Director: René Clair
En "La proie du vent", René Clair no sólo seduce al espectador sino que también juega con él a su antojo. Seduce gracias a una puesta en escena elegante y misteriosa, que además se muestra mucho más depurada y cuidada que en filmes anteriores (aunque Clair ya demostrara, con creces, poseer una sensibilidad visual atractiva y propia; en este caso, sin embargo, el director dota a su estilo, a sus imágenes y ejecución formal, de una narrativa y un lenguaje precisos); y juega con nosotros gracias a un argumento que abraza la ambigüedad y la incertidumbre, las verdades que son parte mentira y las mentiras que son parte verdad, los rostros que parecen esconder otros rostros, las palabras y hechos que parecen guardar un significado oculto y siniestro, agregando, de paso, un fuerte componente psicológico, en tanto el espectador se siente desorientado no tanto por los ires y venires del argumento como por la confusión de un protagonista que no sólo no entiende mucho qué sucede a su alrededor, sino que, por si fuera poco, sucumbe a su propia imaginación, ideando enrevesados ardides y pensando en fatales escenas. Y no será él el único personaje confuso e inestable...
La película nos cuenta lo que sucede con un aviador que debe aterrizar de emergencia en los jardines de un enorme castillo europeo aislado en mitad de un bosque. Allí, luego de ser curado, conoce a Elisabeth, la mujer que vive en el castillo junto a su cuñado y un doctor. Cuando el aviador piensa que la cosa es paradisíaca, comienza a observar cosas bastante sospechosas y además surge otro personaje que pondrá su estadía patas arriba. Verán que la película parte con otras escenas, preludios al aterrizaje de emergencia, que he preferido callar, porque desde el inicio mismo el director nos presenta personajes y situaciones que después parecen ser radicalmente distintos, instalando la desconfianza y la intriga desde el comienzo. Además, como ya señalé, René Clair se muestra mucho más decidido y concreto (y en consecuencia, potente, intenso) en su uso del lenguaje cinematográfico: por ejemplo, destaca el uso de la "cámara en mano" para los momentos en que los personajes parecen desfallecer ante tanta confusión (hay una escena que me recordó directamente a esta otra, nada más fíjense en una de las capturas); tampoco debo olvidar la persecución, entre dos de esos estilosos autos antiguos, magníficamente rodada y que brilla como una auténtica secuencia de acción; o el uso de los planos detalle para, en cierta forma, "mostrarnos" lo que piensan y/o desean y/o sienten los personajes e incluso para sumergirnos imperceptiblemente en otro de esos ejercicios de "realidad alterna"; o el uso del montaje y ese juego de cartas, en donde todos los rostros y pensamientos parecen desnudarse a los ojos del resto; o esas pequeñas escenas intimistas (como la del cigarro "compartido") en donde el director perfila perfectamente la personalidad de los personajes y la naturaleza y/o potencialidad de sus relaciones... Todo en pos de crear esta increíble atmósfera, a veces onírica, a veces de pesadilla, en donde la realidad y las ficciones subjetivas se fusionan en una sola entidad que no deja de batallar consigo misma.
No, en serio, "La proie du vent" me encantó y me pareció un brillante ejercicio de suspenso y misterio, excelentemente escrito y dirigido, y además afilado con un toque de sordidez y perversión, y otro contundente poco de fatalismo. Genial, verdaderamente genial. Impresionante. Y creo que mis observaciones se hacen pocas...
No se pierdan esta joya, esta maravilla...
No se pierdan esta joya, esta maravilla...
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