Directores: Joel & Ethan Coen
Si hace unos cuantos días les escribía mi apreciación sobre la opera prima de los hermanos Coen, Blood Simple, ahora les escribo sobre la última que han dirigido, que nos llega luego de casi tres años de su último filme, "True Grit". Pero les aseguro que la espera ha valido la pena -para mí siempre vale la pena tratándose de estos hermanos-.
Este filme trata sobre Llewyn Davis, un talentoso músico de folk que intenta hacerse conocido con su música en la escena folk de New York el año 1961. Pero claro, no todo es color de rosas, y Llewyn Davis tiene que enfrentar e intentar sobrellevar las dificultades de su estilo de vida. No tiene un lugar donde dormir -lo hace en la casa de amigos o conocidos, donde lo acepten-, no toca en muchos lugares, casi no tiene dinero, y constantemente tiene que enfrentar algunos fracasos. La vida del músico es difícil. La trama de este filme puede sonar corta o insuficiente, pero el tema que trata da para contar una gran historia, y lo hace.
Los hermanos bromeaban en algunas entrevistas con que "el filme realmente no tenía una historia, así que decidimos meter al gato a la película". Así es, para los irritantes amantes de los gatos, en este filme vemos como este gato sirve como un elemento que hace que el protagonista se mueva y genere alguno que otro conflicto. No me tengo de que quejar, el gato sirve, y en algunos momentos es bastante divertido.
La historia de este filme fue inventada por los hermanos Coen, pero con varios elementos reales de la época, como la portada del disco "Inside Llewyn Davis", igual a "Inside Dave Van Ronk" -sin mencionar el título del disco-. No es, entonces, difícil de notar que este filme tiene harta inspiración en las memorias póstumas de Van Ronk. Los Coen utilizan datos y hechos que realmente sucedieron para construir la atmósfera del relato, que se siente como un homenaje, una muestra de respeto a la música folk y a quienes la tocaban. Los Coen son admiradores del folk, y también de Bob Dylan, lo cual explica que en cierto momento del filme, mientras Llewyn Davis deja el bar, mire al escenario y vea a un joven tocando la guitarra y la armónica. Los Coen filman una historia simple pero potente. La idea es mostrar la vida del folk: lo mejor cuando está tocando sobre el escenario, y lo no tan bueno cuando tiene que salir a intentar buscar lugar donde dormir.
(Los hermanos Coen conocieron a Bob Dylan a los 10 años en un campamento de verano en Minnesota, estado donde nacieron los tres. Incluso hablaron con su mamá).
Como no, la música de este filme está muy bien cuidada, y al igual que la fotografía, es muy evocadora. En este filme el director de fotografía no es Roger Deakins -el habitual de los Coen-, sino Bruno Delbonnel, y su trabajo es tremendo. No sólo evoca desolación, soledad, pesimismo, y el mismo frío del crudo invierno que complica más la vida de Llewyn Davis, también logra generar lo contrario. Lo bueno.
La música está presente en todo el metraje de la película, y los actores cantan ellos mismos las canciones de Dave Van Ronk -y otros-. Al principio, vemos como Llewyn Davis toca frente a unos cuantos en un bar, y como admiran su música. Una canción entera, ininterrumpida, donde lo único que hay que hacer es disfrutarla mientras dure -la fotografía en este escena es genial-. Lo bueno es que en ningún momento siento que la música sea muy invasiva -al contrario de varios musicales y su exagerada grandilocuencia-. Cada vez que suena alguna es el momento adecuado, porque la canción en sí contiene mucha emoción y experiencias reales -no es de extrañar, dado que se inspiran bastante en el blues, otra música que en sus inicios registraba el dolor de los esclavos a través de sus melodías-.
La labor de los actores es muy buena. Partiendo por el resto del reparto que no es Oscar Isaac -quien interpreta a Llewyn Davis-. Si bien el resto de los personajes aparece poco y a veces en un par de secuencias, al menos se puede decir que actúan bien como sus respectivos personajes. Carey Mulligan es la amargada, malhumorada y ofensiva Jean, el personaje más frecuente del filme. Me gusta su personaje y lo que hace y lo que ello significa para Llewyn Davis, pero a veces abusa del enojo. Cuando la vean lo notarán. De todas formas, es un muy buen personaje y hasta cierto punto adorable y simpática.
John Goodman -el eterno colaborador de los Coen- se nota cómodo en su rol de un desconsiderado manager del jazz en su segmento al estilo road movie. Justin Timberlake cumple, y lo mismo con los demas actores. Insisto, no aparecen mucho como para mencionarlos detalladamente. Sólo debo decir que lo hacen bien. Son lo personajes variopintos de cualquier escena musical.
En cambio Oscar Isaac, en vista de que es el protagonista del filme y quien más aparece, logra transmitir todo lo relativo a su personaje. Entiendo cuando está de mal humor o cabizbajo. Si los demás personajes no aparecen mucho es porque este filme, en el fondo, es sobre la soledad de Llewyn Davis. Es un personaje muy bien desarrollado, complejo y con varios niveles a descifrar. Alguien afectado por las adversidades, pero que intenta salir del hoyo en el que está y alcanzar su meta de poder vivir bien de su música. No vemos todo el desarrollo de Llewyn Davis, pero sí vemos lo suficiente como para entender y ver dentro de él. No es un filme que nos da todas las respuestas de este músico, sino que nos hace preguntas a partir de él, preguntas que trascienden su misma persona.
Pero no todo es drama, y en el filme de vez en cuando se asoman momentos muy divertidos, demostrando la capacidad de los Coen para mostrar la vida tal como es: dramática pero siempre con pasajes divertidos. Vemos cosas realmente duras -no por lo explícito- que pegan en el momento en que uno piensa en ello. Vemos lo dura de la vida de Llewyn Davis, que intenta salir de su miseria aunque la vida lo deje en el mismo lugar del que quiere salir. Pero en varias ocasiones los Coen nos hacen reír con las dificultades ¿Es la vida triste o graciosa? Quizás sea ambas.
Sin entrar en detalles, el final me ha gustado mucho. Me recuerda a varios finales de los Coen, donde no todo queda totalmente cerrado; varias cosas sí, pero siempre con la presencia del futuro acercándose al protagonista, quien, antes de cortar a negro, se despide con un escueto "au revoir". ¿A las cosas que decidió, a su estilo de vida, a sus problemas? Sin querer sonar muy pomposo, este final recuerda a cualquier momento anterior, y no sólo a aquel donde dice "au revoir". Puede ser el inicio de algo completamente nuevo para él.
En resumen, los Coen hicieron un excelente filme, entrañable, sencillo y un tanto melancólico. Bellamente filmado, musicalizado y terminado. Los tres años sin filmes de los Coen han valido la pena. Cuando se estrene, les recomiendo que la vean en el cine. Una gran experiencia.
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