Director: Samuel Fuller
Ojo, esta película no está marcada.
Me invitaron a ver "The Big Red One", de Samuel Fuller, la versión restaurada y alargada (de casi tres horas), la más cercana a la visión que su director tuvo de ella, pues en la época de su estreno, el montaje original de seis horas fue mutilado a un corte de dos, y con los años mucho material se fue perdiendo.
"The Big Red One" es una película autobiográfica, basada en las propias vivencias de Fuller durante la Segunda Guerra Mundial. Es una película que tuvo en mente décadas, hasta que finalmente pudo realizarla, no sin inconvenientes y, como es usual en él, ajustándose a presupuestos reducidos. No es una película, ciertamente, sobre discursos patrioteros, propagandísticos, ni tampoco sobre lugares comunes como la épica del compañerismo o la profunda maldad del enemigo, ni tampoco sobre acomodaticias críticas que tienen más consignas que verdaderas reflexiones, si bien el filme tiene un marcado carácter antibélico, una mirada desencantada y una ejecución áspera y cruda. En realidad Fuller retrata cómo fue la guerra o como es la guerra para sus personajes, destinados de un campo de batalla a otro, como en una espiral sin fin, en donde lo primordial es sobrevivir, sin dejar mucho tiempo para la nostalgia o para escupir sobre el cadáver metafórico de los políticos; los personajes o no hablan mucho o hablan sobre cosas más o menos banales, acostumbrados como están al sonido de las balas, al estruendo de las explosiones y a que de repente un soldado amigo ya no esté porque de seguro su cadáver ya ha sido arrastrado por el río. No estamos hablando de un argumento propiamente tal, si bien cada destino (Bélgica, Sicilia, el norte de África, etc.) tiene su suerte de arco dramático propio, aunque, ya se ha dicho, el pilar fundamental del relato completo es la supervivencia, ser más listos y más letales que el enemigo, básicamente en las mismas que tú. Desde luego, hay espacio para el sentido del humor (como la surrealista escena de la mujer que da a luz dentro de un tanque), para secuencias enteras de una tensión asfixiante, para momentos poéticos y de gran humanidad, porque he ahí otra característica de esta obra: no muestra la guerra como una hazaña, tampoco la retrata como un infierno total, y si sus personajes no son héroes, tampoco son deshumanizadas y amorales máquinas de matar, nada es blanco o negro en esta historia, estos chicos (liderados por el veterano Lee Marvin) siguen siendo casi los mismos, pero con las impresiones del horror en sus retinas. Hay espacio para, digamos, lo bueno y lo malo, para las sonrisas, la calma, y para la ira y la furia.
Interesante que Samuel Fuller se adelante a las películas de guerra de los ochenta, casi todas, en todo caso, centradas en la Guerra de Vietnam. "The Big Red One" le da mil patadas en el trasero a "Platoon", la de Oliver Stone, por ejemplo.
Excelente película, la primera que verdaderamente me gusta de Samuel Fuller. Quizás sea por lo monumental de sus intenciones, por esa gran ambición cuya vastedad puede adoptar ricas y variadas posibilidades narrativas y dramáticas, y que acá se pueden apreciar constantemente.
Interesante que Samuel Fuller se adelante a las películas de guerra de los ochenta, casi todas, en todo caso, centradas en la Guerra de Vietnam. "The Big Red One" le da mil patadas en el trasero a "Platoon", la de Oliver Stone, por ejemplo.
Excelente película, la primera que verdaderamente me gusta de Samuel Fuller. Quizás sea por lo monumental de sus intenciones, por esa gran ambición cuya vastedad puede adoptar ricas y variadas posibilidades narrativas y dramáticas, y que acá se pueden apreciar constantemente.
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