6ixtynin9
Director: Pen-ek Ratanaruang
Hace unos cuantos días comenté la opera prima de este realizador tailandés: Fun Bar Karaoke, película que no terminó de gustarme -es más, para lo emocionado que estaba, quedé decepcionado-, pero que de ninguna forma era una aberración cinematográfica; tenía un desplante estético alucinante y una premisa interesante aunque mal construida. En otras palabras, eran los primeros pasos de un director a todas luces talentoso, dueño de un particular estilo para filmar, pero que no llegó a buen puerto con su debut. Con esta película nuevamente notamos ciertos rasgos en común con su cinta anterior, especialmente en lo argumentativo y narrativo, sólo que esta vez el resultado es mucho más satisfactorio y memorable. Definitivamente, desde su debut a esta segunda cinta Ratanaruang ya ha depurado su estilo, especialmente en los aspectos que hicieron de su opera prima una película fallida.
Tum es una secretaria que trabaja en una compañía de finanzas, que por cosas de la crisis financiera que asola al país, debe despedir parte del personal. Tristemente, la protagonista es una de las despedidas, por lo que vuelve a casa con un futuro incierto y muy poco dinero en el bolsillo. Sin embargo, a la mañana siguiente se encuentra con una sorpresa: frente a la puerta de su departamento aparece una caja llena de dinero. ¿Quién la dejó ahí? ¿De quién es el dinero? ¿Para quién va? Más importante: ¿qué hará ella con él? Sea cual sea su decisión, los problemas no se hacen esperar y la espiral de violencia correspondiente no deja de acechar a la buena de Tum.
Tanto la segunda cinta de Ratanaruang como su opera prima tienen un elemento en común, constituyendo a este como el eje central del relato: me refiero a la inevitable y poderosa presencia del azar, que con su caprichosa aleatoriedad puede cambiar por completo la vida de alguien, positiva o negativamente. Claro que hay diferencias entre una película y otra, especialmente porque en el debut del tailandés el azar estaba desaprovechado y su aporte en la construcción narrativa era débil y circunstancial -como en la vida misma, pero una película requiere un poco de orden, ¿no?-. Al contrario, en "6ixtynin9" el azar está utilizado magistralmente para que el flujo de acontecimientos transcurra sin pasos en falso, y mantenga la tensión de principio a fin -o al menos desde que aparezca la caja con dinero-. Este salto de calidad entre su primer y segundo filme demuestra la madurez de Ratanaruang para corregir todo aquello que hacía de su debut una película fallida.
A modo de resumen, en "Fun Bar Karaoke" el azar radica en ese espacio generado en la relación triangular entre Pu -la protagonista-, su padre y Noi -un joven que es su interés amoroso-. La gran gracia que buscaba la película era que Noi, debido a la imprudencia y terquedad del padre de Pu, tuviera que probablemente matarlo, sin saber que el viejo es padre de la chica de quien está enamorado -sentimiento recíproco, para complicar más la ecuación-. El azar es cruel, y ahí también yace la maldita ironía. El azar, entonces, era utilizado como el generador y sostén del desconocimiento de los personajes para con la persona que tienen en frente -ninguno de ellos sabe más de lo que tiene un par de metros frente a sí-, siendo este su principal error: no ser el motor narrativo de la historia. Su única función era señalar, casi con el dedo, lo gracioso y a la vez lamentable que es ver a estos personajes destruirse sin siquiera saberlo. El -mal- chiste de lastimar de alguna manera a quien quieres. Por desgracia, lo narrativo quedaba totalmente descuidado, especialmente porque estábamos ante un relato estático, que no avanza y que para peor es previsible: una vez relacionados los personajes, ya sabemos qué va a suceder. No al 100%, pero casi. La historia individual de cada personaje y los lazos que surgen entre ellos no aguantan el peso de una película completa; la tensión, la emoción y el interés se pierden bien temprano el metraje -la sensación de peligro se desvanece-. Como digo, una vez establecidos los lazos, la película se solaza en lo potencial e irónicamente fatal de estos, en vez dar más poder y presencia al azar como motor de un relato estancado y aletargado. La nota alta de la película era su aspecto estético, todavía deslumbrante en mi memoria -y también el elemento supersticioso, que otorgaba una frescura interesante-.
En cambio, "6ixtynin9" es una película que no repite estos errores y, para felicidad nuestra, se arma como un relato trepidante y sin descanso, a cada momento sucediendo situaciones que le pondrían los pelos de punta a cualquiera. Y, lo que es mejor, acá el azar sí está incluido y utilizado con sabiduría.
Ya desde el principio se puede notar la mano del azar: el jefe de Tum la llama a ella y las demás secretarias para avisar que, debido a la crisis financiera, tendrá que despedir a tres mujeres. Hasta ahí normal, hay crisis y algunas personas tienen que abandonar forzosamente el barco. Pero el jefe las considera una familia, y no quiere decidir él quien se va y quien no; mejor dejarlo en manos del destino: cada mujer saca un lápiz con un número en él. Posteriormente, y una vez que todas hayan sacado lápiz-número, el jefe saca papeles con los números de quienes se deben ir: Tum, nuestra protagonista, es despedida. Primer gran hecho azaroso. El segundo es la aparición de esa caja llena de dinero, justo cuando Tum más lo necesita. De ahí en adelante, muchos hechos azarosos y casualidades se sucederán uno tras otro, desde este extraño e inesperado suceso hasta un sangriento final. El principal acierto es que el azar es el leitmotiv de la película; no sólo los grandes y cruciales acontecimientos suceden debido a los caprichos del destino, sino que constantemente hay pequeños detalles, algunos de ellos incluso banales en primera instancia, que le podrían haber sucedido a cualquiera. Además, también vemos a variopintos personajes que se entrelazan de manera más cercana de lo que cualquiera pensaría, constituyendo otro punto de cruel ironía sobre estas personas. Puedes estar huyendo de unos malhechores y sin saberlo entablas conversación con alguien íntimo de ellos -por dar un ejemplo no sacado del filme-. El mundo es un lugar pequeño cuando menos lo necesitas. Y por esas cosas del destino, una persona común y corriente, ajena al mundo criminal y que probablemente jamás le haya hecho daño a nadie, se ve enfrentada a toda una legión de violencia desaforada. Por muy pequeño que sea ese leitmotiv, o por muy grande y crucial que sea, su presencia siempre supone un impulso en la historia, un llamado a determinada acción para que la historia transcurra sin problemas ni estancamientos.
Bajo esta mirada, el guión me parece excelente. No sólo por su construcción narrativa general, sino también por elementos más pequeños y casi sin importancia, elementos que luego demuestran tener mayor relevancia; por esos diálogos precisos y a veces punzantes; o por la sensacional manera de retratar a la protagonista, un pedazo de personaje con todas sus letras, interpretado estupendamente por Lalita Panyopas. A diferencia de su cinta anterior, ésta parte de un guión sólido y redondo. El azar, de carácter indomable e irritantemente imprevisto, ha sido, para propósitos de escritura, dominado con habilidad, dando como fruto una película cuyas casualidades nunca dan la impresión de ser forzadas ni mucho menos inverosímiles; lo improbable se materializa convincentemente y nuestra protagonista tiene que dar batalla ante el lío que se arma frente a sus ojos.
Ahora bien, ante esta depurada narrativa -con personajes mejor dibujados, tanto en lo personal como en su utilidad a la trama-, Ratanaruang logra imprimirle a su película sus señas de identidad, de un estilo que ya se deja ver en su irregular opera prima: composiciones notables y llamativas, primeros planos de personajes súbitamente enfrentados a infortunios, importante uso de la banda sonora -esta vez más comedido-, el toque de humor negro y surrealismo como elementos importantes, e inclusión de hechos y elementos propios de la cultura de su director -como vivir en un país en crisis-. Ingredientes que dan como resultado una atmósfera inquietante y de misterio, que por muy paradójico que suene, nace de una forma sobria y pausada de filmar. Por multitud de cosas que a lo largo del metraje vayan sucediendo, siempre hay una contención rítmica -ojo que esto no significa que sea lento o interrumpido- en total coherencia con la pulsión de los personajes, particular y especialmente con el de la protagonista, una mujer atrapada en una situación estresante que busca con urgencia la liberación de todo este entuerto. Ratanaruang no sólo demuestra madurez al corregir los errores narrativos de su cinta anterior, sino también en la depuración de un estilo fílmico que ya deslumbraba en su debut, pero que en esta ocasión termina siendo realmente potente y fantástico, sin dejar de ser él mismo.
Me llama la atención que digan que esta película es una comedia negra, ya que, sin negar que tiene un constante y agudo sentido del humor, no es lo que predomina; al contrario, me parece que esta es una película bastante seria y oscura, retratando cabalmente cómo un puñado de dinero puede desatar una masacre sangrienta, y cómo puede afectar a personas ajenas a los bajos fondos del alma y la ciudad -de Bangkok, para variar. No me quejo, me encanta como luce y se hace notar; es casi un personaje más: una urbe de descontrol, euforia y locura-. Que de vez en cuando se incluyan cuotas de humor absurdo entre asesinato y asesinato, no hace sino desenmascarar el chiste de una sociedad en lenta y perpetua agonía moral; reírse de situaciones violentas e inhumanas -o a pesar de ellas- es un claro síntoma de la desafección hacia el otro generalizado, primer paso en la decadente historia humana. Fiel reflejo de esto es el excelente personaje protagonista: Tum. Una mujer despedida que decide quedarse con un puñado de dinero. Probablemente cualquiera de nosotros tomaría tamaña cantidad de dinero, aún sabiendo que es probable que alguien malo llegue a buscarlo. Pero el instinto es más fuerte, y si tu futuro puede mejorar notablemente -especialmente si estas desempleado-, entonces tomas la oportunidad. No es que el común de los mortales se pueda hacer millonario así de la nada. Tristemente, nadie te prepara para lo que viene, y Tum está tan shockeada como lo estaría cualquiera. Ya no existe un "hacer lo correcto", sino la supervivencia. Cómo decides sobrevivir es cosa tuya, y la manera en que lo hace esta mujer es elocuente. Tum es un personaje profundo, bien dibujado y genialmente actuado. Tiene un arco argumental tremendo y sus acciones van explicando solas de qué es lo que, en el fondo, trata la película. De todas formas, no se puede decir nada malo de Tum, vive lo que tiene que vivir, hace lo que tiene que hacer. No es peor que los demás, pero de que algo se rompe dentro de ella, eso está claro.
Sin embargo, tengo que admitir que tengo fuertes diferencias de moral con el final. En esa situación, definitivamente yo habría actuado de manera distinta, lo cual demuestra el alcance moral -siempre vigente en sociedades como esta, generalmente dando culto al dinero y al yo- que tiene la cinta, y que todos somos distintos.
Un pequeño alcance: puede que el porqué llegó la caja con dinero frente a su puerta sea mucho más racional que el azar, pero no deja de constituir una casualidad propia de los malos entendidos, que suelen dar lugar a situaciones hilarantes e irónicas. Como se ha visto, los caprichos del destino son un chiste que nos tiene como protagonistas estrellas.
Para ir terminando, vuelvo a la excelente atmósfera creada por Ratanaruang: esta vez sin grandes secuencias vídeocliperas, tanto los momentos de mayor tensión y violencia como los de hipnótica quietud se resuelven con una sobriedad notable, especialmente en lo que respecta a la banda sonora que consta de unas pocas piezas musicales que suelen complementar bien la desazón de su protagonista, o las demás emociones que se logran generar. Además, sumado al toque humorístico del filme, también está el surreal, que viene a dejar en claro, en los pocos momentos donde ese surrealismo se asoma, cuánto puede calar en la consciencia humana tanta violencia -al menos en aquellos que no acostumbran a vivir rodeados de ella-. No por nada al final de la película se cita a Truman Capote con su "cuando dios te da un don, también te da un látigo". Hasta ahí llega la cita, pero Capote dijo más: "..., y el látigo es únicamente para autoflagelarse".
En fin, excelente película. Ratanaruang mejora notablemente lo hecho en su opera prima. Ahora de verdad que hace una película memorable. Además, el pájaro que Tum tiene en su departamento es bastante bonito y adorable. Me cae excelente, y eso que yo no soy un amante de los pájaros -hola, ornitofobia-. Spoiler: el pájaro no muere. Recomendable.
PD: Y cómo olvidar la final de la copa del mundo. Genial que haya ganado Alemania, totalmente merecido. Ganó el mejor equipo con mejor fútbol. Viva ellos. Ojalá ganen más copas, históricamente lo merecen -y por lo actual también-.
Tum es una secretaria que trabaja en una compañía de finanzas, que por cosas de la crisis financiera que asola al país, debe despedir parte del personal. Tristemente, la protagonista es una de las despedidas, por lo que vuelve a casa con un futuro incierto y muy poco dinero en el bolsillo. Sin embargo, a la mañana siguiente se encuentra con una sorpresa: frente a la puerta de su departamento aparece una caja llena de dinero. ¿Quién la dejó ahí? ¿De quién es el dinero? ¿Para quién va? Más importante: ¿qué hará ella con él? Sea cual sea su decisión, los problemas no se hacen esperar y la espiral de violencia correspondiente no deja de acechar a la buena de Tum.
Tanto la segunda cinta de Ratanaruang como su opera prima tienen un elemento en común, constituyendo a este como el eje central del relato: me refiero a la inevitable y poderosa presencia del azar, que con su caprichosa aleatoriedad puede cambiar por completo la vida de alguien, positiva o negativamente. Claro que hay diferencias entre una película y otra, especialmente porque en el debut del tailandés el azar estaba desaprovechado y su aporte en la construcción narrativa era débil y circunstancial -como en la vida misma, pero una película requiere un poco de orden, ¿no?-. Al contrario, en "6ixtynin9" el azar está utilizado magistralmente para que el flujo de acontecimientos transcurra sin pasos en falso, y mantenga la tensión de principio a fin -o al menos desde que aparezca la caja con dinero-. Este salto de calidad entre su primer y segundo filme demuestra la madurez de Ratanaruang para corregir todo aquello que hacía de su debut una película fallida.
A modo de resumen, en "Fun Bar Karaoke" el azar radica en ese espacio generado en la relación triangular entre Pu -la protagonista-, su padre y Noi -un joven que es su interés amoroso-. La gran gracia que buscaba la película era que Noi, debido a la imprudencia y terquedad del padre de Pu, tuviera que probablemente matarlo, sin saber que el viejo es padre de la chica de quien está enamorado -sentimiento recíproco, para complicar más la ecuación-. El azar es cruel, y ahí también yace la maldita ironía. El azar, entonces, era utilizado como el generador y sostén del desconocimiento de los personajes para con la persona que tienen en frente -ninguno de ellos sabe más de lo que tiene un par de metros frente a sí-, siendo este su principal error: no ser el motor narrativo de la historia. Su única función era señalar, casi con el dedo, lo gracioso y a la vez lamentable que es ver a estos personajes destruirse sin siquiera saberlo. El -mal- chiste de lastimar de alguna manera a quien quieres. Por desgracia, lo narrativo quedaba totalmente descuidado, especialmente porque estábamos ante un relato estático, que no avanza y que para peor es previsible: una vez relacionados los personajes, ya sabemos qué va a suceder. No al 100%, pero casi. La historia individual de cada personaje y los lazos que surgen entre ellos no aguantan el peso de una película completa; la tensión, la emoción y el interés se pierden bien temprano el metraje -la sensación de peligro se desvanece-. Como digo, una vez establecidos los lazos, la película se solaza en lo potencial e irónicamente fatal de estos, en vez dar más poder y presencia al azar como motor de un relato estancado y aletargado. La nota alta de la película era su aspecto estético, todavía deslumbrante en mi memoria -y también el elemento supersticioso, que otorgaba una frescura interesante-.
En cambio, "6ixtynin9" es una película que no repite estos errores y, para felicidad nuestra, se arma como un relato trepidante y sin descanso, a cada momento sucediendo situaciones que le pondrían los pelos de punta a cualquiera. Y, lo que es mejor, acá el azar sí está incluido y utilizado con sabiduría.
Ya desde el principio se puede notar la mano del azar: el jefe de Tum la llama a ella y las demás secretarias para avisar que, debido a la crisis financiera, tendrá que despedir a tres mujeres. Hasta ahí normal, hay crisis y algunas personas tienen que abandonar forzosamente el barco. Pero el jefe las considera una familia, y no quiere decidir él quien se va y quien no; mejor dejarlo en manos del destino: cada mujer saca un lápiz con un número en él. Posteriormente, y una vez que todas hayan sacado lápiz-número, el jefe saca papeles con los números de quienes se deben ir: Tum, nuestra protagonista, es despedida. Primer gran hecho azaroso. El segundo es la aparición de esa caja llena de dinero, justo cuando Tum más lo necesita. De ahí en adelante, muchos hechos azarosos y casualidades se sucederán uno tras otro, desde este extraño e inesperado suceso hasta un sangriento final. El principal acierto es que el azar es el leitmotiv de la película; no sólo los grandes y cruciales acontecimientos suceden debido a los caprichos del destino, sino que constantemente hay pequeños detalles, algunos de ellos incluso banales en primera instancia, que le podrían haber sucedido a cualquiera. Además, también vemos a variopintos personajes que se entrelazan de manera más cercana de lo que cualquiera pensaría, constituyendo otro punto de cruel ironía sobre estas personas. Puedes estar huyendo de unos malhechores y sin saberlo entablas conversación con alguien íntimo de ellos -por dar un ejemplo no sacado del filme-. El mundo es un lugar pequeño cuando menos lo necesitas. Y por esas cosas del destino, una persona común y corriente, ajena al mundo criminal y que probablemente jamás le haya hecho daño a nadie, se ve enfrentada a toda una legión de violencia desaforada. Por muy pequeño que sea ese leitmotiv, o por muy grande y crucial que sea, su presencia siempre supone un impulso en la historia, un llamado a determinada acción para que la historia transcurra sin problemas ni estancamientos.
Bajo esta mirada, el guión me parece excelente. No sólo por su construcción narrativa general, sino también por elementos más pequeños y casi sin importancia, elementos que luego demuestran tener mayor relevancia; por esos diálogos precisos y a veces punzantes; o por la sensacional manera de retratar a la protagonista, un pedazo de personaje con todas sus letras, interpretado estupendamente por Lalita Panyopas. A diferencia de su cinta anterior, ésta parte de un guión sólido y redondo. El azar, de carácter indomable e irritantemente imprevisto, ha sido, para propósitos de escritura, dominado con habilidad, dando como fruto una película cuyas casualidades nunca dan la impresión de ser forzadas ni mucho menos inverosímiles; lo improbable se materializa convincentemente y nuestra protagonista tiene que dar batalla ante el lío que se arma frente a sus ojos.
Ahora bien, ante esta depurada narrativa -con personajes mejor dibujados, tanto en lo personal como en su utilidad a la trama-, Ratanaruang logra imprimirle a su película sus señas de identidad, de un estilo que ya se deja ver en su irregular opera prima: composiciones notables y llamativas, primeros planos de personajes súbitamente enfrentados a infortunios, importante uso de la banda sonora -esta vez más comedido-, el toque de humor negro y surrealismo como elementos importantes, e inclusión de hechos y elementos propios de la cultura de su director -como vivir en un país en crisis-. Ingredientes que dan como resultado una atmósfera inquietante y de misterio, que por muy paradójico que suene, nace de una forma sobria y pausada de filmar. Por multitud de cosas que a lo largo del metraje vayan sucediendo, siempre hay una contención rítmica -ojo que esto no significa que sea lento o interrumpido- en total coherencia con la pulsión de los personajes, particular y especialmente con el de la protagonista, una mujer atrapada en una situación estresante que busca con urgencia la liberación de todo este entuerto. Ratanaruang no sólo demuestra madurez al corregir los errores narrativos de su cinta anterior, sino también en la depuración de un estilo fílmico que ya deslumbraba en su debut, pero que en esta ocasión termina siendo realmente potente y fantástico, sin dejar de ser él mismo.
Me llama la atención que digan que esta película es una comedia negra, ya que, sin negar que tiene un constante y agudo sentido del humor, no es lo que predomina; al contrario, me parece que esta es una película bastante seria y oscura, retratando cabalmente cómo un puñado de dinero puede desatar una masacre sangrienta, y cómo puede afectar a personas ajenas a los bajos fondos del alma y la ciudad -de Bangkok, para variar. No me quejo, me encanta como luce y se hace notar; es casi un personaje más: una urbe de descontrol, euforia y locura-. Que de vez en cuando se incluyan cuotas de humor absurdo entre asesinato y asesinato, no hace sino desenmascarar el chiste de una sociedad en lenta y perpetua agonía moral; reírse de situaciones violentas e inhumanas -o a pesar de ellas- es un claro síntoma de la desafección hacia el otro generalizado, primer paso en la decadente historia humana. Fiel reflejo de esto es el excelente personaje protagonista: Tum. Una mujer despedida que decide quedarse con un puñado de dinero. Probablemente cualquiera de nosotros tomaría tamaña cantidad de dinero, aún sabiendo que es probable que alguien malo llegue a buscarlo. Pero el instinto es más fuerte, y si tu futuro puede mejorar notablemente -especialmente si estas desempleado-, entonces tomas la oportunidad. No es que el común de los mortales se pueda hacer millonario así de la nada. Tristemente, nadie te prepara para lo que viene, y Tum está tan shockeada como lo estaría cualquiera. Ya no existe un "hacer lo correcto", sino la supervivencia. Cómo decides sobrevivir es cosa tuya, y la manera en que lo hace esta mujer es elocuente. Tum es un personaje profundo, bien dibujado y genialmente actuado. Tiene un arco argumental tremendo y sus acciones van explicando solas de qué es lo que, en el fondo, trata la película. De todas formas, no se puede decir nada malo de Tum, vive lo que tiene que vivir, hace lo que tiene que hacer. No es peor que los demás, pero de que algo se rompe dentro de ella, eso está claro.
Sin embargo, tengo que admitir que tengo fuertes diferencias de moral con el final. En esa situación, definitivamente yo habría actuado de manera distinta, lo cual demuestra el alcance moral -siempre vigente en sociedades como esta, generalmente dando culto al dinero y al yo- que tiene la cinta, y que todos somos distintos.
Un pequeño alcance: puede que el porqué llegó la caja con dinero frente a su puerta sea mucho más racional que el azar, pero no deja de constituir una casualidad propia de los malos entendidos, que suelen dar lugar a situaciones hilarantes e irónicas. Como se ha visto, los caprichos del destino son un chiste que nos tiene como protagonistas estrellas.
Para ir terminando, vuelvo a la excelente atmósfera creada por Ratanaruang: esta vez sin grandes secuencias vídeocliperas, tanto los momentos de mayor tensión y violencia como los de hipnótica quietud se resuelven con una sobriedad notable, especialmente en lo que respecta a la banda sonora que consta de unas pocas piezas musicales que suelen complementar bien la desazón de su protagonista, o las demás emociones que se logran generar. Además, sumado al toque humorístico del filme, también está el surreal, que viene a dejar en claro, en los pocos momentos donde ese surrealismo se asoma, cuánto puede calar en la consciencia humana tanta violencia -al menos en aquellos que no acostumbran a vivir rodeados de ella-. No por nada al final de la película se cita a Truman Capote con su "cuando dios te da un don, también te da un látigo". Hasta ahí llega la cita, pero Capote dijo más: "..., y el látigo es únicamente para autoflagelarse".
En fin, excelente película. Ratanaruang mejora notablemente lo hecho en su opera prima. Ahora de verdad que hace una película memorable. Además, el pájaro que Tum tiene en su departamento es bastante bonito y adorable. Me cae excelente, y eso que yo no soy un amante de los pájaros -hola, ornitofobia-. Spoiler: el pájaro no muere. Recomendable.
PD: Y cómo olvidar la final de la copa del mundo. Genial que haya ganado Alemania, totalmente merecido. Ganó el mejor equipo con mejor fútbol. Viva ellos. Ojalá ganen más copas, históricamente lo merecen -y por lo actual también-.
Lluvia de capturas
Ratanaruang es de mis directores favoritos. Es cierto que "6ixtynin9" es una película más lograda (aunque eso parece acercarlo por momentos al cine de acción hongkonés), pero a mí "Fun bar karaoke" me gusta porque me parece más sugerente y arriesgada. Aunque si estos son tus primeros vistazos a este director, te falta todavía lo mejor, su filmografía es algo fantástico.
ResponderBorrarSaludos.
No he visto más de Ratanaruang básicamente porque Monrak Transistor se demoró un montón en descargarse -aquí uno estando en vilo a la espera de que la barrita llegue al cien porciento-. La buena noticia es que ya está lista. La mala -depende- es que antes me terminaré la filmografía de Ceylan. Como sea, supongo que la voy a pasar genial. Con respecto a "Fun bar karaoke", sí concuerdo en que es más arriesgada que la peli de esta entrada, que tiene un desarrollo un poco clásico -por así decirlo-. No obstante, me quedo con el "6ixtynin9", entre ambas posibilidades. Al menos ambas son propuestas muy interesantes cuanto menos, guste una más que la otra.
BorrarSaludos.