lunes, 13 de octubre de 2025

Sinners - 2025



Director: Ryan Coogler

¡ALZA LA MANO SI SE TE VENCIÓ LA WAIVER! ALZA LA MANO SI TÚ ERES ILEGAL. ¿Vieron el Tiny Desk de 31 Minutos? Una genialidad, dejémoslo ahí. Lo he visto no sé cuántas veces más, si tienen hijos o hijas verán que quedarán encantados/as con este clásico de la televisión infantil, ¡31 Minutos CONCHETUMAREEEEE! Ejem, bueno bueno, ¿se fijaron que al final el Todo sí era Mark Ruffalo? ¡Le achunté y también le achunté a que Marc Mendoza sería el que lo descubriría! Por desgracia en la semana tuvimos que ver la partida de Cristina, con un reto, digámoslo, más dificultoso que los que le ha tocado a la otra señora. De verdad no quiero sonar como esos comentadores conspiranoicos pero es que es imposible no llegar a las mismas conclusiones. En todo caso, cada vez que se va alguien que me cae bien necesito un pequeño parón de Saber y Ganar, no sé si sea muy maduro de mi parte pero así son las cosas en todo sentido, no se triunfa siempre y la vida continúa, fueron 13 programas muy entretenidos los de Cristian Mato, que es de la misma ciudad que Fer Castro por cierto, ¡un saludo y un abrazo para ambos!

En el trabajo las cosas han ido mejorando un poco, se nos trata con algo más de respeto y confianza, algo es algo digo yo. Pero seguiremos siendo cautos. En la cocina se fue un elemento disruptivo y conflictivo, que conmigo no pasó nada malo pero ya con su ausencia me enteré que el compadre tenía problemas con todos, y bueno, como hay que pasar por la cocina para entrar a la barra, sí, se nota el ambiente más ligero. Y la barra también porque el compadre primero era muy buena onda con la otra compañera bartender (la de verdad) pero luego su amistad se fue a las pailas y uf, la incomodidad entre esos dos, y yo entre medio. Como sea, las cosas han sido algo más relajadas. Y creo que estoy haciendo los milkshakes de manera más rápida e igual de bien, puede que incluso mejor. De hecho hasta se me ocurrió un chiste. Me di cuenta de que soy un bartender con mención ¡en MILKSHOLOGÍA! *ba dump tss. No tengo que explicárselos obviamente, si no pierde la gracia, la innegable gracia que tiene. Un chiste a lo Meruane, pero chiste al fin y al cabo. ¿Saben cuáles son los chistes a lo Meruane? ¡Doctor, doctor, tengo un problema! Digámelo nomás. Doctor no puedo hacer caca, me es imposible hacer caca, si como pollo cago pollo, si como carne cago carne, si como pescao cago pescaño, ¿qué puedo hacer doctor? Fácil pues: ¡coma caca! Graciasnosemolesten. Esta semana comienza un concurso por la mejor hamburguesa, se espera que el local se recontra llene de comensales pidiendo hamburguesas, y quizás se pidan milkshakes también, quién sabe. Puede que esté dura la cosa. Pero será una buena instancia para aplicar las estrategias de rapidez y eficacia. Ya les contaré que tal el próximo lunes, y si es que tengo tiempo porque se nos pidió que hiciéramos unos turnitos extras cuando le toque a un compañero sacar el turno solo. A mí me toca el próximo lunes ir a acompañar a la novata, que por horario saca los lunes ella sola. Esto con el fin de que cuando ella salga a colación, nadie del salón deba ir a cubrirla, es decir para que el salón no pierda un par de valiosas manos que ayuden a enfrentarse al vendaval de clientes. Es la primera vez que este local participa en el concurso este, pero porque abrió este año. Resulta que el local hermano de donde trabajo ganó la edición de no sé qué año. La competencia este año se ve dura, por lo que pude ver. Bueno qué me importa.

Por cierto, al final decidí que llegando a casa después de cada día de trabajo, después de comer algo y prepararme el almuerzo del día siguiente (si es que me toca trabajo al día siguiente) me voy a ir dormir de inmediato, ando con demasiado sueño, literal apenas puedo mantener los ojos abiertos y quedo siempre con cara de loco de tanto que me esfuerzo en tener los ojos abiertos. Ya ni hablar de tener la mente despierta, ¿cómo se puede escribir con la mente aletargada? No me queda otra que trabajar en los cuentos los días libres nada más. Voy en la etapa de la corrección. Voy avanzando, pero sigo sintiendo que estoy tan cerca y tan lejos a la vez. Y me pregunto si todo valdrá la pena y ya saben, los típicos miedos, las típicas dudas. Etapas necesarias y esperables de todo proceso. Lo que más me preocupa es mantener el tono que ya les dije, el de la escritura desde la desesperación y la hemorragia vital. No puedo depurar demasiado los manuscritos, no debo superar el límite entre la suciedad y la imperfección legibles y potables, y la limpieza escritural impoluta. Esa es mi gran preocupación de momento: aclarar ciertas partes de la redacción en un sentido argumental, digamos que se entienda lo que estoy diciendo, pero sin comprometer la torrencialidad de las palabras mismas. En ese desafío estoy. Además me puse a hacer ejercicio de nuevo. Casi me morí, sobre todo con la bici estática. Pero acá estamos todavía, con vida y buscando la manera de vivir de lo que nos apasiona, de lo que amamos: de las historias. 

Vaya, parece que mis novedades esta semana son más cortas y más calmadas también. ¿Me estaré domesticando ya, acomodando a mis circunstancias asalariadas? ¿Estaré perdiendo mi fuego combativo, mi fuego de niño rabioso que no quiere acostarse temprano como le dicen papi y mami? Demonios, espero que no. El optimismo nunca es del todo sano cuando se trata de enfrentarse al mundo, al menos a TU mundo. El pesimismo siempre ha sido mi mejor combustible. Puedo vivir con la felicidad, puedo ser feliz con la felicidad, pero no puedo crear nada si me siento demasiado feliz con mi vida. No digo que ahora lo sea, como dije la semana pasada, echo de menos mi período de cesantía, esos largos meses en los que tenía las 24 horas del día enteras para mí y para mis actividades preferidas, es decir leer y ver una que otra peli cuando se pudiera, una autonomía solamente incomodada por mis cada vez más exiguos ahorros. Pero si tuviera un buen colchón financiero y volviera a tener las 24 horas del día para mí sin tener que preocuparme en trabajar, ¿podría volver a tener esa desesperación, esa urgencia? Es curioso, porque por un lado estoy de acuerdo con David Lynch en el sentido de que estar demasiado deprimido no te ayuda en nada para la creación de cualquier índole artística. Eso es verdad, es cierto: estar deprimido, en realidad, no te ayuda en nada en la vida. La figura del artista torturado y atormentado se nos ha escapado de las manos. Pero no sé si un creador feliz y acomodado pueda tener la misma fuerza que sus creaciones más, bueno, desesperadas. O no sé, en realidad también se puede mantener una rebeldía toda la vida. Lynch no es Tarantino: Lynch, aunque no lo pareciera, fue un rebelde hasta el final. Lynch se cagaba en el sistema en el que trabajaba. Trabajaba en Hollywood, pero cada creación suya era un sonoro PÚDRANSE para todos esos ejecutivos sin alma ni pelotas. Es lo que decía la semana pasada: Tarantino es un narcisista que consiguió la aprobación y la venia de los jefecitos pero que sigue creyéndose el bad boy del rubro, ¿pero qué ha hecho sino darle a la gente exactamente lo que quieren ver, sólo que de un modo más sofisticado? Vuelvo a lo del amateurismo que pregonaba el viejo Sampa. Hasta yo mismo lo mencioné, pero sin esas palabras, en el post de "Layer Cake", cuando contaba mis razones para no seguir escribiendo en el otro blog en donde hablaba de libros (por cierto subí un post que tenía escrito sobre una novela de Mishima, vayan vayan), que en palabras simples fue porque, me di cuenta, estaba escribiendo de manera esquemática, "profesionalizada", ya por la mera costumbre. Y uno no debe hacer las cosas por mera costumbre. Y sólo hablo por mí mismo, claro. Ojalá pudiera seguir comentando libros y películas sin sentir que caigo en la costumbre (de todas formas no tengo tiempo ni un entorno adecuado), pero ese soy yo. Yo no puedo hacer algo honesto si siento que lo hago por costumbre. Y si fuera la persona que quisiera ser, tampoco haría nada si sintiera que lo hago por costumbre, "porque es mi trabajo". ¿Por qué hizo Tarantino "Reservoir Dogs" si tenía una existencia medianamente estable y feliz, por qué la hizo si no tenía un centavo? La respuesta debe ser clara: porque era su sueño, los sueños no entienden ni de razones ni de reglas, algunos sueños logran irrumpir desbaratándolo todo. Y claro, luego se ha hecho viejo, adulto, se casó, es padre, etc., debe pensar como un "adulto responsable", pero insisto, todas esas entrevistas y podcasts visitados que por alguna razón vi durante cierto período de mi cesantía me decepcionaron tanto al verlo tan en plan "soy el puto amo", tan bueno para mover la sin hueso pero sin atreverse a hacer su "última película". ¿Por qué hace películas ahora el maldito Tarantino? Simplemente para enaltecer su propio legado, su propia figura: para hacer una película digna de Tarantino. Es decir no sabe qué hacer, ya no sabe por qué hace películas. El mismo Tarantino se dice "¿cómo lo haría Tarantino?", y no halla la respuesta. Perdió la capacidad de pensar como el don nadie sin dinero ni dónde caerse muerto pero lleno de fuego y pasión. Por eso no se atrevió a filmar su película sobre el crítico de cine, porque era la película que quería hacer (por algo la escribió, por algo estuvo a punto de comenzar a filmar) pero que no era "la que se espera que cierre su excelsa carrera" (aunque él mismo diga, sin que le pregunten -lo cual es una señal de que debe ser cierto porque por algo está revoloteando en su mente el asuntito-, que no es miedo la razón de la demora de su décimo largo), por eso Fincher está dirigiendo, para Netflix nada menos, la secuela de "Érase una vez en Hollywood", aunque creo que el mejor término sería el spin-off. No sé por qué caí en esta espiral de reflexiones, pero en esas cosas he pensado mientras trabajo en el local de milkshakes y smash burgers y en mis malditos cuentos. En serio, ¿qué piensan? Bueno, ser director de cine es un trabajo, la gente se gana la vida con eso, y muchos lo hacen con gran habilidad, como un bartender efectivo que de verdad conoce la ciencia y la técnica de su oficio, pero para mí el arte es otra cosa, ya lo he dicho: una cosa de estómago, de tripas, de corazón. Si alguien hace una película escribe un libro, pinta un cuadro, compone música, lo hace porque está compartiendo un pedazo de su alma creo yo. Y para eso no hay que ser una persona torturada ni atormentada ni deprimida, pero, creo, tampoco del todo feliz y equilibrada. No se puede engañar a la incertidumbre, me gustan las sombras. Bueno ya, hablemos de "Sinners", que no recuerdo cuándo vi, seguramente en una tarde aburrida en la que no sabía qué hacer. La elegí porque me llamaba la atención qué haría el director negro vendido a la blanca factoría Disney/Marvel con un material "original", esta vez amparado por la Warner. Y porque me llamó la atención su éxito, sobre todo porque se decía que las "early screenings" eran mediocres tirando a alarmantes. Yo creo que nadie esperaba el éxito en taquilla y crítica que finalmente tuvo, pero eso poco importa si la película es ahí nomás.


lunes, 6 de octubre de 2025

Snatch - 2000

 

Director: Guy Ritchie


Bueno antes de todo por acá seguimos viendo Saber y Ganar, claro, y los que también lo ven, ¿qué piensan de la actual parte por el todo, que ya va en tres pistas? Pistas musicales, tres canciones: Olvídate de mí, de Diamante negro; Puedes contar conmigo, de La oreja de Van Gogh (después de ese día he estado con sus cancinoes machacándome la cabeza, ¡con la carita empapada maldita sea!); y la de hoy, una canción de Raphael, titulada En carne viva. Ya en la segunda pista Marc Mendoza hizo la relación entre los títulos de las canciones y los títulos españoles de algunas películas, y de hecho yo también hice la relación porque cómo no pensar en "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos" cuando alguien dice Olvídate de mí, y claro, Puedes contar conmigo trae a la mente Stand By Me, de Rob Reiner. Y la canción de Raphael se titula como la traducción dada a In the Cut, de Jane Campion (tuve que googlear la letra de la canción, y luego googlear el título para ver qué película habría sido titulada así en nuestra lengua). Entonces tenemos dos constantes claras: título de películas, canciones de artistas de España (porque se pudo haber elegido la canción de Oasis en la segunda pista, pero claramente fue una decisión utilizar la de LodVG). ¿Cine español? ¿Por ahí puede ir la cosa? En realidad hay que ser bastante acucioso, no sé por dónde buscar nada, ja, ja. ¿Qué tienen en común las tres películas? ¿Qué tienen en común las tres canciones, aparte de ser españolas? ¿Qué tienen que ver las canciones con las películas? Bueno, las canciones son todas de amor y desamor, de esperanza y dolor, sobre todo dolor. ¿Y las películas? No he visto la de Campion, pero creo que es el tormentoso romance entre una mujer y un detective. Para qué hablar de "Eterno..." (en ambas aparece Mark Ruffalo, por cierto). Ahora bien, lo de Mark Ruffalo me hizo pensar: a lo mejor lo de la película de Reiner está mal, yo le seguí un poco el juego a Marc Mendoza (aunque no me haya cuadrado porque según yo la de Reiner en español se llama "Cuenta conmigo") pero me pongo a googlear y hay una película traducida así, "Puedes contar conmigo", cuyo título original es "You Can Count on Me", de Kenneth Lonergan, protagonizada por Ruffalo. Así que ahí tenemos nuestro nexo. ¿Será Mark Ruffalo el todo? Supongo, se explica solo: aparece en todas las películas a las que aluden los títulos de las canciones. ¿Será sólo eso? ¿Habrá algo más? Parece tan fácil la respuesta ahora. Ruffalo no ha aparecido en ninguna película española. Bueno, ya veremos qué tal. Quién lo resuelve. Creo que Marc Mendoza va con ventaja, parece que tiene el cine más incorporado en su vida que Cristian y la otra señora.

Pasando a otra cosa. Curiosa semana laboral. Al final ese día no fue el de recursos humanos pero sí hubo una reunión con este jefe de salón, estábamos los dos pero también mi compañera (la que sabe, la que es bartender) y hasta la chef estuvo ahí metida. Se tocaron los temas que mencioné, menos lo de desvincular a la novata por obvias razones. El caso es que aunque fue algo tenso, creo que dichas todas las cosas, aclaradas las cosas, se está avanzando hacia un entendimiento algo mejor. No quiero ser muy optimista, pero en cierto modo reconocieron que a pesar de la experiencia que mi compañera y yo tenemos en el área, ellos pensaron que era buena idea que la novata "nos enseñara" cómo se manejaban las cosas en la barra de ese local. Nosotros dijimos que hemos intentado hacer lo que podemos con las pocas herramientas dadas, tal parece que ahora tenemos un poco más de herramientas. Todavía no tenemos independencia total, pero bueno supongo que las cosas no suceden de la noche a la mañana. Y tocará ir bajándole un cambio a eso de erradicar la terrible metodología que tienen para preparar milkshakes (lo de las bolsa congeladas, ugh), por ahora debo mantener un bajo perfil, un perfil más conciliador y no tirar por tierra los pocos avances que se lograron en términos de la confianza que se tiene en nosotros ahora. Y además la novata no se ha portado muy bien últimamente, eso le ha hecho un flaco favor a los ojos de los "jefes", no tanto para que quieran sacarla pero oigan, al menos va quedando claro quién cometía los errores, así ahora ya no nos achacan todo lo malo que ocurría a nosotros. Así era al inicio, poco menos que todo lo malo que ocurría comenzó a ocurrir con nuestras llegadas. Eso, pedí respeto y confianza para nosotros, creo que se nos ha demostrado un poco más. Pero insisto, no voy a esperanzarme mucho, mi carácter nunca ha sido optimista con la gente. Creo que están buscando un o una jefe de barra así "oficial". Espero que si traen a alguien, sea para que le concedan la verdadera independencia que necesita una jefatura de barra. Y que si decide echar a la novata, pues le hagan caso, ¿no? En fin, no es que tenga muchas ganas de pasarme la vida en ese local o en ningún maldito local. Esto de seguir horarios, de vestir uniformes, de obedecer las putas reglas para vivir... Eso sí, debo decir que el día de pago recibí muuuuuuuucho más de lo que pensaba que recibiría. Y no sólo por esos turnos extra, de verdad lo que recibí excedió por mucho mis estimaciones. Nunca recibí tanto en el otro local, y eso que había meses en que me mataba trabajando a horas extras allá. Increíble. Y eso, haciendo un trabajo que, como mencioné la otra vez (pero que no es necesario que un supervisor se lo diga a un empleado miles de veces sin razón alguna), es lo más fácil que me ha tocado (aunque cuando salen hartos milkshakes, considerando las pocas herramientas, puede ponerse cuesta arriba el servicio). Por cierto tenemos horarios para los próximos dos meses: en estos 61 días de octubre y noviembre, trabajaré solamente ocho días con la novata. Bravo bravo bravo.

Bueno y en cuanto a los cuentos, de los cuatro que me quedaban terminé a mano uno, entonces quedan tres. Retomé uno de los que había dejado a las tres páginas, sin saber cómo continuar en aquel momento. Pensándolo bien, aunque tenía la puerta cerrada, se me abrió una ventana y por ahí he seguido. Más lento de lo que esperaba, mucho más lento. Será el sueño, el poco dormir, la pérdida de la concentración en general, esto de tener la cabeza tan llena de mierda, de trabajo, de playlists horribles, de horarios, de contar los días, contar las horas, contar las cosas... Echo de menos mi vida austera, debo decir que era bastante feliz, a excepción de los ahorros desangrándose alarmantemente, pero en la cotidianidad en sí, qué demonios, es una bendición tener las 24 horas del día para ti. Y vivir concentrado en lo tuyo. ¿Cómo si no escribí tantos cuentos, algunos de ellos bien largos, en casi dos semanas? ¡Y desde entonces he escrito cinco solamente, y no muy largos que digamos! Bueno nadie dice que la cosa sea fácil, también dije que estoy luchando por mi vida, la vida no me va a hacer fácil la escritura. ¿Debí haber aguantado? Supongo que el cuento lo terminaré cuando esté terminado, mejor no imponerme plazos, sino los plazos me caen encima y me desmoralizo. Tan cerca, tan lejos a la vez.

Y antes de que lleguen los cuentos, les dejaré un regalito: un corto que hice con unos compañeros cuando estaba en la Escuela de Cine, allá por el 2019. No lo había visto en todo este tiempo. Es un corto de escuela hecho sin dinero alguno, en la casa de un familiar de un compañero, y teníamos como seis horas, lo cual es poco si estamos hablando de no profesionales, sobre todo si hablamos de no profesionales como mis compañeros de grupo, que en esa ocasión me tocó trabajar con los, ejem, "especiales" del curso, los más pavitos, los más torpes, a los que menos tomaban en serio los demás. Tuve que aplicar liderazgo y experiencia (a fin de cuentas había estudiado la otra asquerosa carrera, algo sabía sobre hacer cortos casi improvisadamente y sin dinero ni nada, sin absolutamente nada), pero ese día fue una jornada que trabajamos muy a la urgencia. Espero les parezca interesante, entretenido, al menos creo que se entiende la intención, ¿no?, es bastante claro la verdad. Como especie de posfacio, más la trama nos interesaba le ambientación sonora, lo de crear una atmósfera, y los movimientos de cámara, la temperatura de color. Era una cámara digital obviamente, pero la manejamos como si fuera celuloide, es decir, en el celuloide no puedes cambiar los seteos: si compras un rollo de 50D, eso quiere decir ISO 50 y temperatura de color Daylight. En este corto trabajamos como si tuvieramos un rollo de 500T, es decir 500 ISO en Tungsteno. Fue increíblemente cómodo, creo que se aprecia el precario pero esforzado trabajo en dirección de foto, ¿no? A pesar de los defectos y fallos, debo decir que me siento orgulloso de este pequeño corto. Fue bonito volver a verlo. Si la resolución no es muy buena, sepan perdonar: he estado desfamiliarizado con cualquier programa audiovisual desde hace cinco años o más. Acá tienen el link.

Y bueno, como la otra vez había visto "Layer Cake", Netflix me recomendó "Snatch" y yo me dije "pos oye, por qué no ¿eh?". Y eso que "Snatch" ya estaba comentada, pero como decimos, cada visionado es una experiencia nueva y diferente. ¿Cuánto ha pasado desde que la vi aquella vez?


lunes, 29 de septiembre de 2025

The Making of Ex Drummer - 2007


Director: Koen Mortier

Había avisado la semana pasada que vendría a hablarles este lunes, ahora mismo. Acá estamos. Primero que todo, antes de que se me olvide: a finales de enero de este año, en una de las tantas visitas a mi abuelo, descubrí el programa español Saber y Ganar, poco antes de su Especial de Magníficos, y qué puedo decir, me enamoré y enganché y no he dejado de verlo todos los días de la semana (me salto la edición del fin de semana, perdón), a veces no entero, menos ahora por el poco tiempo que deja el trabajo, pero lo hago lo mejor que puedo para mantenerme al día. La cantidad de participantes geniales que han pasado por ese set, renovado hace poco. Aunque nunca se enteren, quiero mandar un saludo especial a Ángel Salvador Chacón (¡centenario!), a Nacho Rodríguez (un grande), a Justo de Castro (¡otro grande!), a Leticia Sanz, a Suso Quesada (cómo me dolió su partida), a Luis Felipe Blasco (que debo admitir que se fue ganando mi cariño y, también, cómo lamenté profundamente su partida en su programa 55), a Violeta Conde Borrego (como hubiera deseado verla más programas), a Felix Rubio (me dio mucha lata su partida, a pesar de que estuvo cinco o seis programas, la cara de lamentación o preocupación que ponía al verse en aprietos...), y por supuesto a Fer Castro, la máquina, que nos está haciendo esperar para verlo coronarse como centenario. ¡Vuelve Fer, vuelve! Por ahora estoy hinchando por Marc Mendoza, je, je. Estoy ansioso de ver el especial de los Magníficos del próximo año, será una edición reñida pero muy entretenida y llena de personajes memorables. ¡Puede que volvamos a ver a Suso, a Ángel, a Fer! ¿Ganará alguno de estos dos últimos nombrados, pudiendo llegar a ser bicentenarios? Nos quedan tanto meses de espera aún...

¿Y lo demás? Tal parece que eso que conté la semana pasada de que el modo de trabajar serio y profesional que tanto yo como mi compañera bartender (la otra novata no cuenta) intentamos instalar está teniendo muchas más dificultades de las que pensaba. Qué manera de estar rodeado de gente ignorante, inoperante e incompetente. Me dan unas ganas de mandarlo todo a la mierda. Tengo que admitir que quizás, en efecto, sí soy mucho más orgulloso y elitista de lo que yo pensaba de mí mismo. Cómo me patea las bolas tener que escuchar a esta gente darme lecciones, yo hacer como que los escucho para que se callen y me dejen piola. Pero no soy el único, ¿cierto? ¿Cuántos de ustedes allá afuera pasan por lo mismo? Supongo que se tienen que aguantar. Mañana es 30 y pagan. Si me fuera, con el sueldo, la propina y las putas horas extras que tuve que hacer, además de las gratificaciones legales, puedo sobrevivir hasta enero del 2026, claro que retomando mi austera vida de monje que me tenía en 59 kilos de peso (y yo que en mi prime llegué a pesar 79 kilos de casi pura masa muscular, uy). Maldito Bukowski, qué harías tú. Se aguantan, todos se aguantan. ¿Qué necesito? ¿Necesito reconocimiento, que me digan "oh Jimmy, eres un gran bartender perdón por dudar de ti"? ¿Es eso de verdad lo que quiero, lo que necesito? Puede ser. Pero también necesito que se respete mi visión profesional, todos los cambios que he intentado proponer son para mejor, nadie escucha, eso dificulta el trabajo mismo. Es como si te obligaran a correr una maratón con zapatos dos tallas más pequeñas. Mañana hablaré con el tipo de recursos humanos. No tengo idea de si es la persona pertinente para hablar, pero es que acá no hay jefe de barra, literalmente la barra está en manos de gente encargada de otras áreas que no saben cómo administrar una barra. ¿Debería hablarle? Le voy a pedir que se le conceda independencia y autonomía a la barra, y que nos traten con respeto. El maldito jefe de salón se la pasa diciéndome a mí y a mi compañera la bartender de verdad "ustedes no han vivido los días de 200 milkshakes" como si se cagara en nuestro trabajo, como si dijera nada de lo que han hecho hasta ahora cuenta, entre otras cosas que me ahorro. Yo me muerdo la lengua. ¿Un jefe de área debería comportarse así, menoscabar de esa manera a otros trabajadores? Ese será el otro tema. Primero, que nos concedan independencia. Segundo, dejar una queja formal contra ese hijo de puta. Tercero: que mi compañera y yo tengamos más injerencia en sea lo que sea que quieran hacer para cuando por fin se integren las preparaciones alcohólicas en la barra, para que nuestras ideas sean escuchadas y ojalá aplicadas, tanto en la organización del espacio del que disponemos, bastante mal organizado por lo demás, como en las recetas y decoraciones y todo eso de los cocktails. Y cuarto, que despidan a la novata que lo único que hace es torpedear y hacernos zancadillas. Es un peligro para el restaurante, sigue siendo tan sucia y desordenada como cuando llegué. Si un día llega un inspector de salud, la multa que les va a caer será terrible. ¿Y a quién culparían? A este pechito y mi compañera la bartender de verdad. Que la echen. Con tres bartenders de verdad en esa barra, con tres profesionales de incuestionable experiencia, haremos maravillas. Créanme, estoy entusiasmado, pero ese entusiasmo está acompañado de esta maldita sensación de rabia contra tanta inoperancia. Y ni siquiera sé si el de recursos humanos me va a hacer caso. Quiero creer que sí. En la entrevista que me hizo el único momento en donde le cambió un poco el rostro (el tipo es bien positivo, genuinamente agradable) fue cuando me dijo "ahora tenemos trabajando a una niña que... bueno, no sabe mucho" (ariscando la nariz). Quizás lo convenza. Estoy trabajando en mi discurso, en el orden argumentativo. Comenzaré por lo más positivo, por lo más propositivo: necesitamos saber cuándo se comenzará a vender alcohol porque tenemos tantas ideas y estamos tan entusiasmados que queremos aportar todo lo que podamos. De ahí a pedir independencia y autonomía debido a ciertos problemas con ciertas áreas, de ahí a instalar la queja contra el puto jefe de salón que nos grita (literal, nos grita) porque no seguimos su incompetente metodología de trabajo, y de ahí a pedir la cabeza de la novata porque no quiere aprender, no quiere mejorar y, más encima, la tengo cachada: es la agente interna del jefe, es la sapa, es la que intenta instalar cizaña hablando por el otro. En fin, espero me escuchen, espero que las cosas mejoren. Y si ellos prefieren no tener a un bartender profesional y en vez de eso trabajar con pendejos salidos del McDonald's, allá ellos. ¿Qué piensan de mi discurso?

Y bueno, a lo que venía de verdad. Tenía noticias, ¿cierto? ¿Algo así dije la semana pasada, que tenía algo que anunciar? Vayamos al grano: pretendo publicar un libro de cuentos. Listo. Dicho está, informado está. ¿La cronología de los hechos? Digamos que en algún momento, después de dejar de comentar mis lecturas en el otro blog (por cierto he subido otra de las entradas que tenía listas, esta vez hablamos de Paul Auster), también dejé de leer, y no por haber encontrado trabajo, sino que, simplemente, porque ya no se podía leer. Loco, curioso, extraño, pero ya no había silencio en ningún momento del día. Ni siquiera en la madrugada, entre las 00 y las 05, que eran mis momentos de lectura más tranquilos. Me fui a la mierda. ¿Qué podía hacer? Tiempo libre tenía de sobra, nadie me contrataba ni me llamaban a entrevistas. Y como sólo leía, había perdido la costumbre de usar mi computador, de pasar metido en el celular. Ver tele menos. Igual me puse a ver algunas pelis, pero luego recordé. Tenía fresca la lectura de Factotum, de los libros de Bukowski. Factotum, el libro de un hombre joven que quiere ser escritor pero que no tiene dinero, no tiene nada, que sobrevive con una barra de chocolate al día para tener tiempo suficiente para escribir todo el día. Que trabaja en trabajos de mierda, trabajos denigrantes, pero que soportaba todo por escribir. El joven que dejó de escribir y se puso a trabajar nomás, a vivir destruyéndose porque se odiaba por haber dejado de escribir. Hasta que a los cincuenta se hartó de ser destruido, destrozado, maltratado por la sociedad, por la maquinaria, y escribió una novela, Cartero. No pretendo establecer paralelismos entre mi vida, recontra segura y privilegiada dentro de todo (no me ha faltado ni techo ni comida, a pesar de haber estado cesante casi un año... también es porque ahorré y me puse a vivir como monje, claro, ¿cuántos aguantarían así?), sólo digo que me llegó su furia, su dedicación, su persistencia, su rendición, su resignación, su nueva esperanza, su lanzamiento al vacío. Y me puse a escribir, de todas formas ideas no me faltaban. Escribir a mano, claro. Hojas tamaño carta, lápices pasta negros. El ocho de agosto me puse a escribir. El veintidós de agosto me puse a trabajar, trece días consecutivos hasta que llegó mi compañera la bartender de verdad. Entre el ocho de agosto y el veintidós creo que terminé de escribir a mano seis cuentos. O siete. Déjenme ver... Siete, escribí siete en ese período, aunque para ser exactos, el séptimo lo comencé el 21 y lo terminé el 23. Después he escrito cuatro nada más y comencé otros dos que dejé después de unas páginas, quizás por cansancio, bloqueo, sopor, no lo sé. Y para no quedarme quieto, para no dejarme vencer por este "bloqueo", me puse a transcribir al computador los once cuentos que sí terminé de escribir a mano. Escribo esta entrada con once cuentos transcritos al computador y, desde luego, corregidos en el proceso, aunque sería la primera corrección (planeo una segunda corrección más profunda, y luego una tercera, que sería la manito de gato final). Me quedan cuatro cuentos por escribir a mano. Voy a perseverar con aquellos que dejé. Los he estado pensando, encontré el camino, creo. Ya veremos. Y me he cuestionado si escribirlos directamente en el computador para ahorrar tiempo, pero a la mierda eso, tengo que hacerlo bien, hacerlo a mi manera, ser fiel a mi método, no traicionarme a mí mismo: a mano se escribirán, hay un flujo diferente en la creatividad cruda y como salida de las venas abiertas. Necesito la torrencialidad que me da la escritura a mano. Luego en el computador llega la depuración, el enriquecimiento. No sé cuánto tiempo me tome, ¿estaré listo para finales de octubre? Quién sabe. Pero estoy en el proceso, no lo voy a dejar a mitad de camino. Ese libro de quince cuentos será terminado y publicado (por Amazon, dónde más). Es un esfuerzo de lobo solitario. Yo escribo, yo me corrijo, yo me edito. Para bien o para mal, será una obra cien por ciento mía. Moriré o tocaré el cielo, o pasaré sin pena ni gloria, cargando mi propia responsabilidad como autor. No le echaré la culpa a nadie ni a nada, como debe ser.

¿Y si me hubiera aguantado? ¿Habría terminado antes de escribir? Lo más seguro es que sí, no tenía mal ritmo de escritura, y mi mente estaba full concentrada en ese proceso. Ahora el trabajo me distrae, me doy cuenta al sentarme a escribir o transcribir, pero aún así persevero y no hay nada que hacer: necesitaba trabajar porque de verdad estaba quedándome sin nada. Y aunque hubiera estado listo para mañana 30 o el 1 de octubre, por ejemplo (en el caso de no haber buscado trabajo y haberme quedado escribiendo como un obseso), ¿se vendería bien? Amazon te paga los ingresos sesenta días después de cada período de un mes. En el caso hipotético que planteé, si se hubiera vendido bien en octubre, estaría recibiendo mi paga el 1 de enero. No tenía para aguantar hasta entonces. Es una lástima, pero así es. Las cosas no son fáciles, y de todas formas estas adversidades y complicaciones las estoy vertiendo en las páginas, en la tinta, en las historias. Además, no vale la pena pensar en los what if. Vivimos lo que vivimos, es lo que es. A darle duro, maldita sea.

¿De qué tratan? Tendrán que descubrirlo, pero si me conocen, quizás se hagan ideas. No se hagan muchas ideas argumentales ni estilísticas, háganse ideas éticas. Me conocen, lo he dicho muchas veces. Las obras artísticas, sobre todo las literarias y cinematográficas, deben hacernos sentir vivos, recordarnos que somos seres humanos de carne y hueso y no robots o autómatas. ¿De verdad te vas a lanzar a hacer una película o escribir un libro, que son actos de locura total propios de dementes mal de la cabeza, para no generar ruido, para no intentar hacer temblar los cimientos de la realidad, para no molestar a los recatados y los ciudadanos modelo? No busco el virtuosismo, la perfección, busco la honestidad, la autenticidad, la suciedad de gritar tu verdad a los cuatro vientos, de abrirte las tripas y escribir con la sangre que chorrea de tus heridas. Soy un tipo imperfecto que vive entre gente imperfecta, ¡a ustedes me dirijo!, a los imperfectos del mundo. ¡No finjamos que todo está bien, no finjamos que somos de oro! ¡Admitamos que estamos en la mierda, que las historias están para interpelarnos y recordarnos que somos humanos precisamente porque nos faltan dedos para el piano, palos para el puente, comida para el vientre! ¡Que estamos locos, pero que intentamos ser más cuerdos y honestos que la mierda que amenaza con cubrirnos! Ojo, estos cuentos no son autobiográficos, no creo mucho en eso, creo en la imaginación pura, la pura fabulación, pero son cuentos cien por ciento personales, ¿comprenden? No me escondo, tampoco es que me imponga como YO. Solamente dejo claro que es un cuento escrito por una persona real con sentimientos y pensamientos raros. Y ojo, tampoco son cuentos escritos así sin más, serán corregidos pero no serán mutilados ni blanqueados, no se maquillará el hecho de que son cuentos escritos desde la desesperación, desde la impotencia, desde la vulnerabilidad, desde la soledad, desde la asfixia, desde la furia, desde la incertidumbre vital, desde el odio y el desprecio al espejo. Me puse a escribir porque estoy luchando por mi vida. Nadie lo notaría porque en la vida diaria soy un tipo profesional, amable, pero no es la vida que quiero. No quiero ser un esclavo, no quiero trabajar para gente sin rostro, para gente estúpida. Cada día es una traición. Qué dramático, pero es verdad. Y, de nuevo, ojo: tengo las cosas bien claras, tengo mi brújula. ¿Qué debe tener una buena historia? Yo pienso, así en palabras simplificadas, que debe tener tres cosas: 1.- debe ser una historia interesante, capaz de llamar y retener la atención con su argumento o sus personajes. 2.- debe ser entretenida y emocionante, en el sentido que la lectura en sí debe ser disfrutable, fluida a su modo particular, y provocar emociones en el lector, que se vea atrapado también a nivel personal. 3.- no debe olvidar que es literatura, que es arte, que es técnica, que es poesía, que es una historia que usa palabras para darse a entender, para penetrar en la mente y en el corazón del lector. Qué es eso de escribir asépticamente, de ser comfy... Las palabras son como los elementos, como el viento, como el mar como la lluvia, como la tierra como las piedras. No vivimos en un mundo liso y acolchado, y aunque las paginas de los libros sean lisas y suaves, las palabras, las letras, están ahí para darle relieve a todo, para hacerte caer por ese abismo que es la página de papel. A la mierda con eso de ser limpio y cuidadoso, la escritura tiene que removerte por dentro. Y no hablo de ser truculento o efectista necesariamente. Una historia debe estar escrita para que sientas todo, para que sientas asco o pena, o belleza o felicidad, para que llores de alegría o de rabia, para que lo sientas a flor de piel, para que te recorra la carne lo que sea que estés leyendo. Las palabras son cuchillos, no son plumas. Lo que me hizo recordar esta canción de The Gits: Cut My Skin it Makes Me Human.

Por decir algo, es un corpus bien variado y versátil. Hasta hay un cuento que me quedó de 36 mil palabras, lo que según ciertas definiciones ya sería novela corta o novella, casi una novela, que para las editoriales parten en 40 mil. He pensado si lanzar esa historia sola primero, pero no, debo seguir mi plan: los quince cuentos se lanzan juntos, quiero que sea un tránsito loco, una montaña rusa de emociones. Ojalá lo lean en orden cuando salga. No son cuentos que se relacionan argumentalmente entre sí, pero el orden en que estén ordenados está pensado por algo. Bueno en fin, esas eran mis grandes noticias. Desde que entré a trabajar en este maldito local potencialmente bueno pero de momento todavía un templo a la estupidez, mi vida ha consistido en eso: en mis días libres escribo o transcribo todo el día, aunque inevitablemente descanso un poco, y los días de trabajo, que como dije lo hago de 10 am a 10 pm, llego a la casa tipo 11pm y luego de prepararme comida y todo eso, antes de dormir escribo o transcribo hasta las 2am, me duermo y al otro día a trabajar, a preparar milkshakes y servir juguitos y apretar botones que escupen coca cola. Lo estoy dando todo por estos cuentos. Me estoy desangrando, estoy luchando por mi vida. Me da lo mismo el éxito, ser best-seller. Sí sería ideal poder llevar mi vida modesta gracias a lo que sea que gane con mis escritos (después de estos cuentos se vienen otros más, tengo ideas de novelas también), ¿no queremos todos la autonomía y estabilidad financiera? Pero por sobre todo, si se interesan, espero que de verdad les gusten los cuentos, o que por último les lleguen de alguna manera, que se les clave, que los haga sangrar, que los haga disfrutar o sufrir, en fin, que los despierte un poco y les recuerde lo humanos que son. Dejar un testimonio de que existimos, un grito que no se apague nunca.

El otro lunes supongo que traeré más novedades tanto de mi proyecto como de mi vida laboral, quizás alguna otra sorpresa. Y abajo les hablaré de este documental porque por alguna razón me puse a pensar harto en la película cuya producción retrata, "Ex Drummer", una película basada en un libro de Herman Brusselmans, un tipo no traducido ni al inglés ni al español, apenas un par de libros al alemán, pero que es toda una celebridad en Bélgica y que es prolífico que te cagas, además de ser un provocador, un escritor controvertido, políticamente incorrecto. No he leído nada de él pero me interesó su figura, como estaba tan enganchado con Bukowski y los escritores malditos, los enfant terrible y todo eso. Y de repente me encontré con "The Making of Ex Drummer", lo vi y ahora lo utilizo para que esta entrada también tenga un poco de cine, a fin de cuentas estamos, ¿dónde estamos?, vamos, díganlo ustedes y díganlo con fuerza: ¡CINE EN TU CARA!


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