viernes, 27 de agosto de 2021

55

 

Ya sabemos que en la vida hay cosas inevitables. Y yo no pensé que iba a escribir este post.

Pensaba que no iba a escribir este post no porque fuera un ingenuo, no porque pensara que nunca fuera a ocurrir, pues ya sabemos que eso ocurre y de hecho ya lo estábamos esperando, así que no es por eso. ¿Por qué entonces? Porque no quería escribir simplemente un post lacrimógeno ni conmovedor; no quiero con este post recibir condolencias ni concitar lástima; tampoco quiero exponer su vida ante un montón de amigos blogueros (a los que quiero y respeto mucho), visitantes silencioso y meros extraños de paso, a todos los cuales es un hecho que no les importa; mucho menos quiero aprovecharme de las circunstancias de otro ser vivo en pos de cierto exhibicionismo emocional que nunca he buscado (aunque en ciertas ocasiones me aflore casi sin querer, pero siempre a costa mía).

Pero escribo este post por respeto y amor a su existencia, como un humilde y sincero homenaje a quince años de vida entre nosotros, pues no puedo hacer como que no ocurrió y escribir posts sobre otras cosas así como así, al fin y al cabo este blog es mío y sobre mi vida, la cual está conformada por cine y mi día a día. Sin embargo, este post no es sobre mí, y, aunque a ustedes en general no les afecte en nada, este post tampoco es para ustedes. Este post es sobre y para Burbuja, que hoy viernes 27 de agosto del 2021, a las 2:30 a.m., murió.

Murió luego de dos días sin comer. Aunque en las últimas semanas sus hábitos alimenticios se volvieron irregulares, su vitalidad seguía tan resplandeciente como siempre. Ya no comía su comida sólida, debíamos hacerle una pasta, un paté, y no comía todas las veces que correspondía en el día, pero comía a veces, cuando lo necesitaba. Seguía sonriendo, seguía buscando nuestros ojos con los suyos, seguía moviendo la cola y queriendo jugar como la loquita que era. Días mejores que otros, pero tras casi quince años era esperable, nosotros sabíamos que sólo podíamos darle la mejor calidad posible a su edad tan avanzada, cuyo deterioro (sordera, una cojera solucionada con pastillas, pequeños problemas respiratorios solucionados con un inhalador) no le restaba energía. Sin embargo, a pesar de ese deterioro natural, envejeció digna, fuerte, sana. Su rostro y su cuerpo evidenciaban sus años, sus vivencias, pero con orgullo y seguridad; uno la miraba y no veía decrepitud, sino lo contrario, no sé cómo decirlo: una vejez cabal, rotunda, que sin embargo afirmaba, sin duda alguna: "puedo, y quiero, seguir viviendo". Por eso es que digo que vivió sana hasta sus últimos días, que es cuando ya comenzó a despedirse. Después de tres días buenísimos, en los cuales se comió todo y andaba incansablemente animosa, el martes comió menos y prefería descansar más que los días anteriores; el miércoles ya no comió nada, sólo su pastilla, aunque alternaba sus descansos con las interacciones de siempre hacia nosotros; el jueves, sin embargo, no comió y ya en la mañana se notaba rara: caminaba con dificultad, se quedaba en el mismo lugar sin moverse, debí tomarla en brazos regreso a su habitación. El jueves fue un día soleado, ella estuvo todo el día afuera, descansando al sol. Yo la acompañaba, le hacía cariño, bajé al Renato, nuestro perro chico, para que la animara, y de hecho la Burbuja se alegró de ver al Renato, movió la cola cada vez que él se acercaba a ella, aunque levantarse para jugar con él ya no podía. Y cuando comenzaba a llegar el frío e irse el sol (estamos en invierno) caminó de vuelta a su habitación, y ahí se quedó. De vez en cuando salía a hacer pipí, caca, caminar un poco, pero a las 22 ya estaba instalada en su manta, quizás preparada para dormir. Nosotros, luego de hablar con el veterinario, le sacamos hora para el sábado. Pero a la medianoche la sentí toser, y ya no pude dejarla: la acompañé, junto a su hermana Bellota, en su agonía.

En sus largos minutos finales parecía más despierta, más consciente de su entorno y con los ojos más abiertos, y en determinado momento levantó su cabeza y alzó la mirada hacia el cielo, mirando un punto fijo. Luego se giró, cambió de posición, se recostó, pero al rato volvió a levantar la cabeza y alzar la mirada hacia el cielo. Se quedó mirando unos cuantos segundos un punto fijo hasta que luego de un último brillo su cabeza delicadamente volvió a recostarse, esta vez para siempre, ya sin dolor alguno.

Fueron quince años de alegrías, sustos, penas, de todo, y los vivió plenamente, admirablemente. Fue amada y ella también dio mucho amor. Así fue su vida, la vida de la Burbuja, nuestra Burbu.

Este post es una despedida, un adiós. Para ella.

Te extrañamos un montón y no te olvidaremos nunca jamás.

BURBUJA

(2006-27/08/2021)

viernes, 20 de agosto de 2021

54

 

Se nota que he estado mirando mucho GTA RP o NoPixel 3.0. Anoche tuve un sueño loquísimo y que me provocaba mucha angustia, aunque visto (recordado) ahora, y más aún de la forma en que lo voy a contar, de manera concisa y sin seriedad alguna, más que angustia puede que provoque risa, porque es una absurdidad tremenda. El contexto ya no lo recuerdo, como suele ocurrir con mis sueños, pero esta vez soñaba que yo era yo (lo cual no es tan obvio, pues a veces sueño que soy otras personas u cosas, a veces no soy nada, un mero ente insustancial y espectador de entuertos ajenos, ya ni hablar de que a veces sueño con películas y argumentos originales) y que andaba en compañía de mi madre, mi abuelo y mi perro chico, el Renato. Mi madre manejaba por una carretera muy resbaladiza y más encima manejaba rápido y despreocupadamente, cambiándose de pista a cada rato y más encima yendo en sentido contrario. Yo, desde luego, pensaba que me iba a morir y, peor, que se iba a morir nuestro perrito. El colmo de la angustia y los nervios y el pánico llega cuando mi madre pierde el control del vehículo mientras va en en la pista de sentido contrario, con autos viniendo en dirección contraria  a la nuestra (obviamente), pero no nos pasa nada porque el mismo descontrol del auto, gracias al suelo resbaladizo, hace que pasemos por entre los espacios que hay entre los autos que vienen en dirección opuesta a la nuestra. Es decir, tuvimos suerte. Luego de ese mini infarto, el auto descontrolado por fin se detiene, justo a la salida de un túnel cuyo extremo en el que nos encontramos es una curva, es decir los autos que vengan por ese túnel hacia nosotros no nos verían hasta último momento, pues la curva provoca esa especie de punto ciego. En esa posición tan desfavorable, mi madre, con toda la calma del mundo (yo le decía que acelerara, se cambiara de pista y condujera con cuidado, por favor), se quita el cinturón, intenta tomar a nuestro perrito y dice que va a salir a caminar, que tiene que ir a un cumpleaños o algo así, mientras yo ya doy por hecho que del túnel saldrá un maldito camión que nos convertirá en papilla. Por suerte no estaba dormido para ver semejante catástrofe, pues me tuve que despertar para iniciar mi día, primero en el Bar Academy y luego en un lugar donde te limpian el sarro de los dientes (idea de mi padre); la tipa que me atendió me dijo que tengo muy buena higiene bucal. Y como decidí darme un día de descanso del estudio y la práctica del bartending, pensé que por qué no hablar de algo por acá.

Uno de las cosas que se me habían quedado en el tintero en el post número 52, o mejor dicho uno de los temas, fue, por supuesto, el gran Rainer Werner Fassbinder, quien encabeza este blog, lo ha encabezado a lo largo de sus casi siete años y lo seguirá encabezando por el resto de la existencia. Fassbinder, un director que me ha volado la cabeza y en cierta forma me cambió la vida. Un hombre de fascinante e intensa carrera cinematográfica, y más bien artística, pues también se dedicó al teatro. Una persona de aguda, filosa, rabiosa, incontestable, rotunda, coherente y sobre todo insobornable mirada humana y cinematográfica. No miento cuando digo que me siento tremendamente identificado con él y que me encantaría ser como él, al menos si hablamos de cine. Me hubiese encantado hacer tres o cuatro o cinco películas cada año todos los años (hablamos de un tipo que en unos trece años escribió y dirigió, entre cortos, largometrajes y miniseries, poco más de cuarenta títulos, sin mencionar sus obras de teatro, ya sean ideas originales o argumentos basados en el trabajo de otros autores, algunos grandes y esenciales). Fassbinder es un cineasta que hizo del cine su vida, que vivía cine, que respiraba y comía cine, que llevaba cine en la sangre y que hacía cine con pasión, vísceras e inteligencia, tanto que sus películas, por más simples que parezcan, son sumamente complejas y pueden abarcar multitud de temas e interpretaciones sin jamás sentirse forzadas o pesadas, siempre fluidas y orgánicas, con la maestría y naturalidad de quien domina el arte narrativo y cinematográfico en su máxima expresión. En sus películas siempre veremos y sentiremos defensas a la libertad del individuo, a la necesidad de quitarse las cadenas y estigmas que te impone la sociedad y los modelos socio-económicos para encontrarte a ti mismo, tu verdadero ser, algo infernalmente difícil, es decir son películas profunda y furiosamente humanistas, también son películas de crítica social, filosóficas, que reflexionan sobre cómo la sociedad altera y modela la forma en que las personas, los individuos, se comportan y aman y odian, lo cual nos lleva a que sus películas de igual forma sean altamente sentimentales y pasionales, sobre amores y desamores, sobre odios y rencores, sobre historias de amantes y familias y amistades, argumentos que son estudios de personajes a la vez que estudios sociales o antropológicos, porque el modelo económico y político impone modelos de ciudadanos y ciudadanas. Fassbinder nos habla sobre las dinámicas y mecánicas del poder, del que tiene el poder, del que lo ejerce, y de quien lo sufre y recibe, sea amor, sea empleo, sea sexo, todo se interrelaciona porque, como les digo, como Fassbinder nos dice, la manera en que nos trata el Estado, las instituciones, las corporaciones, el Capital, es la forma en que nos acostumbraremos a tratar y a ver y a cosificar a nuestras personas alrededor: de manera fría, impersonal, amoral, utilitarista, valorando a las personas según su capacidad de producir dinero u otros bienes, enseñando que ante todo se privilegia el dinero y no los principios. Fassbinder es capaz de desplegar su visión en historias costumbristas sobre una familia de clase trabajadora o de ciencia ficción, contemporáneas e históricas, de manera realista a la vez que simbólica y alegórica, logrando que una historia, por ejemplo "Lili Marleen" o "Veronika Voss", sea la historia de una mujer decadente y venida a menos al mismo tiempo que es la historia de un país, la Alemania en la que Fassbinder nació y creció, que consigo trae tratamientos feministas. Por lo demás, hablamos de un director de exquisito gusto cinematográfico, innovador, rupturista pero también estudioso y cinéfilo, alguien que podía ver cuatro películas al día todos los días, ya sea en los distintos cines de su ciudad como en las salas de edición de una universidad a la que iba a meterse aunque no estudiara ahí (postuló pero no fue aceptado), como quien toma un computador y ve una película sentado en su escritorio. Y aunque Fassbinder, sobre todo con el paso de los años y el irrefrenable consumo de alcohol y drogas (que sólo suspendió para escribir, producir y filmar "Berlin Alexanderplatz", una obra tan personal y apasionante para él que se dijo que debía realizarla en su totalidad sobrio), era una persona que podía considerarse mala persona, cabrón abusivo con hombres y mujeres, que golpeaba y maltrataba psicológicamente a su equipo, a sus parejas, a sus actrices (al inicio de su carrera hizo que Hannah Schygulla y otras se prostituyeran para poder ganarse el sustento diario y financiar las obras de teatro que hacían), como digo, aunque como persona Fassbinder sea alguien sumamente cuestionable (hoy en día estaría cancelado), sigue siendo un modelo de inspiración, un cineasta admirable de extrema valentía y arrojo, un cineasta que de seguro me escupiría y se sentiría decepcionado de mí. Fassbinder, el joven que soñaba con hacer películas, que no fue aceptado en la universidad pero que de todas formas, casi por las malas, se unió a una compañía teatral de la que, a pura base de personalidad y plena confianza en su visión autoral, se convirtió en el líder para luego hacer películas y, con los años, labrar una filmografía plagada de grandes películas, obras maestras, películas notables, en definitiva de un talento innegable y de una calidad arrolladora. Alguien que murió demasiado pronto, demasiado abruptamente.

A propósito de principios y dinero, y con esto iré terminando por hoy, una deportista dedicada al kickboxing inició una campaña online de donaciones para poder financiarse el viaje y la estadía en Egipto, en donde competirá en una importante competencia de su disciplina (creo que es un mundial). Llega Luksic, uno de los hombres más millonarios y poderosos de Chile S.A. (dueño de varios medios de comunicación, se imaginan cómo se informa en ellos), un filántropo de cuarta, que le ofrece dinero para su viaje. La deportista lo rechaza porque no puede aceptar una miserable donación (miserable aunque le financie dos o tres viajes) de un millonario corrupto que ha destruido ecosistemas, que ha destruido la vida de las personas que viven alrededor de sus empresas extractivistas, que evade impuestos como loco, que ha sobornado y burlado la ley en innumerables ocasiones, que ha contribuido a crear mentiras y criminalizar la protesta social, en fin, un delincuente de cuello y corbata del que es mejor mantenerse alejado. Mucha gente la felicita, y con razón. Otra gente la critica y hasta se burla de ella, que jajaja, que te quedas sin viaje "por comunista" (ejem, como ven la ignorancia es tremenda en ciertas personas), que debes aceptarlo porque esto y lo otro. Y es increíble que muchos no entiendan ni comprendan lo que es tener principios, tener principios aunque duela y sea tremendamente difícil. Porque es fácil acepar dinero y hacerse el loco, hacer la vista gorda. Es difícil rechazar algo de vital importancia por razones más bien abstractas, pero reales para la persona que toma la decisión. Somos nuestros principios. Nuestros principios nos definen y la manera en que tratamos nuestros principios también nos define. Yo, por ejemplo, nunca dejaría el vegetarianismo, aunque vinieran a decirme que necesito carne para vivir o algo así. De Steve Jobs decían de todo por su dieta y alimentación, que eran poco menos que la causa de su muerte, aunque el hombre se murió de una enfermedad terminal, y con las enfermedades terminales hay poco que hacer. Pero esos son principios (y ojo, que no idealizo al hombre, que se sabe igual era un cabrón), aunque te traten de loco. Algunos vegetarianos se ponen a comer carne porque se muere alguien, porque la novia rompe con ellos, porque se emborrachan, etc., y supongo que el mundo se les viene abajo y ciertas cosas dejan de tener sentido, y puedo entenderlo: el mundo de por sí es un lugar terrible, caótico y violento, y si nos ponemos a pensar en todas las injusticias y barbaridades que ocurren a diario (todos nos conmocionamos ahora con lo de los talibanes en Afganistán y la desesperación de su población, pero el infierno en la tierra es cosa de todos los días, el infierno es más omnipresente que Dios) de verdad da para pegarse un tiro y adiós mundo cruel, pero si además le sumas a ello alguna tristeza personal, entonces las cosas se sienten aún más frágiles, pero es en esos momentos en donde yo, por ejemplo, me fortalezco en mis principios, mis principios me dan fuerza para resistir las decepciones, los fracasos, la violencia y crueldad que hay en este mundo. Eso, mis principios, y, claro, un poco de desinterés y abulia producto de los sueños rotos, digo, mucho me entusiasma mi posible carrera como bartender y todo lo que podré hacer con mi posible sueldo y demás regalías, pero si mañana me muero por mí bien, total, qué importa, qué importa todo. De todas formas tampoco puedo abstraerme de los sucesos del mundo... Como sea, ¿ustedes aceptarían la donación de un millonario corrupto que representa todo lo contrario de lo que creen? Porque con los impuestos que estos corruptos evaden se podría financiar una férrea estructura de seguridad social, educacional, de salud, cultural y deportiva, pero eso es otro tema...

Por cierto, y ahora sí termino, ¿no les da risa esas personas que se hacen llamar izquierdistas o que creen en valores supuestamente izquierdistas, pero que ante algún escándalo o equivocación de algún político de izquierda parecen renegar de sus supuestos principios y van y votan por alguien de derecha? No lo entiendo. Sí, mira, yo voto por X porque tiene sólidos principios de izquierda y... espera, ¿dijo o hizo algo digno de cancelación? Qué se pudra, voy a votar por su opositor de derecha... Acá en Chile está lleno de esos especímenes. Mira, yo creo en un Estado más fortalecido y robusto y este candidato me representa y... qué, ¿salió a la luz algo feo que dijo en su adolescencia? Listo, eso es todo, mejor voto por su contendor de derecha que quiere potenciar el modelo neoliberal, empobrecer aún más a su población y enriquecer más a los empresarios que saquean y destruyen los recursos naturales y públicos del país. Ridículo, ¿cierto?

En fin, me voy a descansar.

martes, 17 de agosto de 2021

53

 

No sé si he estado tan ocupado pero ya llevo tres clases de bartending y me he dado cuenta que a esto deberé dedicarle mucho más de lo que pensaba, lo cual no tiene ninguna connotación negativa por supuesto. He estado leyendo las casi 200 páginas de los manuales de bartending que nos mandó el profesor, además de ir aprendiendo 38 recetas esenciales (que complemento con videos de sus preparaciones en YouTube). Sumado a ello tenemos acceso a una biblioteca gratuita con gran cantidad de libros de recetas, sobre coctelería en general y sobre alcoholes, destilados, saborizados, etc., en particular, como tres libros centrados exclusivamente en el gin. Me compré herramientas de coctelería para practicar en mi casa movimientos y similares, por ejemplo el uso de la cuchara de bar, que cuando uno le pilla el punto descubre asombrado que la cuchara se gira sola. Desde luego que he estado haciendo ejercicios para dedos o manos, además de comenzar a otorgarle más tareas a mis manos, nada fuera de lo común en todo caso, pero si antes hacía cosas con dos manos en dos o tres etapas, ahora trato de hacer esas tres etapas con una mano. Han sido tres clases pero he aprendido harto. Antes de comenzar el curso me metí a ver unas cuantas cosas, como los utensilios, y no se me quedó casi ninguno más allá de los obvios, como la coctelera, y para mi era un enredo todos los malditos coladores. Ahora, pff, es fácil navegar en tu estación de trabajo entre tus herramientas, qué colador sirve para qué cosa, etc. Las recetas que mejor recuerdo son aquellas que ya he preparado o he visto ser preparadas por mis compañeros y compañeras, además de otras realmente fáciles, como el Godfather (partes iguales de whisky con amaretto en un vaso old fashioned, preparación directa) o la Mimosa (partes iguales de prosecco y jugo de naranja en una copa flauta, preparación directa con garnish de twist de naranja). Tras la clase de hoy me doy cuenta que no sólo debo aprenderme las recetas de manera unitaria, como entes separados, sino que debo saber asociar recetas para lograr preparaciones más rápidas (respetando el tiempo de preperación de cada cóctel obviamente, me refiero a no perder tiempo innecesariamente), por ejemplo el Daiquiri y el Mojito llevan prácticamente los mismos ingredientes (ron blanco, jarabe simple y jugo de limón) en la misma medida (2 - 1 - 1), sólo que el Daiquiri se prepara en la coctelera mientras que el Mojito se prepara directo al vaso y lleva hojas de menta machacadas, con garnish de menta también. En temas más teóricos por fin he aprendido muchas, muchas cosas: los fermentados, los destilados, el proceso de fermentación, el proceso de destilación, qué caracteriza a cada destilado o fermentado (ya sea por sus técnicas afirmadas de manera más bien tradicional, ya sea por un proceso regulado legalmente por los gobiernos), ahora sé que el tequila es un mezcal pero no todo mezcal es un tequila, pues el tequila se hace exclusivamente con la piña del agave azul, mientras que los mezcales permiten otras variedades de mezcal, sin mencionar que la manera en que se prepara el mezcal es distinta para el tequila (la piña se cuece) que para los mezcales (se muelen); también sé diferenciar entre el coñac, un brandi cualquiera y el pisco, que en el fondo es un brandi pero se llama pisco por ser denominación de origen (como el coñac), todo brandi es un destilado de fruta, principalmente de uva, aunque existen de otras frutas como la manzana, la naranja. El vodka es lo más amplio (se puede hacer vodka de cualquier materia prima, aunque mayormente se sepa que se hacen de papa o de granos), lo cual al inicio puede ser confuso, pero también uno sabe que para ser vodka debe tener una determinada graduación alcohólica y tener, mínimo, dos destilaciones, si bien el vodka se caracteriza por ser un alcohol puro y neutro, de varias destilaciones. El gin aún me sigue enredando, pero ya llegaremos a esa clase en donde el profesor, con su estilo preciso (realmente preciso, como profesor es impecable) lo aclarará. Somos nueve estudiantes, tres mujeres y seis hombres, de los cuales tres tenemos el pelo largo. Creo que podría contar más, pero ya me he extendido bastante sobre este tema y además no era lo principal. Si escribo esta entrada es porque por fin he terminado los tomos, los que volveré a leer y volveré a leer, complementando con todo lo que encuentre en internet, mientras práctico con las herramientas y me memorizo las recetas que nos dieron más otras que vaya encontrando en la web (claramente hay mucho, mucho más que 38 recetas).

A propósito de todo esto pensaba que es interesante y curioso el cómo se dan las cosas. Antes me la pasaba viendo streamers, deben saberlo, desde el año pasado que les contaba de cuánto disfrutaba de Rae, TinaKitten, entre otras, y en los últimos meses me quedaba hasta tarde, tipo 2 de la mañana, mirando al maldito Sykkuno jugando GTA RP en NoPixel 3.0, y justo cuando mis vacunas me permiten sentirme algo más seguro para salir al exterior a tomar un curso presencial (además de tener que utilizar el sistema de transporte público), Sykkuno se aburre de jugar GTA y yo, por supuesto, dejo de seguirlo y ver sus transmisiones (el tipo no me cae muy bien pero verlo jugar GTA era una gozada), lo cual me permite dormirme más temprano y, en general, llevar una rutina más decente, despertándome a horas decentes y todo eso. En cuanto a streamers, ya dejé de verlos/as activamente, aunque igual los dejo corriendo mientras hago otras cosas, como ejercicio. Pero ahora estoy concentrado estudiando recetas y coctelería en general. Es increíble la cantidad de Historia que se puede aprender a través de los orígenes y desarrollos de ciertos alcoholes, destilados y cócteles. 

Estaba pensando si hablar un poco de cosas que se me quedaron en el tintero, porque de que se me quedaron, se me quedaron. Cosas más bien anecdóticas, superficiales, ya nada serio, nada de fondo. Por ejemplo pensaba en cuando tenga tablet, ¿qué libros leeré mediante dicho aparato? La respuesta fácil es que en la tablet leeré todo libro que no pueda encontrar y/o adquirir de manera física, aunque debo agregar que prefiero leer libros clásicos, canónicos, importantes, lo que se, de manera física, aunque me cueste un montón hacerme de un ejemplar físico. No pienso leer a Dostoievski o a Tolstoy o a Joyce o a Victor Hugo o Hesse o a Faulkner o a Vargas Llosa o a Kafka en libros electrónicos. En general preferiría no leer en libros electrónicos, pero a veces habrá que ceder y ya he comprobado que ciertas tablets logran una lectura bastante similar al formato papel. ¿Qué leería, entonces, en la tablet? No es que los desprecie, pero por ser menos "elevados", menos conocidos, es obvio que será mucho más difícil encontrar libros pulp, sobre detectives, de ciencia ficción clase B... No he encontrado libros de Spillane por acá. Hay un tal Rex Stout al que le echaría una mirada. De Elmore Leonard o Chester Himes o David Goodis hay contados títulos por ahí. Me encantaría comprar las obras completas de Georges Simenon que editó Aguilar, pero si no puedo encontrar todos los tomos... De Vonnegut solamente se encuentran sus títulos más conocidos, ya ni hablar de Fredrick Brown o los hermanos Strugatsky. Me consta que en europa no debe ser difícil encontrar traducciones de gran variedad de autores, pero acá la cosa es distinta. En todo caso tampoco podré tenerlo todo de inmediato, debo hacerme a esa idea. Cuando pienso en mis objetivos con mi futuro sueldo, por alguna razón todo lo que quiero se agolpa y me imagino disfrutando de esas cosas de inmediato, cuando es natural que tendré que ir ahorrando y separando los ítems, tener paciencia, lo que sea.

Sé que se me quedaban más cosas en el tintero, pero no las recuerdo, así que todavía se me quedan más cosas en el tintero. Como sea, antes de comenzar el curso de bartender me leí un cómic y pienso que es justo y necesario venir a comentarlo, para entregarles algo más que un diario de vida. Después del salto, ya saben.


martes, 10 de agosto de 2021

52

 

Puedo decir que hoy ha comenzado el resto de mi nueva vida.

Esta será, tiene que ser, una entrada honesta, al menos lo más honesta posible, pues una cosa es ser honesto y otra cosa ser revelador o exhibicionista. Quizás sea una entrada larga, después de todo hablaré de hartas cosas, divagaré y dejaré que cualquier cosa que pase por mi mente quede escrito, porque cada cosa que se me venga a la mente será importante en esta situación. Nada grave, no se hagan ideas. Y no tienen por qué leerlo todo de una, pero eso ya es cosa de ustedes, amigas y amigos.

Probablemente ya lo sepan, sobre todo si son visitantes asiduos/as de este blog, que ya lleva casi siete años (¡siete años, cómo vuela el tiempo!) de vida online, en donde obviamente hablo de las películas (y series, en menor medida) que veo, pasando por varios estilos de escritura, pero en donde también he compartido cosas como el ser humano que soy, pues esa era la idea: no ser un robot, una máquina, un fantasma, un ser indistinto de cualquier otro; establecer cierta cercanía con quien sea que venga a leerme, que sepa que soy un tipo común y corriente que ama el cine (las historias en general, el arte y la narrativa, pero el cine en particular) y que por eso habla de él, entre otras circunstancias vitales y cotidianas que de vez en cuando, simplemente, no puedo esconder bajo la alfombra. No es exhibirse, pero tampoco es abstraerme de mi propia vida al hablar de cine. Por eso mismo, probablemente sepan que mi sueño era (o es, cómo saberlo) ser cineasta, hacer películas, escribir y dirigir y editar mis propias películas. Nunca lo había dicho antes de forma tan clara... básicamente, por pudor (y porque, creo, que se subentendía cuáles eran mis sueños): me daba una cierta vergüenza decirlo, como si ser cineasta fuera poco realista y tan solo soñarlo fuera algo ingenuo o directamente tonto.

A lo mejor saben, más o menos, lo demás: que fui a estudiar a una carrera (no tanto porque te enseñen cómo dirigir, eso se aprende solo y con el tiempo, sino por las herramientas, experiencias y oportunidades que te pueda otorgar la institución, además de que en un lugar así es posible encontrar personas afines con quienes crear asociaciones, todo lo anterior muy difícil yendo solo por la vida, especialmente en un país como Chile, que carece de verdadera tradición y estructura cinematográfica), y que era una carrera que odiaba y sigo odiando con toda mi alma, con todo mi ser, pues es una carrera que no elegí: sonará raro, estúpido, pero es así: la carrera de esa institución en particular, "la mejor universidad del país" como dicen los incultos arribistas que piensan que un título es más importante que el conocimiento, es una mierda, siempre lo supe, lo supe al ver su malla currícular, su infraestructura, todo lo que mostraban con tanto orgullo en su página web. Yo quería estudiar en otro lado, y no me dejaron. Quise salirme cada año, cada año que era un suplicio para mí, pues veía mi vida y mis sueños irse a la basura gracias a esa carrera de mierda que de cine no te enseña nada y que carece de herramientas sólidas para enseñar cine: equipamiento de mierda (cámaras, computadores, grabadoras de sonido); no enseñan a rodar en soporte fílmico ni nada relacionado a dicho soporte, plenamente vigente, que se usa porque es lo mejor técnicamente hablando, no por "nostalgia"; una malla en que la mitad es pura mierda ajena al cine (compartida con la carrera de periodismo, para que vean) y que la otra mitad es insuficiente (dos cursos de dirección de fotografía en cinco años, dos de montaje en el mismo período, uno de sonido directo y otro de post de sonido...) e incompleta (en esos cursos de fotografía ¡no te enseñan la temperatura de color!, y el concepto que tienen de dirección de fotografía es enseñarte a configurar la cámara para que se "vea bien", no a comprender la velocidad de obturación, diafragma, el rango dinámico, los stops y la profundidad de campo, la mencionada temperatura de color... Te decían que pusieras balance de blanco manual, cuando en cine -y en digital también- se trabaja en tungsteno o en luz de día... Podría desmenuzar uno por uno todo lo malo de esa carrera, pero no es el punto de esta entrada); profesores que mucho renombre tendrán pero que faltan a la mitad de sus clases (yo, prácticamente, no tuve clases de sonido), las cuales no se recuperan, y así podría seguir... Una carrera deficiente, estafadora y ladrona, porque no comprendo cómo demonios una generación  de más de cien estudiantes (ya luego disminuyen en segundo, tercero, cuarto y quinto año, pero aún así gran cantidad de alumnos/as) que pagan unos cuatro o cinco millones de pesos al año reciban equipamiento e infraestructura tan deplorable. ¿Por qué pagamos? ¿Por usar cámaras compradas en remates?, ¿por comprar grabadoras y micrófonos desechados en otros lados?, ¡¿para usar programas de edición pirateados?! ¿A dónde mierda iba nuestro dinero? Seguramente a mejorar otras facultades...

Y en cuanto a la administración, los directivos, cómo demonios quieran llamarse, el elitismo y el compadrazgo era escandaloso. La meritocracia no existe ni siquiera en una de las mejores universidades públicas del país, ejemplo: una compañera mía, una cinéfila de verdad, una tipa que devoraba cine, aún más que yo, mucho más que yo (y no lo digo porque me precie de mí mismo ni para ensalzarme, sino porque quizás ustedes, viendo el archivo de este blog, bastante numeroso -veía y comentaba películas diariamente, así por tres o cuatro años en mi mejor época-, piensen que yo soy un cinéfilo de tomo y lomo... Si piensan eso de mí, esperen a conocerla a ella, gran y admirable cinéfila sin duda), una persona que te creías su amor y pasión por el cine, no como la mayoría de mi generación y de otras, gente que prefería irse de fiesta o hacer cualquier estupidez a ver cine, a pensar cine, a respirar cine, a hablar de cine (cada vez que lo intentaba me tildaban de fanático, llegaba a sentirme mal, nunca tuve muchas conversaciones sobre cine en esta puta carrera), gente que decía que ver películas era aburrido, gente que sólo veía novedades o taquillazos y que trataban de "esnobs" (término muy erróneamente utilizado, especialmente porque ellos son los reales esnobs: los que se creen la gran cosa por ver todo el cine palomitero y desdeñan a quienes exploran variadas geografías y tiempos de ayer y de hoy) a quien guste de Tarkovsky, Bergman o Godard, gente que nunca te enterabas del porqué llegaron a esa carrera si nunca demostraron interés en el cine... Pero bueno, como decía, esta compañera, una persona que veía el cine como un arte, como algo que disfrutar a la vez que estudiar (no en el sentido de carrera universitaria, sino estudiar en tanto escudriñar, profundizar, cuestionar, idear, etc.), hizo un corto que ganó una competición de cortos nacionales en el FEMCINE, eso en tercer año. Uno de los pocos logros de esa basura de institución/carrera (cinco máximo), y ciertamente uno de los primeros si es que acaso no lo es. En el último año tuvo problemas en su grupo, que digan lo que digan y como sea que lo pongan, le hicieron la cama, y la echaron de la carrera. En el último año, a una ganadora de un festival de alcance nacional (e internacional). A ella, que estudiaba becada y que no contaba con contactos ni, por supuesto, dinero ni familia pudiente e influyente. Da risa porque varias profesoras y directivas, dando entrevistas en varios medios, se llenan la boca con las reivindicaciones feministas en el cine, que hay que dar más oportunidades al talento femenino, etcétera etcétera etcétera, y bueno qué pasa, ¡que echan de una patada en el trasera a una de sus estudiantes mujeres más talentosas! (Curiosamente, los que más reciben apoyo son estudiantes varones, protegidos de hierro de profesoras y directivas, que mueven hilos para beneficiarlos con todo lo que se pueda). Pero claro, a la hippie cuica que falta a todas las clases, es decir que no cumple con el mínimo de asistencia, que reprueba todas las asignaturas, que no sabe distinguir un teleobjetivo de un gran angular aún estando en quinto año (culpa de ella y de la institución, que no te enseña de lentes ni sus medidas, a lo más te dicen: "el teleobjetivo es muy cercano y el gran angular es de cerca, el del medio es como una vista normal"), a esa hippie cuica hija de una cercana amistad de las altas esferas de la institución, a esa misma que no cumple ningún requisito que a (casi) todos los demás nos exigen comprobarlo con certificados y cuanta burocracia más, le permiten hacer la defensa de título y titularse. Así es: titularse teniendo asignaturas reprobadas y sin asistencia mínima. Es que luego le permitieron hacer algún examen regalado o algo así. Es la realidad. Y ya ni hablar de otra estudiante de clase alta que en su proyecto final, con el cual la institución es estricta en ciertas normas (como duración, por ejemplo), se permite hacer algo de 70 minutos y exceder plazos, ¿por qué?, no hace falta señalarlo... o sí: influencia, poder. Otro caso: una compañera, medicada, que tenía crisis de pánico o algo así, también directora/líder del proyecto final de la carrera, le da una crisis, y una importante directiva se harta de sus "escándalos" y la echa, patada en el trasero. Bien bueno el apoyo al talento femenino, ¿eh? Y bien bueno el apoyo a la salud mental, tan en boga en estos últimos tiempos pandémicos, y más recientemente en los J.J.O.O. con esa atleta gringa, que se retiró de algunas competencias, o Novak Djokovic, que criticó a la gringa y luego en su partido por el bronce hizo el ridículo y luego también renunció a otras competencias (por la boca muere el pez, dicen). Qué lindo lidian con la salud mental de sus estudiantes en esa institución, tanto que el mejor apoyo es expulsarla de la carrera.

Aparte de las imperdonables carencias en la malla curricular o plan de estudios y en la infraestructura y equipamiento, se suma una indignante falta de apoyo a los estudiantes y sus proyectos. A los cortos semestrales e incluso con el final de carrera, cero apoyo (a menos que seas uno de las dos o tres personas privilegiadas, claro): los profesores y directivos lo evalúan y adiós, que les vaya bien, mándenlos a festivales, lo que sea pero adiós. Una institución de cine no tiene mecanismos para insertar a sus estudiantes en el mundo festivalero y comercial. Busquénselas solitos, nos dicen. Cero apoyo económico, además. Recién en mi último año comenzó a implementarse algo como una postulación de fondos de la institución, pero era tan poco transparente y de un monto tan asquerosamente bajo que no valía la pena, claramente los que ganan son los mismos. ¿Resultado? Nadie, al menos nadie de mi generación, podrá dedicarse a hacer películas. A lo más alguien, luego de titánicos esfuerzos, podrá hacer algo cada ocho o diez años. Nadie, claro, salvo esa estudiante de clase alta. El resto que se dedica a editar comerciales o videos corporativos, informativos o didácticos. A ser el cámara de las noticias o algo así. A poner y sacar focos y luces. A ser el sondista aquí y allá, no sin antes tener que aprender por cuenta propia todo lo que no te enseñaron en la carrera. A, solamente, manejar las redes sociales de productoras audiovisuales. Otros deberán simplemente trabajar en otras cosas, a veces "relacionadas" al audiovisual, pero nada que ver con el cine. Para eso se metieron a estudiar cine, supongo, en la mejor universidad del país (la segunda, me parece). Incluso gente que nada tiene que ver con el cine puede tener mejores oportunidades, como modelos o periodistas que fundan productoras audiovisuales... Parece que los periodistas tienen mejores oportunidades que los "cineastas" de triunfar en el audiovisual. Triste y terrible. De esa institución quise irme cada año, pero nunca me dejaron. Y no podía dármelas de rebelde, ustedes no conocen a mi padre y madre, habría sido para peor. Además, como los buenos seres arrogantes e ignorantes y carentes de autocrítica que son, jamás se darán cuenta ni aceptarán el daño que me hicieron obligándome a estudiar una carrera que no quería.

Desde luego, se me tratará de resentido o de respirar por la herida, pero eso dicen de todos quienes denuncian injusticias e irregularidades, y lo dicen siempre los y las privilegiadas o amistades de esos privilegiados: que no tenías suficiente pasión, que no pusiste esfuerzo... Bueno, ahí tienen casos claros y rotundos al respecto. Y con esto cierro, por fin, esta parte tan desagradable de mi vida (que, a pesar de todo, me perseguirá por siempre: en el fondo y ni tan al fondo, es lo que arruinó mi vida: mi odio, mi rabia, mi decepción nunca me dejarán).

Terminado el infierno pensé que iba a ser taxista o copero (los que limpian los utensilios de cocina en los restaurantes). Al final no pude ser nada de eso porque en mi casa me pusieron mil problemas. Da lo mismo, me dediqué a nadar y a ver películas. Una pelea familiar tuvo como consecuencia que por fin pudiera tener mi tan ansiada segunda oportunidad: estudiar en el lugar en donde siempre quise estudiar. Claro que entraba a los 25 en vez de a los 18. Siete años tarde. El primer año fue genial. Aprendí un montón, comprobé por qué ese lugar es EL LUGAR para estudiar cine (o lo era, pero ya llegaremos a ello). Te enseñan dirección de fotografía todos los semestres, lo mismo con sonido, edición, arte, producción, todas las ramas a decir verdad, y con harta práctica, por lo que los conocimientos teóricos se afirman en ese aprender haciendo, se imprimen en tu mente gracias a la actividad. Y las otras asignaturas más puramente teóricas eran sumamente interesantes, pues iban en pos del cine. Pude sacar fotos con cámara análoga, aprendí a revelar (aunque ya lo tengo más o menos olvidado los detalles, lamentablemente). La institución además tenía un boletín en permanente actualización con todos los festivales y actividades similares en donde uno podía mandar cortos o proyectos, y te prestaban equipamiento sin problemas y te ayudaban con detalles de postulación y todo eso. A cualquiera. Los equipos eran numerosos; algunos no en el mejor de los estados, pero en comparación a la basura de carrera que fui antes, era como el paraíso. Claro que eso no podía decirlo porque fui sin decir nada de mi pasado. Me daba vergüenza decir que había "estudiado" cine antes, nadie me comprendería, nadie sabría por qué esa institución era mejor que la otra y por qué la otra eran cinco años perdidos. La más mínima comparación, como ya he hecho, me da la razón. El equipo docente era comprometido, veía su trabajo como algo serio y responsable, no como algo meramente alimenticio. Y así el primer año fue un gran año, un año que lo pasé bien y me consideré feliz. Llegó segundo año y llegó la pandemia. Y con la pandemia se reveló una profunda crisis financiera e institucional. Así, por desgracia, a la luz de varias revelaciones y otras cosas, no estaban las condiciones para estudiar satisfactoriamente. A saber, y por partes:

Claramente la pandemia y sus cuarentenas y todo eso hace inviable estudiar bien algo que requiere tanta práctica, tanta actividad en persona. Ya en marzo estábamos con el covid y todo ese año fue confinado, fue estudiar a distancia. Sólo en noviembre, ya cuando me había salido hace rato, los alumnos pudieron volver, solamente a las clases de dos asignaturas y con varias restricciones para cumplir con las medidas sanitarias. Así quizás dos meses. Y luego el otro año, que fue lo mismo, recién ahora en agosto las medidas se han ido relajando (lo cual no augura nada nuevo, a pesar de la vacunación masiva), con el esperado regreso presencial de clases. Imaginen eso: estudiar cine confinado, desde tu casa: apenas dos meses y contando, en dos años. Incluso aunque la institución no estuviera enfrentado crisis, sería muy difícil sentirse satisfecho en esas condiciones de estudio de algo que requiere trabajo práctico y presencial. No es culpa de la institución, claro, pero es una verdad insoslayable el que las condiciones estaban muy lejos de ser ideales. En los meses venideros, ¿cómo recuperarán tanto tiempo práctico perdido los alumnos que se quedaron? La pandemia reveló la crisis institucional y financiera de la escuela: malas prácticas o abusos laborales (no pago de cotizaciones, sueldos impagos o tardíos), no pago del arriendo de la sede, y algo importante para mí: dejar de enseñar filmar en celuloide: es caro comprarlo (se compra al extranjero, se debe traer al país), es caro revelarlo (no hay laboratorios en el país, hay uno en NY), incluso salieron con que era un medio obsoleto. ¿Podía seguir estudiando en un lugar que, a pesar de su fuerte malla curricular y plan de estudios, no iba a enseñar algo que constituía el 90% de mi interés? Por último, la crisis institucional: las mencionadas malas prácticas, y algo más grave: las acusaciones de abusos y acosos sexuales del rector hacia alumnas y a veces profesoras. Pero el rector era también el máximo accionista de la directiva dueña de la escuela, por lo que renunciar a su cargo de rector era un chiste: seguía a cargo y el nuevo rector era un juguete, todos lo sabíamos, y con él las mismas prácticas continuarían. Todo el equipo docente renunció (como dije, no pago de cotizaciones, sueldos...), ese quipo que tanto me había enseñado, a mí y a los demás. En resumen, cómo seguir en esas condiciones. Mi pensamiento: si hubiera entrado a los 18, cuando aún enseñaban a filmar y trabajar en celuloide, cuando no había pandemia, cuando había otro rector y no había aún una directiva tan agresiva, cerrada y de mirada estrictamente lucrativa, en vez de a los 25, habría podido aprender de lo más bien, habría podido aprender todo lo que yo quería aprender y que sabía podría aprenderlo en esa institución en particular, ninguna más en el país, este país de mierda. Así es como me quedé sin formas reales de lograr mis sueños. La alternativa sería estudiar en el extranjero, y no en cualquier lugar, sino que en un lugar de prestigio y credibilidad intachables. La AFI (American Film Institute). Pero es imposible: el precio es exorbitante. Si la primera carrera de mierda costaba unos veinte millones en cinco años y la segunda unos dieciséis en cuatro, la AFI en un año te cuesta unos cien millones de pesos... y son dos años los cursos de cinematography (que es el que yo tomaría). Imposible. Y no es llegar y estudiar: hay que pasar por un proceso de selección bien complejo, y aunque me consiguiera el dinero (única alternativa: la lotería), nada me garantiza que mi postulación sea aceptada. Ante esta nueva decepción, que es una ramificación de la principal decepción que es haber sido obligado a estudiar en un lugar que no quería una carrera que no quería, había que agachar la cabeza y aguantar. Estamos en pandemia además, tampoco hay mucho que hacer salvo estar encerrado. Sin poder ver películas o leer libros por las condiciones ambientales. Viendo streamers solamente. Algún cómic de vez en cuando. Ni siquiera música puedo escuchar sin interrupciones. En otras palabras, un fracaso. Un absoluto fracaso, es lo que soy y siempre he sido. Un perdedor, un derrotado.

En todo caso, no obstante el tono de las últimas líneas, lejos estoy de la visión lastimosa y patética que me caracterizaba antes, lleno de quejas y todo eso, como puedan recordarlo quienes han estado largo tiempo por acá. ¿Recuerdan? Hablaba tanto de películas como de todas las cosas que iban mal y no me dejaban disfrutar lo que me gusta hacer. Hace tiempo decidí dejar de ser así; lo de decir que soy un perdedor y un fracasado es una verdad que he aceptado y punto, así como aceptar que ya no seré cineasta ni haré películas. Es la verdad, es la vida, es como es, fin del asunto. Por eso, y ante los deseos de recuperar cierta normalidad, cierta independencia que pude gozar mientras fui copero una vez a los 21 o 22 años (seguramente hablé de mi trabajo durante esos meses por acá, creo que fue gracias a ese trabajo que empecé a escribir entradas más cortas, pues el tiempo escaso me obligaba a ser conciso: a partir de febrero del 2015 o 2014), es que quiero pasar página. Y hoy he comenzado el resto de mi nueva vida: una vida en que ya no intentaré quijotescamente perseguir ese sueño de ser cineasta y hacer películas, una vida en que intentaré disfrutar lo que me gusta hacer: leer literatura y cómics, ver cine (cuando se pueda), jugar videojuegos, nadar, placer... Y para eso necesito dinero y un buen trabajo, que es, como ya he dicho antes, el de bartender. Y mi curso comenzó hoy, por eso hoy comienza el resto de mi nueva vida. ¿Por qué bartender? Lo he explicado igual, pero vamos de nuevo, porque quiero y es necesario: me gusta el ambiente y el horario de trabajo (si es de noche idealmente); eventualmente puedo ser docente en el Bar Academy; puedo crear un emprendimiento de cocktelería o algo así para eventos particulares (aunque esto me atrae menos porque es mucho enredo e inversión y blablabla, pero es una posibilidad que podría ser la única si es que, por ejemplo, volvemos a cuarentenas y el cierre de locales); o puedo dedicarme a la destilación, o a hacer cerveza, quién sabe. Los conocimientos de bartender me permiten varias posibilidades laborales, aunque por ahora lo que quiero es trabajar en la barra de un bar-restaurante-pub, hotel, disco, etc.

¿Por qué no dedicarme a algo relacionado al audiovisual? Fácil: no me interesa el audiovisual. No me interesa la publicidad ni los videos corporativos ni las redes sociales ni nada de eso. Esos trabajos, además, son explotadores: en todos te llevas trabajo para la casa, y yo quiero diferenciar mi tiempo de trabajo de mi tiempo de disfrute personal. A mí me interesa el cine, y en este país el cine es apenas paisaje, cero industria, cero estructura. El modelo no permite autores ni voces propias, solamente dueños, inversionistas y asalariados, empleados obedientes. A lo sumo, la poca "industria" que tenemos favorece a los productores, no los autores/cineastas, lo cual explica que alguien pueda dirigir una película cada cinco años (con suerte) pero que el productor de esa cinta produzca al menos una película al año, asegurándose las ganancias económicas para sí y su casa productora por más desapercibida que la película haya pasado por los mercados de exhibición. Y ojo, que no todas esas películas producidas son de autor o buscan ser un aporte cinematográfico, a veces son meros encargos o artefactos hechos con el solo fin de aprovechar los beneficios tributarios de los fondos y otras instancias similares (a lo sumo, disfrazándose de cine social o etiquetas manidas parecidas). Además los fondos concursables, esos que siempre me dicen que debería postular, no sirven para nada. No están hechos para cineastas emergentes y sus procesos son tan engorrosos e innecesarios, y la asignación de ganadores es tan poco transparente, que solamente acaban postulando los ingenuos y los productores ya plenamente establecidos que puede cumplir con todas las cosas que piden esos fondos: que debes tener todo tu casting contratado, lo mismo con las locaciones. ¿Qué cineasta emergente puede hacer algo así? Ningún actor/actriz se comprometerá a tu proyecto si no se asegura el pago, siempre privilegiará proyectos concretos y confirmados, porque esos son los que pagan seguro (y no culpemos a los actores, que deben ganarse la vida). ¿Pero cómo asegurar la contratación de un casting completo si no tengo dinero -por algo postulo a un maldito fondo- y no estoy seguro de que ganaré una asignación económica? Lo mismo con las locaciones. Por lo demás, no permiten proyectos que no estén grabados en digital. Yo, que quiero filmar en celuloide, quedo fuera por esa arbitraria discriminación, con la que además se mata el patrimonio fílmico (verdaderamente fílmico) del país. Peor aún, el guión de tu proyecto debe ser evaluado por un "evaluador de guiones" (otro de esos ridículos inventos... ¿evaluador de guiones? ¡todos salen ganando con estos fondos menos los cineastas de verdad!), cuya evaluación debes obedecer punto por punto para ser, quizás, aceptado. O sea, buscan mutilar y deformar mi voz, mi visión. Y así con más requisitos ridículos. Y si acaso quisiera buscar por fuera de los fondos concursables, que son una lotería, buscar en el mundo privado es igual de difícil. Al final los que quieren llegar hasta el final acaban endeudados y trabajando para pagar esas deudas. Y como dije, quiero disfrutar la vida: no quiero destrozarme la espalda trabajando para pagar las deudas que adquirí para hacer una miserable película que me tomó diez años. No quiero esa vida. Me aburrí de hacer las cosas a medias: a partir de ahora, haré las cosas según mis términos: todo o nada. Si no puedo hacer películas como yo quiero, es decir a la Fassbinder, es decir a lo loco, a lo bestia, sin parar, sin detenerse, tantas al año como se pueda, vivir por y para el cine, el cine como vida y como muerte (el tipo hacía películas todo el tiempo y veía películas todo el tiempo, así me gustaría ser a mí), entonces no quiero hacer películas. Si no es en celuloide tampoco. Leyendo a varios, muchos cineastas, he llegado a esa conclusión: uno no debe conformarse con poco: si amas el cine y tus ideas, debes aceptar lo mejor. Se celebra el bajo presupuesto y la precariedad de medios, y aunque es cierto que a veces la creatividad surge a pesar de esas contrariedades, es sintomático del modo de vida occidental actual el que la precariedad se vea como algo a celebrar y felicitar, sucede lo mismo en otros ámbitos, sean educacionales o laborales: en vez de hacer una sociedad más justo y equitativa, hacemos notas humanas mostrando como algo digno que una persona deba tener tres o cuatro trabajos (con sueldos injustos y condiciones laborales cuestionables), levantándose al alba y acostándose pasada la medianoche para alimentar, educar y cuidar la salud de hijos o hijas o familiares, todo porque no hay redes de protección social que ayuden a estas personas. Es una comparación que puede parecer forzada, pero el sector cultural sufre el mismo abandono. No celebremos la precariedad, por favor.

Con todo, el cine nunca me abandonará y yo nunca abandonaré al cine. Mis sueños seguirán conmigo, aunque mis objetivos de vida ya sean otros: 1.- Cuidado personal y/o gastos básicos (higiene, alimentación, piscina, bencina, arreglos auto cuando sean necesarios; 2.- Libros, libros, libros tanto de narrativa como de otras áreas (quiero salir de mi zona de confort, leer territorios nuevos e incómodos o complejos para mí) (y cómics, eventualmente); 3.- Placer; 4.- Videojuegos, PS5 y luego ojalá un buen PC; 5.- En algún momento ropa, quizás cambiar un poco mi forma de vestir; 6.- Me compraría varios discos duros para guardar todas las películas que pueda encontrar, lo mismo para libros y cómics, que aunque quiera privilegiarlos en formato físico, nunca está demás, como archivo, tener ejemplares digitales, ante lo cual también me compraría una tablet para leerlos (dependiendo de la tablet la lectura puede ser muy similar a leer un libro real, y lo sé porque mi mamá por su trabajo durante un tiempo tuvo una tablet que no usaba, y que yo aproveché para leer ciertos libros muy difíciles de conseguir); y 7.- Para cuando llegue el ansiado momento de volver a ver películas, comprar un telón o pantalla y un proyector.

A lo anterior se suman otros objetivos algo distintos, no sé cómo describirlos. Por ejemplo, aunque sé que no haré películas, tengo ganas de escribir guiones, que nadie leerá claramente, pero escribirlos, darles algo de vida a esas ideas mías. Además, nunca se sabe si puedan hacerse realidad. Yo les iría contando, en el momento en que termine un guión, de qué trata más o menos, aunque sin revelar casi nada, ni siquiera el título (por ejemplo, de un guión terminado podría decir solamente: "esta es una historia en blanco y negro sobre la relación que tenemos las personas con las ficciones propias y ajenas" y nada más), porque el cine es audiovisual y el guión es una etapa primera, no el resultado definitivo. Si alguna vez mis ideas se hacen realidad, deberán ser vistas en formato cine, es decir con mi visión emulsionada en imagen y sonido, no en formato guión, en donde la visión e imaginación del lector priman en la construcción visual y sónica. Antes de comenzar, eso sí, quiero comprarme unas libretas que me gustan mucho y que me parecen ideales para organizar ideas y apuntes (lo sé porque tengo dos de esas libretas: una en donde he anotado ideas originales, la otra para anotar ideas basadas en libros), también unos lápices de punta gruesa que hacen que mi caligrafía manuscrita se vea muy bella (lo sé porque en las mencionadas libretas las páginas escritas con esos lápices gruesos lucen mucho mejor que aquellas con lápices más delgados). Nunca abandonaré al cine y el cine nunca me abandonará.

Otro objetivo difuso es que quiero mejorar en el ajedrez (aunque sé que nunca seré realmente bueno). También quiero aprender ruso, sobre todo para leer literatura y poesía en su idioma original. Tengo grandes deseos de ver "El espejo" de Tarkovsky en ruso y sin la mediación de los subtítulos, de comprender los poemas de esa película yo directamente, no por las letras del tercio inferior. Por ahora tendré que ser lo más autodidacta posible, y creo que ya encontré un método, al menos para aprenderme el alfabeto cirílico. Más adelante, ojalá, pueda tomar el curso de ruso que imparte la embajada rusa en Chile. Otro objetivo difuso e incierto es que tengo esta loca idea de probar a ser un streamer y jugar en NoPixel, aunque también otros videojuegos, pero esto se ve muy, muy lejano. Tendría que perfeccionar mi pobre inglés antes que todo, y luego está lo técnico, en fin, una locura de pensamiento. Por último, aunque lo he intentado, sé que no tengo madera de escritor, cuentista o novelista, pero probablemente intente otra vez escribir algo. Ideas de novelas tengo, y son ideas que sólo deben ser contadas como novelas, no como películas o cualquier otra cosa. El problema es que no soy un literato; soy un buen lector, pero no literato. Pero lo intentaré, a ver qué sale, mejor dicho a ver si me sale algo. Con los guiones es otra cosa, puedo escribir guiones incluso aunque lo esté haciendo por cumplimiento o ayudándole a alguien cuya idea no me gusta, de todas formas me lanzo a escribir. Hace meses intenté participar en algo que requería tener un guión escrito para demostrar que puedes escribir guiones; como me enteré de esa instancia a última hora, debí escribir un guión de 55 páginas en tres días, en inglés más encima, y a pesar de todo (de partir de una idea vaga que no me convencía mucho, de ir inventando cosas sobre la marcha y, por ende, ir corrigiendo sobre la marcha) me quedó bastante decente. Sé que soy buen guionista, no novelista o cuentista, pero daré lo mejor de mí con lo segundo y con lo primero escribiré todas mis ideas en formato guión. Puede que intente también escribir cosas parecidas al ensayo, como unas Divagaciones cinematográficas, en donde reflexionaría sobre el arte del cine dividiendo el texto en los respectivos departamentos, o el In Cyberpunk We Trust, que explora y analiza el cyberpunk en el cine y otras artes, o una idea loca que me surgió sobre el soporte como realidad: ¿qué es la realidad, cuál es el soporte de nuestra realidad? ¿Es nuestra mente?, ¿si fuéramos una simulación, entonces nuestro soporte sería una computadora, un software? ¿En los cómics cuál es el soporte de la realidad de sus historias? ¿En el cine, en la literatura? ¿La realidad de los personajes y mundos literarios desaparece si la hoja queda en blanco?, ¿y el cine, qué pasa con el soporte fílmico como realidad? En realidad sería una reflexión, sin respuestas claras, sustentada en trabajos ajenos, como el de Shintaro Kago en el cómic, Peter Tscherkassky en cine, en fin... Podría hacerlo también.

Todo lo anterior depende de cómo le vaya a la humanidad en los próximos años. Parece que no ha aprendido mucho. En las películas, aparte de que los gringos siempre son los héroes y los que salvan al resto de la civilización, siempre se muestra a un planeta súbitamente solidario y unido, nada más lejos de la realidad: apatía, egoísmo y locura. Vean todos los fenómenos que ocurren: incendios, inundaciones, y el calentamiento global sólo aumenta y ninguno de los causantes va a dar marcha atrás. Pasa lo mismo siempre: siempre se culpa a la población, nunca a los grandes poderes políticos y económicos. Acá en Chile nos dicen a los ciudadanos que "gastemos menos agua, que báñense más rápido, no rieguen tanto el jardín", etc., y que así cuidamos el agua, pero la verdad es que los grandes empresarios que abusan del agua y destruyen y alteran ecosistemas consumen, no tengo el dato claro, más agua en un año que toda la población chilena en una década o quizás toda su vida. Pero claro, nuestros políticos defienden a estos empresarios y achacan la responsabilidad a nosotros, los simples mortales ciudadanos de a pie. Pasa igual en el resto del mundo. Solamente a los consumidores de carne se les puede culpar, pues mantienen viva una industria (la cárnica) que contamina más que la industria del petróleo y que la industria automotriz juntas. Eso por la parte ambiental, por la parte moral y ética no es necesario decirlo, es obvio maldita sea. Y por la parte nutricional lo mismo, seguramente tampoco van a querer entender. Y es obvio, es tan claro como son: es fácil apoyar reivindicaciones ajenas que sólo requiere eso, un apoyo verbal o moral, pero imposible apoyar causas que requiere verdaderas acciones y esfuerzos. Los veo en todos lados: apoyo el matrimonio homosexual y la adopción homoparental, pero es que lo primero no impedirá que puedas casarte y lo segundo tampoco te quitará posibilidades de adopción, puede que hasta la mayoría de "apoyadores" ni se case ni adopte; apoyo la igualdad de género y salarial, pero es que más sueldo para mi colega mujer no me quitará dinero a mí y la equidad de género tampoco me quitará trabajo, puede que en ocasiones me permita obtener empleo; apoyo el vegetarianis... espera, ¿hay que dejar de comer carne? Ay, pero es que son tan ricos los asados, las hamburguesas, mmmm, en realidad exageran, no es necesario dejar de comer, es que faltan nutrientes... ¿no faltan?, no, sí deben faltar, si la carne es básica, los humanos somos carní... ¿no lo somos? es que... es que... ¡la carne es rica qué importa! Y yo no soy el soberbio o arrogante; arrogante es quien se empeña en algo aún sabiendo que está mal y equivocado.

Como sea, así estoy yo ahora: dando los primeros pasos de mi nueva vida, una vida que ahora concentraré en disfrutarla lo mejor que pueda, cuidando mi cuerpo y mi mente. Espero que esta vez pueda cumplir mis objetivos. Por supuesto, este blog seguirá con vida, por ahora y de manera indefinida en modo blog de variedades hasta que pueda volver a ser un blog de cine como corresponde.

Si leyeron todo esto, se los agradezco de todo corazón.

viernes, 6 de agosto de 2021

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Ha salido el trailer de la serie de "Y: The Last Man", el cómic de Brian K. Vaughan, uno de esos autores imprescindibles e imperdibles del panorama comiquero. El cómic lo leí hace mucho tiempo, recuerdo vagas cosas, como por ejemplo que me gustó mucho. Su adaptación televisiva ha tenido varios problemas y se ha retrasado un montón, pero por fin ha llegado, imagino que causando gran alegría a los más seguidores del cómic y/o de la adaptación. Y el trailer no tiene mala pinta en lo absoluto, luce rotundo y convincente, como una película, a veces mejor que algunas películas hollywoodenses, lo cual no es nada menor. Si toma en cuenta mis opiniones, les recomiendo tanto el cómic como darle una oportunidad a esta serie. Eso sí, viendo el trailer no dejaba de darme risa una cosa: la premisa plantea que de repente surge un virus que afecta sólo a los hombres, de manera tan fulminante que los mata en el acto. Así, el mundo se queda sin hombres. Y algunos pensarán que con ello, el fin de la humanidad y de la civilización. Y como digo, ¿por qué demonios el mundo se iría a la mierda sólo porque los hombres se extinguen? Estoy seguro de que habrá gran cantidad de inteligentes científicas capaces de idear procesos de fertilidad, o lo que sea, que permitan que la humanidad, ahora sólo femenina, siga con vida, reproduciéndose. Y en cuanto al orden, si bien siempre habrá conflictos y bandos originados en términos religiosos, sociales, demonios, incluso económicos (que ni siquiera la sororidad podría conciliar), dudo que todo se vaya al carajo a niveles poco menos que apocalípticos. Si los hombres se extinguen, claro, habrá desorientación y desorden al inicio, pero las aguas se calmarían pronto, lo suficiente para controlar personas que quieran ganar mucho poder o nuevas hostilidades territoriales/económicas. Como sea, si ven la serie, ya me cuentan.

También salió el trailer de "Cry Macho", lo nuevo de Clint Eastwood como director y protagonista, y se ve genial. Luce como una historia muy bien contada, narrada y filmada, pero además pareciera que Eastwood aprovechará la historia para establecer paralelismos entre el protagonista que interpreta y su propia vida/carrera como actor/director, especialmente tomando en cuenta que muchos toman a Eastwood por paradigma de la masculinidad, de ese macho de pocas palabras pero de acciones que dejan huella. Si la ven, me cuentan también. Pero tampoco tanto. 

Por último, en Kabinett, de repente me da por ver partes de "La Flor", esa monstruosa genialidad de Mariano Llinás. Cómo deseo verla de nuevo. El caso es que descubrí que, en la misma página, subieron unas cartas audiovisuales que Llinás le mandó a un amigo español, son cuatro en total y éstas tienen respuestas del amigo español. No he visto las cartas de Llinás, sólo les eché una fugaz mirada, y qué puedo decir: les recomiendo su visionado, Llinás siempre es un creador interesante y digno de atención. Ya me contarán, claro.

Y ahora sí, hablemos del otro cómic de Jaime Martín que he leído: "Las guerras silenciosas".


En "Las guerras silenciosas" Martín cuenta una historia, quizás dos historias: la de él mismo, un escritor y dibujante de cómics, que no es capaz de encontrar una historia o unos personajes sobre los que hacer una nueva obra, y que poco a poco se convence de que quizás esa historia sea el servicio militar de su padre, a principios de los años sesenta, en Marruecos. Y como no podía ser de otra forma tratándose de Martín, es una historia doble que goza de varias capas de lectura y narración. Todo en este cómic está magistralmente hecho, planeado, ejecutado. El retrato y construcción de personajes, todos creíbles, de carne y hueso. El retrato y la construcción de las realidades, de las distintas épocas: la actualidad y los años sesenta en España, el servicio militar, el franquismo. Este recurso, el del autor que intenta en su presente zambullirse en un pasado, le permite a Martín establecer paralelismos entre ambas épocas, cuánto han cambiado y cuántas cosas permanecen iguales. Pero por sobre todo estamos ante un coming-of-age, complejo y profundo, sobre dos épocas que chocan entre sí: la época de la juventud, época llena de sueños y esperanzas, y la época del franquismo, para muchos una pesadilla. Es una historia bella y triste; bella porque nos muestra la realidad y la verdad de una persona, un chico y el viejo en que se convirtió, y triste porque las circunstancias forzando y minimizando la vida de las personas es una patada en las bolas, siempre. La vida militar, la corrupción, el adoctrinamiento... No es necesario hacer grandes ni especializadas lecturas, y Martín no cae en discursos vacuos, lo suyo es una honestidad cruda, catártica, especialmente por esa escena final (o casi) que tiene un desahogo emocional y moral que me recuerda al cine de Mike Leigh, particularmente "Life is Sweet". En última instancia podríamos decir también que es una historia sobre generaciones y cómo es que la memoria, en efecto, más que resentimiento o conflicto como dicen algunos inconscientes, es en realidad una herramienta de encuentro y entendimiento. Es difícil, claro, pero a veces historias como "Las guerras silenciosas" nos enseñan un poco cómo hacerlo. Recomendadísimo.

¿Se imaginan haciendo el servicio militar? ¿Lo hicieron? Yo no lo hice.

Para más adelante dejaremos los otros cómics de Martín, como las otras dos entregas de esta trilogía de los veinte años, o también "Sangre de barrio". Me alegra tanto descubrir historias y autores/as.

Por cierto, no sé si se los dije, y si se los dije lamento repetirme, pero la otra vez también descubrí a Thomas Ott, sujeto de singular y atractiva obra gráfica, de la que nada pude encontrar online, aunque ya adquiriré sus obras de la manera legal y correcta. Búsquenlo: Thomas Ott. Como ha sido el leit motif de hoy día: ya me contarán qué les parece, je, je.

miércoles, 4 de agosto de 2021

50

 

Al parecer, entonces, Ethan Coen, uno de los hermanos Coen, ya no quiere dirigir más películas, lo que a la sazón explica por qué lo próximo de "los hermanos Coen", una película titulada "The Tragedy of Macbeth", fue escrito y dirigido por Joel a solas. Puede que sea apresurado asegurar que Ethan ya no dirigirá más, pero no deja de ser una noticia, digamos, impactante (al menos si te gusta el cine de estos hermanos).

Como sea, siempre es lindo descubrir: obras, autores/as, palabras, lugares (aunque sea por Google Maps)... La otra vez vi una entrevista en Jot Down a Jaime Martín, un escritor y dibujante de cómics del que jamás había oído hablar, pero cuya entrevista, excelente e interesantísima, me descubre a una persona sumamente íntegra y a un autor imprescindible, con voz y mirada propias que, al parecer, sabe plasmar esa voz y esa visión en una narrativa gráfica de calidad. Cuando encuentre trabajo como bartender (en dos meses más ojalá) compraré sus obras; por ahora comentaré lo que he encontrado: "Lo que trae el viento" y "Las guerras silenciosas". Hoy hablaremos del primer cómic.


"Lo que el viento trae" es una excelente historia que, y esto lo digo sin conocer la obra de Martín, destaca además por ser, supongo, un proyecto/idea que demuestra la capacidad de un autor de dejar su zona de confort (tampoco me gusta mucho esta expresión en este contexto en particular, pues dudo que Martín sea un autor acomodaticio y autocomplaciente que vaya a la segura) y arriesgarse con una historia. Martín, que ha publicado en su mayoría historias sobre la vida en España, ya sea en barrios populares de los ochenta/noventa, ya sea en momentos cruciales de su historia (la Guerra Civil), en esta ocasión sale con una historia rusa, inspirada en la literatura de Bulgakov, situada en un aislado pueblo del norte de Rusia, sobre un joven estudiante de medicina que es enviado desde Moscú a ese pueblecito a ser, básicamente, el doctor del lugar. "Lo que el viento trae" no es fácil de resumir, es una historia de argumento en apariencia sencillo, pero complejo e incluso diabólico en su desarrollo y construcción narrativo-dramática. Martín elabora un convincente (y, según voces expertas, verídico y fidedigno) retrato de una época, la época de la revolución rusa, época de avances médicos inevitablemente enfrentados a las supersticiones y/o la sabiduría popular, pero a la vez construye, en esencia (según sus palabras), una historia de terror, pero no un terror simple y facilón, sino que un  terror atmosférico, ambiental. Resulta que en el pueblo creen que hay una criatura no-humana dando vueltas, acechando a los incautos para asesinarlos salvajemente en los días de tormenta, de esas tormentas cuyos vientos son tan filosos y sanguinarios como los colmillos de un lobo. Pero también está el terror del joven estudiante ubicado en este pueblo de gente violenta, ignorante y brutal, que soluciona sus problemas a cuchillazo limpio, que esconde sus problemas bajo litros de alcohol, que enfrenta sus problemas desde la superstición y la fe, no de la razón y la ciencia. Y así, esta historia avanza como una olla a presión a medida que los miedos irracionales, la brutalidad del pueblo y el inclemente clima invernal hagan de la vida interna y externa de todas esas personas un verdadero infierno. No es una historia estrictamente argumental, es como el diario de la estadía de este estudiante de medicina en un pueblo dejado a la buena de Dios, narrar los días que pasan, con sus hechos impactantes y los anodinos, todo cruzado por el miedo, el terror a lo desconocido, pero sobre todo a lo que conocemos: la violencia del humano que tenemos cerca. Y casi imperceptiblemente, los pequeños detalles que se van viendo confluyen en un desenlace brillante, el cual constata que a lo que se le debe tener terror es a la irracionalidad.

Aparte de su labor como narrador, Jaime Martín hace un impecable y delicioso trabajo gráfico, y además al final del volumen dedica varias páginas a contar, a grandes rasgos, cómo fue construyendo esta novela gráfica: las inspiraciones, su método de trabajo tanto en lo narrativo como en lo gráfico, etc.

Yo estoy la mar de feliz de haber descubierto a este autor y ardo en deseos de poder profundizar más todavía en su obra. Por ahora yo sólo puedo extenderles mi alta recomendación de "Lo que el viento trae".

lunes, 2 de agosto de 2021

49

 

Y siguen intentando convencernos de que Lady Gaga es actriz. ¿Vieron el trailer de "House of Gucci", lo último de Ridley Scott? El trailer promete un producto solvente y entretenido, pero no puede esconder el hecho de que Lady Gaga tiene cero talento interpretativo. Poner miraditas intensas y forzar gestos severos no es actuación, y parece que Gaga tuvo serias dificultades para aprenderse ciertos diálogos, y no sólo para aprenderlos sino que sobre todo para comprenderlos, porque si una cosa es no saber actuar a secas, otra cosa es no saber actuar y además olvidarse de intentar actuar (olvidarse de tu personaje) y simplemente recitar líneas "complicadas". Pero así son las cosas, así son los negocios, Ridley Scott se presta para estas cosas y quizás se escude en el hecho de que pudo contar con un reparto de lujo, a saber: Adam Driver, Al Pacino, Jared Leto, Jeremy Irons, quienes, imagino, pensaban en el jugoso cheque que recibieron mientras intentaban actuar junto a Gaga, así como para no sentirse tan mal. Lo peor es que Gaga recibirá grandes elogios y quizás una nominación al Oscar o algo así. Nosotros, si pudiéramos, por supuesto, buscaríamos refugio en cine, verdadero cine.


Hoy hablaremos de otra cosa, eso sí. De "The Damned", otro cómic de Cullen Bunn. "The Damned" ha publicado varios números, varios arcos argumentales. Por hoy, solamente, comentaremos el primer arco de cinco números: Three Days Dead


Tampoco nos vamos a extender mucho. Cullen Bunn es un creador/escritor interesante, de buenas ideas, buenas premisas, notoriamente interesado en temas ocultistas, diabólicos, etc. "The Damned" nos ubica en un mundo en el cual los demonios conviven con los seres humanos, así como, no lo sé, los humanos conviven con criaturas de fantasía en "Bright" o con extraterrestres en "Alien Nation". Además, se sitúa en la década del 1920 o 1930, época de la prohibición, de los gángsters, todo el rollo. El protagonista es un humano común y corriente, aunque no tan común y corriente: en la práctica, es inmortal, pues unos demonios malos le hicieron una maldición que consiste en que si muere, puede revivir siempre y cuando otro ser vivo toque su cadáver (este ser vivo morirá en, por las mismas causas, en su lugar). Esta particular habilidad llama la atención de algunos jefes mafiosos, jefes que resultan ser demonios, por supuesto. Así las cosas, las mafias y negocios y demás cosas están dominadas por demonios, y hay guerra entre familias mafiosas demoniacas. Nuestro protagonista resolverá el misterioso origen de las discordias.

La trama está bien planteada (aunque no sea nada del otro mundo), desarrollada y resuelta, con un buen giro final y buenos personajes, por lo que se puede leer sin problemas y con genuino (aunque moderado) interés por saber qué demonios sucederá a continuación, pero es una idea que se queda en la superficie de sus posibilidades. No es como "Fables", por ejemplo, que nos cuenta la historia de las Fábulas que nos contaban de niños (bueno, las verdaderas fábulas, no las más famosas versiones Disney), pero condenadas a vivir en el mundo humano, con todo lo que ello significa; en aquel cómic, aparte de crear magníficas y fascinantes tramas que abordan varios géneros, lo que atrae todavía más es ver cómo el autor, Bill Willingham, crea una lectura brutal y afilada sobre la sociedad, elaborando un retrato crudo pero real sobre los males de la sociedad reflejados en estas Fábulas que no viven tan perfectamente como nos contaban de niños (princesas que viven como strippers o prostitutas, príncipes azules dedicados a las drogas o contrabando, genios dedicados a negocios legales pero abusivos e inescrupulosos, etc.). En "The Damned" los demonios son malos y listo, son simples seres humanos codiciosos y violentos, pero eternos y con poderes sobrenaturales, y poco más. El resto son lugares comunes y códigos utilizados sin una pizca de revisión y aportación genérica/ética propia. Estéticamente, aunque el trabajo artístico está muy bien, es igualmente una reproducción fiel y obediente de cualquier manual de "cómo hacer un noir". Es decir, todo muy eficiente, solvente, aceptable, pero para nada sobresaliente ni magnífico ni espectacular.

Una lectura que no tiene desperdicio, pero que no deja pozo. Al menos entretiene. Quizás leamos alguna vez los otros arcos, luego los comentaremos, por supuesto.