sábado, 23 de noviembre de 2013

The match factory girl - 1990


Tulitikkutehtaan tyttö
Director: Aki Kaurismäki

  Tercer y -obviamente- último filme de la trilogía del proletariado, donde Kaurismäki revela su mirada de la sociedad finlandesa en las desventuras y desgracias que hace pasar a sus protagonistas.
Este caso no es la excepción, salvo que por primera vez es una mujer quien debe enfrentarse a los males que se interponen entre ella y sus sueños.


"Probablemente murieron con frío y hambre en el medio del bosque"
-Sergianne Golon; "La condesa Angélica"
cita inicial

  La idea que genera esta cita, antes del plano inicial, de que una persona muera de frío y hambre en medio del bosque, probablemente sin que nadie se entere -como si un árbol cayera y su ruido no sea oído por nadie-, es una señal de lo que veremos en el filme, con seguridad, el más pesimista de la trilogía. Es una persona muriendo -metafóricamente- en medio de una gran jungla -o bosque- de asfalto. El escenario es distinto, pero la idea -y la sensación- es la misma.


  Pero antes de seguir con esta idea, debo señalar lo primero: este filme va de una mujer, Iris, que trabaja en una fábrica de fósforos, sumisa ante su madre, y con ganas de cambiar su vida.
Las semejanzas con los dos filmes previos son notorias, empezando por el hecho de que los tres comienzan con planos que nos sitúan en el contexto laboral de la protagonista. En este caso -en comparación con "Ariel"-, Iris no pierde su empleo, aunque no es mucha alegría para ella trabajar en él.
Otra semejanza radica en las actuaciones mínimas en expresión y palabras, pero no en sentimientos -algo muy bien logrado en este filme-.
La semejanza final es argumental: Iris, al igual que Ariel Taisto y Nikander, conoce a alguien que, ante sus ojos, contiene la esperanza de salir de la vida que se le ha impuesto.


  Hay unas cuantas diferencias en el desarrollo del filme que hacen que este sea un cierre perfecto para la trilogía, convirtiendo además a este en el mejor de los tres.
Las diferencias son las siguientes:

-Tanto en "Ariel" como en "Shadows in paradise" había -y se sentía- un aire de ambigua esperanza. Una que hacía pensar que cosas buenas podían suceder a sus protagonistas, a pesar de no ser algo seguro. Lo importante es que siempre había una posibilidad de pensar positivamente, aunque dicha sensación era tan fuerte como la incertidumbre del porvenir.
-Los males de la sociedad parecían corroer a todos, menos a los protagonistas masculinos, que luchaban contra aquellos vencidos y víctimas de la cruel sociedad. No eran ejemplos de moral Nikander y Taisto, pero no eran delincuentes ni malas personas.

  Por el contrario, Iris es blanco de toda la crueldad de Kaurismäki, que hace que las adversidades la corroan, le quiten todas las esperanzas que tiene, rompiendo sus sueños e ilusiones, transformándolos en vanas fantasías.
Y toda desgracia parte gracias a que Iris sale de su trabajo y llega a otro: su casa, donde su dominante madre -que vive con su igualmente aprovechador pareja- la obliga a hacer todas las labores del hogar; además le quita el sueldo, que finalmente es el que mantiene la casa. Iris es la proveedora a la que nadie le agradece, y la cual no puede consentirse ni con su propio dinero bien ganado.
Es la única protagonista que no intenta escapar, ya que su encierro -principalmente psicológico, aunque también social y familiar- es demasiado grande como para enfrentarlo.
La pobre chica tiene una vida reprimida que espera ser cumplida alguna vez. Y cualquier indicio de que esa vida vaya a suceder, hace que sus ilusiones incrementen a altísimos niveles que, no obstante, sólo logran que la caída sea devastadoramente más larga y dolorosa.


  Obviamente, el filme no sería lo mismo sin su actriz protagonista, Kati Outinen, que interpreta magistralmente a esta muchacha que sufre las consecuencias de verse a sí misma como un individuo con sueños y deseos por cumplir.
Como es habitual en los personajes de Kaurismäki, Iris es increíblemente parca, de emoción contenida y actuación minimalista.
No tiene mucho que decir a través de sus expresiones faciales, sino en lo que no muestra, en lo que esconde y reprime. En cierta forma, su parquedad facial expresa mucho, pero la única forma de ver aquellos sentimientos escondidos es a través de sus ojos, que contienen toda la emoción que necesita el personaje, y que Kati Outinen logra transmitir perfectamente.
De hecho, es el único personaje realmente humano, el único que logra generar sentimientos positivos en mí, ya que todos los demás son seres totalmente despreciables.
Iris es el reflejo de lo que el dolor, la decepción y la ira pueden lograr en una persona. Es la putrefacción de la sociedad y la ciudad invadiendo a quienes la habitan.

  Mencionaba en "Ariel" que a Kaurismäki no le iban los sentimientos, especialmente cuando intentaba enfocarse mucho en ellos de manera más seria. Pues bien, en este filme, gracias a su actriz, dichos sentimientos se logran generar a la perfección, al menos hasta que empiezan a desaparecer deliberadamente, producto de la corrosión de la sociedad que rodea a Iris.
La Iris del final no es la misma del principio, porque ya sabe como es la vida, la sociedad, y cómo se debe actuar en ella. La Iris final es el producto de la sociedad en la que vive, y esa es la condena que debe sufrir por intentar buscar una vida propia.
Es curioso lo paradójico del final, ya que uno no sabe realmente si Iris logra ser una mujer libre, o si seguirá encerrada. Una auténtica tragedia.

  En fin, un filme que parece ser una bofetada a los dos primeros, en el sentido de que toda esperanza ambigua que se podía percibir desaparece completamente, dando paso a la soledad como condena, y el intento de revertir dicha soledad como el inicio de peores castigos.
Se termina una especia de viaje, iniciado optimistamente, con el pesimismo desolador de un Kaurismäki más negro que nunca. Notable cierre de una trilogía bastante recomendable, pero que quizás no sea para todos. De todas formas, nunca se nieguen alguna experiencia -buena o mala-.

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