Director: William Friedkin
Malditos martes que me ocupan todo el maldito día... Por suerte "Bug" es una película tan precisa y concisa que su comentario no me tomará demasiado tiempo, esperemos... Y bueno, no tengo mucho con qué rellenar acá, salvo que mi mamá se compró un auto nuevo que es bastante bonito. A todo esto me pregunto cuándo comienza la segunda temporada de "Sex&drugs&rock&roll", otra ignorada por la gente y la crítica que merece más atención y aprecio del que escasamente ha obtenido. Como sea, ¡sigamos celebrando! ¡Viva la incoherencia!
Ashley Judd vive en una habitación de un sucio y destartalado motel ubicado casi literalmente en el medio de la nada misma y que no hace mucho por su vida a decir verdad, y la cosa no irá a mejor cuando su ex salga de la cárcel y una amiga del trabajo le presente a Michael Shannon, que no es mal sujeto tampoco.
Me dicen que escribe Tracy Letts y que dirige William Friedkin y se me viene de inmediato a la mente aquella memorable y salvaje escena de "Killer Joe" en la que Matthew McConaughey se pone una pierna de pollo entre las piernas, como si fuera su pene, y obliga a la dueña de casa a chupárselo como si fuera verdadero sexo oral, y me late que Killer Joe se estaba calentando de a de veras, como que casi llega al orgasmo, aunque nadie más estaba disfrutando en esa sala convertida en infierno. Claramente no todo lo que hagan Letts y Friedkin tiene que ser así de enfermizo y malsano, pero uno sabe que encontrará escenas insoportablemente tensas y agobiantes, por no decir bizarras y descolocantes, y no quiero decir escenas sino que el metraje completo, pues la película comienza y ya uno siente un clima de extrañeza y una inquietante sensación de mal agüero, como si la espiral al infierno ya hubiese comenzado. Además uno se comienza a preguntar: ¿qué es lo que podrá suceder en esa habitación de motel, en medio de la nada? No creo que sea un simple juego de cartas o beber un par de cervezas, nunca tan simples y predecibles, ¿no? En cualquier caso, "Bug" no es una película de argumento, o mejor dicho su motor narrativo no es un conflicto propiamente tal que se desarrolle en tres actos y todas esas cosas; "Bug" es una película de personajes que, si ya están medio dañados y rotos, cuando se conocen comienzan definitivamente el descenso humano, moral, y sin que se necesiten mayores excusas o introducciones u obligaciones narrativas del primer acto: es la mezcla de personalidades y ¡bam!, la violenta pulsión subyacente comienza a adueñarse de la imagen. Sabemos poco de Ashley Judd, sabemos aún menos de Michael Shannon, y poco a poco iremos conociendo pinceladas de sus personalidades, de sus historias personales, y más aún, iremos observando la cruenta manera en que los dos cambian, explotan, mediante una construcción psicológica notable y la mar de convincente, incluso para las situaciones extremas que de un momento a otro se dejan caer como bombas. Y teniendo dos actorazos como Ashley Judd y Michael Shannon, entonces tengan claro que la experiencia será aún más descarnada y brutal, sobre todo por la primera, que no será la más violenta, pero sí la más compleja y desgarradora, la que expresa más dolor en la mirada, en el silencio. Así, descansando prácticamente sólo en las interpretaciones de este perfecto dúo protagonista y en la sólida puesta en escena de Friedkin, quien tiene un pulso que nos mantiene interesados (y, más importante, emocionalmente involucrados) en todo momento, sin cesar, "Bug" nos ofrece un sufrido viaje al interior del ser humano, el cual sólo nos depara dolor y culpas, incluso para las escenas más... candentes. ¿Mencioné que casi todo ocurre en la habitación de Ashley Judd? Éso sí que es tener buena mano, ya les digo.
En fin, "Bug" es un muy inclasificable thriller que nos ofrece un perturbador retrato del dolor, de la debilidad humana, de la fragilidad de la propia naturaleza, de lo ambiguo de nuestra psiquis, de lo incierto de la realidad, de lo peligroso que podemos ser, de lo terrible que podemos causar, de lo bajo que podemos llegar. El tramo final es despiadado, no lo duden, pero ¿es más despiadado que el tramo inicial, o más despiadado que la triste ilusión de felicidad y paz? No hay salida alguna, muy a nuestro pesar...
Ashley Judd vive en una habitación de un sucio y destartalado motel ubicado casi literalmente en el medio de la nada misma y que no hace mucho por su vida a decir verdad, y la cosa no irá a mejor cuando su ex salga de la cárcel y una amiga del trabajo le presente a Michael Shannon, que no es mal sujeto tampoco.
Me dicen que escribe Tracy Letts y que dirige William Friedkin y se me viene de inmediato a la mente aquella memorable y salvaje escena de "Killer Joe" en la que Matthew McConaughey se pone una pierna de pollo entre las piernas, como si fuera su pene, y obliga a la dueña de casa a chupárselo como si fuera verdadero sexo oral, y me late que Killer Joe se estaba calentando de a de veras, como que casi llega al orgasmo, aunque nadie más estaba disfrutando en esa sala convertida en infierno. Claramente no todo lo que hagan Letts y Friedkin tiene que ser así de enfermizo y malsano, pero uno sabe que encontrará escenas insoportablemente tensas y agobiantes, por no decir bizarras y descolocantes, y no quiero decir escenas sino que el metraje completo, pues la película comienza y ya uno siente un clima de extrañeza y una inquietante sensación de mal agüero, como si la espiral al infierno ya hubiese comenzado. Además uno se comienza a preguntar: ¿qué es lo que podrá suceder en esa habitación de motel, en medio de la nada? No creo que sea un simple juego de cartas o beber un par de cervezas, nunca tan simples y predecibles, ¿no? En cualquier caso, "Bug" no es una película de argumento, o mejor dicho su motor narrativo no es un conflicto propiamente tal que se desarrolle en tres actos y todas esas cosas; "Bug" es una película de personajes que, si ya están medio dañados y rotos, cuando se conocen comienzan definitivamente el descenso humano, moral, y sin que se necesiten mayores excusas o introducciones u obligaciones narrativas del primer acto: es la mezcla de personalidades y ¡bam!, la violenta pulsión subyacente comienza a adueñarse de la imagen. Sabemos poco de Ashley Judd, sabemos aún menos de Michael Shannon, y poco a poco iremos conociendo pinceladas de sus personalidades, de sus historias personales, y más aún, iremos observando la cruenta manera en que los dos cambian, explotan, mediante una construcción psicológica notable y la mar de convincente, incluso para las situaciones extremas que de un momento a otro se dejan caer como bombas. Y teniendo dos actorazos como Ashley Judd y Michael Shannon, entonces tengan claro que la experiencia será aún más descarnada y brutal, sobre todo por la primera, que no será la más violenta, pero sí la más compleja y desgarradora, la que expresa más dolor en la mirada, en el silencio. Así, descansando prácticamente sólo en las interpretaciones de este perfecto dúo protagonista y en la sólida puesta en escena de Friedkin, quien tiene un pulso que nos mantiene interesados (y, más importante, emocionalmente involucrados) en todo momento, sin cesar, "Bug" nos ofrece un sufrido viaje al interior del ser humano, el cual sólo nos depara dolor y culpas, incluso para las escenas más... candentes. ¿Mencioné que casi todo ocurre en la habitación de Ashley Judd? Éso sí que es tener buena mano, ya les digo.
En fin, "Bug" es un muy inclasificable thriller que nos ofrece un perturbador retrato del dolor, de la debilidad humana, de la fragilidad de la propia naturaleza, de lo ambiguo de nuestra psiquis, de lo incierto de la realidad, de lo peligroso que podemos ser, de lo terrible que podemos causar, de lo bajo que podemos llegar. El tramo final es despiadado, no lo duden, pero ¿es más despiadado que el tramo inicial, o más despiadado que la triste ilusión de felicidad y paz? No hay salida alguna, muy a nuestro pesar...
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