sábado, 31 de julio de 2021

48

 

Por fin se acaba este mes de Julio, eterno mes de Julio, mes que parecía no querer irse. Ahora viene Agosto y dudo que sea como los Agostos de mi infancia, el mes que siempre he odiado más porque eran los más grises, los más fríos, los más lluviosos y nublados, aunque ahora los inviernos ya ni parecen inviernos, al menos acá en Santiago y al menos durante el día, pues las noches y las mañanas, para qué estamos con cosas, siguen siendo frías, heladas. Igual, qué importa. Capaz que el cambio climático invierta todas las cosas: olas de calor en lugares donde no se superaban los 15ºC, nevazones en zonas tropicales, qué sigue...

Hoy hablaremos de un cómic del que no tenía ni idea y, aunque he andado silencioso, más por timidez que cualquier otra cosa, de cuya existencia me enteré gracias a un blog vecino y amigo, cuya premisa me pareció bastante interesante, si bien su adaptación cinematográfica, como película, dejaba mucho que desear. Como sea, hablemos de "The Empty Man", escrito por Cullen Bunn, un sujeto que, aparte de los típicos trabajos que todos los escritores de cómic hacen para las grandes casas editoriales (Marvel, DC, ya saben), tiene un marcado interés por el terror en tanto temática y efecto, explorando el lado oscuro de las cosas y también el lado oculto.

"The Empty Man" es una historia detectivesca que tiene como contexto una ola de crímenes sumamente violentos y caóticos que no siguen ningún tipo de lógica ni de patrón, pues los perpetradores siempre son distintos (no hay indicios de organización previa), el nivel o la imaginación de violencia depende del caso, e incluso a veces las agresiones no son hacia otras personas sino que autoinfligidas. Lo único que todos estos macabros hechos tienen en común es que todas las personas que cometen los crímenes lo hacen por la influencia de un tal Hombre Vacuo, cuyo método o vía de influencia no se puede controlar. Las autoridades se enfrentan a esta ola de crímenes como si fuera un virus, una pandemia. Nuestros protagonistas son dos agentes, una del FBI, que llevan intentando acabar con esto del Hombre Vacuo desde hace años, y que deben resolver la desaparición de dos niños, hijos de un matrimonio en donde el esposo asesinó a la esposa y luego a sí mismo por influencia del Hombre Vacuo. Así, quizás este caso de los niños desaparecidos, por fin, podrá dar las pistas suficientes para acabar con todo el entuerto. Paralelamente vemos a un predicador/curandero cuya Iglesia crece y crece, en dinero y poder, a medida que el miedo por el Hombre Vacuo aumenta.

El cómic no es malo y tiene buenas ideas, pero no es la gran cosa porque, a decir verdad, no desarrolla las posibilidades de su premisa y se contenta con una, eso sí, bien lograda atmósfera (sustentada principalmente en los dibujos y colores) y un tratamiento bastante diluido aunque lo suficientemente sugerente de las idas de olla de los personajes que saben de qué va la cosa. Por cierto, los personajes también salvan la función, particularmente los dos agentes que investigan el caso, dupla que es lo más convincente del cómic, incluso lo más humano, la verdad es que causan bastante empatía y con sutiles y escasos retazos te convencen de que son de carne y hueso. El resto está bien, pero no alcanza las cotas de calidad que pretendían o que auguraban al inicio: hay poca reflexión sobre la relación de los individuos y de la sociedad con la fe y sus instituciones - en su lugar vemos lugares comunes y clichés sobre las figuras de los creyentes, los empresarios de la fe y los descreídos; el retrato que se ofrece sobre una sociedad (y un mundo) desorientado y en pánico producto de una pandemia, a la luz de cómo ha sido el último año, es bastante jocoso y carece del aura apocalíptico que tiene, por ejemplo, la más "realista" o visionaria "Children of Men", si bien no faltan los personajes locos y esquizoides que arman sectas y esas cosas para revelar o recibir la "verdad" de este Hombre Vacuo - por cierto, si algo ha revelado esta pandemia del covid es que lo que más pesa en situaciones así no es el pánico, mucho menos la solidaridad o la responsabilidad, sino que la apatía y la indiferencia; por último, está el aspecto "filosófico" o metafísico del asunto, sobre le cual no entraré en detalles porque revelaría todas las sorpresas de la trama, pero, en palabras simples, va sobre los pensamientos, la carne, la realidad, la percepción e interpretación de las cosas, en fin... Un montón de rollos que por sí solos resultan interesantes, sin duda, pero que están incluidas de manera muy dudosa en la trama, porque si nos ponemos pesados, el asunto tiene cero verosimilitud y nadie se puede tomar en serio algo que se origina de una forma tan arbitraria y que se ramifica sin ton ni son. Ojalá pudiera ser más específico, pero es lo que hay.

En resumidas cuentas, "The Empty Man" es un contradictorio cómic que se puede leer porque el misterio en sí se desarrolla y revela de manera interesante, lo suficientemente interesante para leer sus seis números, pero que en temas de fondo y sustancia es más pretensión que concreción, como si bastara enunciar las cosas y no profundizar en ellas.

Como bonus track comentaré rápidamente "Piecemeal", un cómic de 50 páginas, también de Cullen Bunn, que, este sí, es una absoluta basura. Cuenta la historia de unos amigos adolescentes que viven en un pueblo pequeño con sus lugares malditos que estos muchachos visitan por puro morbo, aunque el protagonista encuentra un frasco con un cerebro, lo que hace que le caiga una maldición a él y sus amigos. La historia es tan mala (por repetida, por no tener nada de originalidad ni visión propia, cero aporte, por plana y somera y superflua, etc.) y está tan mal contada, a lo que se suma un dibujo en exceso autocomplaciente y epatante, que es difícil entender qué demonios sucede. Uno se entera por pura suposición y porque los cuadros de narración al menos explican las cosas, pero visualmente la narración es un asco, los personajes tienen menos peso que un maní y la trama es arbitraria, forzada y sin pies ni cabeza. Vemos maldiciones, fantasmas, viejos raros, adolescentes que mueren, el tímido valiente que lo soluciona todo, en fin... Una basura, una completa basura, y perdonen lo intenso, pero es de esos cómics, mejor dicho de esas historias, que te ponen así de lo malas que son. Eviten este cómic como al covid. No me extrañaría que Netflix quisiera adaptarlo.

miércoles, 28 de julio de 2021

47

 

Hoy sí que seremos breves, o más o menos. Aunque ya no puedo ver películas de todas formas sigo atento al mundo del cine y por ahí leí que, aparentemente, lo próximo de David Fincher sería un thriller basado en un cómic. El cómic en cuestión es Le tueur, cómic francés como podrán notar, y está escrito por Matz y dibujado por Luc Jacamon. En su momento leí el cómic, interesado por la noticia. ¿Y qué me pareció?

Pues bien, el cómic cuenta la historia de un asesino (de ahí el título), un tipo frío, metódico y aislado del resto de las personas y de la sociedad, que básicamente trabaja matando gente por encargo mientras, con el dinero, se dedica a disfrutar de la vida, que a veces incluye viajes vacacionales a un país caribeño y, ya en Francia, vivir de manera sencilla, sin llamar la atención por ningún medio. Como leí Le tueur hace bastante tiempo hay varias cosas que no tengo frescas, pero puedo decir que el cómic en general no me gustó, o, en su defecto, que no me impresionó ni encantó ni llamó especialmente la atención. El arte de Luc Jacamon está muy bueno ciertamente, por momentos consigue por sí solo crear atmósferas palpables y latentes, pero en general la historia me parece trillada, así como los personajes y las reflexiones que éstos comparten y monologan. Obviamente el conflicto comienza cuando un trabajo que sale mal desencadena toda una serie de sospechosos y violentos acontecimientos que amenazan el estilo de vida del protagonista, y no sólo el estilo de vida sino que su vida misma, por lo que este asesino profesional deberá investigar y ejercer su buen toque de venganza, al menos para volver al orden de cosas en que solía vivir. Además, por el camino irá conociendo personas que se convertirán en improbables amigos/as, y hasta le harán cambiar de parecer sobre eso de aislarse de las demás personas, sobre eso de no confiar y mirar a todo el mundo con recelo. Así las cosas, vemos traficantes carismáticos, cínicos viejos hombres de negocios, prostitutas y mujeres fatales, intermediarios nerviosos, gente traidora y de caras dobles, en fin... Como digo, tiene buenos momentos, momentos muy bien logrados que realmente consiguen retratar con crudeza la violencia inherente no sólo del trabajo del asesinato por encargo, sino que del ser humano en general en sus múltiples facetas, y aunque en general el cómic tiene un tono progresivamente luminoso y optimista, tiene saludables destellos de fatalismo, pero la tragedia le ocurre a personajes menores, por lo que esos momentos se quedan en eso, escenas puntuales de inesperada profundidad y oscuridad que luego se disuelven de vuelta en esta historia principal bastante somera, previsible y con lugares comunes. En resumen, el cómic comienza bastante bien, planteando un conflicto lleno de incertidumbre y misterio, pero a medida que las cosas se aclaran también se vuelve más rutinario, a excepción de esos momentos puntuales de los que hablaba, coronado por un final bastante complaciente. Si no lo leen no se pierden de nada imprescindible.

Puede que Fincher, que trabajará sobre un guión del mismo sujeto que escribió "Se7en" (aunque luego de eso no haya escrito nada digno de destacar), le saque partido a la premisa, después de todo sabe crear atmósferas y personajes ambiguos, y amalgamar una alta estilización con un realismo a veces crudo y sucio. Quizás para entonces ya esté viendo películas de nuevo. Como dato curioso, al parecer, que Fincher se encargará de dirigir una adaptación de este cómic es noticia desde el 2011... Quizás la cosa se actualizó porque hace unos cuantos meses Fincher movió el proyecto a Netflix...

domingo, 25 de julio de 2021

46

 

¿Cuáles son los deportes que más les interesan o llaman la atención de los juegos olímpicos? Debo decir que en temas de deportes no sé mucho, al menos no mucho (por no decir nada) ni de la parte técnica ni de la artística, y aunque quizás debería inclinarme por ver la natación, debo decir que me gustan esas disciplinas múltiples (o como se digan), all around parece, en donde vemos el salto, las anillas, el suelo... Además imaginen la fuerza y resistencia de esos atletas, debiendo hacer esas seis disciplinas en tan corto lapso (¿una hora demora todo eso?). En todo caso, como digo, no sé muy bien qué deportes hay y sólo me quedo mirando los que pillo en la tele, y eso fue en los últimos días que estaba solo, por lo que me iba a la habitación de mi madre a ver la tele, ahora ya no porque yo no tengo tele en mi habitación, sólo este computador.

El último año que vimos algo de Jeff Nichols fue el 2016, cuando estrenó, de hecho, dos películas: "Loving" y "Midnight Special". La segunda era su primera película de estudio; la primera era una producción más bien independiente, característica propia de él. Ninguna de las dos, aparte de ser buenas películas ("Loving", eso sí, bastante superior, muy bella, hermosa, poética, aunque "Midnight Special" tiene su encanto y, aunque no he vuelto a verla, pienso que es una película incomprendida), cumplió los objetivos que podrían esperarse: "Loving", bien recibida por la crítica, no recibió nominaciones; y "Midnight Special", sin ser un rotundo fracaso, no fue un éxito de taquilla y no recaudó/recuperó su presupuesto. Es decir, aunque Nichols es un director de innegable y gran talento cinematográfico, ese no fue su año en términos mediáticos. Luego de eso se han oído cosas que luego han quedado en silencio, por ejemplo que iba a escribir y dirigir un remake de "Alien Nation" (una película que comentamos por acá y de la que, quizás, David Ayer se "inspiró" bastante para su fallida y horrenda "Bright"), si bien por ahí dijeron que al parecer los mandamases del estudio quieren convertirla en una serie, pero quién sabe. El caso es que, al menos, ahora tenemos tres noticias concretas: Nichols escribirá y dirigirá un spin-off de "A Quiet Place", que se espera para el 2022; trabajará o trabajó con Adam Driver en una película sobre el Che Guevara (o relacionado con el Che Guevara), que se espera para éste o el otro año; y que, aparentemente, su relación con Paramount (los de "A Quiet Place") es tan buena que firmó un contrato para escribir y dirigir una película de ciencia ficción que esperan estrenar el 2023. Ojalá veamos más de este director.

Muy bien, ahora hablemos del tema de hoy, otro cómic: "Orwell", escrito por Pierre Christin, el creador de Valerian, y dibujado por Sebastian Verdier (con aportes gráficos de invitados de la talla de, entre otros, Enki Bilal, quien ha trabajado antes con Christin).


De este cómic no hay mucho que decir. Todos conocemos a Orwell, aunque quizás no todos hayamos leído sus novelas, entre ellas la célebre "1984". Pero sí se pueden conocer detalles varios: su compromiso e integridad política, que peleó junto a los republicanos en la Guerra Civil Española, etc. Esta novela gráfica actúa como una biografía de Orwell, y supongo que cumple, ofrece un retrato solvente y fidedigno de su vida. El problema es que es un repaso superficial o instrumental; si bien nos cuenta los momentos claves de su vida, los cuales van perfilando y esculpiendo el pensamiento de Orwell, el autor poco profundiza en el Orwell humano, en el Orwell de carne y hueso. Es algo que sucede mucho en los biopic de grandes y reconocidas figuras: retratan el mito, el ícono, ignorando que detrás había una persona. Así, acá vemos al Orwell joven que descubría las desigualdades, al Orwell algo menos joven que pasaba temporadas en los barrios bajos, al Orwell que se fue a combatir a Españal, el Orwell inglés que disfrutaba del té y los pasteles y las flores, el Orwell apasionado de la escritura y de la lectura... La narración de vez en cuando actúa a modo de ensayo, nos muestra y señala sus gustos y disgustos, su compromiso político hacia los más desfavorecidos por la clase política y económica, contrastado con cierto conservadurismo o tradicionalismo costumbrista inglés (así lo entendí al menos), pero no dejan de ser simples datos arrojados al lector para ir rellenado el mapa del Orwell que pasó a la posteridad. Es indudable que uno se identifica con el protagonista, con su pasión por la literatura y su pasión por la acción política, con su idealismo y con sus sueños, pero esta identificación no es profunda ni rotunda, es somera como el retrato que ofrece Christin. Poco más puedo añadir sin repetirme; si han visto películas sobre tal político o científico o deportista o artista que debió enfrentar dificultades o cosas por el estilo, sabrán a lo que me refiero cuando hablo de este retrato complaciente hacia el ícono y no al humano, no como sucede en "Mr. Turner" o "Las hermanas Bronte" (esta última de André Techiné, comentada por acá), que no narran los grandes momentos o el camino a el momento mítico que los convirtió en figuras eternas, sino que narran el día a día de la vida de esas personas, con un tono terrenal, a veces realista, sin ese tufillo mesiánico tan Hollywoodense.
La novela gráfica no está mal, en todo caso, y la lectura no tiene desperdicio por la calidad gráfica, en primer lugar, y porque, de todas formas, quienes no sepan mucho de Orwell podrán conocer más de él, aunque sea por encima, aunque sea como un artículo de Wikipedia ilustrado.
No vendría mal una novela gráfica sobre Jack London, ¿cierto?

sábado, 24 de julio de 2021

45

 

La de sueños locos que he estado teniendo últimamente. Casi todos relacionados y altamente influidos por el mundo de GTA NoPixel 3.0. Por ejemplo el otro día soñé que estaba en una mega fiesta repleta de estos personajes, sucediendo toda clase de locuras, y yo me encontraba caminando por entre la multitud junto a Ash Ketchup, hablando de esto y lo otro, aunque lo que yo recuerdo es que ella me contaba que quería fumarse un pito (un porro, un caño), pero estaba indecisa, a lo que yo, que por cierto tenía la voz de Irwin Dundee, le decía que podía fumarse el pito dependiendo de sus intenciones: si quería fumar por el puro placer de fumar, entonces que fumara sola; si quería compartirlo con alguien, flirtear, etc., entonces que esperara. Ash me dice, con un dejo de resignación, que quiere flirtear con alguien. Por alguna razón me sorprendo, pero así sorprendido de verdad, como si hubiese escuchado algo impensado, y le digo que en ese caso espere a esa persona para fumar. Ella se fuma de inmediato el pito, como si pensara que esperar a esa persona fuera algo inútil. Justo después alguien cae de lo alto de una edificación, tiene todas las extremidades rotas, hay gente acumulada a su alrededor, algunas de estas personas gritando y llorando y todo eso, y luego no recuerdo más. El sueño de anoche fue más loco aún, pero es mejor no contarlo, mejor vayamos a lo que nos corresponde hacer hoy.


Hoy, por supuesto, hablaremos de "El ala rota", el otro cómic que conforma este díptico informal sobre la memoria familiar e histórica escrito por Antonio Altarriba y dibujado por Kim, publicado casi diez años después que "El arte de volar".

Es curioso porque leyendo "El arte de volar" me pareció que el personaje de la madre de Altarriba estaba muy encasillado en esa imagen de mujer en extremo beata y fanática religiosa, cuya fiel disciplina es tan dañina o, cuanto menos, irritante y fastidiosa para ella como para su esposo, el hombre derrotado que sólo quería un poco de tranquilidad, acaso comprensión y apoyo. Esta mujer parecía casi una antagonista en la vida de ese hombre. Antonio Altarriba se dio cuenta de lo mismo, eso sí aclaró que ese retrato de su madre fue inconsciente, no intencionado, y que cuando su madre murió y descubrió que se pasó toda su vida con un brazo roto, de lo cual nadie supo nada (ni siquiera el esposo), tuvo la necesidad de investigar su vida y contar su historia, la historia de esta mujer que, más que esconder, supo disimular o, mejor todavía, vivir sin dejar que esa discapacidad le impidiera llevar a cabo su día a día. Y descubrimos a una mujer compleja, profunda, feliz y dolorosamente humana. Una historia que casi parece encajar a la perfección con la del padre de Altarriba, aunque cada historia sea única y con sus propios relieves. Desde el punto de vista de la madre de Altarriba, el padre parece ser el pusilánime, el distanciado, el que no comprende la disciplina con que la madre se refugia luego de tantas penurias y desgracias, pero ningún punto de vista está equivocado, y es triste constatar una verdad tan simple como devastadora: es difícil la comprensión mutua, por más que se intente, más aún cuando terceras personas observan y atestiguan otras vidas, sumándose más puntos de vista que, más que conciliar, al fin y al cabo también generan fricciones.

Sin entrar en detalles sobre lo argumental, en "El ala rota", que tiene casi cien páginas más que "El arte de volar", nos narra la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, de la madre de Altarriba, desde su nacimiento, trágico pues la madre murió en el parto y el padre, desesperado, enajenado, culpando a la recién nacida, intentó matarla, logrando eso sí fracturarle un brazo y marcándola de por vida, hasta sus últimos días en un asilo de ancianos administrado por unas monjas bien poco cristianas. Es una historia también de derrotas y frustraciones, de crecer en un pequeño pueblo de campesinos (aunque su padre era un artista que escribía obras de teatro, haciendo giras por ciudades vecinas, y que nunca conoció la gloria), entre hombres brutos y a veces bestiales, luego la Guerra Civil, la maldad y la violencia, la familia fracturada, separada, su abnegación como hija y luego seguir sirviendo a otra personas, ya como un trabajo, el amor, la familia, la pobreza, la miseria, la vejez y, tal como con su esposo, la vejez como un improbable, aunque no exento de complicaciones e injusticias, renacer. Es una historia íntima que también habla de una sociedad que vivió sus propias fracturas y muertes a lo largo de un siglo, la historia de una mujer abnegada al servicio de otros que observaba todo en silencio, que trabajaba en silencio, que sufría en silencio, que a veces gozaba, también en silencio, y a su alrededor el esfuerzo de otras personas afectadas y atacadas por la corrupción, el egoísmo. Además, la madre de Altarriba estuvo en la primera línea de un hecho histórico bastante olvidado, según Altarriba, que es el asesinato de un general anti-franquista para el que la protagonista estuvo trabajando.

Todo lo demás ya está explicado en "El arte de volar", desde el precioso arte de Kim, hasta el tratamiento diáfano con el que Altarriba desarrolla la historia, desde un punto de vista humano, sin necesidad de apuntar con el dedo o explicaciones pedagógicas (porque desde ese punto de vista no son necesarias las explicaciones, pues cualquier humano que se precie sabrá evaluar las cosas por como son). No hace falta agregar mucho más, salvo que "El ala rota" es un bello e imprescindible cómic que, valga la redundancia, no se pueden perder.

Y con eso, por fin, hemos terminado de comentar los cómics de Altarriba que hasta el momento hemos leído. Es hora de dormir.

jueves, 22 de julio de 2021

44

 

El otro día fue martes 13 y, afortunadamente, no pasó nada malo, como señala la superstición. Esto lo escribí la semana pasada, pero la flojera me ha atacado y el tiempo vuela.

Hoy es miércoles y ya pasaron 14 días de mi segunda dosis, así que estoy inoculado o inmunizado o como se diga. No se preocupen, no saldré a lo loco ni nada, de hecho no salía a lo loco antes de la pandemia y lo haré ahora. Lo que sí haré es prepararme para estudiar bartender lo más pronto posible, si es que mis padres aceptan costear los últimos estudios que haré en toda mi vida, pues estoy aburrido de estudiar. Pero una vez termine y me convierta en un bartender certificado, espero poder encontrar trabajo, trabajar y luego disfrutar la vida sin culpas ni dudas.

Esta semana la dedicaremos a hablar de cómics: uno hoy miércoles, otro el viernes, el otro el domingo.

¿Recuerdan cuando hablé de la trilogía egoísta de Antonio Altarriba y Keko? No es lo único escrito por Altarriba que leí. El escritor de cómics realizó, junto al dibujante Kim, un díptico conformado por "El arte de volar" y "El ala rota", en donde narra la historia de vida de su padre y madre, respectivamente, prestando atención tanto a lo íntimo y/o individual como a lo histórico, lo colectivo, la historia de España, pues la vida del padre y la madre de Altarriba se relacionan estrechamente con los acontecimientos que sacudieron España durante el siglo pasado. Hoy hablaremos de "El arte de volar", publicado el año 2009.


"El arte de volar" parte del suicidio del padre de Antonio Altarriba, y cómo este hecho terrible y devastador empuja al autor a conocer la historia de su padre, para encontrarlo a él, para encontrarse a sí mismo, para cerrar un ciclo. El argumento es bastante simple: como dije, narrar la vida de su padre, pero este sencillo planteamiento le permite a Altarriba desarrollar una serie de mecanismos e intenciones que lleva a cabo con sutil profundidad y complejidad, es decir, el autor no recurre a las obviedades, no apunta con el dedo, no cae en la explicación pedagógica, lo suyo es más bien un retrato observacional que puede ser costumbrista, bélico, pero siempre humano, profundamente humano. Pasamos desde la dureza y rudeza de la vida de campo, especialmente de los más pobres, esos a los que les falta abrigo, comida, que se pelean por centímetros de tierra, contrastada con la candidez de un niño que quiere ser más que sólo un campesino, pero cuyos sueños son continuamente apaleados por su padre, sus hermanos, por esa brutal desigualdad que de manera inconsciente intuye injusta, por esa vida que poco a poco pretende hacerlo un canalla. Es el tema del cómic, pues el padre de Altarriba, es triste decirlo y lo digo con respeto, según lo narrado, fue un hombre frustrado y derrotado, aplastado por fracasos personales y colectivos, que vio sus sueños truncados por hombres malvados y una vida alejada de una camaradería que apenas pudo disfrutar. Los sueños versus la cruda realidad. El paisaje bucólico manchado por la ambición y pequeñez humanas. Un joven idealista envuelto en una guerra civil que, la verdad, no tengo idea cómo demonios sigue considerándose un conflicto "equilibrado" o "justificado", pues según tengo entendido, todo comenzó con un grupo de fascistas golpistas que hicieron un golpe de Estado a un gobierno legítimo (puede que no perfecto, pero dónde demonios encontramos gobiernos perfectos, a ver) que tenía todo el derecho a defenderse. El caso es que el joven muchacho se alistó con los republicanos, y el resto es historia. Luego la pobreza, el amor, la amargura, los trabajos, la corrupción, el franquismo, el tiempo, la vejez, y al final ese asilo de ancianos que es como la reproducción de su niñez: la inocencia y la candidez aprisionada por la rigidez mental, por las reglas de hierro, por unos administradores corruptos que detestan la individualidad, que prefieren la uniformidad. Un hombre, en definitiva, al que la realidad le escupió en la cara durante toda su vida.

Como digo, es un relato que te atrapa de inicio a fin por su honesta humanidad y porque desde esa mirada aborda todos los acontecimientos históricos. Además, y sin que haga falta detenerme mucho en este apartado, el arte de Kim es bellísimo y muy acorde a la propuesta del cómic, pues no es un estilo afiladamente realista (aunque no es un estilo caricaturizado tampoco, a mí me recuerda al estilo de Jacques Tardi) ni un blanco y negro contrastado, el trazo de Kim, en apariencia simple, captura y expresa lo esencial y lo natural: los rostros, los cuerpos, el paisaje, la ciudad, etc.

En definitiva, otro cómic esencial y recomendadísimo en donde hay un gran trabajo tanto en el guión como en el arte/dibujos.

domingo, 11 de julio de 2021

43

 

Tres cosas:

-Primero, Festival de Cannes. El día después de haber subido mi entrada sobre casi todas las películas que se iban a proyectar en el mejor festival de cine del mundo, resulta que liberan cuatro o cinco trailers que me habrían venido la mar de bien para complementar mis inútiles comentarios sobre las películas que podrían, o no, llamar la atención y causar sensación. De momento, el soso Tom McCarthy cosecha elogios con "Stillwater", una película que yo dije no sería la gran cosa, pero no es la primera vez que los críticos y la gente en general se rinde ante películas correctas, solventes, sí, puede ser, el tal McCarthy mal director no es, pero carentes de maestría, personalidad, originalidad, poderío, atrevimiento y proactividad cinematográfica. En todo caso hay que esperar a verla para confirmar o tragarme mis palabras, lo cual nunca eludo, como me sucedió con "Under the Silver Lake", de David Robert Mitchell, una película que yo adelanté que sería una nadería insulsa, pero que luego de su visionado a mí me pareció de lo mejor y más rabioso y valiente de ese año. Lo que sí está confirmado es lo que adelanté sobre lo que se diría sobre "Cow", el documental de Andrea Arnold: nadie habla del documental como documental, nadie valora o critica "Cow" de acuerdo a sus valores documentales/cinematográficos, simplemente se centran en lo que a sus limitadas mentes les irrita: que mostremos la complejidad emocional, psicológica y social de los animales, especialmente los animales más castigados y abusados por el humano, como lo son las vacas. Se ha comprobado que las vacas, y los cerdos, y los mamíferos, y los peces, y las aves, y los reptiles y anfibios, etc., desarrollan lazos afectivos y sociales tanto con sujetos de su misma especie como de especies distintas, incluso contraviniendo ciertas normas naturales "intocables", como lo es que se vean amistades entre leones adultos con gacelas o búfalos. Pero claro, cuando un documental te muestra la cotidianidad de un animal no humano, cotidianidad en la que claramente se puede apreciar esos lazos afectivos y sociales entre miembros de la misma especie, en la que se puede apreciar también conductas complejas individuales, como que una vaca prefiera esto y otra vaca prefiera lo otro (en lugar de un comportamiento uniforme), cuando se muestra eso, digo, salen estos estúpidos diciendo que es un error "humanizar o antropizar" a los animales, que es manipulador darle valores humanos a los comportamientos animales. ¿Y quién dice que la conducta humana, es decir los lazos afectivos y sociales, la complejidad psicológica y emocional, es exclusiva de los humanos? Los ignorantes, los tontos y, por supuesto, los malos e inmorales a quienes les da lo mismo el sufrimiento y el dolor de otros seres vivos. Podría hablarse de "Cow" según sus valores documentales y cinematográficos, pero mientras estos estúpidos rancios reaccionarios recalcitrantes sigan teniendo la palabra y escupiendo semejante veneno negacionista, pues de cine no se podrá hablar todavía. ¿Y saben qué es de lo más sangrante? Películas como "Okja", otra estupidez de netflix, que tal como las pelíuclas de superhéroes, crean sus propios e idealizados universos en donde hacen que los espectadores se comprometan con valores completamente ficticios e irreales, lo que a la larga los hace incapaces de reflexionar sobre la vida real, sobre lo que sucede en el mundo: se interesan más por si Batman o Superman o Ironman o el Capitán USA tienen razón que por la política mundial y sus problemas, les preocupan más las acciones de villanos interplanetarios que de políticos autoritarios que violan derechos humanos, y así sucedía lo mismo que con "Okja": un montón de gente a la que el maltrato animal les da lo mismo, pues consumen carne con la misma voracidad con que consumen películas, series y demás productos "culturales", de repente siente empatía por una criatura ¡¡que no existe!! ¿¿Ven lo que digo??

Como sea, he acá los trailers que salieron después de mi entrada: Les intranquilles (buen trailer), Emergency Declaration (la coreana sobre un avión en problemas, más o menos lo que se puede esperar de otro producto industrial coreano), France (la de Dumont), Nitram (Justin Kurzel, buen y sutil trailer), Todo está bien (la de Ozon), Intregalde (Radu Muntean, rumana, me gusta su ambiguo y sugestivo cruce entre comedia y thriller, incluso terror), Where is Anne Frank? (Ari Folman), La rodilla de Ahed (la de Israel, la verdad es que no se ve muy buena), Jane by Charlotte (la de Charlotte Gainsbour hablando sobre y con su madre... en las escuelas de cine está lleno de personas que quieren hacer documentales sobre sus familias, absolutamente todas con historias muy, muy interesantes), Lamb (Islandia, puede dar de sí, pero Noomi Rapace no me gusta), Serre-moi fort (Amalric, esta sí que se ve interesante), Val (el documental sobre Val Kilmer). Puede que vayan saliendo más trailers con el correr de los días y de los meses, pero a esas alturas sería banal e inútil seguir actualizando. Como les digo, les dejo el testigo a ustedes: vean que hay, vean qué les interesa, y decidan, esperen, vean. Así es el cine: un eterno descubrimiento.

Por lo demás, y por último, les dejo este útil artículo que lista las películas de Cannes 2021 rodadas en celuloide.


-Segundo, vacuna. Esta segunda dosis no me pegó tan fuerte como la primera, de hecho no me pegó fuerte. Mi abuelo dice que es porque como ya experimenté la primera, mi cuerpo se había acostumbrado. También puede ser que como después de los efectos de esa primera dosis me dije que era mejor tener una dieta aún más saludable (además de moral, ética y humanamente correcta), me he alimentado mucho mejor, con más porciones de frutas, verduras y menos porciones de masas y comida chatarra, quizás todo eso ayudó también. El caso es que, además de cierta fatiga menor, ahora  se sumó algo de dolor en la zona de vacunación (lo que no sentí la vez anterior), y se repitió el tener harto frío durante la noche, aunque lo bueno es que no volvieron ni la diarrea, ni las naúseas, ni el mareo, ni las ganas de vomitar (que es lo mismo), ni una fatiga muscular mayor, ni sudoración, ni escalofríos más intensos, ni sensación de fiebre o altas temperaturas, ni todas esas cosas tan agradables. Ahora debo esperar catorce días y luego de eso, quizás, pueda comenzar a dar los primeros pasos en mi nueva vida de bartender, cuyo objetivo es ser un vividor, un gozador, alguien que disfruta las cosas que le gustan: libros, mujeres y videojuegos, esperando que el cine pueda volver a mi vida. Ya veremos. Espero que la vida o el universo, que en general me odian y siempre conspiran contra mí, esta vez me dejen tranquilo.


-Tercero, egoísmo. ¿No les molesta acaso esa definición propia de infantes (por y para infantes) que se tiene del egoísmo? Esa definición que señala que no prestar un objeto es ser egoísta. Esa es la definición que te dan en el colegio, en tu casa, cuando tienes cuatro o cinco años o antes, y que se va reforzando ya con los años. Dicha definición es muy egoísta, o al menos propicia el verdadero egoísmo. ¿Resulta que no soy egoísta porque no presto un lápiz? Y si lo presto, ¿con qué demonios escribo yo? Esta definición errónea crea otra errada definición: la de la generosidad: que es generoso quien más regala objetos materiales. Y así seguimos construyendo toda una red de conductas y visiones que sustentan un modelo social y económico injusto. Para mí el egoísmo es hacer y deshacer para el propio beneficio sin tomar en cuenta a las demás personas, pasándoles por encima (incluso si no es directamente) e ignorando sus necesidades o particularidades, obligándoles a alterar su vida, aunque sea mínimamente. Yo no presto libros y me dicen egoísta, pero la gente que pide libros y no los devuelve, o se demora meses, o deteriora el libro, ¿acaso no son egoístas? La otra vez mi abuelo se compró unos libros (con mi ayuda, por supuesto) y cometió el error de compartir su compra en el whatsapp de la familia; de inmediato sus otras dos hijas que no son mi madre saltaron a pedir y pedir prestados los libros, ante lo que mi abuelo se negó un poco, y resulta que la menor le dice que no sea egoísta, ella, la que abandonó a sus dos gatas para irse a vivir con su pareja, debiendo mi abuelo encargarse de las dos felinas, tanto en lo económico como en lo cotidiano. Claro que no parece abandono porque las gatas quedaron con la familia, por decirlo así, pero qué fácil tener mascotas de esa forma ¿cierto?, dejando que alguien más se encargue de todos los cuidados. Y, claro, la hija menor de mi abuelo aún no le ha devuelto el libro que pidió prestado, hace ya unos tres meses. Ni que decir que a mí siempre me han dicho egoísta, pero no a mi hermana que tantas veces ha salido para allá y para acá sin preocuparse de nada porque para devolverse puede llamar a su padre, o a mí, que no importa si estemos ocupados en algo o si altere nuestras rutinas o actividades diarias, hay que salir porque así lo quiere ella, pero eso no es egoísmo, lo soy yo por  no querer prestar mis libros. Y así podemos seguir viendo casos más generales que siguen la misma lógica: los grandes empresarios que eluden impuestos, miles de millones, dinero que recaudado puede ayudar a financiar muchas políticas y medidas de soluciones sociales, de salud, educacionales, etc., pero que donan un milloncito a una localidad rural para arreglar el techo de un colegio, o donan no sé cuántos kilos de carne para que sus empleados celebren un asado (es más fácil donar kilos de carne que acceder a justas demandas laborales), y quedan como personas tan generosas. Y claro, en los colegios, si a un compañero le falta un lápiz, no seas egoísta, préstale un lápiz tuyo, pero olvídate de que el establecimiento deba preocuparse de poder proveer a sus alumnos con herramientas suficientes para educarse, especialmente para quienes tengan dificultades económicas, es mejor que los mismos alumnos dividan sus materiales o su comida en lugar de las instituciones. Y ustedes, ¿qué clase de egoístas son?

martes, 6 de julio de 2021

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Como saben hace mucho tiempo que ya no veo películas, no están las condiciones ambientales para hacerlo como corresponde. Sin embargo, sigo más o menos atento a los anuncios, los estrenos, los festivales, y en unos pocos días va a comenzar el Festival de Cannes 2021 (de hecho comienza mañana, pero esta entrada comencé a escribirla hace tres o cuatro días ja, ja), luego de que el año pasado no se pudiera realizar debido a la puta pandemia (además, sabiamente, decidieron no hacerlo en formato híbrido, es decir mostrando sus películas online, sino esperar a que, precisamente, las películas puedan mostrarse en un cine, como corresponde, más aún en un festival de semejante envergadura). Así que, dado que no tengo nada más que hacer, vamos a comentar las películas y otros deliciosos aspectos. Todo después del salto.