírenme, con mi lengua viperina. De todas formas, como siempre y en todos lados, hay gente que es y gente que finge ser.

De 2666 es difícil quedarse con sólo una parte. La parte de los crímenes es como un laberinto, en cualquier caso una enrevesada y endemoniada trama con personajes que viven siempre al filo de la mentira y la muerte, en un escenario cruel y violento, y no es para menos, si el eje son los múltiples e interminables femicidios que se acumulan uno tras otro, descritos en forma tan desapasionada y fría y distanciada que dicho recurso refleja a la perfección la cosificación de la mujer, o al menos esa impresión me quedó: una descripción detallada de cuerpos, pero sólo eso, cuerpos, no personas. Y esta continua descripción, fría y distanciada, es como el agujero negro (o de gusano) del que salen despedidos todos los otros elementos, como los policías machistas (la parte en que se ponen a contar chistes machistas cuando deberían estar trabajando resolviendo esos horrendos crímenes es terrible, y demuestra que, en efecto, el machismo es una cuestión institucional y que nada puede solucionarse si las instituciones son, en esencia, así de machistas), Lalo Cura y esas oscuras organizaciones criminales, y los otros personajes, como el periodista deportivo que sabe mucho más que deportes y cuyos contactos se extienden más allá del mundo deportivo. Toda la parte de los crímenes me tenía ahogado, y la sensación aumenta con el correr de las páginas, gracias a esa atmósfera malsana, de secreto, de mal agüero, de violencia siempre a punto de estallar, y de no saber nada, porque las pistas van muriendo con las personas que las descubren, o si no mueren, desaparecen, lo que es casi lo mismo. Podría decir que es mi parte favorito si no fuera por la parte de Archimboldi, que también tiene de todo: la segunda guerra mundial, un burócrata que representa la banalidad del mal (es increíble lo banal que resulta el exterminio de un grupo de prisioneros o refugiados, como el maldito burócrata lo cuenta, como si no fuera su culpa, como si no fuera su responsabilidad, es tremendo, da una rabia inmensa), un diario que tiene una novela o algo por el estilo, no lo recuerda exactamente pero tiene que ver con autores rusos de ciencia ficción, reales e inventados por Bolaño, un genio a la hora de aunar realidad y ficción. Creo que fue después de que Archimboldi leyera ese diario en una cabaña de un pueblo ruso, que se decidió a ser escritor. Si mal no recuerdo se describen varios libros suyos, o a lo mejor se describen los libros que leía Archimboldi cuando era muchacho, si mal no recuerdo le gustaban las plantas o algo así. Y luego sigue la Guerra, la Segunda Guerra Mundial, claro, y Archimboldi de campaña en campaña, y me gusta la parte en que llega a un castillo en donde hay unos rumanos y una condesa o algo así que tiene sexo duro con el general rumano (o el oficial rumano de mayor rango, el que mandaba por esos lares), sexo que Archimboldi ve en secreto, sexo tan bien escrito que a uno se le pone dura y me recuerda ciertas escenas de Hitomi Tanaka (como el minuto 40:10 en adelante de este enlace), aunque más tarde al general rumano lo crucifican desnudo, y aún muerto impresiona a todos por su enorme verga. Bueno, tampoco les puedo contar todo, ja, ja, pero la Guerra acaba y el tipo vuelve a casa y escribe y se pone misterioso y de culto. Y la vida se pone más tranquila y todo, pero algo tiene que ver un sobrino o algo así, un misterio, otro misterio, misterio que lo lleva a esa ciudad mexicana que es como un émulo de Ciudad Juárez, porque al parecer Archimbolid tiene algo que ver con todo ese caos subterráneo que vimos en las cuatro partes previas. Hay tantas cosas, demasiadas, para recordarlas todas. Esa es su genialidad. Yo feliz volvería a leer esta novela. Maldición que es buena.

Luego salió El tercer Reich, una novela que Bolaño al parecer escribió en los ochenta, lo cual poco importa para decir lo siguiente: también me encantó esta novela de aire fantasmagórico, como de no lugar, sobre este tipo que se queda en un hotel (no sé por qué) y casi todo lo que hace es jugar o pensar estrategias para esos juegos, justamente, de estrategia. Juegos de mesa de estrategia, claro. El tipo es una eminencia. También me gusta la relación entre el tipo y la dueña del hotel. Una novela de misterio pero sin misterios ¿o no? Esta atmósfera fantasmagórica, sin embargo, logra algo muy cierto y muy real: el desmoronamiento del protagonista. Muy buena, sí señor.

Luego salió Los sinsabores del verdadero policía. Si te gustó 2666, no sé por qué se le pueden o deben encontrar cosas malas a esta historia, que es como la base o versión anterior o pre-pulida (si es que algo así existe) de la parte de Amalfitano en 2666. Hay varias cosas que son distintas, como la historia de Amalfitano con su esposa, que acá está muerta y es adorada con veneración, mientras que en 2666 creo que la esposa era simplemente una persona poco interesada en la vida de familia. Me parece que en esta novela Amalfitano es homosexual mientras que en 2666 no lo es. Pero son diferencias no tan importantes a mi parecer, porque se nos cuentan cosas similares, aunque sin ser repetitivo, pues, de hecho, Los sinsabores del verdadero policía tiene como tres veces más páginas que La parte de Amalfitano. Pero, como digo, se cuenta, en esencia, lo mismo: los desequilibrios de Amalfitano, un profesor chileno que llega a esa ciudad maldita a hacer clases, pero que poco a poco se vuelve medio loco, se imagina cosas, la paranoia lo corrompe, especialmente cuando su amada hija (a quien quiere y cuida con tanta veneración como recuerda a su esposa) se mete en problemas, en asuntos nada buenos. Bolaño nos vuelve a sumergir en una atmósfera caótica, enfermiza, esquizoide, oscura pero inevitablemente fascinante. Es su forma de contar las cosas. Yo no desdeñaría en lo absoluto esta novela.

Y más tarde salieron, casi consecutivamente, El espíritu de la ciencia ficción y Sepulcros de vaqueros. Acá ya si que todos comenzaban a preguntarse si era necesario publicar más cosas de Bolaño. Que dejen tranquilo a Bolaño, por favor. Con El espíritu de la ciencia ficción vengo a decir algo similar que en el caso anterior: si les gustó Los detectives salvajes, El espíritu... debería ser también una lectura plenamente satisfactoria. Sé que acá las diferencias son mayores y que, en comparación, El espíritu... es una obra menor (no lo digo yo realmente, detesto esa clase de etiquetas: las obras son lo que son por sí solas, maldita sea), pero eso no le niega su calidad inherente. Es una deliciosa historia de amigos en México, que leen mucho y viven juntos o separados, y se van de fiesta a tomar y comer, hay ambiente literario, cosas por el estilo, y esas vivencias se intercalan con unas cartas que alguien escribe a varios autores de ciencia ficción y la descripción de unos sueños o algo así. Así como Los sinsabores del verdadero policía es como la versión previa de La parte de Amalfitano, El espíritu de la ciencia ficción es una versión temprana de Los detectives salvajes, y yo tampoco desdeñaría el temprano espíritu de una obra maestra de la literatura, porque todos hemos tenido infancia y somos lo que somos gracias a lo que hemos sido. Sepulcros de vaqueros es algo más distinta, pues es un conjunto de tres historias: Patria, que es una versión previa de Estrella distante y el capítulo El infame Ramírez Hoffman de La literatura nazi en América, y más o menos una versión chilensis de Los detectives salvajes, pues acá, si mal no recuerdo, se narra la vida de un grupo de jóvenes que viven o se relacionan en el ambiente literario de su ciudad, hasta que llega el Golpe de Estado y se va descubriendo que algunos de estos jóvenes eran delatores o cosas por el estilo. Hay un par de hermanas que son centrales en la historia, hermanas como las de Los detectives salvajes, pero claro, en versión temprana (o esbozada) y chilensis. La segunda historia son varios episodios de la vida de Arturo Belano, también presente el Golpe militar. En ambos casos se nota que son obras menos completas que las otras publicaciones póstumas, sin embargo no son relatos carentes de entidad ni de autonomía, ni menos de calidad literaria. Entendería que, en estos dos casos, se pueda criticar la publicación de algo que claramente ya había sido refinado y pulido en libros ya publicados previamente. Con todo, se agradece su lectura. El tercer relato es el que más me gusta y el que justifica la publicación y compra y lectura de Sepulcros de vaqueros. Me refiero a Comedia del horror en Francia, una delicia surrealista del que nada les puedo decir, salvo que es hipnótica y que se parece bastante a Monsieur Pain, otra novela (publicada en los ochentas, cuando Bolaño aun no era el monstruo literario que luego sería en los novena y dos mil) que me encanta. Comedia del horror en Francia, una absoluta genialidad.

También se publicaron dos libros póstumos de cuentos, El gaucho insufrible y El secreto del mal. El segundo reúne muchos y cortos, algunos de ellos bastante embrionarios, en donde hay de todo: desde las historias surrealistas u oníricas, pasando por los relatos autobiográficos, así como esas creaciones que son como homenajes a otras obras literarias, además de aquellas otras que son retratos de la vida real (pero no tan autobiográficos). De acá me gustan ese cuento que describe una fotografía, el de la muerte de Ulises, cuando Belano llega al departamento de su fallecido amigo y se encuentra con gordos metaleros. Y eso recuerdo, si me apuran.

El gaucho insufrible tiene cinco cuentos, y no los voy a analizar todos, no. Pero sí me gustan especialmente tres de ellos: El policía de las ratas, que es como una historia de detectives pero en un mundo de ratas; El viaje de Álvaro Rousselot, que si mal no recuerdo es la historia, desgraciada y de mala suerte, de un escritor talentosos pero al que las circunstancias no lo acompañan (o que, en su defecto, siempre lo hacen sentirse mal y nervioso); y El gaucho insufrible, sobre un viejo que se va a vivir a la pampa patagónica y se cuenta su vida allá. Al menos eso es lo que recuerdo de ellos. Hay uno sobre el asesinato de un niño que se cuenta desde dos perspectivas: desde el asesino y desde alguien que ve el asesinato pero que no lo entiende y le otorga connotaciones divinas, como si el asesinato fue un castigo por "portarse mal".

Y eso es todo: mi defensa total a las publicaciones póstumas de Bolaño. Punto final. Y disfruten, si pueden, de la obra literaria de Bolaño.

domingo, 18 de octubre de 2020

viernes, 16 de octubre de 2020

10

 

Oh, viejo, qué calor. De repente pasamos de una primavera fresca y más o menos helada (tal como mencioné en una de estas entradas numeradas) a una primavera que parece pleno verano, un verano salvaje y brutal.

Bueno, hoy no tengo mucho que decir. Desde que volví a lavarme los dientes cuatro veces al día (el maldito covid me cagó mi rutina y entonces dejé de lavarme los dientes como antes, pero ya no) mi boca y encías y dientes se sienten mucho mejor. También me parece digno de destacar que The Devil All The Time, lo nuevo de Antonio Campos, con Robert Pattinson, entre un nutrido reparto, está filmado en 35mm. Esa es una de esas películas que me moría de ganas de ver y no veré quizás hasta cuándo. Pero qué se puede hacer. La nueva de James Bond, la que dirige Cary Fukunaga, también está filmada en celuloide, pero en 65mm. Tremendo, ¿no? Casi todas las películas de DC Comics están filmadas en celuloide. Y las nuevas Star Wars. Y la saga de Misión Imposible. Noooooooo, pero el celuloide es anticuado y blablabla. Váyanse al demonio si piensan así.

No puedo decir nada del partido entre Chile y Colombia porque no lo vi. El otro con Uruguay lo había visto porque fui donde mi abuelo a verlo (aunque yo lo vi desde fuera de la casa, en el antejardín, a través del ventanal), pero en mi casa yo no tengo tele y en internet nadie daba el maldito partido así que me puse a ver otras cosas, en realidad no hice nada, nada que recuerde. Que Ecuador le haya ganado a Uruguay no sorprende, primero, porque Ecuador es fuerte en casa y porque, como dije, Uruguay tiene fútbol para quedar en quinto lugar y clasificar al Mundial a través del repechaje, es decir para aburrir hasta a un caracol. Argentina por fin le ganó a Bolivia en Bolivia, y sé que la altura de La Paz influye y todo el cuento, pero no sé cómo demonios no pueden haber estrategias para que los argentinos lleguen aclimatados y puedan ganar un partido que debería ser pan comido. Por ejemplo Chile, que casi siempre obtiene buenos resultados visitando Bolivia, entrena en la altura de Calama y los jugadores hacen cosas con unas cámaras hiperbáricas (si es que así se escribe), y viajan a La Paz el mismo día del encuentro. Como dije, no vi este partido así que no sé si Argentina jugó bien o qué, pero ganó y parece que Bolivia está tan acostumbrada a vencer a Argentina en casa que sus jugadores se frustraron y comenzaron a pelear y a gritar y etc. ¿Habrá vuelto todo a ser como antes? Argentina y Brasil lideran la tabla... Qué más. Venezuela y Paraguay. Mmmmmmmm, qué más. El otro partido polémico, Brasil contra Perú, aunque Perú de local. Bueno, los brasileños son los brasileños. Ya han superado sus problemas, sobre todo mentales, y no parece que se vayan a derrumbar por un gol temprano, como podría haberles ocurrido un lustro atrás, pero es que con Tite qué rato que juegan la mar de bien. Mírenme, jugando a que sé de lo que hablo, ja, ja.

He hablado de Valkyrae y Pokimane y lo genial que es verlas a ambas a la vez mientras juegan Among Us. Eso estaba haciendo antes de escribir esta inútil entrada. No vi sus streamings enteros. Al parecer fueron impostoras juntas cuatro veces. Yo vi las dos últimas. Y les fue mal. Horriblemente mal. Duraron menos que colo colo en la Libertadores. Pero aún así me caen bien y son divertidas. La cosa es que ambas viven en la misma casa y a veces cuando gritan se escuchan sus gritos de fondo en el streaming de la otra, y así Rae puede saber si a Poki la mataron o si Poki se mandó una cagada, y viceversa, claro. No he hablado de CORPSE. Un tipo genial. De una voz genial. Profunda y grave voz, voz genial. Ya era conocido de antes, pero como ahora ha aparecido en los videos de youtubers y streamers más conocidos (como PewDiePie, por ejemplo, o JackSepticEye y esos similares), su fama ha explotado exponencialmente, tanto que el pobre y adorable CORPSE se siente abrumado, y uno no lo pensaría de alguien con esa voz. Viejo, sus transmisiones llegan a tener entre 150 mil y 200 mil espectadores. Poki siempre tiene entre 30 mil y 40 mil. Rae entre 50 mil y 100 mil. (Luego, claro, gente que se perdió las transmisiones las ve, y así va sumando y un par de días después el recuento es mayor, pero acá hablamos de los espectadores en vivo). No sé, me agrada este sujeto CORPSE. Sus canciones no son tan buenas, pero qué importa, mientras le vaya bien. Por cierto, es un genial impostor.

En fin, me relajo con esas transmisiones. Me rio. Lo paso bien. Ha sido una semana ocupada. Tuve que ir a hacerle la revisión técnica a mi auto, la maldita burocracia no se detiene. Estuve dos horas y media, había harta gente, algunas sin mascarillas, pero yo lejos de todos. Aunque claro, el tipo que revisa mi auto y le hace sus cosas, por supuesto, manipula aquí y allá, y estamos hablando de un tipo que manipula quizás cuántos autos al día, de lunes a sábado, y dudo que la maldita planta de revisión técnica sanitice sus instalaciones o que le hagan exámenes a sus empleados. Espero no haberme contagiado de nada. Hasta podría ser asintomático, pero quién sabe. A propósito, mi hermana y mi mamá serán vocales de mesa en el plebiscito del 25 de octubre. Al parecer, luego de la jornada de votación, a los vocales de mesa les harán exámenes, así que ocurrirán dos cosas: mi hermana y mamá serán las dos primeras de la familia (que somos cuatro) en saber si, en efecto, tienen el maldito virus o no. Y además son las primeras de la familia (ya un poco mayor: por parte materna, nadie) que serán vocales de mesa. Mi abuelo va a ir a votar (yo lo llevaré), pero está nervioso, y cómo no, con este puto gobierno de ineptos ladrones ignorantes fascistas abusadores de la democracia. Son un chiste, y es verdad: la esposa de un ex candidato presidencial nazi dijo que "el único sexo seguro es el que no se ejerce". Un diputado, un pedazo de mierda imbécil qué redefine la estupidez y la lleva a otra dimensión, dijo que "el plebiscito más seguro es el que no se hace". Va quedando clara la filosofía de la gente de derecha: "la democracia más mejor (sic) y más fuerte es la que no se lleva a cabo". Piraña no cree en la democracia, pero sí abusa de ella. En fin, mi abuelo irá a votar, yo lo llevaré, hay un horario específico para adultos mayores. Y en algún futuro, especialmente si este país de mierda no cambia para bien, es decir si sigue siendo gobernado por empresarios ladrones derechistas hijos de puta y pacos (policías) de mierda que hacen montajes a vista y paciencia y violan derechos humanos para que los políticos derechistas hagan lo que quieran y nadie asuma responsabilidades por sus crímenes, me voy a ir a vivir a Portugal, Lisboa específicamente. Portugal parece ser un buen país, ¿cierto? Lisboa parece una buena ciudad en la que asentarse, ¿cierto? ¡¿CIERTO?! Aprender otro idioma, dejar atrás estos años anodinos.

Mierda, necesito dinero...

miércoles, 14 de octubre de 2020

9

 

Cazador X es seguramente mi animé favorito, de la infancia, de la adolescencia y de todo lo que ha venido después. Con frecuencia me encuentro viendo de nuevo sus episodios, no necesariamente desde el principio, a veces un arco argumental, a veces otro, por lo general toda la parte de la Nueva Ciudad de York, desde que Kurapika va a la mansión Nostrade para ser contratado como guardaespaldas, que debe ser el episodio 47 o 48, hasta que todo el conflicto con el Genei Ryodan concluye (momentáneamente), en el episodio 70. Todo este asunto con las mafias, las subastas del bajo mundo, la ciudad que nunca duerme, las Arañas sembrando el caos, los asesinos profesionales intentando cazar a las Arañas, y los secuestros e intercambios, entre otros elementos, son tan pero tan geniales, absolutamente geniales, no tienen fisuras, no tienen fallas. Y durante este tiempo en el que no he visto películas, por supuesto, me puse a ver el animé de Cazador X (para mí, el único animé, no la otra versión más reciente, más suave, más colorinche, más basura y mal dirigida), esta vez de inicio a fin. Luego lo vi de nuevo, pero en japonés, con subtítulos en español, algo que jamás había hecho y que me permitió conocer nuevas dimensiones de la genialidad de dicha adaptación. Para terminar, claro, me dije que tenía que leer el manga, escrito y dibujado por Yoshihiro Togashi. Me puse al día y de inmediato me convertí en esa tribu de personas que mueren de impaciencia ante la poca regularidad que tiene Togashi para publicar su obra maestra.

Antes que todo, ¿por qué fascina tanto Cazador X? La base de esta fascinación, pienso yo, tiene que ver con su mundo, el mundo creado por Togashi. Un mundo de fantasía, en donde los continentes son los mismos que los nuestros, pero ordenados (o desordenados) de distinta manera en el, ejem, globo, y dentro del cual hay criaturas mágicas, flora y fauna fantástica, como de ensueño y de pesadilla a la vez, además de la existencia del Nen (básicamente, administrar la energía vital que emana de nuestra propia existencia o cuerpo, y que vamos aprendiendo a medida que los episodios avanzan), que permite a las personas vivir más y conservarse mejor (personas que no conocen Nen no pueden dominar o controlar esta energía vital, la que simplemente sale de nosotros, mientras que los conocedores de Nen, que pueden controlar o dominar esta energía, son capaces de mantener esta energía consigo mismos, como rodeándolos, energía que no escapa y que, entonces, permite que el cuerpo y mente humanos no se deterioren como en aquellas personas cuya energía esta dispersa en cualquier lugar menos en sus cuerpos), aparte de desarrollar toda clase de llamativas y peligrosas aunque también útiles habilidades. Un mundo de locos, ¿no? Sin embargo es un mundo plausible y verosímil. ¿Por qué? Porque aunque todo lo anterior parezca de locos, este mundo es, en esencia, un mundo como el nuestro, con grandes metrópolis en donde lo que mueve a las sociedades es el dinero, o la sed de fama y poder, bajo gobiernos autoritarios o democráticos o monárquicos, o aislados lugares en donde la vida corre más lenta, lejos de las tecnologías y el mundanal ruido, con personas que viven del fruto de sus manos, de sus piernas, de sus cuerpos que trabajan lo que la naturaleza ha creado, en su inmensa e indiferente sabiduría. Es un mundo como el nuestro, sólo que los personajes viven en lo desconocido para nosotros, viven en perpetua aventura, aventurándose en aquellas zonas oscuras a donde la imaginación y el interés del humano promedio no llega, si bien Togashi arroja una luz sobre esas zonas desconcidas y nos dicen que existe. ¿Y por qué sigue siendo verosímil? Porque a pesar de todo eso, sus personajes son humanos y tienen motivaciones humanas: Gon, el bonachón y bobalicón muchachito que protagoniza la historia, quiere conocer a su padre, y entiende que la mejor manera para poder hacerlo es convirtiéndose en un Cazador, razón por la cual va a tomar el examen de cazador. Ahí conoce a Leorio, un tipo que quiere ser Cazador para tener mucho dinero (los pocos que llegan a ser Cazadores pueden tener mucho dinero, ser Cazador es de un status superior a muchas cosas en el mundo), aunque luego sabemos que quiere ser doctor y que ese dinero es para poder pagarse la carrera de medicina, que en ese mundo, como en el nuestro, no es nada barata. Kurapika quiere venganza: quiere vengar a los miembros de su tribu, asesinados por el Genei Ryodan, ladrones despiadados cuya leyenda negra recorre el mundo como un escalofrío (y luego vamos conociendo a los miembros del Ryodan). Y Killua, miembro de una famosa y conocida familia de asesinos, los Zoldyck, que ya no quiere ser más asesino y que encuentra en Gon la posibilidad para ser una persona común y corriente, una persona como Gon, alegre y feliz. Y no son los únicos, y todos los personajes que vamos conociendo son tridimensionales, en mayor o menor medida tienen una dimensión de fondo que los hace plenamente verosímiles o reales, porque se nota de inmediato que viven en ese mundo que también se siente real, no son meros instrumentos argumentales, son seres vivos que enseñan y aprenden a y de los protagonistas, porque, como en el mundo real, nadie tiene todas las respuestas, y todos sabemos y desconocemos cosas, todos tenemos la capacidad de sorprender y sorprendernos. Y con esta calidad de personajes, las tramas y aventuras que viven son fenomenales y geniales, verdaderamente geniales, tan imaginativas como complejas: el examen del cazador con sus múltiples etapas (la maratón, la torre de los engaños, la cacería en la isla), luego ese coliseo de las peleas, y el mentado arco de la Ciudad de York, con la comunidad de la mafia y las Arañas y las subastas.

Independiente del doblaje al latino o de su original en japonés (ambos muy buenos, cada cual con sus aciertos mayores), la versión del '99 de Cazador X es magistral porque está magníficamente escrita y dirigida. Al ya mencionado cuidado con los personajes, que más allá de su mayor o menor importancia o aparición todos son reconocibles y complejos en su medida, y al gran dominio narrativo y dramático del relato (gran sentido del ritmo y del tempo), destaca una puesta en escena genuinamente cinematográfica, con apuestas formales o estilísticas acertadas y yo diría que novedosas, y muchas secuencias que son tensión pura, que te dejan sin respiración (ejem, episodio 58). La dirección destaca en todo: en su calidad para elegir los planos, para el uso de la banda sonora, para el montaje, en fin... Todo es brillante. Y oscuro. Y elegante. Ya digo que la dirección está de lujo. Y a medida que la trama avanza vamos conociendo la oscuridad de este mundo que comienza como una ensoñación infantil, como un infantil impulso de dejarse llevar por la belleza de este mundo inofensivo, pero que inevitablemente muestra sus crueles garras, sus rostros tenebrosos, que nos miran de frente con sus ojos como abismos, abismos negros, abismos que son un grito sordo, un grito que es más bien un latido desesperado y agonizante. Como el mundo de los adultos, en donde ya no hay sueños, a lo más, sólo aspiraciones, y la felicidad sería sólo un cúmulo de satisfacciones cada vez más sedientas. Esto alcanza su punto cúlmine en la Ciudad de York, amén de su violento y negrísimo caos de tramas en donde sólo caben la ambición, la venganza, la ira, el deseo de matar, el engaño, etc..., aunque entre medio, a veces de fuentes improbables, vemos resplandores de amistad y lealtad, difíciles de mantener con vida en un infierno de violencia y de muerte, pero que ahí están, cuando parecían perdidos, cuando al inicio parecían ser todo lo que había.

Y bueno, el manga, el maldito manga. Qué más decir, si todo lo anterior nace de la genialidad de Togashi. Bueno, el animé del que les habló (con sus setenta episodios) cubre hasta lo de las Arañas. Luego viene la Isla de la Ambición, el arco de las Hormigas Quimera, la elección del nuevo presidente de la Asociación de Cazadores y en donde actualmente se encuentra el manga: la expedición al Continente Oscuro que a la vez narra la Guerra de Sucesión. Me gustó la parte de la Isla de la ambición (o GREED ISLAND), es casi puramente aventura, como un videojuego, es decir un MMO-RPG versión vida real y con Nen, algo más simple en comparación a todo lo anterior (como les dije, todo lo de Yorkshin es una obra maestra en sí misma), pero aún así plenamente disfrutable y con momentos gráficos de gran calidad, si bien en algunos números puede apreciarse ciertos notorios bajones en los dibujos de Togashi (que es un autor total: lo hace todo, se niega a tener asistentes, y yo lo apoyo, lo apoyo totalmente, aunque esto signifique poca regularidad en las publicaciones: la integridad lo es todo en un mundo en que la obediencia es rey), a veces como si no hubiesen pasado de la etapa de bocetos. Luego, claro, los dibujos se corrigen cuando los números son reunidos en los tomos. El arco de las Hormigas Quimera me gustó, especialmente su inicio, cuando todo este rollo con estas poderosísimas criaturas tiene un cariz algo antropológico, pues comienza como una especie de investigación/exploración científica dentro de las fronteras de unos países aislados del resto del mundo (nuevamente, se mezcla lo fantástico con lo "realista", con el retrato, ficticio claro, de un tipo de sociedad que refleja el mundo de nosotros), que arroja la terrible existencia de estas criaturas que se alimentan de otras criaturas, adquiriendo las habilidades y características físico-mentales de las víctimas, por lo que estas putas hormigas no tardan en aprender el Nen, con catastróficas consecuencias. Debo decir que a medida que avanza este arco, que sigue siendo bueno, no me interesaba tanto porque se aleja o distancia un poco del componente "real" que Togashi le imprime al mundo. De repente todo es "demasiado" fantástico, con enemigos que salen por montones y peleas que no terminan nunca (a diferencia de todas las peleas de antes, sí muy realistas en su desarrollo más allá de si usan Nen o no), aunque como dije, tiene el sello de calidad de Togashi, si bien acá los problemas gráficos son aún más notorios e incluso sangrantes. Luego viene la elección del nuevo presidente de la Asociación de Cazadores. Además de su escueta extensión (20 números), me gusta que aún en este mundo de Cazadores y habilidades sobrenaturales, estos tipos aún tengan que vérselas con las burocracias. Desde luego, en este arco ocurre lo de Killua y su hermana Alluka y Nanika, y la casi muerte de Gon, pobre Gon. Y luego del arco de la elección de presidente, la expedición al Continente Oscuro.

No les puedo decir qué demonios es el Continente Oscuro, pero se van a sorprender. Es un nuevo giro de imaginación que aumenta de manera escalofriante el mundo de Cazador X. Desde el número 340 al actual 390 (que se publicó hace más de un año), no han habido bajones gráficos. Al contrario, la calidad gráfica es magnífica. Brutalmente magnífica. Es de una calidad gigantesca, y se nota que Togashi le tiene especial cariño a este doble arco argumental, que por lo demás muestra la tan ansiada pelea entre Hisoka y Kuroro. La parte del Continente Oscuro no se las puedo decir, pero en esta expedición que ya comenzó (y cuyas implicaciones políticas nuevamente muestran el interés de Togashi por aunar su mundo de fantasía con las mecánicas y dinámicas reales propias de nustro mundo), dentro del barco con forma de ballena, ocurre el otro arco argumental: la Guerra de Sucesión. Resulta que la expedición la financió el Rey del Imperio de Kakin, hasta ahí les puedo decir. Este Rey tiene nueve esposas legítimas con catorce hijos legítimos, todos, independiente de sus sexos, candidatos al trono. El Rey de Kakin aprovecha el viaje al Continente Oscuro, es decir el viaje dentro de este barco ballena, para determinar quién le sucederá en el trono. Y el mecanismo es macabro: una guerra a muerte: el último hijo sobreviviente, será el próximo Rey de Kakin. Togashi dijo que una de sus películas favoritas es Alien, de Ridley Scott. Acá se ve cómo desarrolla la parte que le gusta: la de los personajes que van muriendo uno a uno. El nivel de complejidad del entramado argumental es soberbio, y ciertamente arriesgado. La acción, que está presente, sin embargo se reduce frente al componente dialéctico y reflexivo. Esta es una intriga, una red de complots. Y, de hecho, hay una serie de reglas para esta Guerra de Sucesión, y casi todas ellas restringen la violencia. Sí, es una guerra a muerte, pero los príncipes no pueden matar a otros príncipes, tampoco pueden hacerlo sus subalternos; si son descubiertos, serán ejecutados. Y sin embargo debe quedar sólo uno con vida antes de que el barco ballena arribe al Continente Oscuro. Deben ingeniárselas. Y así, hay gran cantidad de texto, de planificaciones, de estrategias, en fin... Como Death Note, más o menos, ejemplo para ilustrar el punto, aunque ambos animés tengan sus diferencias. Vuelve la humana oscuridad (más que la grandilocuente violencia de seres no humanos), la corrupta humanidad vuelve como motor narrativo. El Nen entra en juego igual. Todo es como un laberinto. La planificación de Togashi es rigurosa, escalofriantemente rigurosa, y aún así no hemos visto todo, todo su potencial. De los protagonistas principales y originales, acá toma la batuta Kurapika, que se une como guardaespaldas de la hija menor del Rey (apenas un bebé) para poder averiguar más sobre los ojos rojos de los miembros de su tribu (el Genei Ryodan mató a esa tribu por sus ojos: se vuelven permanentemente rojos cuando mueren, objetos dignos de coleccionistas de partes humanas, que se comercializan a gran valor en el mercado negro), que según oyó, están en poder de uno de los príncipes. Así, cada príncipe tiene su bestia nen, su propia red de guardaespaldas y espías y en fin... Una amplia red de personajes y tramas y subtramas, con presencia del Genei Ryodan nuevamente (aunque, por ahora, no tengan nada que ver con Kurapika... más bien con Hisoka, a quien no se ha visto), de otras familias mafiosas y más, mucho más. Una verdadera genialidad, con una calidad de dibujos sobrenatural. Togashi se ha superado todavía más en ese aspecto. Ningún número, ninguna página muestra fallas o falencias: es 100% perfecta en todo sentido. Yo creo que Togashi se había aburrido un poco de las Hormigas Quimera, dudo que le pase lo mismo ahora, se nota que está en un terreno más suyo (porque, como ya he dicho, su otra gran obra maestra en sí misma es el arco de Yorkshin, y este arco de la Guerra de Sucesión está en esa línea). Soy ahora una rata que se muerde las uñas esperando el regreso de las publicaciones. Ardo en deseos de ver cómo se desarrolla esta guerra de sucesión. Togashi va a sorprendernos más aún, va a romper moldes, va a seguir empujando límites. Este arco argumental (más el de la expedición al Continente Oscuro) hará historia. Escrito queda.

Y de regalo les dejo esta imagen que me gusta un montón, y que si ocurre un milagro, espero poder copiar algún día.

Me he alargado un montón y me da pereza revisar. Si tengo faltas de ortografía y de redacción, perdónenme. Si esos errores son muy terribles y no se entiende nada, por favor díganmelo y ahí sí que lo corrijo. Como siempre, gracias por seguir visitando este rincón. Y lean/vean Cazador X. Ya verán la manera en que caerán fascinadas/os por este mundo creado por el genio de Togashi. Adoro Cazador X. Me apasiona Cazador X.

Y les dejo un poco más de imágenes, aprecian esa calidad, oh:

Y si quieren ver/saber un poco más: busquen cómo son las bestias nen de cada príncipe (y del Rey) de Kakin. Sus diseños son... wow. Ya verán.

lunes, 12 de octubre de 2020

8

 

Para ser completamente justo con Gantz, el manga del que hablaba en la entrada número seis de este regreso en modo "blog de variedades" (eso es lo bueno de este nuevo formato: puedo hablar de algo cuantas veces quiera, en la medida que vaya recordando o pensando nuevas cosas), hay algo que olvidé decir, algo bastante específico que no variaba realmente mi impresión final y total y global, pero que merecía ser mencionado. Sin entrar en muchos detalles, todo este estúpido rollo de humanos versus extraterrestres superpoderosos alcanza un punto cúlmine cuando aparecen los villanos o enemigos definitivos, los que tienen más deseos y probabilidades de vencer, conquistar y/o destruir a la maldita raza humana, sin embargo también hay otros extraterrestres, tan avanzados que no tienen la más mínima intención de conquistar a los humanos (aunque puedan vencerlos con un chasquido de dedos... en sentido figurado, claro, pues estos extraterrestres en particular, a diferencia de todos los demás que intentan conquistarnos, que por lo demás son antropomorfos y deben recurrir a métodos humanos como lo es la guerra y el uso de armamento, abuso y violencia, estos otros extraterrestres, digo, no tienen una forma que los humanos puedan imaginar, por lo que se presentan a sí mismos de variadas formas que remiten a una u otra cosa dentro del imaginario colectivo humano, pero nunca sabremos  cómo realmente lucen o qué realmente son, o lo que es lo mismo, no sabemos si tienen dedos que chasquear para destruir a un humano, aunque hagan lo que hagan, pueden hacerlo de un instante a otro), pero que llegan para responder ciertas preguntas, cualquier pregunta que quien logre plantarse frente a ellos pueda plantear. Y el protagonista, Kei Kurono, un muchacho egoísta y superficial (y muy caliente) que crece y madura y canaliza sus impulsos hacia un sentido de responsabilidad y empatía luego de ser el héroe cada maldito número, llega y pide cosas y pregunta cosas, o quizás reacciona a lo que revelan los extraterrestres. Para empezar explican todo el embrollo: lo de los extraterrestres y los múltiples enfrentamientos y qué es Gantz (ese aparato con forma de bola negra que atrapa a las personas en ese "videojuego" maldito, cosa que no mencioné en la entrada número seis porque no es realmente necesario hacerlo). Básicamente, que ellos "ayudaron" a los humanos a defenderse, dándoles la máquina Gantz y todo eso. Pero Kei Kurono y los demás se sienten agradecidos, y el o los extraterrestres los dejan en su lugar: que no los "ayudaron" por generosidad o porque los humanos fueran especiales o dignos de ser salvados por su condición de humanos (no dicen el porqué los ayudan, pero uno puede inferir que estos extraterrestres lo hicieron para mantener cierto orden o equilibrio en el universo, y que si no actuaron directamente -porque son tan fuertes que podrían vencer en un parpadeo a los otros extraterrestres que tantos problemas dan a los humanos- fue porque una acción directa alteraría el orden tanto como dejar que los humanos fueran conquistados); hablan de lo grande e inmenso que es el universo, de lo pequeña que es la raza humana, inherentemente insignificante, insignificante como lo es para nosotros una bolita de barro seco, una bolita sin nada especial que dejamos aquí o allí dependiendo de nuestra conveniencia, tan insignificante que la raza humana entera puede deshacerse y rehacerse como uno crearía y desharía una figura de barro, es decir que la humanidad es materia, esencialmente materia, y que todo el asunto de las emociones y las religiones y la filosofía y las leyes y los ideales colectivos son basura, un adorable intento por rellenar el vacío que es el ser humano dentro del gran plan de seres superiores, acaso como si los personajes de un videojuego intentasen revelarse contra los deseos de los desarrolladores. Kei Kurono y los demás se ponen a llorar, se enojan, dicen que la vida humana sí significa algo, en ello algunos intentan reaccionar violentamente contra los extraterrestres, pero estos se deshacen de los impulsivos como el Doctor Manhattan pone fin a Rorschach, separando o rompiendo los enlaces que mantienen unidas las partículas que juntas conforman una entidad humana. De forma cruel, el extraterrestre (que se apodera del rostro de Einstein, Marilyn Monroe, Hitler, artistas y músicos y demás personas conocidas) revive personajes importantes que ya habían muerto para que los que no murieron se alegren y los revividos se alegren, y se abracen, para que luego el extraterrestre haga explotar a los revividos. Así como así. Y aunque esto es desconsolante y desolador, algo que de todas formas Kei Kurono y los demás no quieren aceptar (entre otras duras revelaciones, como que tampoco existe dios o un dios), el extraterrestre dice qué sucede con las personas una vez mueren, asediado por preguntas de qué sucede con las almas de los muertos, como por ejemplo aquellas personas que fueron revividas para morir diez segundos después, si son sólo cuerpos o tenían realmente un alma, esa es una pregunta, la pregunta, y el extraterrestre dice que todos los humanos que conforman lazos afectivos estrechos en una vida, en la siguiente van a estar unidos desde el inicio en otra forma, por ejemplo una de las amantes de Kei Kurono en la próxima vida será su madre, otra amante será su hermana, y así, de manera directamente proporcional al grado de cercanía afectiva y/o emocional de una vida, en la siguiente los lazos serán tan fuertes que esa próxima vida la comenzarán juntos, como familia seguramente. Ignoro si esta teoría se la inventó el autor del manga o si éste se inspiró en algún tipo de religión o filosofía o lo que sea, pero me pareció bastante interesante, y todo ese segmento de la charla me hizo pensar que, ciertamente, valió la pena llegar a ese momento, aunque haya tenido que pasar por un montón de cursi mierda sin pies ni cabeza (aderezado a veces con buenas escenas de sexo). He aprovechado de "recordar" esa parte en internet, y aunque no hay nada tan importante como para cambiar todo lo que he escrito (lo que sería una lata), sí es importante agregar que los extraterrestres dicen que el "alma" por la que preguntan Kei Kurono y los demás son esos 21 gramos que se desprenden de nosotros al morir, 21 gramos que son información que se transfiere a otra dimensión y que se junta con otras informaciones provenientes de otras personas. Supongo que a esa teoría de los 21 gramos le da un giro tecnológico o algo así. No es que me importe en verdad, pero como dije, me pareció una manera interesante de ver lo de las vidas presentes y siguientes. Fuera de eso, Gantz es una mierda. Fin del comunicado.

Siempre he pensado en Lost Highway y Mulholland Drive como películas hermanas, y por lo mismo, cuando pienso en ellas lo hago como si fuesen películas consecutivas, pero olvido que entre ambas Lynch dirigió "A Straight Story", una pequeña maravilla en donde un viejo decide recorrer gran cantidad de kilómetros para ir a ver a su hermano, delicado de salud y con quien no se habla desde hace décadas. Y claro, olvido lo más importante: que este viejo emprende el viaje en una podadora de césped a la que engancha un remolque. La he visto sólo una vez y no la recuerdo tanto en detalles específicos, pero sí como una gran lección y baño de humanidad... y de cine, claro, ese cine que engrandece las pequeñas historias, las historias simples.

Y, aunque siento que pronto llegará el momento en que volveré a leer libros, sigo pasando las noches viendo el streaming de Pokimane y Valkyrae jugando Among Us, ambas transmisiones al mismo tiempo, una en cada mitad de mi pantalla, porque resulta tremendamente entretenido, especialmente cuando ambas son impostoras juntas. Son la perfecta pareja de impostoras y me encanta verlas y lo paso bien, para qué negarlo. De hecho ahora mismo Valkyrae y Poki están jugando, y Rae es impostora y casi mata a Poki, pero no se atrevió y Poki quedó con suspicacias... ¡Hubo 5 muertes en el primer round!

Y bueno, todas estas cosas iban a ser una especie de introducción, pero me he alargado más de lo necesario. No importa. Mañana hablaremos de lo que iba a hablar hoy. Estén preparados y preparadas.

viernes, 9 de octubre de 2020

7

En la entrada número 1 (de este regreso en modo "blog de variedades") mencioné un poco a la rápida y a la ligera algo sobre China, su unificación y las leyes, y de hecho tal mención no fue gratuita, porque eso lo aprendí leyendo uno de los mangas de los que hablaba ayer, uno de los mangas que he estado leyendo durante todo este extraño tiempo. Me refiero a Kingdom, un manga, basado en hechos reales, un manga histórico en otras palabras, que cuenta la historia de Xin, un simple huérfano, más encima pobre, más encima de mal temperamento, que sueña con convertirse en un gran general bajo los cielos, proceso que para él será larguísimo, durísimo y, ciertamentísimo, sorprendente, muy sorprendente, porque las cosas que le suceden no se las habría imaginado ni en un millón de años. Desde luego, todo o casi todo lo que cuenta Kingdom está basado en hechos reales, pero sobre ese esqueleto el mangaka se permite ir creando, y con qué calidad, añado, un gran número de personajes y mitología. En todo caso no le queda otra, pues en las mismas páginas, de repente un cuadro de texto cita un fragmento de los libros en los que se basa el mangaka, que de manera escueta señala "tal año el reino de Qin venció al reino de Han en la batalla de no-sé-qué" (este fragmento en particular lo inventé ahora, sólo para que sirva como ejemplo), por lo que Yasuhisa Hara (el mangaka) debe necesaria y obligatoriamente dar detalles y dimensiones narrativas a esos registros. A veces el fragmento es "la ciudad de X resistió por diez días el asedio de Zhao", y el mangaka debe contar esos diez malditos y sufridos días. El resultado es impresionante y apabullante. Por cierto, antes de continuar debo señalar que hasta el momento se han publicado, si no me equivoco, 59 volúmenes, cada volumen recopila diez (a veces once) números, cada número de máximo veinte páginas (a excepción del primero, si mal no recuerdo). El mangaka ya ha dicho que planea llevar Kingdom hasta los cien volúmenes, por lo que no queda nada poco, es decir quedan 40 volúmenes, es decir 400 números, es decir 8000 páginas. Da para pensar ¿mmmmmhhhhhh? Es una lectura adictiva, la manera en que te atrapan es tremenda. Pero a veces uno debe irse a dormir, o ir a comer, o descansar o qué sé yo, pero es una lectura que seduce y demanda más relecturas, no tanto para descubrir detalles nuevos o qué sé yo (aunque bien podría ser, por qué no) como para gozar una y otra vez con la calidad narrativa y gráfica, con la enorme calidad de sus arcos argumentales, de sus dibujos, etc. Y bueno, de qué va la cosa. Xin vive en el reino de Qin, uno de los siete reinos que quedan en China, que hasta entonces se ha visto sumida en batallas y batallas (con reinos que eran absorbidos y demás), siete reinos que combaten por sus fronteras, sin que ninguno, de todas formas, planee conquistar China por completo. Pero el rey de Qin, Zheng, tiene esas ambiciones, sin embargo muchos problemas, tanto externos (los reinos colindantes, poderosos reinos, feroces reinos) como internos (complots, maquinaciones, traiciones), se interponen en su camino y en ese camino aparece, desde el inicio, nuestro querido Xin, un muchacho bruto pero tremendamente honesto y directo, que deberá labrar su camino a base de sangre, sudor y lágrimas, a lo largo de los años y de las guerras, las malditas guerras que no acaban. Es el camino que deben seguir aquellos con grandes sueños y ambiciones, como unificar China o ser un gran general bajo los cielos. No puedo seguir más porque eso significa entrar en detalles argumentales y es mejor que no les diga nada, salvo que la narración es magnífica, la construcción de personajes también, con su amplio abanico, variopinto y dotado de gran imaginación (nadie se parece al que le sigue, todos son únicos y fácilmente reconocibles, lo que no es menor considerando una historia de esta envergadura) y profundidad. Uno se encariña con los personajes, con la unidad Fei Xin (liderada por nuestro Xin), con los generales que Xin va conociendo (Wang Qi, el gran Wang Qi), con sus compañeros de armas (Qiang Lei y He Liao Diao, sobre todo), todo un largo aprendizaje que le mostrará a Xin que la guerra, que la vida que ha elegido, es cruel e insaciable. Es una historia tremenda y agotadora también, hay guerras que duran cien números o más, y el mangaka transmite tanto el miedo y el horror de esas batallas crudas y violentas, como el cansancio, la fatiga, el hartazgo, la impotencia, la ambigüedad moral (atentos al personaje del canalla de Huan Yi y el arco centrado en una batalla bajo su mando), las planificaciones, los estrategas, los generales de instinto, en fin... Hay momentos para toda clase de emociones, y las batallas son de tal intensidad que no es infrecuente que uno se conmueva hasta las lágrimas, porque las batallas siempre dejan víctimas, a veces conocidas y queridas, y luego extrañadas. El único reparo que debo hacer es que a veces el autor recurre a soluciones forzadas o convenientes para salvar a ciertos personajes, un par de veces recurriendo incluso a cuestiones místicas o metafísicas, lo cual contrasta extrañamente con el enfoque "realista" con que narra todo (la rigurosidad para las batallas, los planes, las estrategias, los espacios geográficos, los ejércitos y sus números, etc., lo cual es sangriento y a veces doloroso, especialmente por los pobres caballos, qué manera de sufrir dios mío), pero lo que tienen de forzado lo tienen de conmovedor y uno de igual forma se siente inapelablemente atrapado por este manga, que para mi es una verdadera obra maestra. Y todavía falta mucho para que Zheng unifique China, y a Xin, a nuestro Xin, le falta para instalarse como una leyenda, como un gran general bajo los cielos de una China unificada.

Kingdom, un manga imperdible e imprescindible. Aún pueden ponerse al día.

jueves, 8 de octubre de 2020

6

 

Bien, habiendo visto el partido entre Uruguay y Chile, hay que decir un par de cosas. Primero, que Chile jugó sorprendentemente bien, considerando todas las bajas que sufrió en los días anteriores al partido; considerando que Rueda pareciera no poder plasmar, más allá de victorias y derrotas, aún una idea futbolística, como se ha podido apreciar en partidos anteriores (en todo caso, le ha tocado duro a Rueda poder trabajar como corresponde); considerando que la "generación dorada", la que brilló con Bielsa y Sampaoli (y que logró grandes resultados incluso con Pizzi) está en un limbo entre el "todavía nos queda" y el "nuestro tiempo ya pasó". Considerando esto, pos sí, esta Selección jugó sorprendentemente bien, especialmente el segundo tiempo, ante un Uruguay que jugó como siempre, es decir, para ser quintos y clasificarse al próximo Mundial a través del repechaje (en las más recientes clasificatorias quedaron segundos, pero esa es una simple excepción, ni ellos se lo esperaban). A Chile aún le falta certeza y atrevimiento, en todo caso. No puede ser que los delanteros pretendan que mágicamente el arco esté a plena disposición de ellos para poder hacer goles; no entiendo por qué no son capaces siquiera de concebir disparos de fuera del área, la gran mayoría de las veces acaban abriéndose a los costados o dando vueltitas o dando pases aquí y allá (esperando que mágicamente se abra un espacio y quede el arco a disposición, como ya señalé), tiempo en el que el rival ya está completamente atrás, ordenados para defender. Basta ver el segundo gol Uruguayo, un tiro de fuera del área; Alexis, en lugar de ese uruguayo, se abre, se da vueltas y luego lanza un centro que no llega a ningún lugar (en cambio el gol lo metió porque se lo dejaron en bandeja). Sin embargo, como jugaron, sigue siendo promisorio. Y, por último, qué robo ¿ah? Qué maldito robo, puto VAR, no se entiende, realmente no se entiende.

En todo caso iba a hablar hoy de otra cosa. (¿Les gustó lo de las canciones? A mí por supuesto que sí). Primero que todo, una pequeña introducción. A propósito de "La Flor", esa obra maestra de Mariano Llinás, recuerdo que cuando la exhibieron acá, un tipo bien pedante, ya luego en el conversatorio post-visionado con el director, entre todas las cosas que dijo intentando impresionar a Llinás y a los demás, empezó comparando ver "La Flor" con viajar a Corea, que él había viajado harto a Corea y que así se sentía ver la película, volar, estar en un avión, a Corea, precisamente a Corea. En el post de "La Flor" yo fui mucho más simple: dije que ver "La Flor" es igualmente agotador y placentero, como tener sexo un fin de semana entero. Prefiero mi comparación, sin duda. Trae buenos recuerdos, además, en estos tiempos de soledad y abstinencia forzada. Luego, el mismo tipo, y a propósito de varias secuencias en trenes, arremetió diciendo que él ha, ejem, filmado (dijo filmar, pero seguramente grabó, simplemente grabó, en digital) trenes durante mucho tiempo, pero que nunca le ha quedado tan bello como le quedó a Llinás, por lo que, luego de insistir con que ha filmado trenes y viajes en tren, le preguntó "¿cómo lo hizo, cuál es su secreto?". Llinás le dijo que no podía contestar esa pregunta. Y me parece que el tipo pedante ya no preguntó más cosas. Yo no supe qué preguntar. Pero quedé feliz. Realmente feliz. (Por haber visto la película, por si hace falta decirlo).

En fin, por fin. Durante todo este tiempo de no-películas, me he dedicado a consumir otras cosas. Como no soy original y me atacaba la nostalgia, me puse a ver animés, los animés de mi infancia (y otros más recientes). Primero vi "Full Metal Alchemist". Y me gustó otra vez, nada que decir. Todo el rollo de la alquimia, de los homúnculos, de los laboratorios secretos, de los militares que controlan esas regiones en conflicto, de la piedra filosofal, de Ishval como alegoría (quizás) del exterminio al que han sido sometidos los palestinos desde la creación de un Estado genocida y racista el año 1948. No me dieron ganas de ver "Full Metal Alchemist: Brotherhood", que es una adaptación más fiel al manga (porque la primera serie "alcanzó" a la publicación del manga, debiendo empezar a escribir cosas propias), básicamente por eso de la nostalgia: para mí solamente hay UN Edward Elrich y compañía. Eso sí, debo admitir que el final de FMA es bastante abrupto y poco convincente en varios frentes, incluso a mi yo adolescente nunca le terminó de convencer, si bien el final, centrado estrictamente en los hermanos Elrich, ese sí que lo encontré bueno. También vi otra vez "Death Note", y nada que decir: es bueno, especialmente, ejem, la primera parte, la parte de 25 o 26 episodios. Una serie de misterio policial muy bien escrita. Después, ya con Near y Melo, es disfrutable y todo, pero ya no puedo creérmelo tanto, es tan forzada la manera en que Near va resolviendo todas las cosas, ni L sacaba conclusiones tan caprichosamente (al contrario). Con todo, los dos últimos episodios son de infarto, sobre todo esa reunión final en el galpón. Uf, ¿cierto? ¡UF! Por cierto, acá, en este video, un tipo tiene una teoría muy loca que a mi me ha hecho cagar de la risa, me parto, me parto, y me da más risa que no sé cómo la gente se lo toma en serio, claramente es una humorada, pero bueno, juzguen ustedes y rían, eso, rían, que es sano (siempre y cuando no se rían de algo malo o por algo malo, malditos). Y bueno, también me repetí "Shingeki no kyojin", de hecho también me puse al día con el manga, pero eso es para otro día. También volví a ver otro animé del que igualmente me puse al día con su manga, pero eso es, adivinen, para otro día (que es un día distinto al otro día del manga de Shingeki, si es que llego a hablar al respecto, y hablando de otros días, les recomiendo ver "El otro día", de Ignacio Agüero, que comentamos acá cuando pensábamos que el blog había vuelto en gloria y majestad, pero qué hacer, si la vida es lodo y lágrimas). Luego me puse a leer otros mangas, y, de esta forma, llegamos al verdadero tema de hoy: Gantz (me aburrí de poner comillas, al diablo con eso, volveré a las comillas cuando este blog vuelva a ser de cine).

Gantz es un manga que tiene casi 400 números, no muy largos en todo caso, con suerte 20 páginas cada uno, y muy dinámico, se puede leer velozmente, porque su lectura no requiere el más mínimo esfuerzo, francamente. Gantz es una tontería sin pies ni cabeza, una estupidez que no tiene sentido por ningún lado. Una imbecilidad sobre muchachos que deben empezar a pelear contra alienígenas mil veces más poderosos que los humanos, aunque los humanos siempre, por muy inverosímil que sea, acaban sobreponiéndose a las adversidades. Si me leí el puto manga completo es por tres putas razones: primero, porque no me gusta dejar a medias las cosas, es decir, como soy un imbécil ingenuo, siempre pienso que la cosa puede mejorar, pero casi nunca mejora, nada mejora nunca, al menos en mi caso, y así Gantz fue una estupidez de inicio a fin; segundo, porque a pesar de lo imbécil de la trama, que es forzada y autocomplaciente a cagar, me gustaban los personajes, llegaba a familiarizarme con ellos y deseaba que les fuera bien, después de todo, por muy tonto que estos combates fueran, eran tan pero tan difíciles y estos personajes le ponen tanto corazón que, demonios, no soy de fierro y me quedaba para ver si triunfaban o no, porque eso es lo que yo deseaba, que quedaran vivos y pudieran ser felices; tercero y último, porque el protagonista es un caliente de mierda y supongo que el mangaka igual, por lo que hay numerosas veces en que vemos personas desnudas teniendo sexo, y aunque es más fácil ver películas de Hitomi Tanaka, nunca está demás, al menos, entrar en calor con material gráfico. En resumidas cuentas, Gantz es una mierda, pero se deja leer por sus personajes y porque a veces lo pasan muy satisfactoriamente bien, oh. He acá unas muestras (tienen que "entrar" en el post para verlas). Y disfruten, claro:


miércoles, 7 de octubre de 2020