Director: Tim Van Patten
Mientras más grande la pantalla mejor. Acabo de volver de la casa de mi abuelo, a dos cuadras de la mía (no sé si cuadras cuadras, quizás un equivalente, pero nuestras casas están muy cerca, vivimos en la misma villa). Vimos "Reservoir Dogs". Él usa la cuenta Netflix de una amigo de un amigo de mi hermana. Estaba navegando por el catálogo (que, debo admitirlo, no está nada mal: hay películas de Sergio Leone, por dios santo. Por otra parte, una cosa es que Netflix no esté tan tan mal como videoclub virtual, aunque el populacho siempre ve lo que dicen los medios y los twitteros influyentes, y otra cosa muy distinta es Netflix como generador de contenido y monopolizado modelo de negocios) y encuentro la opera prima de Tarantino, y le digo a mi abuelo "¿la has visto?", porque a él le gusta Tarantino, y me dice que no, que no la conocía, y yo le digo "¿no?", y me confirma que no, así que le doy al play y no tenía planeado quedarme mucho, ver a lo más la escena inicial, pero qué puedo decir, estaba deslumbrado con lo bien que se veía en esa pantalla de cincuenta pulgadas. ¿Se imaginan ver una película así en pantalla grande y, además, con una copia de 35mm? Uf, de solo imaginarlo... También me dijo que vio los nuevos episodios de "Black Mirror". A él le gusta "Black Mirror". Yo no digo nada. Lo digo todo acá. Además, para qué aguarle la fiesta. Para eso me tienen acá, jijiji...
Hoy también me rapé al cero. Mucho calor. El pelo largo me da calor; hace que me demore mucho en la ducha, y después me demoro en secarlo con la toalla y lo peor es que igual queda húmedo, y al hacer ejercicio se me queda todo pegoteado en la cara, el cuello... No, si es una maldita molestia. Mientras me rapaba pensé si me estaba quedando el mismo peinado que Hopey Glass llevaba cuando recién conoció a Maggie Chascarrillo, que a todo esto es (casi) el mismo peinado de nuestra buena amiga Tank Girl. ¿Recuerdan cuando comenté la película de "Tank Girl"? ¿Recuerdan que dije que la película es mala malísima aunque como adaptación podía ser pasable en tanto respetaba el espíritu festivo y desvergonzado del cómic, pudiendo inventar cualquier disparate argumental sin inmutarse ni un poco? La diferencia fundamental entre cómic y película era la actitud: el primero tiene pura mala leche, patea pelotas, es sarcasmo que quema y su protagonista es un bello y ofensivo animal salvaje; por otro lado, la película era light, su tono era pueril, inocuo, a kilómetros del afán transgresor del original comiquero. En cualquier caso, quedé pelado pelado. Ahora las duchas son de cinco minutos. Nada. Qué más se puede pedir, digo yo.
"Hang the DJ" es el cuarto episodio que vi porque no duraba tanto y porque el director es Tim Van Patten, encargado de algunos de los mejores episodios de "Boardwalk Empire". Eso sí, la premisa argumental no me gustaba nada de nada, no me gustaba narinas, no me gustaba naranjas...
¿Y qué tenemos? Ugh... El aspirante a "San Junipero" de la temporada... Lo que hay que soportar, viejo. Es decir, estamos ante una sosa, empalagosa, cursi y ultra-mega-previsible comedia romántica tontorrona de pueril, mejor dicho infantil, casi descerebrado sentido del humor que nos sumerge en otra puta distopía de "atmósfera onírica" (¿en qué lugar viven?, parece una puta maqueta, ¿los personajes trabajan o viven gratis en ese extraño server?) en donde los protagonistas deben liberarse (despertar) del yugo tecnológico para poder estar juntos y no ser unos putos autómatas. Prefiero la violenta mordacidad y el ácido surrealismo de "The Lobster". En fin... Se nos cuenta la historia de un chico (el actor se llama Joe Cole... no, no es el futbolista) y una chica que se conocen gracias a una aplicación que te va emparejando con extraños y que más encima te dice cuánto tiempo debes pasar con ellos, así reúne información que, tiempo después, le permite encontrar a tu media naranja. El caso es que este chico y esta chica, que son primerizos en la aplicación (la cual te exige total obediencia), se enamoran de inmediato, perdidamente, como sólo se enamoran los adolescentes que creen que la magia existe y que todos los días de una relación deben ser como la primera cita (por eso después hay gente que no aguanta las "peleas" de quién saca la basura o quién lava la loza o quién cocina o quién tiene la razón: no encuentran la belleza de la cotidianidad, del desacuerdo, del roce). Por desgracia para ellos, la aplicación dice que deben ver a otras personas (él se ve con otras chicas; ella se ve con otros chicos... por ahí Brooker recuerda que las chicas también pueden estar con chicas, así que por unos cinco segundos se da a entender que hubo sexo lésbico... uuuhhh...), y como todo es tan obvio, todas las personas con las que salen son molestas, pesadas, etc., y nuestros protagonistas no dejan de añorarse, de extrañar sus chistes tontos y su condescendencia sentimental. Y lo típico: "a la mierda el sistema", "la aplicación no cuenta emociones", "el amor no es información, no es una plantilla excel", "vámonos, huyamos, estemos juntos". Así, entre supuestas metáforas romántico-sociales y artificiales y convenientes recursos de guión que precipitan una trama incapaz de avanzar por sí sola, llegamos a un giro final para nada sorprendente que jura que esto de las simulaciones virtuales son algo nuevo (ejem... "San Junipero" es ¡DEL AÑO PASADO!, ¡trata de inventar y contar algo diferente, Charlie Brooker!). Y nadie acusó el golpe: la feble y superficial crítica (Brooker en estado puro) a estos jovencitos que lo quieren todo en bandeja, que son incapaces de enfrentar la frustración y tomar decisiones, que explotan si algo no es como lo imaginaron en sus cabecitas de peluche, que no pueden vivir sin un sistema que organice sus vidas (aplicación de citas, dinero de padres, lo-que-sea) aunque se la pasen diciendo que todo estaría mejor sin un sistema que lo controle todo. Es más fácil ver la "bonita" y "adorable" historia de amor.
Este episodio debería durar con suerte quince minutos, máximo, pero en vez de ello se alarga casi una hora. Hay que tener paciencia. ¿Y qué fue del Tim Van Patten brutal y visceral de "Boardwalk Empire"? No sabía que la moda indie Sundance estaba llegando a "Black Mirror". Tampoco sabía que para conquistar a alguien ahora basta con ser experto en small talk y referencias pop (¡dónde quedó la naturalidad y la autenticidad!, ¡dónde están las Locas, los Peanuts, los Stray Bullets, los Malas Ventas, las Ghost World, los Bradleys, las películas románticas de antaño con personajes de verdad, complejos y reales!). La gente adora este tipo de relaciones cuando las ve en pantalla, porque si tuvieran en frente a una persona tan ingenua, infantil y torpe (algunos hasta osan autodenominarse "nerds") como nuestros protagonistas, los mandarían a la punta del cerro sin pensarlo dos veces. Vaya hipocresía. Un asco de episodio. Menos mal me corto el pelo porque si no es el pelo serían las venas. ¿Por qué creen que me rapé por primera vez tres semanas después de haber comenzado la universidad, hace seis largos y fugaces años?
¿Y qué tenemos? Ugh... El aspirante a "San Junipero" de la temporada... Lo que hay que soportar, viejo. Es decir, estamos ante una sosa, empalagosa, cursi y ultra-mega-previsible comedia romántica tontorrona de pueril, mejor dicho infantil, casi descerebrado sentido del humor que nos sumerge en otra puta distopía de "atmósfera onírica" (¿en qué lugar viven?, parece una puta maqueta, ¿los personajes trabajan o viven gratis en ese extraño server?) en donde los protagonistas deben liberarse (despertar) del yugo tecnológico para poder estar juntos y no ser unos putos autómatas. Prefiero la violenta mordacidad y el ácido surrealismo de "The Lobster". En fin... Se nos cuenta la historia de un chico (el actor se llama Joe Cole... no, no es el futbolista) y una chica que se conocen gracias a una aplicación que te va emparejando con extraños y que más encima te dice cuánto tiempo debes pasar con ellos, así reúne información que, tiempo después, le permite encontrar a tu media naranja. El caso es que este chico y esta chica, que son primerizos en la aplicación (la cual te exige total obediencia), se enamoran de inmediato, perdidamente, como sólo se enamoran los adolescentes que creen que la magia existe y que todos los días de una relación deben ser como la primera cita (por eso después hay gente que no aguanta las "peleas" de quién saca la basura o quién lava la loza o quién cocina o quién tiene la razón: no encuentran la belleza de la cotidianidad, del desacuerdo, del roce). Por desgracia para ellos, la aplicación dice que deben ver a otras personas (él se ve con otras chicas; ella se ve con otros chicos... por ahí Brooker recuerda que las chicas también pueden estar con chicas, así que por unos cinco segundos se da a entender que hubo sexo lésbico... uuuhhh...), y como todo es tan obvio, todas las personas con las que salen son molestas, pesadas, etc., y nuestros protagonistas no dejan de añorarse, de extrañar sus chistes tontos y su condescendencia sentimental. Y lo típico: "a la mierda el sistema", "la aplicación no cuenta emociones", "el amor no es información, no es una plantilla excel", "vámonos, huyamos, estemos juntos". Así, entre supuestas metáforas romántico-sociales y artificiales y convenientes recursos de guión que precipitan una trama incapaz de avanzar por sí sola, llegamos a un giro final para nada sorprendente que jura que esto de las simulaciones virtuales son algo nuevo (ejem... "San Junipero" es ¡DEL AÑO PASADO!, ¡trata de inventar y contar algo diferente, Charlie Brooker!). Y nadie acusó el golpe: la feble y superficial crítica (Brooker en estado puro) a estos jovencitos que lo quieren todo en bandeja, que son incapaces de enfrentar la frustración y tomar decisiones, que explotan si algo no es como lo imaginaron en sus cabecitas de peluche, que no pueden vivir sin un sistema que organice sus vidas (aplicación de citas, dinero de padres, lo-que-sea) aunque se la pasen diciendo que todo estaría mejor sin un sistema que lo controle todo. Es más fácil ver la "bonita" y "adorable" historia de amor.
Este episodio debería durar con suerte quince minutos, máximo, pero en vez de ello se alarga casi una hora. Hay que tener paciencia. ¿Y qué fue del Tim Van Patten brutal y visceral de "Boardwalk Empire"? No sabía que la moda indie Sundance estaba llegando a "Black Mirror". Tampoco sabía que para conquistar a alguien ahora basta con ser experto en small talk y referencias pop (¡dónde quedó la naturalidad y la autenticidad!, ¡dónde están las Locas, los Peanuts, los Stray Bullets, los Malas Ventas, las Ghost World, los Bradleys, las películas románticas de antaño con personajes de verdad, complejos y reales!). La gente adora este tipo de relaciones cuando las ve en pantalla, porque si tuvieran en frente a una persona tan ingenua, infantil y torpe (algunos hasta osan autodenominarse "nerds") como nuestros protagonistas, los mandarían a la punta del cerro sin pensarlo dos veces. Vaya hipocresía. Un asco de episodio. Menos mal me corto el pelo porque si no es el pelo serían las venas. ¿Por qué creen que me rapé por primera vez tres semanas después de haber comenzado la universidad, hace seis largos y fugaces años?
..."¡tiene cabeza de testículo, tiene cabeza de testículo!"...
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