Director: Gabriele Muccino
Oh where, oh where, can my ba... Ejem, creo que me equivoqué de último beso, jojo. Cuando tenía 15 o 16 años, es decir el 2009 o 2010, llegaba a mi casa cerca de las 14 horas (salía temprano del colegio, aunque eso implica que tenía que entrar súper temprano y despertarme súper temprano) y por lo general, se supone, tenía que estudiar todas las basuras que me metían por la garganta, pero como me quedaba solo hasta bien entrada la tarde, solía hacer otras cosas, como ver "Bleach" en internet (vi como sesenta episodios, ni idea por qué no seguí viéndola, y eso que la trama se estaba poniendo buenísima), ver las películas que un compañero me regalaba (pirata de las películas, el buen hombre me introdujo a Tarantino, Rodríguez y Kubrick) en mi dvd o en la tele, cuando encontraba algo bueno en la programación de la revista del cable. "L'ultimo bacio" era uno de los destacados del día, y aunque no era mi tipo de película en aquel entonces, no tenía nada útil que hacer y, por alguna razón, me atrajo la manera en que se escribía tan bien de ella. Así que me tiré en mi cama, prendí la tele y vi esta película italiana que me encantó y cuyas imágenes se me quedaron grabadas a fuego en la memoria. El problema era que no recordaba cómo demonios se llamaba ni mucho menos quién la había dirigido, así que por mucho tiempo me resigné a que quizás no la volvería a ver o, peor, a recordarla como un fantasma o incluso una fantasía incierta. Intenten buscar en google con esto: "comedia dramática italiana de matrimonios e infidelidades y gritos, relativamente nueva". El milagro ocurrió hace no mucho tiempo, cuando, mientras daban "The pursuit of happyness" en la tele (no le presté mucha atención pues la vi el año de su estreno, y no la he vuelto a ver de inicio a fin otra vez), me pregunté quién era su director, así que busco en internet y encuentro la respuesta: Gabriele Muccino. Nada para celebrar hasta que, claro, indago en su filmografía y me encuentro con una llamada "L'ultimo bacio", nombre que no me decía mucho hasta que leo su sinopsis y veo el trailer y ¡shazam!: ¡era la película que estaba buscando! Qué maravilla, dios mío. ¿Se puede disfrutar tanto viendo una película? Pues claro que sí...